miércoles, 16 de agosto de 2017

CINCO POEMAS DE EFRAIN MIRANDA


EFRAÍN MIRANDA (PUNO)  FOTOGRAFÍA: CORTESÍA DE CAMILO SANCHEZ SERRUTO, PUBLICADA EN EL SUPLEMENTO CULTURAL TOTORIA DEL DIARIO LOS ANDES. (Fuente: https://lamula.pe/2015/04/11/poemas-de-efrain-miranda-puno-y-unas-palabritas/rosvalcarcel/)


EQ

Soi una indiecita escolar. Me reconoces;
mi retrato está en folios de grandes libros;
retratada con polleras o con “uniforme”.

Me pongo de cabeza  y el cielo está abajo
y la tierra queda arriba; así no es mi mundo;
me pongo de pies:
el cielo regresa arriba
y la tierra para abajo; el mundo comienza en mis pies,
este es mi mundo.
El mundo comienza en mis huesos,
en los truenos que respiro, en las cordilleras que empuño
y hago una madeja para tener mi imago mundi.

Mis trenzas hacen camino a la casa—, en los folios
te informaste que se destechan sacándole un palo;—
mi abuelito me dice pariguana
porque aprendo a dormir sin cerrar los ojos;
mi tío no sabe ni firmar
y mi tío materno tiene primaria
me riñe que acaso por eso come más.

Los vidrios de la Escuela
desvían el Sol hasta mi patio distante;
la Escuela es la casa más grande de todo;
le he dicho a mi padre que compre una carpeta para nosotros.

Frente a la pizarra se me adelanta una niña blanca,
a ella es a quien educa el Maestro.
Lloro porque soi india y tengo una niña blanca
que el Maestro ha creado dentro de mí;
esta niña no me puede;
el Maestro le da fuerzas y sustento
el Maestro tiene grandes métodos para esa niña.
El Maestro se olvida de mí, de todos los alumnos
y dice que para los indios no se ha inventado nada.

A ratos me confunde: me convierte en ella
o ella en mí;
cuando no me habla el profesor, desaparece;
en cada diciembre muere y cada abril resucita.
Al concluir mis estudios se extinguirá
en la parcialidad.



MY

La capital del Tiahuanaco fue Tiahuanaco,
la capital del Tahuantinsuyo fue el Cusco
la capital del coloniaje fue Lima.
la capital de la república es Lima.
Ni los virreyes ni los presidentes
hicieron mudanza descentralista.

Quien domina el Perú, ¿domina Lima?
quien domina a Lima, ¿domina al Perú?
¿Es Lima el estómago del país?
¿Es Lima la sangre de la república?
El cerebro del Estado, ¿es Lima?
El cuerpo del territorio, ¿es Lima?
¿Es Lima el mundo sensible de la nación?
¿Es Lima la riqueza subjetiva de la patria?
¿Es Lima la entrada a lo racional
o la salida de lo irracional?
¿Es Lima el conflicto de las complicaciones individuales
o es la confusión de los enredos sociales?

Lima, los basamentos de la movilidad social;
Lima, la cúspide de los contactos simbólicos;
Lima, la descontrolada, la cosmopolita,
la del neutralismo, la ambigüedad…



6

            Las niñas con voz de abuelas hipertensas,
las futuras madres con proceso de criaturas nonatas,
las célibes con lamento de madres solteras,
los ancianos con ronquidos de niños desvalidos
sobre la planicie del cerro, demandan:
¡Compasión; Señor!
¡Piedad; Señor!
¡Misericordia; Señor!
¡Lluvia, lluvia, Señor!

            La protección —nosotros— de los dioses semiasfixiados
llega a su término.
El alegre y diáfano columpiar que fue de la Tierra
es ahora dentro de una bolsa fétida de hollines

La legalidad y legitimidad de las lluvias
han sido vulnerables por la locura,
vanidosa e imprudente de esta civilización.

Se han derogado los derechos de la nube y del viento;
se ha descodificado la justicia del clima;
se ha bombardeado la organización del espacio.
Los alboreos y ocasos creaban estados sublimes;
los de ahora provocan ánimo malsano e impulsos agresivos.
La atmósfera fue autosuficiente de recursos propios,
reprendía al calor y castigaba al frío.
Las lluvias pasadas eran inodoras y traslúcidas,
las de ahora son mefíticas, manchadas.



34

            Nuestras capturadas almas
flamean mártires en la punta de encendidas espadas,
esgrimidas por arcángeles y santos.
           
Son modelos de armas antiquísimas, antes de la humanidad;
y, en nuestro caso, antes del fuego del infierno;
hechas a golpe en las factorías de Luzbel, en épocas
de mutua amistad y confianza con Jehová.
           
San Gabriel, San Miguel, San Santiago, San Jorge…
espadachines diestros e invencibles
con San Bartolomé y su cuchillo,
presentes a la vanguardia de los combates contra nosotros
indios con flechas, maqanas, hondas.
           
Los reconocemos en los altares,
en las festividades patronales calendarizadas.
Y, a pesar de ser enemigos divinos nuestros, ¿cómo es
que nos han obligado a venerarlos
si participaron directamente en el despojo sangriento
de nuestro Tawantinsuyo?
           
Todo comenzó con el tráfico de alcohol desde la península;
induciéndonos a la violencia, al sexo, la gresca, el crimen.
La clase virreinal y la comunidad católica aplaudieron, (todavía, lo
hacen); y califican de Buen Año a más de dos
muertos. Y argumentan la creencia de Mal Año,
en caso de no producirse crímenes.

            Y, en los costumbrismos orgiásticos,
han aparecido santos y santas insinuadoras del folclore,
la dipsomanía, las crisis hogareñas, los pleitos, etc.



90

            En era de los dioses descansando,
aprovechan las naciones para salir de fronteras
y sangrar a la siguiente, en carnicería de guerra,
cada vez más interesantes, por estrenar novísimas armas.
           
Los medios violentos seleccionados valen por sí mismos.
Para los dioses, ello es recurrencia prearcaica.
En tales épocas los hacían intervenir a la fuerza. Hoy,
las doctrinas de belicosidad han cambiado. Los dioses,
se mantienen al margen distrayéndose con sacudidas
a mantos tectónicos, propagando epidemias, repartiendo calamidades.

            Los pueblos, despavoridos, se apretujan ante los altares:
—«Buda; conmiseración».
—«Krishna; piedad».
—«Dios; ampáranos».
—«Aláh; perdón».

—«¿Ven? Nada mejor para los tontos que las guerras y los desastres»
—«¡Que se frieguen. Harto les costará el haberse olvidado de nosotros!»
—«Mírenlos. Cómo se estrujan, ahora, ante los altares nuestros».
—«Plagas, hambrunas, miserias. Vale la pena prolongarlas… ¿No?».
           
Birakocha, irá a las culturas; siempre y cuando
e inicialmente, sus dioses inicien un período de purificación.
           
Birakocha no es ególatra.
¿Para qué naciones que lo adoren, vanamente?
Birakocha es un creyente.
Cree en la relación, fidelidad-confianza
que enlaza una persona a otra,
individuos a otros,
entre semejantes. Birakocha, nunca fue límite.
Birakocha, fundó el parentesco supremo no sanguíneo: fraternidad.
Propició y reconoció el nexo supremo: mancomunidad.
Birakocha, es el inmediato vínculo: sociedad-naciones;
Birakocha, es el Cosmos, el aguacero y el fructiferar
de analogías indestructibles:
Humanidad –Tierra–Cosmos.





Efraín Miranda (Puno, 1925 - Arequipa, 2015). Libros: Muerte cercana (Lima: Talleres Gráficos Mecanógrafo, 1954); Choza (Lima: Empresa Editora Humboldt, 1978); Vida (Lima: s.n., 1980); Padre sol (Puno: LACG editor, 1998), Indios dios runa: antología poética del profeta del fuego (Lima: Andesbooks, 2008).

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