Pintor Carlos Ostolaza expone retrospectiva en la casona de San Marcos. Señala que no siempre son los mejores artistas los que exponen sus obras en las más prestigiosas galerías de Lima.
Con su hermano, su pata, el desaparecido poeta Juan Ramírez Ruiz se habían citado. Pero él, el pintor Carlos Ostolaza, no llegó. El vate le dejó una tarjeta donde, entre otras frases, anotó la hora en que él sí llego, "justo, cuando ya llegaba el mediodía". El artista ha tomado esa frase del vate para titular la muestra retrospectiva que ayer inauguró en la Casona de San Marcos. Ostolaza ha reunido dibujos, tintas, acrílicos y óleos. Sus personajes, algunos tomados de la calle a través de su corazón y otros de los remolinos de su existencia, pero todos ellos con los contenidos de intensa humanidad.
PINTAR, HUMANIZAR
–Tu pintura siempre busca la figura, sobre todo humana.
–Yo creo que quien pinta la figura es más que humano, porque ya no es uno, sino somos los demás.
–Has pintado niños también.
–Yo creo que todo ser humano en el fondo es un niño, un niño grande. En ese sentido, yo voy analizando con mi pintura para extraer la pureza y misterio de un niño. Y por último, lo que yo veo en este país es que los niños se siguen muriendo de hambre. Pintaré niños alegres cuando no padezcan de hambre.
–¿Cómo explicas los rostros que retratas?
–Un rostro te expresa alegría, nostalgia, furia. Esas cosas no te lo da el manchón. Un manchón muchas veces no te dice nada. Solo se dice "qué bonito color", pero un rostro desesperado te emociona, no buscas interpretarlo.
–Manejas un color sucio, ¿humarediano podemos decir?
–Yo diría más bien goyesco más que humarediano. Todos cogemos del ABC universal que es Goya. A Humareda yo lo admiro tremendamente, con él discutíamos y llegamos al acuerdo de que en la suciedad y en el oscuro del hollín peruano, allí se define el color. La sombra, allí se define el color.
–Pintas desnudos. No eres tan triste, pintas el amor.
–Creo que también me vuelvo triste con el amor, sobre todo cuando no me aman (risas). Dibujar desnudo es bien complejo, dominar el desnudo, no anatómicamente como cierto crítico que escribe en Caretas que dice "no, las formas anatómicas están mal", lo decía por una pintura de Luis Palao, pero, agregaba, "hay que ponerlo porque es el artista marginal que se parece a Gauguin". Para mí es tontería que sea la anatomía, lo que me interesa es la emoción. No me interesan pezones, caderas anatómicamente, sino la emoción que me daba la pintura de Palao.
–¿Y cómo ves a tus colegas, como Szyszlo, Tola?
–Son nombres, son apellidos que el tiempo lo dirá, no desde ahora porque es el tiempo quien selecciona al verdadero artista. El verdadero artista no es el que expone en las mejores galerías ni es el que busca esas mejores galerías. Al verdadero artista lo buscan.
–¿Los oscuros son los colores con los que debe retratarse al Perú?
–Yo diría que en este momento sí, cuando se aclare se hará con otros más alegres, cuando no exista el hambre. Hay alegría en los cálidos, pero también en los grises, pero en un país donde existe la pobreza y los políticos están mal de la cabeza hasta los pies, qué hacemos. No se pueden pintar florecitas, tienes que pintar grises y enmierdados de ese hollín que tiene de pátina el tiempo sucio del Perú.
Fuente: La República
Con su hermano, su pata, el desaparecido poeta Juan Ramírez Ruiz se habían citado. Pero él, el pintor Carlos Ostolaza, no llegó. El vate le dejó una tarjeta donde, entre otras frases, anotó la hora en que él sí llego, "justo, cuando ya llegaba el mediodía". El artista ha tomado esa frase del vate para titular la muestra retrospectiva que ayer inauguró en la Casona de San Marcos. Ostolaza ha reunido dibujos, tintas, acrílicos y óleos. Sus personajes, algunos tomados de la calle a través de su corazón y otros de los remolinos de su existencia, pero todos ellos con los contenidos de intensa humanidad.
PINTAR, HUMANIZAR
–Tu pintura siempre busca la figura, sobre todo humana.
–Yo creo que quien pinta la figura es más que humano, porque ya no es uno, sino somos los demás.
–Has pintado niños también.
–Yo creo que todo ser humano en el fondo es un niño, un niño grande. En ese sentido, yo voy analizando con mi pintura para extraer la pureza y misterio de un niño. Y por último, lo que yo veo en este país es que los niños se siguen muriendo de hambre. Pintaré niños alegres cuando no padezcan de hambre.
–¿Cómo explicas los rostros que retratas?
–Un rostro te expresa alegría, nostalgia, furia. Esas cosas no te lo da el manchón. Un manchón muchas veces no te dice nada. Solo se dice "qué bonito color", pero un rostro desesperado te emociona, no buscas interpretarlo.
–Manejas un color sucio, ¿humarediano podemos decir?
–Yo diría más bien goyesco más que humarediano. Todos cogemos del ABC universal que es Goya. A Humareda yo lo admiro tremendamente, con él discutíamos y llegamos al acuerdo de que en la suciedad y en el oscuro del hollín peruano, allí se define el color. La sombra, allí se define el color.
–Pintas desnudos. No eres tan triste, pintas el amor.
–Creo que también me vuelvo triste con el amor, sobre todo cuando no me aman (risas). Dibujar desnudo es bien complejo, dominar el desnudo, no anatómicamente como cierto crítico que escribe en Caretas que dice "no, las formas anatómicas están mal", lo decía por una pintura de Luis Palao, pero, agregaba, "hay que ponerlo porque es el artista marginal que se parece a Gauguin". Para mí es tontería que sea la anatomía, lo que me interesa es la emoción. No me interesan pezones, caderas anatómicamente, sino la emoción que me daba la pintura de Palao.
–¿Y cómo ves a tus colegas, como Szyszlo, Tola?
–Son nombres, son apellidos que el tiempo lo dirá, no desde ahora porque es el tiempo quien selecciona al verdadero artista. El verdadero artista no es el que expone en las mejores galerías ni es el que busca esas mejores galerías. Al verdadero artista lo buscan.
–¿Los oscuros son los colores con los que debe retratarse al Perú?
–Yo diría que en este momento sí, cuando se aclare se hará con otros más alegres, cuando no exista el hambre. Hay alegría en los cálidos, pero también en los grises, pero en un país donde existe la pobreza y los políticos están mal de la cabeza hasta los pies, qué hacemos. No se pueden pintar florecitas, tienes que pintar grises y enmierdados de ese hollín que tiene de pátina el tiempo sucio del Perú.
Fuente: La República
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