sol negro
poesía & poéticas
sábado, 7 de abril de 2018
Juan de la Fuente presentará Vide cor tuum (Perro de ambiente, editor) en Madrid
Presentación de “Vide Cor Tuum” (Perro de ambiente, editor) de Juan de la Fuente Umetsu en Madrid. Este jueves 12 de abril , a las 8 p.m., en el EVA de Madrid con la participación de los poetas Antonio Ruiz Pascual y Leticia Quemada Arriaga y las cantautoras Mariella Kont y Myriam Quiñones. Los esperamos!
martes, 3 de abril de 2018
TODOS SOMOS FORASTEROS: El guardagujas de Juan José Arreola, por Adán Echeverría
Niego el conocimiento y la voluntad de ser
si nos lleva a donde nos trajo.
Juan José
Arreola
Leer El guardagujas es dejarse sorprender
totalmente, quedarse boquiabierto, exagerarse las ojeras, abrirse completito al
timo, maravillarse por el ingenio y mucho más. Este cuento de Arreola no puede
uno dejar de degustarlo las veces que se detenga a leerlo, se puede desarmar y
escoger su parte mejor, y armarlo de nuevo, y esa que uno creía la parte mejor,
lo ha vuelto a engañar.
Un hombre en una
estación con un boleto dispuesto a abordar el tren que, como todos
supondríamos, lo debe llevar a su destino, y se desata la magia:
El forastero llegó sin aliento a la estación
desierta. Su gran valija, que nadie quiso cargar, le había fatigado en extremo.
La forma que Arreola
tiene de escoger las palabras para redondear las ideas, el ritmo que le
imprime. Alguien, salido de quién sabe
dónde, le dio una palmada muy suave… Y cierto o no, uno participa de ese
apenas perceptible sonido de la palmada suave. Puede escucharse, se nota el
cambio en la narración, como si el autor susurrara las palabras, para volver a
decir: Al volverse, el forastero se halló
ante un viejecillo de vago aspecto ferrocarrilero. Nótese que no de “aspecto”,
sino de “vago aspecto”. Si el adjetivo no funciona mata, dicen por ahí, pero
Arreola utiliza las palabras como un gran artesano.
Para crearse una
opinión acerca de una lectura intervienen al menos tres cosas: el conocimiento
del lector acerca del texto a leerse (es decir, leo porque me lo han
recomendado), el momento de la lectura (el tiempo biológico en el que el lector
lee el texto) y las intenciones del lector (por qué se lee). Arreola logra
encandilar a cualquier lector que se acerque a su cuento, de ahí que se tengan
muchos acercamientos a El Guardagujas.
Leyendo El Rey Viejo de Fernando
Benítez, ambientada en 1920, me encontré con este apunte: “En estos locos
trenes mexicanos, que no se sabe nunca cuándo salen ni cuándo llegan, las
despedidas son agobiantes”. ¿Acaso un guiño a El Guardagujas? Dejemos a los críticos ponerse de acuerdo, y
hagámoslos a un lado para centrarnos en el disfrute pleno del cuento, lo que
puede despertar en nosotros.
![]() |
Arreola con Juan Rulfo |
Y es que al menos
yo, leo de acuerdo con las influencias del momento, y cómo no reconocerme ante El Guardagujas si crecí cerca de la
Ex Estación de Ferrocarriles, y me pasé
muchas tardes correteando palomas, iguanos, zarigüeyas entre los vagones.
¿Acaso compañeros del barrio no estudiaban con niños cuyas viviendas eran
vagones adaptados para ello? ¿Acaso no supimos de chiquillas que se dejaban
manosear cerca de esos vagones y rieles? ¿No es cierto que todo alumno de los
talleres de fotografía que impartía el maestro Humberto Suaste en la Facultad de Arquitectura
no se creyó un innovador al ir a retratar niñas a los vagones y rieles, a la estación
del ferrocarril?
Si a eso le sumamos
la ocasión que me tocó viajar en tren hasta Tizimín para hacer una bicicleteada
a través del oriente del estado, -el plan era llegar a esa ciudad en el oriente
del estado de Yucatán, y recorrer en bici hasta el puerto de Río Lagartos, El
Cuyo, Colonia Yucatán y regresar a Tizimín-, y el traqueteo del tren fue, en
esos ayeres, la aventura.
Esos patios llenos
de chapopote son ahora una Escuela de Arte. Pero hubo una época en que el
ferrocarril en Yucatán era todo un espectáculo del avance de la ciudad. Muchos
viajeros, como los del cuento de Arreola, se quedaron a dormir en las posadas frente
a la estación. Y miraban hacia el horizonte como se extendían los rieles. Así,
en cada poblado donde el tren pasaba, las historias se iban repitiendo, y es
cuando el cuento nos hace sentirnos patria, humanidad, ya que la construcción
del ferrocarril a lo largo se llevó a cabo por muchos hombres con historias
rudas de vida, que en ocasiones escapaban de la ley.
Todo eso viene a la
memoria cada vez que leo el cuento de Arreola, pero hay mucho más, porque uno
disfruta, sonríe, se alegra, se sorprende, se enoja, se desespera con el
destino del forastero.
Y es que en el
ahora, en este año, todos nos sentimos forasteros en nuestra patria. Y así como el viejecillo se disolvió en la
clara mañana. Pero el punto rojo de la linterna siguió corriendo y saltando
entre los rieles, imprudentemente, al encuentro del tren, así es como cada
uno de nosotros tenemos que luchar por mantenernos atentos para no perder el
tren que nos corresponde, y no se trata de escoger nuestro vagón, sino de
abordarlo a cómo de lugar o nos quedamos de pie en la estación, rumiando el
tiempo.
lunes, 2 de abril de 2018
Poesía y zonas temporales: diálogo con Magdalena Chocano
Con motivo de la publicación de su libro Objetos de distracción & Laberinto (Lima, Ediciones Imaginarias, 2017), la poeta Magdalena Chocano sostendrá una conversación pública con el investigador José Ignacio Padilla. El encuentro será el martes 3 de abril, a las 7:00 p.m., en la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima). El ingreso es libre.
Chocano, poeta e historiadora, volvió al Perú recientemente tras una residencia de varios años en Estados Unidos y España. Desde los años 80 ha publicado poemarios de manera espaciada pero consistente, y ocupa, de manera discreta y silenciosa, un lugar importante en nuestra escena.
Se propone una conversación sobre la naturaleza de la práctica poética y su lugar en relación a otras prácticas y discursos. El punto de entrada será el de las “zonas temporales”, o el de las “texturas temporales y poesía”. La cuestión de las temporalidades permite observar las dinámicas propias del poema, y también preguntarse por la posibilidad o imposibilidad de que otras temporalidades, propias de la historia, se manifiesten en la poesía. Esta problemática nos lleva a preguntas como: ¿cuál es el tiempo del poema?, ¿cuál es la naturaleza del trabajo poético?, ¿es la poesía una práctica o un discurso?, ¿puede (o debe) la poesía dar cuenta de otros discursos?
SOBRE LOS PARTICIPANTES
Magdalena Chocano Mena (Lima, 1957). Estudió historia en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Realizó estudios de maestría en el Ecuador y se doctoró en Estados Unidos. Fue investigadora del equipo interdisciplinario de investigación «Multiculturalismo y género» de la Universidad de Barcelona. Ha publicado los poemarios Poesía a ciencia incierta (1983), Estratagema en claroscuro (1986), Contra el ensimismamiento (partituras) (2005), Otro desenlace” (2008), entre otros. Poemas suyos han sido traducidos al inglés.
José Ignacio Padilla (Lima, 1975). Ph.D., Princeton University (Spanish & Portuguese, 2008, con una tesis sobre poesía y artes plásticas —Girondo, Hidalgo, Huidobro, Noigandres, Eielson)—. Editó la revista more ferarum, además de volúmenes de homenaje a César Moro y Jorge Eduardo Eielson. En 2014 publicó El terreno en disputa es el lenguaje. Ensayos sobre poesía latinoamericana. Desde el año 2009 dirige la Librería Iberoamericana.
miércoles, 28 de marzo de 2018
Retrato & metaficción de la Lima de los 60s en El año de Los Saicos de Patrick Rosas, Por Roger Santiváñez
Patrick
Rosas (Lima 1947) es un escritor peruano perteneciente a la generación del 70 quien
se instaló en Francia en 1976, y desde allí ha venido creando una singular obra
literaria que alcanza los doce títulos, entre los que podemos destacar -en
poesía- Las claves ocultas & otros poemas (1981) y la novela Entre el estrago del combate mudo (2015).
Ahora nos entrega El año de Los Saicos (Ed. La huerta grande, Madrid 2017) novela que motiva este breve
comentario.
Para comenzar diremos que el título
podría resultar engañoso. Es decir, el lector pensaría
que se trata de un texto sobre la etapa inicial de la famosa banda de rock Los Saicos -considerada por la crítica
internacional como una especie de brote precursor del punk ocurrido en el barrio de Lince, sito en la capital del Perú a
mediados de los 60s- pero desde las primeras páginas del libro nos percatamos
que se trata de una muy otra cosa. En efecto, estamos ante la historia de una
familia de la pituquería limeña (voz popular que se refiere a la clase dominante del país) en el
contexto de la sociedad peruana en el año de 1964, en
pleno apogeo de la hegemonía oligárquica, antes de la Reforma Agraria del
gobierno de Velasco que liquidó aquel predominio casi feudal. Fue el año también de la formación de Los
Saicos (hay un par de escenas en las que -tangencialmente- aparece la
banda) y así queda justificado el nombre de la novela.
La historia de la familia de Xavier
Noboa (abogado y ex senador, miembro del partido de Manuel Prado, ex
presidente) junto a su esposa Michi y su hijo adolescente Xavi se nos relata en
un directo y perfilado estilo, configurado a través de una metaficción según la
cual el menor hijo de la pareja le narra la trama al narrador, quien -a su vez-
nos la va contando a nosotros a lo largo de todo el texto. Ambos -Xavi y el
narrador- han sido compañeros de estudios en el colegio La
Recoleta y de allí su amistad. El meollo del asunto gira en torno a la llegada
de Ana Huamán, procedente de su pueblo Despeñaperros en la
sierra andina central, a trabajar en el hogar de los Noboa, sito en el Pasaje
Inclán, centro de Lima a escasas cuadras de La Colmena. Ana es una hermosa y
sensual joven (una rica chola -como
la llaman los muchachos de la collera del barrio de Xavi) ante cuya belleza
todo el mundo cae subyugado; y para lo que nos interesa en el plot de la novela: principalmente el
hijo de los Noboa. Pero Xavi no sabe o no puede conquistar a Ana, quien lo
rechaza abiertamente; y a partir de allí el muchacho va a desarrollar un encono
hacia ella que será decisivo para el trágico desenlace final de la historia.
Con toda esta situación planteada, el
narrador va a explayarse presentándonos un logrado cuadro de los habitantes de
Lima en el marco temporal de la novela. Modos, costumbres, tics, giros
coloquiales de la pituquería (y de personajes de otras clases que se relacionan
a ella) se nos presentan con fidedigno realismo pero tocados por un cierto halo
sarcástico con que el narrador parece solazarse y enfilar así su crítica
rotunda a esa burguesía oligárquica, cuyo mundo (la sociedad peruana) les
semeja una suerte de paraíso en donde el pueblo -los cholos e indios- permanecen
sojuzgados y a su entera y exclusiva disposición. Pero dicho paraíso empieza a hacer
crack cuando una de las amigas de
Michi de Noboa intenta suicidarse por un affaire
amoroso que bordea el escándalo, o cuando Xavier Noboa embaraza a su
secretaria; igual cuando Michi se involucra sexualmente con el italiano pobre
dueño de la cochera donde guarda su carro, o cuando Lucas -primo hermano de
Xavi que ha llegado a vivir temporalmente al hogar de los Noboa- (siendo esto
muy importante para la trama) conquista y embaraza a la hermosura andina Ana
Huamán, empleada de la casa.
Este personaje -Lucas- es quizá el más
emblemático de la novela, toda vez que encarna uno de los modos de ser de la
juventud de los 60s, no sólo en el Perú sino en toda Latinoamérica: la
militancia guerrillera guevarista surgida tras el triunfo de Fidel Castro y la
Revolución cubana en 1959. Claro que el tono sarcástico del autor cuestiona
dicha condición en un pituco como Lucas, pero, de todos modos, el trazado del
personaje y su entorno comprometido sirve a Patrick Rosas para darnos una idea
-digamos- de su filiación ideológica, sobre todo -por ejemplo- en los diálogos
acerca de la religión que sostiene con Ana Huamán, donde es claro el
cuestionamiento frontal al catolicismo imperante en la sociedad peruana.
Respecto al estilo del autor me interesa
resaltar algunos de sus rasgos. Por ejemplo: su manejo del modo de pensar
pituco de aquella época, muy bien insertado en el discurso narrativo. Leamos:
“ninguna limeña decente caminaba más de una
cuadra” (tenía que ir en auto sino era una indignidad). La calidad descriptiva
con cierta resonancia de raigambre expresionista muy ad-hoc para Lima: “Una noche aguada, pegajosa, mezclando su piel
con el fulgor amarillento y sucio de los faroles sobaba la fachada del Hotel
Bolívar”. O esta otra, más efectiva: “Un olor a fritanga se disputa el aire con
un olor a monóxido de carbono y a querosén quemado y de algún lugar detrás de
las paredes escamosas de los callejones llegan a sus oídos acordes de música
andina y de alguna polquita criolla”. Haciendo uso del giro coloquial, el autor
nos retrata el acendrado racismo de la pituquería (y que atraviesa toda la
escala social en el Perú). Cuando los chicos de la collera de Xavi se enteran
de que “se ha templado de su servilleta” uno de ellos acota burlonamente:
“-Pucha tus hijos van a oler a llama”.
Algunos personajes reales de la Lima de
entonces desfilan en la novela, con o sin sus nombres; entre los que podemos
reconocer: Sebastián Salazar Bondy, Carlos Aítor Castillo, Ofelia Woloshín,
César Calvo, Chabuca Granda, Coco Satui; así como visibles apellidos de la
pituquería como Nicolini, Isola, Marsano, Rossi, Ladrón de Guevara, Simich
Montero, etc. O barrios del centro: Malambito. Bares: el Bransa, el Mario
(reconocibles por lo menos hasta la década de los 80s). Tipos de origen popular
como el negro Bomba que aparece
(realmente lo era) como guardián del burdel de la Avenida México -famoso
lupanar de Lima hasta los 60s- y también incitador y causa de la mortandad
habida en el Estadio Nacional en mayo de 1964. Y por supuesto Los Saicos pero -como queda dicho- de refilón para usar un vocablo del argot,
de acuerdo a ciertas partes de la novela, expresiones en las que el autor
parece deleitarse: de la pitriquimangansúa
verbigracia. Por supuesto que también aparecen Larco, La Tiendecita Blanca
o el legendario Dávory de San Isidro, a través de las incursiones de los
personajes a estas modernas zonas en la Lima de los 60s, pero son eso:
incursiones, ya que los Noboa todavía vivían en el centro como mucha de la
pituquería oligárquica de aquellos tiempos.
La trama final de la novela se define
cuando Lucas -tras un episodio fugaz con Laura Rivera, una mujer mayor que él-
se reencuentra con Pilar Plaza, joven pituca como él, con quien tiene que
casarse -según la ley social de la época- por haber tenido relaciones sexuales
con ella. Ana Huamán entra en desesperación y huye de la casa, volviendo a su
lejano pueblo andino donde poco después será víctima de la situación
desencadenada. Supuestamente Xavi quiere
secuestrar a la muchacha para evitar que haga problemas al matrimonio de Lucas
y Pilar y ha convencido a su tío Ricardo -capitán de la marina- para viajar
hasta Despeñaperros (otra muestra del sarcasmo
del autor en el nombramiento de dicho pueblo) a buscar a la chica y donde sucederá
la última escena.
El remate final del libro podría parecer
-a primera vista- un exabrupto, pero pienso que -en última instancia- está
narrativamente justificado como una salida para concluir la novela y es
coherente a la condición social -y a los modos de sentir y percibir el mundo- de
los tres protagonistas de la escena. En suma, se trata de una excelente novela
que -cumpliendo la manera estilística en que fue concebida- brinda el retrato
fiel de un país de Sudamérica frisando los años 1960s de
nuestra convulsionada historia.
[Orillas nevadas del río Cooper, Collingswood,
New Jersey South, marzo de 2018]
lunes, 26 de marzo de 2018
"Fundido encadenado" de Rolando Revagliatti: 2da. edición-e corregida
Se encuentra disponible gratuitamente para ser leída, impresa o incorporada a bibliotecas virtuales, la segunda edición electrónica corregida en PDF y en versión FLIP (Libro Flash), del poemario “Fundido encadenado” de Rolando Revagliatti. Hemos agregado links recíprocos (de ida y vuelta desde el índice a los poemas y viceversa) para una navegación más cómoda por el documento. El diseño integral y la diagramación es de Patricia L. Boero.
Puede descargarse en:
http://www.revagliatti.com/fundido.html
Rolando Revagliatti es colaborador principal de Sol negro. Nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, la Argentina. Publicó en soporte papel dos volúmenes con cuentos y relatos, uno con su dramaturgia y quince poemarios, los que, además de cuatro poemarios inéditos en soporte papel, cuentan con ediciones-e disponibles gratuitamente para su lectura o impresión en www.revagliatti.com
Seminario – Taller de poesía con Romina Freschi
Los poemas no son objetos de consumo comunes que pueden leerse en serie, sino que justamente buscan la particularidad máxima para lograr eso tan difícil: decir realmente (¿qué dice un poema?)..
En este seminario propongo compartir la lectura de algunos textos que marcaron mi manera de pensar la poesía, y en los que encontré, como lectora curiosa y ávida, modos de mirar y procedimientos sorprendentes, viajes imposibles, e interlocutores amados. Algunos de esos textos son múltiplemente citados por variedad de artistas y críticos, otros han sido catalogados de manera peyorativa: díficiles, ingenuos, anticuados, e incluso feos, en su momento y también desde el presente, pero al mismo tiempo, han sido definitorios no solo para mí sino para diferentes fases de la poesía moderna y tienen influencia o dialogan en nuestra escritura más contemporánea.
Así este seminario se propone como una herramienta para la lectura (y escritura) de poesía a través del recorrido concreto y grupal sobre los textos, poniendo el acento en aquello que cada uno, en su infinita particularidad, propone.
Modalidad: taller de lectura y escritura. A partir de las lectura particulares para cada clase se harán propuestas de escritura.
Clase 1 – Sábado 7 de abril
Imágenes de la poesía / El amor, la mujer y la noche. Artes Poéticas
Clase 2 – Sábado 14
Poesía Maldita / La calle y el sueño
Clase 3 – Sábado 21
Barro barroso y barroco / Acrobacia y realidades
Clase 4 – Sábado 28
Lo breve / Una teoría del haiku
Clase 5 – Sábado 5 de mayo
Animales fantásticos
Autores
Rubén Darío – Delmira Agustini – José Martí – Oliverio Girondo – Stephane Mallarmé – Arthur Rimbaud – Paul Verlaine – Alejandra Pizarnik- Blanca Varela – Roberto Echavarren – Néstor Perlongher – Marosa Di Giorgio – Matsuo Basho
Coordina Romina Freschi – Estudió Letras en la UBA. Es docente de escritura y literatura en ámbitos universitarios y de creación. En investigación, se dedica al estudio de, entre otros temas, las obras de Néstor Perlongher, Juana Inés de la Cruz, Delmira Agustini, desde el imaginario crítico y el dispositivo barroco en relación con la configuración de los géneros, los procedimientos y las sexualidades. Ha indagado en la performance y la plástica. En edición, realizó distintas experiencias artesanales como los sitios web de Plebella contemporánea, pájaros locos, zapatos rotos, más las editoriales Arte Plegable y pagárosló editora. Y publicó los siguientes libros de poesía: Soleros (1997), Redondel (1998), Entremezcales (2000), El-pE-Yo (2003), Marea de Aceite de Ballenas (2012), Juntas (2014), Todas cuerdas (2017). En 2015 se publicó su Libro Có(s)mico que reúne publicaciones previas e inéditas. En 2016 salió Eco del Parque en el marco del proyecto Juana Ramírez, el cual integra y donde desarrolla labores de edición audiovisual y literaria.
Días:
Comienza el sábado 7 de abril
Sábados de abril y sábado 5 de mayo
Horario: 16:00
Inversión: $200
Por las 5 clases: $900
Inscripciones:
mosquitodragona@gmail.com
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