Gerard Manley Hopkins: Cónsul Jones
Poema recientemente encontrado en 1998.
por Delia Pasini
(especial para El Jabalí)
La versión en inglés de este poema apareció por primera vez en la revista America (20 octubre 1999), editada por los jesuitas de los Estados Unidos de Norteamérica y del Canadá. Joseph J. Feeney, jesuita profesor de inglés en la Universidad de Saint Joseph, Filadelfia, y coeditor de la publicación The Hopkins Quarterly y autor del artículo, relata cómo lo encontró en Londres el 14 de julio de 1998, mientras hurgaba en los papeles del sacerdote Gerald F. Lahey, quien escribió la primera biografía de Hopkins en 1930.
La paciente investigación de Feeney y de otros jesuitas interesados en rescatar la obra del gran poeta inglés, permite dar fe de la autenticidad de este poema, que Hopkins escribió en 1875. Por aquel entonces vivía en el Colegio San Beuno, en el norte de Gales, donde estudiaba teología y galés. James Jones, el cónsul o César del título, se hizo famoso por ser el rector que sugirió a Hopkins escribir un poema en conmemoración del naufragio del Deutschland en la desembocadura del Támesis.
Cónsul Jones, escrito para una celebración, fue probablemente representado (en palabras del propio Hopkins, que con tal fin había concebido éste como otros de sus poemas) el 22 de julio de 1875, y también habrá sido cantado por él, pese a la pésima reputación como cantante que tenía entre sus amigos de Dublín. Ese día se celebraba el Día del Provincial, en ocasión de la visita anual del superior provincial de Londres, el sacerdote Peter Gallwey, que conocía y apreciaba las dotes de Hopkins y siempre lo alentaba a escribir, aunque cabe recordar que una vez escrito El naufragio del Deutschland (apenas cinco meses después de Cónsul Jones) los editores de The Month, la revista de la orden, optaron finalmente por no publicarlo.
Los archivos en Londres poseen extensos obituarios de los dieciocho jesuitas ingleses mencionados en el poema y en Dublín se encuentran los referidos a los dos irlandeses (incluido Edward Murphy, el de los sermones ardientes). En los Estados Unidos Feeney encontró el obituario del último de los mencionados, nacido en Nueva Orleans.
El poema retrata de modo jocoso a los jesuitas en sus actividades. Está hablado en la persona de Peter Prestage (una suerte de bedel u oficial de enlace con el rector) y escrito en lenguaje llano y una jerga que a veces hubiera sido incomprensible, de no haberse contado con las aclaraciones proporcionadas por Feeney, que también acredita la ayuda que recibió de parte de los jesuitas ingleses, como también de los profesores Norman H. McKenzie y Catherine Phillips, del Downing College, en Cambridge y del Penguin Dictionary of Historical Slang.
Vemos entonces que los jesuitas estudian la teología de la gracia, tararean melodías y tonadas para practicar los sermones, cazan conejos enviando hurones a sus madrigueras, aparean pájaros o pequeños animales, estudian alemán y fuman en pipa, toman rapé, enseñan el catecismo a los galesitos y les dan golosinas, pues un método predilecto para convertirlos era darles alimentos. También construyen senderos y caminos en San Beuno, componen ardientes sermones, escriben un diario (o están demasiado ocupados para hacerlo), cultivan miel y tal como ha trascendido, se comportaban con tanta amabilidad que la gente hacía bromas con ello. El obituario de Lapasture, S.J. resalta su "paciencia y carácter afable" y "la gentileza de su comportamiento". Thomas Rigby supuestamente hace demasiadas cosas para registrarlas y se destacan dos pares de hermanos de sangre, los Splaine de Liverpool y los Kerr de la frontera con Escocia, los primeros notables por su aire marcial al caminar. Hopkins termina su poema con un comentario irónico sobre la pobre calefacción en San Beuno, por eso un teólogo cuya habitación está en "el Hamlet" (el último piso, orientado hacia el Monte Snowdon) se sienta "helado en su catre".
El fondo musical de poema es importante, pues está escrito según la melodía vivaz de "Cader Idris", en compases de 3/4. Dicho aire también es conocido como "Jenny Jones", y ese juego con el nombre del rector no habrá pasado inadvertido al por entonces alegre Hopkins. James Jones, aunque nacido en Irlanda, descendía de una antigua familia galesa de Ruthin, localidad cercana a Beuno. Cónsul Jones es juguetón y Hopkins juega con situaciones y sobrenombres; "Bodo", por ejemplo, alude al hermano Luis Bodoano. Estamos ante el Hopkins que se divertía leyendo a Lewis Carroll, Edward Lear, W.S. Gilbert y Thomas Hood. El hermano James Lonergan es el "James el Primitivo que viene de allende el mar"; John Clayton es "el vigoroso y ostensible Sísifo" atareado mientras observa cómo trabajan los otros, los hermanos sanguíneos parecen bivalvos y el inefable Murphy, ése del dístico glorioso, provoca partos prematuros y enloquece a las solteronas con sus vehementes sermones de infiernos llameantes.
Las variaciones rítmicas del poema (anapéstico con toques de dactílico) preanuncian las nuevas y por lo visto osadas cadencias que ya rondaban por la cabeza de Hopkins, ese ritmo saltarín plasmado en El naufragio del Deutschland y que tanto desconcertara a los jesuitas como para no atreverse a editarlo.
La poesía de Hopkins encarna como ninguna otra el destino de toda obra literaria: exclusión y posterior rescate. Al no haberse publicado en vida del poeta, y por haberse perdido (por omisión o indiferencia) muchos de sus manuscritos, uno siempre tiene la certeza de que hay, o sin duda hubo, muchos más poemas de los conocidos y la esperanza de que sigan apareciendo. Refuerza este deseo el saber que Robert Bridges, destinatario de esos manuscritos que Hopkins le hacía llegar tan pronto los escribía, en su afán por imponer a su amigo como poeta trascendente, destruyó una serie de "poemas cómicos" que Hopkins le había enviado. Por cierto, sumiso y fiel a la Orden, el poeta acalló su afán de ver publicados sus versos pero el artista, fiel al don recibido, procuró ponerlos a salvo. De haberlos abandonado entre sus papeles, hoy no tendríamos la felicidad de leerlos ni la emoción de constatar una y otra vez cómo la música que de ellos surge compone un sentido esencial, capaz de liberarnos por un instante del páramo y de hacernos palpar la exquisita, frágil y permanente condición de una obra que procura exaltar la gloria del universo y, por ende, de las criaturas que lo pueblan.
"Cónsul Jones"
UN VISTAZO A SAN BEUNO SEGÚN LA MIRADA DE UN BEDEL
Tonada galesa "Cader Idris" o "Jenny Jones"
(Me llamo Edward Morgan y vivo en Langolen)
Me llamo Peter Prestage, en Beuno soy bedel,
mi puesto es una sinecura, sine qua non,
qué pasa ante mis narices me he propuesto saber
y de cuanto sucede va esta breve relación.
Allí está Hayden, trabaja sobre "gracias" y "valores",
Barraud gorjea fragmentos de aires sincopados
mientras tanto Reeve habrá salido con los hurones
nuestros gustos, "cónsul Jones", son así de variados.
Bacon (esta vez por su título debe darme permiso)
y James el Primitivo que viene de allende el mar
son criaturas siempre verdes del jardín del Paraíso
compañeros que aparean sin cesar de aparear.
Cardwell, hace algún tiempo inglés y hombre sincero,
piensa hoy como germano con áspero decir:
ese erudito, amable y casi inhumano chisporroteo
previene a Dubberley que el rapé debe omitir.
Scoles, un apóstol cuyo método es "darles de comer"
tiene tortas para la panza y verdades para el cerebro.
Por todos lados los cariñosos galesitos llegan en tropel:
ellos saben dónde el sol calienta más en el invierno.
Clayton, vigoroso y ostensible Sísifo
trazando un camino que jamás se acaba,
mira y deja que los otros (se lo ve atareado, agitadísimo)
empujen la carretilla y transpiren la pala.
Murphy da sermones tan fieros, de infiernos tan ardientes,
que adelanta los partos y aterra a las solteras.
De su diario Hayes escribe el tomo veintisiete
pero Bodo se priva; no es tiempo de zonceras.
Lund, siempre joven, con velo y turbante vestido,
roba en las colmenas la miel que habremos de beber;
en paz viviríamos si a una sierpe no diésemos asilo,
esta calumnia en labios de Lapasture empieza a crecer.
Esos son los notables, pero otros también tenemos;
Rigby solo hasta las diez me ocuparía;
y aludiré al pasar a dos bivalvos fraternos:
los Splaine del "Polo Norte" y los Kerr de "La Guarida".
De los primeros añadiré algo más, si no me lanzan puñales,
en la caballería pronto se enrolarán, eso supongo yo,
pues creo, al verlos marchar con aires tan marciales,
que nuestro Sib es húsar y nuestro Bill dragón.
¡Bendito el hombre con hogar y un cubo de carbón al lado!
Su compañero del "Hamlet" se sienta helado en el catre.
Los hermanos legos distinguen sutilmente los cuartos:
unos "se calientan por tubos" y en otros "el aire está que arde".
Tales son mis ideas sobre los nuestros y nuestra morada
dichas con lenguaje llano que no quiere ser ofensivo
y cumpliendo mi promesa, porque eso no cuesta nada,
ya no los retengo más y esto doy por concluido.
"Consule Jones"
A GLIMPSE OF ST BEUNO´S THROUGH THE EYE OF A BEADLE
Welsh air "Cader Idris" or "Jenny Jones"
(My name is Edward Morgan, I live at Llangollen)
My name´s Peter Prestage, I´m beadle at Beuno´s,
My post is a sinecure, sine qua non,
I have made it a point to see what´s under my nose
And here´s a short statement of things that go on.
There´s Hayden at work upon "graces" and "merits"
Barraud warbles snatches of tunes and of tones,
While Reeves all the while may be out with the ferrets,
Our tastes are so various, "consule Jones".
Bacon (the title for once he must pardon)
And James the Primeval from over the Main
Are evergreen natures from Paradise garden,
Mates ever mating and mating again.
Cardwell an Englishman once and a true man
His thoughts all turned German, his words all gone gruff:
A learned and amiable bonfire scarce human
Serves to warn Dubberley not to take snuff.
Scoles an Apostle whose method is "souping"
Has cakes for the belly, and truths for the head.
All round the affectionate Taffies come trouping
They know on which side he has buttered their bread.
Clayton a sturdy ostensible Sisyphus,
Making a road which will never be made,
Looks on, and let others (he seems in a busy fuss)
Trundle the barrow and sweat at the spade.
Murphy makes sermons so fierce and hell-fiery,
Mothers miscarry and spinsters go mad.
Hayes pens his seven and twentieth diary,
Bodo´does not, there´s no time to be had.
Lund, ever youthful, well vizor´d and turban´d,
Robs hives of that honey which we are to sip
And we should live at peace but we harbour a serpent,
´tis calumny dropped from the Lapasture´s lip.
These are our notables though we have others,
Rigby alon would employ me till ten,
And I can but allude to two bivalves of brothers
The Splaines of the "North Pole", the Kerrs of the Den.
Of the first I´ll add so much, if they´ll not look daggers,
I fancy they´ll list in the cavalry soon–
For I think, as I see them swing by with such swaggers
That a Sib´s a Huzzar and that Bill´s a dragoon.
How blest is the man with a fireplace and scuttle!
His mate of the "Hamlet" sits cold in his cot.
The laybrothers´distinction of bedrooms is subtle:
Some "heating by piping" and some "piping hot".
Such are my thoughts of our folk and our domicile
Couched in plain language not meant to be rude;
And having thus been as good as my promise I´ll
Keep you no longer, and here I´ll conclude.
Tomado de http://www.poesiaeljabali.com.ar/2menu.htm
Poema recientemente encontrado en 1998.
por Delia Pasini
(especial para El Jabalí)
La versión en inglés de este poema apareció por primera vez en la revista America (20 octubre 1999), editada por los jesuitas de los Estados Unidos de Norteamérica y del Canadá. Joseph J. Feeney, jesuita profesor de inglés en la Universidad de Saint Joseph, Filadelfia, y coeditor de la publicación The Hopkins Quarterly y autor del artículo, relata cómo lo encontró en Londres el 14 de julio de 1998, mientras hurgaba en los papeles del sacerdote Gerald F. Lahey, quien escribió la primera biografía de Hopkins en 1930.
La paciente investigación de Feeney y de otros jesuitas interesados en rescatar la obra del gran poeta inglés, permite dar fe de la autenticidad de este poema, que Hopkins escribió en 1875. Por aquel entonces vivía en el Colegio San Beuno, en el norte de Gales, donde estudiaba teología y galés. James Jones, el cónsul o César del título, se hizo famoso por ser el rector que sugirió a Hopkins escribir un poema en conmemoración del naufragio del Deutschland en la desembocadura del Támesis.
Cónsul Jones, escrito para una celebración, fue probablemente representado (en palabras del propio Hopkins, que con tal fin había concebido éste como otros de sus poemas) el 22 de julio de 1875, y también habrá sido cantado por él, pese a la pésima reputación como cantante que tenía entre sus amigos de Dublín. Ese día se celebraba el Día del Provincial, en ocasión de la visita anual del superior provincial de Londres, el sacerdote Peter Gallwey, que conocía y apreciaba las dotes de Hopkins y siempre lo alentaba a escribir, aunque cabe recordar que una vez escrito El naufragio del Deutschland (apenas cinco meses después de Cónsul Jones) los editores de The Month, la revista de la orden, optaron finalmente por no publicarlo.
Los archivos en Londres poseen extensos obituarios de los dieciocho jesuitas ingleses mencionados en el poema y en Dublín se encuentran los referidos a los dos irlandeses (incluido Edward Murphy, el de los sermones ardientes). En los Estados Unidos Feeney encontró el obituario del último de los mencionados, nacido en Nueva Orleans.
El poema retrata de modo jocoso a los jesuitas en sus actividades. Está hablado en la persona de Peter Prestage (una suerte de bedel u oficial de enlace con el rector) y escrito en lenguaje llano y una jerga que a veces hubiera sido incomprensible, de no haberse contado con las aclaraciones proporcionadas por Feeney, que también acredita la ayuda que recibió de parte de los jesuitas ingleses, como también de los profesores Norman H. McKenzie y Catherine Phillips, del Downing College, en Cambridge y del Penguin Dictionary of Historical Slang.
Vemos entonces que los jesuitas estudian la teología de la gracia, tararean melodías y tonadas para practicar los sermones, cazan conejos enviando hurones a sus madrigueras, aparean pájaros o pequeños animales, estudian alemán y fuman en pipa, toman rapé, enseñan el catecismo a los galesitos y les dan golosinas, pues un método predilecto para convertirlos era darles alimentos. También construyen senderos y caminos en San Beuno, componen ardientes sermones, escriben un diario (o están demasiado ocupados para hacerlo), cultivan miel y tal como ha trascendido, se comportaban con tanta amabilidad que la gente hacía bromas con ello. El obituario de Lapasture, S.J. resalta su "paciencia y carácter afable" y "la gentileza de su comportamiento". Thomas Rigby supuestamente hace demasiadas cosas para registrarlas y se destacan dos pares de hermanos de sangre, los Splaine de Liverpool y los Kerr de la frontera con Escocia, los primeros notables por su aire marcial al caminar. Hopkins termina su poema con un comentario irónico sobre la pobre calefacción en San Beuno, por eso un teólogo cuya habitación está en "el Hamlet" (el último piso, orientado hacia el Monte Snowdon) se sienta "helado en su catre".
El fondo musical de poema es importante, pues está escrito según la melodía vivaz de "Cader Idris", en compases de 3/4. Dicho aire también es conocido como "Jenny Jones", y ese juego con el nombre del rector no habrá pasado inadvertido al por entonces alegre Hopkins. James Jones, aunque nacido en Irlanda, descendía de una antigua familia galesa de Ruthin, localidad cercana a Beuno. Cónsul Jones es juguetón y Hopkins juega con situaciones y sobrenombres; "Bodo", por ejemplo, alude al hermano Luis Bodoano. Estamos ante el Hopkins que se divertía leyendo a Lewis Carroll, Edward Lear, W.S. Gilbert y Thomas Hood. El hermano James Lonergan es el "James el Primitivo que viene de allende el mar"; John Clayton es "el vigoroso y ostensible Sísifo" atareado mientras observa cómo trabajan los otros, los hermanos sanguíneos parecen bivalvos y el inefable Murphy, ése del dístico glorioso, provoca partos prematuros y enloquece a las solteronas con sus vehementes sermones de infiernos llameantes.
Las variaciones rítmicas del poema (anapéstico con toques de dactílico) preanuncian las nuevas y por lo visto osadas cadencias que ya rondaban por la cabeza de Hopkins, ese ritmo saltarín plasmado en El naufragio del Deutschland y que tanto desconcertara a los jesuitas como para no atreverse a editarlo.
La poesía de Hopkins encarna como ninguna otra el destino de toda obra literaria: exclusión y posterior rescate. Al no haberse publicado en vida del poeta, y por haberse perdido (por omisión o indiferencia) muchos de sus manuscritos, uno siempre tiene la certeza de que hay, o sin duda hubo, muchos más poemas de los conocidos y la esperanza de que sigan apareciendo. Refuerza este deseo el saber que Robert Bridges, destinatario de esos manuscritos que Hopkins le hacía llegar tan pronto los escribía, en su afán por imponer a su amigo como poeta trascendente, destruyó una serie de "poemas cómicos" que Hopkins le había enviado. Por cierto, sumiso y fiel a la Orden, el poeta acalló su afán de ver publicados sus versos pero el artista, fiel al don recibido, procuró ponerlos a salvo. De haberlos abandonado entre sus papeles, hoy no tendríamos la felicidad de leerlos ni la emoción de constatar una y otra vez cómo la música que de ellos surge compone un sentido esencial, capaz de liberarnos por un instante del páramo y de hacernos palpar la exquisita, frágil y permanente condición de una obra que procura exaltar la gloria del universo y, por ende, de las criaturas que lo pueblan.
"Cónsul Jones"
UN VISTAZO A SAN BEUNO SEGÚN LA MIRADA DE UN BEDEL
Tonada galesa "Cader Idris" o "Jenny Jones"
(Me llamo Edward Morgan y vivo en Langolen)
Me llamo Peter Prestage, en Beuno soy bedel,
mi puesto es una sinecura, sine qua non,
qué pasa ante mis narices me he propuesto saber
y de cuanto sucede va esta breve relación.
Allí está Hayden, trabaja sobre "gracias" y "valores",
Barraud gorjea fragmentos de aires sincopados
mientras tanto Reeve habrá salido con los hurones
nuestros gustos, "cónsul Jones", son así de variados.
Bacon (esta vez por su título debe darme permiso)
y James el Primitivo que viene de allende el mar
son criaturas siempre verdes del jardín del Paraíso
compañeros que aparean sin cesar de aparear.
Cardwell, hace algún tiempo inglés y hombre sincero,
piensa hoy como germano con áspero decir:
ese erudito, amable y casi inhumano chisporroteo
previene a Dubberley que el rapé debe omitir.
Scoles, un apóstol cuyo método es "darles de comer"
tiene tortas para la panza y verdades para el cerebro.
Por todos lados los cariñosos galesitos llegan en tropel:
ellos saben dónde el sol calienta más en el invierno.
Clayton, vigoroso y ostensible Sísifo
trazando un camino que jamás se acaba,
mira y deja que los otros (se lo ve atareado, agitadísimo)
empujen la carretilla y transpiren la pala.
Murphy da sermones tan fieros, de infiernos tan ardientes,
que adelanta los partos y aterra a las solteras.
De su diario Hayes escribe el tomo veintisiete
pero Bodo se priva; no es tiempo de zonceras.
Lund, siempre joven, con velo y turbante vestido,
roba en las colmenas la miel que habremos de beber;
en paz viviríamos si a una sierpe no diésemos asilo,
esta calumnia en labios de Lapasture empieza a crecer.
Esos son los notables, pero otros también tenemos;
Rigby solo hasta las diez me ocuparía;
y aludiré al pasar a dos bivalvos fraternos:
los Splaine del "Polo Norte" y los Kerr de "La Guarida".
De los primeros añadiré algo más, si no me lanzan puñales,
en la caballería pronto se enrolarán, eso supongo yo,
pues creo, al verlos marchar con aires tan marciales,
que nuestro Sib es húsar y nuestro Bill dragón.
¡Bendito el hombre con hogar y un cubo de carbón al lado!
Su compañero del "Hamlet" se sienta helado en el catre.
Los hermanos legos distinguen sutilmente los cuartos:
unos "se calientan por tubos" y en otros "el aire está que arde".
Tales son mis ideas sobre los nuestros y nuestra morada
dichas con lenguaje llano que no quiere ser ofensivo
y cumpliendo mi promesa, porque eso no cuesta nada,
ya no los retengo más y esto doy por concluido.
"Consule Jones"
A GLIMPSE OF ST BEUNO´S THROUGH THE EYE OF A BEADLE
Welsh air "Cader Idris" or "Jenny Jones"
(My name is Edward Morgan, I live at Llangollen)
My name´s Peter Prestage, I´m beadle at Beuno´s,
My post is a sinecure, sine qua non,
I have made it a point to see what´s under my nose
And here´s a short statement of things that go on.
There´s Hayden at work upon "graces" and "merits"
Barraud warbles snatches of tunes and of tones,
While Reeves all the while may be out with the ferrets,
Our tastes are so various, "consule Jones".
Bacon (the title for once he must pardon)
And James the Primeval from over the Main
Are evergreen natures from Paradise garden,
Mates ever mating and mating again.
Cardwell an Englishman once and a true man
His thoughts all turned German, his words all gone gruff:
A learned and amiable bonfire scarce human
Serves to warn Dubberley not to take snuff.
Scoles an Apostle whose method is "souping"
Has cakes for the belly, and truths for the head.
All round the affectionate Taffies come trouping
They know on which side he has buttered their bread.
Clayton a sturdy ostensible Sisyphus,
Making a road which will never be made,
Looks on, and let others (he seems in a busy fuss)
Trundle the barrow and sweat at the spade.
Murphy makes sermons so fierce and hell-fiery,
Mothers miscarry and spinsters go mad.
Hayes pens his seven and twentieth diary,
Bodo´does not, there´s no time to be had.
Lund, ever youthful, well vizor´d and turban´d,
Robs hives of that honey which we are to sip
And we should live at peace but we harbour a serpent,
´tis calumny dropped from the Lapasture´s lip.
These are our notables though we have others,
Rigby alon would employ me till ten,
And I can but allude to two bivalves of brothers
The Splaines of the "North Pole", the Kerrs of the Den.
Of the first I´ll add so much, if they´ll not look daggers,
I fancy they´ll list in the cavalry soon–
For I think, as I see them swing by with such swaggers
That a Sib´s a Huzzar and that Bill´s a dragoon.
How blest is the man with a fireplace and scuttle!
His mate of the "Hamlet" sits cold in his cot.
The laybrothers´distinction of bedrooms is subtle:
Some "heating by piping" and some "piping hot".
Such are my thoughts of our folk and our domicile
Couched in plain language not meant to be rude;
And having thus been as good as my promise I´ll
Keep you no longer, and here I´ll conclude.
Tomado de http://www.poesiaeljabali.com.ar/2menu.htm
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