miércoles, 14 de mayo de 2008

DOS POETAS AMAZÓNICAS: SUI YUN Y ANA VARELA


Sui Yun. Poeta nacida en Iquitos de padres chinos. Es autora de los poemarios: Cresciente, 1977, California, EEUU. Rosa fálica, 1983, Lima, Perú y Soy un animal con el misterio de un ángel, 1999 y 2000, segunda edición, Lima, Perú. Su poemario Cantos para el mendigo y el rey (2000) Wiesbaden, Alemania ha sido presentado en la Feria de Libros de Frankfurt en edición bilingüe.

Para borrar mis pecados
he lamido la punta del mal
lo mismo que hizo Eva
nuestras ansias acabaron succionando
las astas de los árboles
extrayendo gota a gota la savia del manzano

Para apartarme del mal
he atiborrado mis tinajas de recuerdos
soplando, invocando
sedas ignotas
que emanan de mi cuerpo

Para apartarme del mal
he añadido cada letra de tu cuerpo en mi cuerpo
tatuando cada imagen, cada aroma, cada signo en mi aliento

Para apartarme del mal
he recorrido el polvo desdibujado de la sombra.

(inédito)


¿Quién tiene mi mancha
el pegaso de los árboles
a dónde acuesta
el nido sus entrañas?

(de Cantos para el mendigo y el rey)


Dicen que el trigo
amenaza con el viento
la visión del cielo
y que el rostro de Dios
exuda en lo alto
el contorno del Universo

Para crearnos, para vencernos
recostados a la sombra de un viejo eucalipto
nuestra plegaria de luz se sumerge en
el canto del follaje eterno.

(de Cantos para el mendigo y el rey)


a Wolf-Dietrich

Me he guardado tanto para creer en mi pobreza
para arrepentirme de la igualdad de tu carne
y no basta el amor óseo que me prodigas
apenas
por las mañanas

¿Dónde está aquel dolor
que yo llamo girasol?

¿Dónde el muro que mis piernas
conocieron y atravesaron ?
a cada paso de tu silencio
se abre una cúpula
sin saber a quién pertenece
¿por qué el candor de tus manos
corren frías como tizas en mi cuerpo?

Ayer
no hubo tiempo para acurrucarnos
como
palomas
sin cresta
sin soberbia
sin amparo
ni violencia

Yo
he guardado tu camino
frente a la intemperie
y
termino
apretándome
contra
el viento
el silencio
de
tus
voces.


(de Soy un animal con el misterio de un ángel)
.

Ana Varela. Iquitos, 1963. Fundadora con otros poetas, teatristas y pintores loretanos del Grupo Cultural URCUTUTU de Iquitos. Fue becaria del Programa Aschberg para Artistas de la UNESCO en Mishkenot Sha’ananim, Jerusalén, en 1996 y de la Agencia Española de Cooperación Internacional, AECI, Madrid, en 1998. Sus poemas se publicaron en antologías y revistas del Perú y el extranjero. Ha participado en Recitales de Poesía en el Perú, España, Israel y Cuba. Fue Directora de la Revista Cultural Varadero, Directora de la sección cultural Bubinzana de la Revista Proceso y colaboradora del Semanario Kanatari de Iquitos. En 1991 con su libro “Lo que no veo en visiones” obtuvo el Primer Premio en la V Bienal de Poesía Premio Copé. Trabajó como docente en la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana y editó la Revista de Cultura “Hojas de Hierba”. Actualmente radica en California. Poesía: El sol despedazado, Lo que no veo en visiones, Voces desde la orilla, Dama en el escenario.


TIMAREO (1950)

En Timareo no conocemos las letras
y sus escritos
y nadie nos registra en las páginas
de los libros oficiales.
Mi abuelo se enciende en el candor
de su nacimiento
y nombra una cronología envuelta
en los castigos.
(Son muchos los árboles donde habitó
la tortura y bastos los bosques
comprados entre mil muertes).
¡Qué lejos los días, qué distantes
las huidas!
Los parientes navegaron un mar
de posibilidades
lejos de las fatigas solariegas.
Pero no conocemos las letras y sus
destinos y
nos reconocemos en la llegada de un
tiempo de domingos dichosos.
Es lejos de la ciudad y desde el puerto
llamo a todos los hijos
soldados que no regresan,
muchachas arrastradas a cines y bares
de mala muerte.
(La historia no registra
nuestros éxodos, los últimos viajes
aventados desde ríos intranquilos).

De: “Lo que no veo en visiones”


HISTORIA DESDE LA LIANA

Se registra una historia en las aguas del Marañón.
A veces permanece desnuda en los gramalotales
o en las voces marginales de los relatos anónimos.
Las crónicas y navegaciones advierten descubrimientos
en las versiones de un episodio atrapado en los baúles:
incendios, extravíos, correrías,
éxodos y espaldas devoradas por algún infierno.

Nauta discurre voraz en su cauce profundo
mientras viejos cocamas cuecen raíces en la memoria.
Entonces, preciso recordar todo, absolutamente todo.

“La madre del ayahuasca me dice:
Así, despacito, calientito, bebe la bebida voraz de lo alucinante,
de lo acontecido, de lo amargo, de lo dulce o lo venenoso.
Acuérdate siempre, la soga puede penetrarte los ojos,
inundar el registro de tus ancestros
o ahogarte en el río junto a los tuyos.
Porque la soga te envuelve en todas las versiones.
Alucina, alucina, alucinante,
alucina siempre, yo te absuelvo de la fiebres y las visiones”.

¿Qué amargor, qué hoja, qué corteza –para relatar-
devorará mi lengua mi lengua cocama,
qué palabras inventaré para consumar lo inevitable?
En las orillas de la huida todo se registra
a cuenta de nada, a cuenta de todo,
a cuenta de descifrar las hondas voces del peligro
y las lluvias feroces de antiguos duendes.
¿Suena ya la tempestad?
“Así nos reconocemos: en la sagrada soga que envuelve los destinos.
Alucina, alucina, alucinante.
Así nos desnudamos: con el toé que pinta los colores de las sombras,
protegidos por las lianas, las lunas llenas,
y la cómplice bebida de los migrantes de la noche”.
Y somos desde siempre
pintas de boa en las espaldas,
pintas de garza en los rostros,
Y pronto seremos arrojados
por un temporal de balsas apócrifas
hacia feroces corrientes de un mar acechante.

De: “Voces desde la orilla”


NO POSEO SINO

No poseo sino una canoa y una parcela de arroz en un barrial,
no poseo sino el rumor del río huyendo siempre.
Aquí en Sonapi los tiempos son malos,
Digo malos porque no siempre se come o se bebe.
Entonces pienso si moriré en este lugar.
Los muchachos fieles al pueblo pasan sin verme
y no poseo sino mis ojos que me complacen de día.
Recostada en el puente apunto a la luna,
¿qué debo hacer en esta postura?
Sólo puedo recordar mi nombre cuando los difuntos me silban.

De: “Voces desde la orilla”


PEROL CON LLAMA AZUL

En el día de San Antonio arde el perol con llama azul
y las libras esterlinas precisan salir de la tierra.

La nación cocama llegó a sus altas tierras
huyendo de los cepos y las calamidades

Ellos traían extrañas imágenes
pero inútil velar con los cuerpos agobiados
Los hombrecitos durmieron cansados
el día tempestuoso de San Antonio

Algunas lunas bastaron para librar el monte
y construir Jibacoa, Casual y Puerto Isabel

Escondidos, allí, desnudaron sus espaldas
mientras enterraban la plata del patrón
Los lamparines del caserío alumbraban secretos
y llamaradas de espanto que el recuerdo olvida

Nadie los vio cuando llegaron
nadie alcanzó sus huellas en las tierras altas
y ocultos entre el barrizal y la playa
navegaron desde barrancos e insomnios insondables
(Las libras esterlinas todavía arden con llama azul)

De: “Voces desde la orilla”


BREVE PAISAJE

Piel de sierpe,
cruz de mashco,
sueños de garza,
lengua o aletas de renaco:
¿quién enumera este trazo de mi cuerpo
abierto a cielos despejados?

Porque
las pintas me inundan en las tahuampas
y así
he sido
siempre
albedrío de un río que despide
voces de agua en cauces solariegos

Peje inadvertido
siempre aquí
pinta de hembra
contando en playas no tocadas
los granos de arena asesinados por los barcos.

De: “Voces desde la orilla”

Fuente: Literatura Amazónica

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Paul, por el trabajo de difusión que realizas y especialmente por este post que permite conocer el trabajo reciente de estas poetas.

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