domingo, 4 de mayo de 2008

EL MITO NUEVO DE LA MUJER: 9 Poetas argentinas y colombianas por Raúl Henao

La condición enigmática de la mujer y su liberación definitiva del marco de la sociedad patriarcal con su ideología regresiva y represiva, es quizás el único mito relevante que sobrevive a comienzos del presente milenio.

Ese imperativo categórico e impostergable, constituye en la actualidad – y más que en la Edad Media- una auténtica “búsqueda del Grial” emprendida por la caballería secreta de nuestro tiempo. "¿Qué es lo que más desea en el mundo una mujer? –la soberanía y el poder sobre el hombre” nos ha dejado consignado una vieja leyenda del ciclo artúrico, recreada por Heinrich Zimmer, exégeta insuperable del pensamiento mítico y simbólico en su libro magistral El Rey y el Cadáver (Ediciones Marymar. Buenos Aires, 1977)

De nada valdrá que desde la antigüedad y contrariando este designio, el autor del Apocalipsis cristiano haya querido abolir junto con la mujer al mismo mar… Para proponernos a cambio una aséptica, emasculada comunidad de santos y vírgenes preternaturales, retirados del mundo temporal y visible. O que un escritor contestatario, el norteamericano William S. Burroughs, refugiado infortunadamente en la misoginia proclame que a la mujer habría que cortarle el cuello como hacen con los pollos desplumados en las granjas avícolas. O que, por su parte, Julius Évola, “la eminencia gris de Mussolini” uno de los pocos magos o “iniciados” modernos significativos, le niegue –dictamen compartido por la jerarquía católica- toda preeminencia espiritual y sacerdotal, rebajándola a un irrisorio subdiaconado, a una canonjía menor, puramente virtual y contemplativa.

Pese a lo anterior, decíamos, nosotros pretendemos, sobrepasando cierta postmodernidad confusa y deleznable y más allá de las reivindicaciones y conquistas materiales, restituirle todos sus poderes encantatorios de poetisa y musa, tal como fuera celebrada otrora por los trovadores provenzales o los poetas del surrealismo, para los que Ella (y ellas) constituye el único mito redivivo, capaz de “cambiar la vida, transformar el mundo”, por lo menos en tanto su lucero refulgente hoy como ayer, luzca inextinto en el horizonte de la mañana y la tarde.

Es cierto que la ideología patriarcal tampoco ha querido conceder a la mujer gratuita o impunemente el título de poeta, que aunque denigrado y revaluado, conserva aún en sociedades mercantiles como la nuestra, cierto prestigio supérstite, de orden mágico… A no ser que vaya precedido de esa aureola trágica que acompaña a tantas poetisas del pasado, tal vez las más altas entre todas: de ahí el temor a la “mala suerte” de Olga Orozco por ejemplo que la persigue en vida, al punto de impedirle abandonar el noveno piso de su apartamento en Arenales, Buenos Aires, donde se confina los últimos años de su periplo terrestre.

En fin, ese enigma irresoluble que representa toda mujer para el hombre y hasta para sí misma -“esfinges sin secreto” las llamará Oscar Wilde, en un alarde de genio homofílico- justifica que se les interrogue como a las antiguas sibilas y profetisas, con el convencimiento inalterable en lo clarividente de sus palabras y pensamientos, mucho más si vienen formulados en el lenguaje edénico, paradisíaco de la poesía: quintaesencia del vivir cotidiano.


CODA

A comienzos del siglo pasado, los poetas surrealistas, conocedores de la fuerza gravitacional y el enorme poder de las imágenes míticas sobre las sociedades humanas, creyeron encontrar en la revolución socialista ese “mito nuevo” que cambiaría el curso tortuoso de la historia revistiéndolo de un sentido plenamente humano. Los procesos de Moscú, el pacto Hitler-Stalin, el aplastamiento de la Primavera de Praga y la rebelión húngara, el suicidio de Maiakovsky, el asesinato de Trotsky y el triunfo definitivo de la burocracia estaliniana, decepcionaron a sus más lúcidos integrantes. Breton adicto a las “mesas parlantes” y al fenómeno espiritista, creyó por un momento volverlo a encontrar en los “Grandes Transparentes” del tercer manifiesto surrealista, pero dicho mito no encontró una audiencia apreciable entre los demás miembros del grupo ni en el entorno social del momento. Quedaban indemnes el amor y la mujer…El arcano 17 del tarot, la estrella flamígera que reúne en el brillo de una llama doble, la poesía y la libertad. Podríamos extendernos indefinidamente sobre el alcance y resplandor ilimitado de este mito, pero en las líneas precedentes solo intentabamos armarnos de valor (el valor que debe tener todo antólogo) para presentar a los lectores una selección mínima de nueve poetas o poetisas, argentinas y colombianas, que ilustran a plenitud el tema perenne -más que nuevo- de lo Eterno Femenino: “lo eterno femenino nos atrae a las alturas” (J.W. Goethe).
.
ALEJANDRA PIZARNIK: (Buenos Aires, Argentina 1936-1972) Estudió letras y filosofía y luego se dedicó a la pintura bajo la dirección de Juan Batlle Planas, Residió cuatro años en París donde integró el comité de redacción de la revista francesa Les Lettres Nouvelles. Libros publicados: La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Los trabajos y las noches(1965), Extracción de la piedra de la locura (1968)., El infierno musical (1971) La condesa sangrienta (1971). Obras póstumas: El deseo de la palabra (1975), Textos de sombra (1982).


L´OBSCURITE DES EAUX


Escucho resonar el agua que cae en mi sueño
las palabras caen como el agua yo caigo. Dibujo en
mis ojos la forma de mis ojos. Nado en mis aguas,
me digo mis silencios. Toda la noche espero que mi
lenguaje logre configurarme. Y pienso en el viento
que viene a mí, permanece en mí. Toda la noche he
caminado bajo la lluvia desconocida. A mí me han
dado un silencio pleno de formas y visiones (dices).
Y corres desolada como el único pájaro en el viento.



PARA JANIS JOPLIN (Fragmento)


A cantar dulce y a morirse luego
no:
a ladrar

así como duerme la gitana de Rousseau.
así cantas, más las lecciones de terror.

hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
me pregunto si eso no aumentó el error.

hiciste bien en morir.
por eso te hablo,
por eso me confío a una niña monstruo.
.
OLGA OROZCO: (Santa rosa de Toay. Argentina, 1922. Buenos Aires, 1999). Una de las grandes poetas latinoamericanas del siglo XX. Algunos de sus libros publicados: Desde Lejos (1946). Las muertes (1952). Los juegos peligrosos (1962). La oscuridad es otro sol (Relatos, 1967). Museo Salvaje (1975). Cantos a Berenice (1977). Mutaciones de la realidad (1979). Tan sólo por estar (1983).


LA MALA SUERTE

Alguien marcó en mis manos,
tal vez hasta en la sombra de mis manos
el signo avieso de los elegidos por los sicarios de la desventura
Su tienda es mi morada
Envuelta estoy en la sombría lona de unas alas que caen y que
caen
Llevando la distancia donde quiera que vaya
sin acertar jamás con ningún paraíso a la medida de mis tentaciones
con ningún episodio que se asemeje a mi aventura.
Nada. Antros donde no cabe ni siquiera el perfume de la perduración,
encierros atestados de mariposas negras, de cuervos y de anguilas,
agujeros por los que se evapora la luz del universo.
Faltan siempre peldaños para llegar y siempre sobran emboscadas y
ausencias
No, no es un guante de seda este destino.
No se adapta al relieve de mis huesos ni a la temperatura de mi piel,
y nada valen trampas ni exorcismos,
ni las maquinaciones del azar ni las jugadas del empeño.
No hay apuesta posible para mí.
Mi lugar esta enfrente del sol que se desvía o de la isla que se aleja
¿No huye acaso el piso con mis precarios bienes?
¿No se transforma en lobo cualquier puerta?
¿No vuelan en bandadas azules mis amigos y no se trueca en carbón
el oro que yo toco?
¿Qué más puedo esperar de estos prodigios?
Cuando arrojo mis redes no recojo más que vasijas rotas,
perros muertos, asombrosos desechos
igual que el pobrecito pescador al comenzar la noche fantástica
del cuento.
Pero no hay desenlaces con aplausos y palmas para mí
¿No era heroico perder? ¿No era intenso el peligro? ¿No era bella
la arena?
Entre mi amado y yo siempre hubo una espada;
justo en medio de la pasión el filo helado, el fulgor venenoso
que anunciaba traiciones y alumbraba la herida en el final de la
novela
Arena, sólo arena en el fondo de todos los ojos que me vieron.
¿Y ahora con que lágrimas sazonaré mi sal,
con que fuego de fiebres consteladas encenderé mi vino?
Si el bien perdido es lo ganado, mis posesiones son incalculables.
Pero cada posible desdicha es como un vértigo,
una provocación que la insaciable realidad acepta, más tarde
o más temprano
Más tarde o más temprano,
estoy aquí para que mi temor se cumpla.
.
CARMEN BRUNA. Poeta argentina nacida en Quilmes, Provincia de Buenos Aires, en 1928. Colaboró con el grupo Poesía Buenos Aires, la revista Clepsidra y formó parte de las actividades del grupo surrealista argentino Signo Ascendente, junto a Silvia Guiard y Alberto Arias entre otros. Ha publicado: Bodas (1980), Morgana o el Espejismo (1983), La Diosa de las Trece Serpientes (1986), Lilith (1987), La Luna Negra de Lilith (1992), Melusina o la Búsqueda del Amor Extraviado (1993) y Antología de la Poesía Cósmica, Tanática y Alucinógena de Carmen Bruna (2004).


REQUIEM

¿Quién puede llamarse mi amigo?
¿A quien puedo llamar amigo?
En esta ciudad tan querida
nadie llora por mí;
el miedo me acosa desde el momento en que despierto;
un miedo que comenzó con mi nacimiento,
con las primeras violencias con las primeras prohibiciones.
Odie a las maestras que me enseñaron a leer y escribir
con el mismo gesto displicente con que a los niños pobres
se les da un juguete viejo en la noche de reyes;
como si ello fuera parte de una condena,
con la furia reprimida;
odie a mi maestra de sexto grado hasta el punto de desearle la muerte.

Odie las instituciones que aprisionaron mi cuerpo
y me negaban los derechos del sexo
odié a los poderosos ante los cuales se humillaban mis padres
odié a mis padres por humillarse ante ellos
pero disimulé mis odios como pude
porque esas buenas gentes me hubieran conducido sin piedad a la horca

Me tragué la desesperación y las ofensas
soporté que a los quince años me vistieran con una mortaja-
Después salí al mundo por mis propios medios
desollada, dispuesta a mentir, a engañar, a destruir y a destruirme.
Yo ya había sido juzgada y condenada por las fuerzas del orden
Pero no conocía la sentencia.
Viví muchos años en esa ignorancia.
A veces me sumergía en un pozo sin luz
y caminaba tanteando las paredes.

Buscaba la locura como una liberación,
buscaba el sueño como algunos suicidas buscan la muerte.
Fui feliz y desdichada alternativamente
feliz cuando en las sombras una mano cálida apretaba la mía
desdichada cuando perdida toda esperanza supe que jamás podría matarme,
y que debería aprender a soportar mis fracasosde cualquier manera, para siempre.
.

MARIA MELECK VIVANCO: (Córdoba, Argentina, 1931) Becada, representó a la poesía de su país en el “3er. Congreso Latinoamericano de Mujeres Escritoras” en la Universidad de Ottawa (Canadá). FuE invitada al “Congreso Internacional del Surrealismo en el 3er. Milenio” Roma, Italia, 1999. Algunos de sus Libros publicados: Hemisferio de la Rosa. Buenos Aires, 1973. Los Infiernos Solares. Buenos Aires. 1988. Balanza de Ceremonias. Buenos Aires, 1992. Canciones para Ruanda. Buenos Aires, 1998. Su poesía ha sido traducida parcialmente al italiano y al portugués.


LA DEVORACIÓN


Insensato no te detengas en mi fragilidad, cuyo vaho de cenizas
ha remontado tardes de colmenas

No pruebes ese caldo de sueños, que registran lunas fundadoras
de un azufre sediento De violetas desmenuzadas por el choque
del río sobre las piedras de la muerte

No levantes un castillo en mi sangre, que es apenas palabras
de seducción como brasas ardientes y encendidas coronas
en el mar

No desafíes al espejo en su postrera imagen Gestos para el delito
Hoteles de lujuria en paneles crecientes Criaturas que se esfuman,
que diluyen su corazón con los juglares del edén, para tocar
las manos de la nada

Principio y fin en tentaciones de la soledad Con sus cadáveres
rodeados de mariposas De aventureros enemistados con la
barbarie de la sombra

Entregaré a la maga sus collares vibrantes Cuerpos enguantados
de licor, a los placeres de palacio Bocas a las bocas sin salvación
por los confines escurridizos más desiertos.

Fiel a la demencia
Y a las insobornables ruedas del destino.
.
SILVIA GUIARD: (Argentina, 1957) Poeta, docente, bibliotecaria escolar, traductora. La más importante poeta argentina viva de impronta surrrealista. Obras publicadas con el seudónimo Silvia Grénier: Salomé o la búsqueda del cuerpo (1982) Los banquetes errantes: diario de viajes (1985), en ediciones Signo Ascendente. Sin seudónimo: Quebrada (ediciones Tsé-Tsé, Buenos Aires, 1998) En el reino blanco (Tsé-Tsé, 2006) “Tierra Adentro” (ensayo), publicado en Madrid en la revista Salamandra 15/16, 2005-2006.


ROTACIONES (V)


Aún más abajo, más abajo –dice la voz urgente de la sombra
Aún más abajo, más abajo, arráncate los ojos si es preciso
Y noquea tu sombra, desactiva tu espejo, raspa tus huesos
Con tu risa sorda.
¿Qué escarabajo extraño nos incita al crimen? ¿Qué zumbido
morboso nos zambulle en la noche? Las obsesiones son las
bellas sirenas de ojos como faros, de rutilantes labios que re-
piten incesantemente una misma señal. Y la inutilidad del
canto es lo más bello, lo más provocador, lo que nos llama.
Un dedo se extasía en contemplarse. Ese dedo está enfermo
Y su morbidez es soberana. La inutilidad, precioso anillo que
Da vuelta mundos. Alza su copa de ocios Salomé sobre la fiesta
Lenta y pesada de los cuerpos bañados en aceite. Alza su voz
de pájaros en celo, su licor de perfumes que entierran la memo-
ria en los espesos bosques de la danza. Lanza su risa arisca
sobre un mundo de huesos penitentes que eran cansadamente
una tierra despellejada y seca. Lanza su canto agudo como un
clítoris rojo, órgano de la inutilidad exasperada, que degüella en
su espasmo final toda la maloliente pesadumbre del mundo.
Dame tu lengua roja, la ociosidad salvaje de tu barba para que
entierre en ella la memoria de los mundos vividos. Dame el pelaje
suavemente oscuro de tu pecho para que desentierre la memoria
de una vida de enormes animales dormidos en la playa , para que
desentierre la pereza de las vegetaciones gigantescas entre plega-
miento y plegamiento. Dame el prehistórico reptil de un solo ojo
para que recupere, hipnotizada, el terror y la fascinación de la
primera virgen violada por el dios.
.

LAURA VICTORIA: (Colombia, Boyacá 1904). Vivió gran parte de su vida en México donde murió en el 2004 faltándole unos pocos meses para cumplir los cien años.. Hasta 1938 fue una destacada poetisa de temática erótico-amorosa, pero a partir de ese año, sumida en una crisis mística, se silencia y no vuelve a escribir sino 22 años después. Entre sus libros publicados figuran: Llamas azules (1933) Cráter sellado (1938) Cuando florece el llanto (1960) Viaje a Jerusalén (1985) Crepúsculo (1989) Itinerario del recuerdo (1998).


VENGANZA

Quieres borrar con el sopor del vino
la hiel de olvido que dejé en tu boca,
y eres la polvareda en mi camino
y yo soy en tus vértigos la roca.

Es inútil que sigas mi destino
con el sarcasmo que tu pie provoca.
Yo fui para tu orgullo el torbellino
Y tú la inundación que se desboca.

Por eso para ahogar tus ambiciones,
te azotaré con risa en mis canciones,
y como esclavo te unciré a mis huellas.

Mientras que cien pupilas de mujeres
te ofrecerán en lúbricos placeres
mi propia imagen deformada en ellas.
.

ORIETTA LOZANO: (Cali, Colombia, 1956) Quizás la más lograda de las poetas colombianas posteriores al nadaísmo. Entre sus libros figuran: Fuego secreto (1980) Memoria de los espejos (1983) El vampiro esperado (1986)



EL VAMPIRO ESPERADO

A Ghérasim Luca



Hay otras dimensiones
en el insomnio
Una palabra se esconde
para ser buscada
y ahuyentar el sueño,
un suceso coincide
con la perturbada luna.
Sobre los escombros del jardín
sueño una cita con mi amor
o con la muerte.
Césped, mirtos, punzones extraños.
Me visto con el traje desnudo de mi piel
-ojos vidriosos-
-brazos abiertos-
no me atrevo a mirar, pero mi piel mira.
Bajo el estanque amarillo de la luna
antaño hubo un encuentro
-una doncella en su castillo
rodeada de alas que habitan en los bosques
pensaba en Byron
y se dejaba amar por un caballero
cubierto de siglos-
Sombras obstinadas acechan la inquebrantable noche.
Resulta difícil…
luego es tan fácil
precipitarse entre los brazos
fijos y abiertos de la nada
y hechizarse y reencarnar
en el tiempo contenido de su terca sangre,
mientras chirriantes sonidos de carros
avanzan hacia la ciudad dorada.
Dejarse succionar, avasallar,


dejarse arrastrar
hacia la eternidad
palpar la silueta silenciosa
el mortífero sudor de su frente
y el ansia desesperada de amar y ser amado
obstinado hombrecito
jadeante y esplendoroso monstruo
nebulosa criatura ávida de rojo estupor
y negra paz
archipiélago, mar ciego, murciélago
lago denso donde se delira
con los más tenebrosos espejismos
¡Yo te espero!
la felicidad se aspira como un olor
de habitación enmohecida cuidadosamente
por el gesto anómalo de tu boca
por la inconfesable intención de tu deseo
por la avalancha de pensamientos que sacuden
tu cerebro poseído.
Turbado y cerrado el espacio contiene
la noche rígida
la polilla que premedita la destrucción.
Vestida con mi desnudez
tatuada de espera
diviso la mesa
donde una llama fluye compasiva
y en un libro se corroe una leyenda
Continúa tu eternidad maquínica
En la geometría de mi abismo

Déjame buscar lo absoluto en tu centro
Intemporal circular
y oscuro.
.
MÓNICA GONTOVNIK: (Barranquilla, Colombia 1951). Poeta y bailarina. Ha publicado los siguientes libros: Ojos de ternera (1979). La cicatriz en el ojo (1980). Y tirada temblando miraré el relámpago (1982). Objeto de Deseo (1992) Flor de agua (1993) Pandora parrandera (2.000)


ALONDRA EN EL SILENCIO



-Alondra

Tuve que sacarte halarte botarte a la orilla

El amor es un cuento de hadas que inventamos las sirenas
aunque paguemos el pecado con alas de fuego

Si Ícaro se quemó por mirar al sol de frente
Yo me sumerjo
Para encarar la verdadera muerte.

Respira
usa el aire que conozco
Huye de mi humedad
Antes de que te atrape esta necesidad
De tener agallas.


-El Silencio


Después de lo que ha pasado
(como en la canción de Tite Curet )
el amor se convierte
en una muerte contínua
muy parecida a un guaguancó
donde el adiós acecha
en cada esquina.
.
LUCIA ESTRADA: (Medellín, Colombia, 1980). Joven y talentosa poeta de las últimas promociones literarias de su país. Ha publicado los siguientes libros: Fuegos Nocturnos (1997), La noche líquida (2.000), Maiastra (2002) El ojo de Circe (Universidad Externado de Colombia, 2008)


Primero un pie
después el otro
después ninguno

¿A qué allegarse?
Todo lugar
Puede ser el no lugar,
Toda certeza
Ninguna certeza.

Caminar, caminar, caminar,
como si nunca nadie
hubiese caminado.

Primero un pie
después el otro
después ninguno…
Falto a mis pies
Y me aferro a la noche,
Bastón ciego, silla giratoria, blanco.

Caminar, caminar, caminar.

El viaje reinventa las piedras
El viaje nos reinventa para las piedras.

Primero un pie
Después el otro…

Fascinación de lo siempre inconcluso.





Bajo los cuervos las sombras
recorren el camino sin tocarlo
Alberto Blanco
.
Busco el lugar de la herida
el dardo que se incrusta
como tiempo
en las paredes.

Busco entre los rostros
aquel que resuma nombres,
gestos,
la mueca exacta
de la realidad.

El cuerpo se abre paso
entre el cuchillo;
la sangre guarda el secreto
de su noche vastísima

¿Quién reconstruye la pérdida,
quién el mundo atravesado
Por su propia lanza?

¿Quién permanece aún
como puerto firme
a pesar del naufragio?

¿Quién con los ojos abiertos?

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