martes, 12 de junio de 2007

ELOGIO DE LA INFANCIA: POETAS PERUANOS DE TRES DÉCADAS (1965-1988) POR PAUL GUILLÉN

Procesión y calvario de Julieta Silvestre

Yo pienso que ya no va a haber nuevas generaciones; pienso que no va a haber 80, 90, nada de esto; pienso que el destino de la poesía peruana se está jugando en estas generaciones del 60, 70 y tal vez 80. Pero creo que a nivel de poesía es así, no hay otra. Es decir se ha llegado a un grado en que el riesgo es lo no planteado hasta ahora; el riesgo de escribir una poesía total.

Enrique Verástegui (1983)

Pienso que es absurdo sostener que tras los años 60 se estancó la poesía peruana. Creo más bien que allí empieza la poesía peruana tal como la entiendo. La modernidad de poetas como Cisneros-Hinostroza-Lauer-Martos es nuestro punto de partida. Y el vendaval del 70 (Hora zero) es una profundización de dicha modernidad (para mí lo más moderno –lo nuevo- es lo más indio, lo más cholo).

Roger Santiváñez (2004)

Un reciente artículo del poeta y crítico uruguayo Eduardo Espina en la Jornada de la UNAM llama la atención sobre la proliferación de antologías a nivel mundial y anota que lo que definiría una buena antología sería articular “las preferencias formales del antologador” con el corpus poético y además “la desmesura de la subjetividad puede resultar más efectiva que la mesura analítica”. Por este camino trataré de inscribir mi lectura sobre un proceso abierto, permutable, discontinuo, fragmentario, que recoge las voces de poetas peruanos nacidos entre 1965 y 1988 e incluso repararé en el grado de transición con sus antecesores, las posiciones frente a un cambio/continuidad en el lenguaje y el imaginario de los poetas comentados o el envío y reenvío de bienes simbólicos -casi nulo- entre Lima y provincias. En ese sentido, algunos esfuerzos han sido desplegados por las antologías Piedra sobre Piedra. Poesía Cusqueña Contemporánea de Mario Pantoja, Literatura de Piura de Harold Alva y Tremos de sur. Antología de una poesía arequipeña de Maurizio Medo.

No hablaremos de “generación”, sino que individuaremos a cada poeta según criterios de composición y poética, cuando tengamos oportunidad trataremos de agrupar líneas de escritura. Trazaremos un panorama amplio que tiene diversas aristas que se yuxtaponen, se repelen, se aproximan. En ese sentido, el período analizado (1987-2007) corresponde a momentos álgidos de enfrentamiento y lucha social en el Perú: violación de los derechos humanos de manera sistemática, inflación extrema, violencia política, corrupción, economía regida por narcodólares, persecuciones políticas e ideológicas. Los poetas que empiezan a publicar a inicios de los 90 quizás tengan más puntos de continuidad con lo que se conoce como “generación del 80” o “generación de la violencia”, no en vano una antología representativa de esos años como La última cena recoge las voces de Rodrigo Quijano (Lima, 1965) y Jorge Frisancho (Barcelona, 1967), poetas que han sido considerados cercanos al núcleo principal de Kloaka[1]. Entonces, la pregunta pertinente es: ¿existe un cambio en el lenguaje, en el imaginario, en los paradigmas entre estos dos poetas y los demás incluidos en La última cena? Creemos que no, pero eso no significa que sus poéticas no sean sólidas o, por lo menos, interesantes, es decir, la originalidad o el rompimiento con la tradición, no asegura la concreción simbólica de un libro. Esta línea coloquial/conversacional en el Perú, que viene desde inicios del Siglo XX con las Baladas peruanas de Manuel González Prada o los poemas de Carlos Germán Amézaga tiene una línea de continuidad con la “Rapsodia de Manhattan” de Carlos Alfonso Ríos con una tesitura beat en los años 50 hasta llegar a los paradigmáticos conversacionales de la generación del 60 como Antonio Cisneros, Luis Hernández, Marco Martos e, incluso, Manuel Morales. Esta línea se extremó con los poetas de Hora Zero[2] y Kloaka hasta llegar a los jóvenes del 90 y post-2000. Si reparamos que la década del noventa empezó con dos vertientes básicas los grupos poéticos Neón[3] y Noble Katerva[4] y una continuidad neobarroca que provine desde el tan cercano y actual Martín Adán. Para el primer caso, debemos dejar constancia, que estos grupos repetían la experiencia de movimientos del 70 y 80, pero cada uno de ellos nos ha dejado, por lo menos, un poeta con personalidad propia: Neón tiene en Miguel Ildefonso (Lima, 1970) a un poeta con un proyecto de largo aliento que indaga sobre la mirada del otro, la ciudad, la soledad, lo marginal, a través de la construcción de sujetos subalternos, en tanto, Noble Katerva tiene en Roxana Crisólogo (Lima, 1966) a una poeta que se aproxima y toma la palabra por estos sujetos subalternos y que, además, impregna a sus textos de un lirismo descarnado. En los dos casos, estos sujetos subalternos representados son sujetos eminentemente migrantes y, por ello, son sujetos periféricos, descentrados, ambivalentes, que tienden hacia la oralidad. Por su parte, la línea neobarroca no sería negación de la línea conversacional, sino que coloquialismo y barroquismo serían dos operaciones, en apariencia, contrarias que, en nuestro caso, se complementan, se bifurcan y se unen en varias de estas poéticas, revisemos por ejemplo la obra de José Pancorvo (Lima, 1952), Gonzalo Portals (Lima, 1961) Rafael Espinosa (Lima, 1962) o Frido Martín (Lima, 1963). Siguiendo esta reflexión y llamando la atención sobre la utilización talibanesca de términos como “neobarroco” o “poesía posmoderna”, donde se cree puede entrar todo, si nos apoyamos en un concepto excesivo de lo formal, lo artificial, la pirotecnia verbal podemos darnos cuenta que:

“el barroco del que se habla (…) es un manierismo. Es producto de una orfandad estilística o producto de una ilegitimidad, como dice el buen Rodolfo [Hinostroza]. De alguna ilegitimidad cultural. Es un manierismo; es como un gesto feliz en la escritura poética, no tanto como un estilo”[5].

Por eso, tendremos especial énfasis en la utilización de categorías hermenéuticas que ayuden a trazar un panorama comprensivo de la poesía peruana última y evitaremos que, en la medida de lo posible, estas categorías abstraigan la percepción del lector. Por ejemplo, Luis Fernando Chueca afirma que la “dispersión” que se vive en los 90 se inicia en la década anterior y que, tal vez, esa dispersión se remonta a mucho tiempo atrás. ¿Pero de qué se trata esta dispersión? No es acaso la lectura bipartita de lo conversacional versus lo no conversacional. Entonces, porqué esgrimir nueve líneas de lectura en su ensayo “Consagración de lo diverso. Una lectura de la poesía peruana de los noventa” que, a su vez, no se diferencian del todo, acaso no se trataría de propuestas muy similares que conviven a lo largo del Siglo XX. En el mismo camino, Chueca afirma: “varias de ellas podrían aproximarse entre sí para formar ejes mayores, que se reconocerían, en términos amplios, como un registro coloquial o narrativo conversacional, frente a un espacio de mayor desarrollo de lo lírico o a una vocación más experimental”[6]. En ese sentido, para Chueca, lo no conversacional estaría representado por una poesía del espacio de ritualización, de un lirismo extremo o de un lenguaje que tiende al barroquismo, aunque para esta última línea sólo reconozca a Gonzalo Portals, Rafael Espinosa y Alberto Valdivia.

Para afincarnos en la línea que aquí comentamos podríamos conceptuar lo neobarroco como aquello que estaría signado por la repetición, el exceso, el detalle, el fragmento, la inestabilidad, la metamorfosis, el desorden, el caos, la complejidad, la disolución, la distorsión, de la misma manera, lo posmoderno podría ser conceptuado con estos múltiples conceptos, además, de participar de la incertidumbre, la duda, la perplejidad, el vacío, la esquizofrenia, el sentido de agotamiento, la mezcla de niveles, las formas y estilos o su yuxtaposición, el gusto por la repetición y la copia, el manejo de estructuras o superficies, la mezcla en un mismo discurso de lo popular y lo culto, la desconfianza en la razón, la modernidad y su pensamiento universalista, su apuesta por el nihilismo, el anarquismo, la contradicción. Esta línea neobarroca estaría ejemplificada en las figuras de Salomón Valderrama (La Libertad, 1979), Mónica Beleván (Lima, 1982) y Pedro Favarón (Lima, 1978). Valderrama en su libro Amórfor escribe una poesía del deslenguaje, que se aproxima a los bordes del paroxismo, el retorcimiento de sus formas está cargado, en algunos de sus poemas, con una atmósfera de amor/violación y se percibe un gran punto de continuidad con el barroquismo híbrido de José Pancorvo, además, como afirma Maynor Freyre su poesía: “entre Eros y Tánatos, se va construyendo un envidiable mundo de palabras, donde incluye arcaísmos y neologismos con citas culteranas así también términos contemporáneos y hasta locuciones latinas”[7]. Por su parte, Mónica Beleván plantea en un eje experimental una reabsorción de Joyce, Nietzsche, Wittgenstein, dadaísmo, patafísica, por ejemplo, si revisamos su texto “Poda a Gorgias” nos daremos cuenta que el empleo del lenguaje subvierte las categorías de comunicación, sentimentalismo, erotismo, para trabajar con las propias opacidades del lenguaje: “La lengua (enreda, ésta, entre las piernas / Del amanuense, que sescribe a vuelco /Paralelolego, tsk tsk tsk) anota”. En tanto, Favarón podría considerarse como un neobarroco “ligero” con su libro Movimiento o del amor, que propone un recorrido por el mundo platónico, cierto conocimiento esotérico oriental y un espejeo entre el concepto del andrógino y la alquimia, que se engarza con el proyecto de Andrés Piñeiro (Lima, 1967) en Diotima de Mantinea, que también tiene un diálogo con Platón, en el sentido, de reflexionar sobre el alma (Fedón), el amor (El Banquete) y la belleza (Fedro) en clave culterana: “para Piñeiro la antigüedad termina siendo un mundo al cual podemos tener acceso directo y del cual podemos seguir aprendiendo indefinidamente, sobre todo –valga la cacofonía conceptual– aprendiendo clasicismo”[8]. Diotima de Mantinea tiene algunos puntos en común, en tanto lenguaje, con Libro de Daniel de Javier Gálvez (Chiclayo, 1966) que propone “una escritura donde la infancia, al fin, libera sus imágenes. Imágenes que naciendo de la mar se tornan luego rumor de acequias, espigas de arroz, garzas o abejas”[9]. Viaje hacia la infancia acompañado de maestros tutelares como Juan Ojeda, Saint-John Perse o los poetas grecolatinos, de esa manera, Gálvez despliega sus capacidades poéticas en un lenguaje luminoso, lleno de descubrimientos: “Si supones que la noche acaba, no has alcanzado tu visión / La noche es un metal difícil de olvidar”. Juan José Soto (Lima, 1965) en Palabra sobre los abismos signa su poesía desde el orfismo, lo metapoético, lo metafísico y la desconfianza en el lenguaje como medio de comunicación efectiva: “Busco palabras / Que sean más que palabras / Que hablen más que de sí mismas”. Un camino más contemplativo es desarrollado por Miguel Ángel Malpartida (Lima, 1983) en Galería, donde confluyen diversos símbolos (la rosa, el espejo) que reconstruyen las diferentes miradas de una galería, que es el cuerpo mismo del poeta, quien se pregunta por su condición y por la condición del mundo. Javier Morales (Ancash, 1978) en Grabado ceniza asume la contemplación de los paisajes, las figuras, los colores y los describe desde la otra margen para darnos cuenta de la luminosidad de esas realidades: “Todavía recuerdo tus manos / deteniendo la caída de estrellas /cambiando la gravitación de las esferas”.

La poesía trascendentalista[10] tiene en Oileau de Renato Gómez (Lima, 1977) uno de sus desarrollos más fértiles, una poesía reflexiva, que se inscribe dentro de cierta tradición insular alejada de los tonos coloquiales, un camino signado por Antonin Artaud, Francis Ponge y un cierto Emilio Adolfo Westphalen, en apariencia, Oileau propondría un “no compromiso” con la tradición poética peruana, cuando lo que ocurre es lo contrario, este camino tendría un gran valor (abrir un nuevo campo en el que tal vez sólo esta voz pueda habitar):

“podría pensarse en una conspiración ‘para el ocultamiento de la poesía’, tomando estas palabras del título de una prosa de Emilio Adolfo Westphalen, aunque lo propio sería hablar aquí del ocultamiento de los poetas. Quienes desdeñan la publicidad de sus nombres, conscientes de la condición más bien secreta de la poesía y casi clandestina de sus ediciones”[11].

Además, existe un grupo de poetas que escribe desde el surrealismo o desde los bordes del surrealismo como son los casos de Walter Espinoza Ramírez (Lima, 1974), Edgar Saavedra (Cajamarca, 1976), Patricia Serra (Lima, 1978), Nora Puertas (Trujillo, 1988) y, en menor medida, Denisse Vega Farfán (Trujillo, 1986). La poesía de Walter Espinoza Ramírez en Voz sin tiempo está tasajeada por las voces de César Moro, André Breton, Roger Vitrac, entre otros. Algunos de sus textos tienen la capacidad de ser leídos como guiones dramáticos como es el caso de “Silencios”: “La obra transcurre lentamente (…) Dormir es diferente a la muerte / porque su realidad / observa la verdad cromática de las visiones”. En tanto, en la poesía de Edgar Saavedra el gesto terriblemente surrealista hace de su poesía una mixtura entre lo antiguo y lo moderno, en el sentido, de la creación de escenarios de ensueño y en el empleo de paradojas reflexivas. No en vano, y subrepticiamente, en su libro Final aún se propone un camino mítico surrealista, a la manera, en que los grandes surrealistas entendían el arte “primitivo”. Saavedra instala su enunciación “a miles de kilómetros del Pacífico”, nos remite a los Andes, con una tesitura surrealista, y nos propone un altar de sacrificio para su libro: “la sangre aún no conoce sus poderes por todo ello resucita”. Patricia Serra tanto en Exudar como en Laberintos y puentes apunta hacia la descripción de sueños, de parajes desolados, del temor frente a la frontera que separa la realidad de la irrealidad: “lloré durante mil años / mientras sobreviví en el vientre de la abuela (…) hasta aquel día que por un milagro / ella tuvo una alergia extraña a la noche / y me escupió”. Cianosis y Euritmia son los libros de Nora Puertas y Denisse Vega Farfán. Cianosis nos entrega poemas cargados de un lirismo negro, en el sentido de trabajar con imágenes surrealistas, boutades dadaístas, rasgos expresionistas, es decir, historias donde la visión de lo real se exacerba para contarnos de una realidad desmembrada, donde conviven perros rabiosos, mujeres espectrales, brujos, casos clínicos como la santa amarilla y la santa celeste, paisajes imaginarios. Por su parte, Euritmia es la construcción de un paraje fantasmal desde donde se puede ver otra realidad: “Lo veo / no lo veo / mil veces lo escucho / dialogar con la ventana”, que se transforma, en poemas posteriores, en una suerte de locura ante la vida: “Sentada / sobre un peldaño de locura / escucho el claxon de un tren / corriendo dentro de mí”.

En las antípodas de estos poetas surrealistas o surrealizantes, siguiendo la distinción que hace el crítico rumano Stefan Baciu, se encontrarían poetas como Montserrat Álvarez (Zaragoza, 1969) y Lizardo Cruzado (Trujillo, 1975) que transitan el hipercoloquialismo, el malditismo, el nihilismo, el anarquismo. Como modulación distinta, Xavier Echarri (Lima, 1966) se constituye como un poeta de gran dominio expresivo, que desarrolla una veta culturalista. Su único libro Las quebradas experiencias y otros poemas alude a la fragmentación del sujeto poético como símbolo de la historia personal y social. Maurizio Medo (Lima, 1965) en El hábito elemental despliega un diálogo entre culturas y lenguajes. Siguiendo a Pound, encontramos yuxtaposiciones y exploraciones con los idiomas: la presencia del italiano, del inglés: “lenguas maltrechas que intentan decir algo”, es así, como su fraseo en muchos de los poemas sería una asimilación del intervalo Symbol-Cor cordium-Eucaristía de Roger Santiváñez: “Líricas epístolas de novel novalis”. Pero esta no es la única modulación que ensaya, lo cual quiere decir, que percibimos varias formas de encarar el acto poético en sus libros: “Soy mi diáspora / Mi yo, plural y límbico, que atomiza en abstracta conjugación”. Otra aproximación desde lo coloquial se da con Víctor Coral (Lima, 1968), por ejemplo, su poema “Adrián”, de su primer libro Luz de limbo, guarda muchos puntos de continuidad con algunos poemas de Canto ceremonial contra un oso hormiguero de Antonio Cisneros. El segundo libro de Coral, que es un poema extenso titulado Cielo estrellado tiene otras preocupaciones estructurales, espaciales, de lenguaje, de travesía con los signos: “podemos observar la fusión de un lenguaje clásico y depurado con un referente coloquial y de la calle, siguiendo la tradición desarrollada por Jorge Pimentel, Mario Montalbetti y Roger Santiváñez”[12]. Luis Fernando Chueca (Lima, 1965) en Contemplación de los cuerpos, Victoria Guerrero (Lima, 1971) en Ya nadie incendia el mundo y Roxana Crisólogo en Ludy D han indagado sobre los intersticios entre poesía y conflicto armado interno, todas estas ópticas desde diversos puntos de focalización, en concordancia con el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y desde una perspectiva personal. José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976), influenciado por el verso proyectivo de Charles Olson ha entregado el poema río El libro de la señales que reflexiona sobre “el Estado y el poder, la guerra y el necio conflicto de las razas, la familia y la soledad, así como al respecto del amor uranista”[13]. Yrigoyen en su tercer libro Lesley Gore en el infierno se aproxima a la obtención de un lenguaje e imaginario propios que lo ubican un paso delante de sus contemporáneos. Jerónimo Pimentel (1978) en Marineros y boxeadores asume mascaradas (personajes desconocidos con biografías peculiares) para repensar la ciudad y sus problemas, las interrelaciones humanas, de esa manera, asume la característica de trabajar desde la polifonía y la alteridad.

Otro tema importante es reflexionar acerca de si existe una continuidad con la poesía erótica de mujeres escrita en los años 80 (como ejemplo de poetas del 80 que viraron desde la poesía del cuerpo está el caso de Mariela Dreyfus y los casos de Rosella di Paolo y Magdalena Chocano, que desde un inicio no tuvieron mayor relación con dicha forma de poetizar), podremos ver que en algunas voces todavía perviven esos rasgos, pero, en la actualidad, muchas poetas han virado hacia otros derroteros como la poesía de Mónica Beleván, Nora Puertas, Patricia Serra, Denisse Vega Farfán, Andrea Cabel (Lima, 1982) o Mirtha Núñez (Arequipa, 1971), respecto a esta última Maurizio Medo afirma que: “la erótica ya no se trata solamente desde el cuerpo, elemento característico en la poesía de, por ejemplo, Patricia Alba, sino desde su abstracción y su reflejo”[14]. Por ejemplo, en Las falsas actitudes del agua de Cabel se propone una poesía preocupada por su propio lenguaje, en tanto, representación de una realidad fragmentada, además, esta posición se encuentra en concordancia y diálogo con algunas poéticas de los años 50 como Eielson, Varela, Ferrari, Belli. Creemos que este diálogo fructífero con la tradición es el que hace que su libro se muestre como un punto de continuidad con esas poéticas auráticas:

“es de decisiva importancia que el modo aurático de existencia de la obra de arte jamás se desligue de la función ritual. Con otras palabras: el valor único de la auténtica obra artística se funda en el ritual en el que tuvo su primer y original valor útil”[15].

Otro ejemplo de este viraje hacia otras formas de poetizar sería el libro Tierra láctea de Núñez, donde intenta acercarse a intersticios vegetales, líquidos, terrosos, opacos, por eso, sus poemas se titulan “Humus”, “Subsuelo”, “Sedimento”, como si quisiera decirnos que el mundo y su enunciación poética han sufrido una catástrofe y sólo quedan ruinas de la civilización: “con los montes colgando / en greda filtrando / en lechosa palidez de espada abierta / como roca en agua salada”.

Otras posibilidades, en diferentes caminos, son Clemente Orbegozo (Trujillo, 1967) con El gato rojo; Willy Gómez (Lima, 1968) con Nada como los campos y La breve eternidad de Raymundo Nóvak; Tomás Ruiz (Shalar Huamachuco, 1968-Piura, 2001) con Elogio a la nada; Rodolfo Ybarra (Lima, 1969) con Ruptura de Heje; Jimmy Marroquín (Arequipa, 1970) con Teoría angélica; José Cabrera (Lima, 1971) con El libro de los lugares vacíos; Gabriel Espinoza (Callao, 1971) con Ello; Chrystian Zegarra (Trujillo, 1971) con Escena primordial y otros poemas; Jack Farfán (Piura, 1973) con Pasajero irreal; Paul Forsyth (Lima, 1973) con Laberinto; Gustavo Reátegui Oliva (Lima, 1973) con ALA la estructura del viento; Yuri Guitiérrez (Lima, 1974) con Superfarma; Raúl Solís (Lima, 1976) con Conflicto azul; Carlos Villacorta (Lima, 1976) con Tríptico; Alberto Valdivia (Lima, 1977) con Patología; Harold Alva (Piura, 1978) con Sotto voce; Elisa Fuenzalida (Lima, 1978) con Fiesta; Rafael García Godos (Lima, 1979) con Raggs y Viruspop; Reinhard Huamán (Lima, 1979) con El Árbol; Giancarlo Huapaya (Lima, 1979) con Estado y contemplación; Roberto Zariquiey (Lima, 1979) con Tratado de arqueología peruana; José Agustín Haya de la Torre (Lima, 1981) con Canto de la herrumbre; Cecilia Podestá (Ayacucho, 1981) con La primera anunciación; Víctor Ruiz (Lima, 1982) con Aprendiendo a hablar con las sombras; Romy Sordómez (Lima, 1982) con Présago; Alessandra Tenorio (Lima, 1982) con Porta/retrato; John López (Chimbote, 1983) con Inicio del mundo y Diego Lazarte (Lima, 1984) con La clavícula de Salomón. Sería injusto no mencionar a Carolina Fernández con Un gato negro me hace un guiño; José Carlos Picón con Tiempo de veda y Ana María Falconí con Sótanos pájaros.

En un acápite final, mencionamos a Josemári Recalde (Lima, 1973-2000) con su Libro del sol se trata de otra modulación de lo coloquial, pero con un trasfondo místico y chamánico en función de los ritos iniciáticos. El último poema de su libro, quizás profético, presagia su muerte por fuego: “Al final de los mitos / cuando todo se halla evaído, / encontraremos quién sabe una luz, / no quiero / pertenecer más a la realidad verdadera / ni a la falsa, / por eso incendio mi cuerpo”.


Bibliografía consultada

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ALVA, Harold. Los diez. Antología de la nueva poesía peruana. Lima: Ediciones El Santo Oficio, 2005.

BERNALES, Enrique y Carlos VILLACORTA. Los relojes se han roto, antología de poesía peruana de los 90. México DF: Editorial Arlequín, 2005.

CHUECA, Luis Fernando. “Consagración de lo diverso. Una lectura de la poesía peruana de los noventa”. En: Lienzo, número 22. Lima: Universidad de Lima, 2001. p. 61-132.

GONZÁLEZ VIGIL, Ricardo. Poesía peruana del siglo XX. (Tomo II). Lima: Ediciones COPÉ, 1999.

GUILLÉN, Paul. “Un espejo convexo: dos imágenes alternas en la poesía peruana de las décadas del 70 y 80”. En: Galerna, número 4. New Jersey: Montclair University, 2006. p. 132-144.

ILDEFONSO, Miguel. “Algunos apuntes sobre poesía actual”. (http://mundoalterno.com/decimas/ncolaboracion/miguel_ildefonso5.htm)
—————————— “19 poetas peruanos”. En: Lapsus. Collage editorial, número 4. (http://www.lapsusweb.net/pages/p04/muestra.htm)

LAUER, Mirko y Mario MONTALBETTI. “Post-2000. Nueva poesía peruana”. En: Hueso húmero, número 44. Lima, 2004.

MEDO, Maurizio. “¿Nueva poesía peruana?: atisbando el siglo XXI”. (http://www.letras.s5.com.istemp.com/mm120705.htm).

MENDIOLA, Víctor Manuel. La mitad del cuerpo sonríe: Antología de la poesía peruana contemporánea. Mexico DF: FCE, 2005.

PIMENTEL, Jerónimo. “Cuatro apuntes sobre nueva poesía peruana”. En: Quehacer, número 149. Lima, julio-agosto, 2004.

TRUJILLO, Julio. Caudal de piedra: veinte poetas peruanos (1955-1971). México: UNAM, 2005.

ZAPATA, Miguel Ángel. Una piedra que suena como un tambor: novísimos de la poesía peruana. En: Eldígoras. Revista de creación literaria y artística. (http://www.eldigoras.com/eom03/2004/2/aire33maz02.htm)


NOTAS

[1] El movimiento Kloaka (1982-1984) fue un colectivo que unía poesía y rock subterráneo con una estética anarquista. Además, trabajaron en sus textos el lenguaje lumpen, marginal y migrante mezclado con referencias eruditas. Entre sus principales exponentes están Roger Santiváñez, Domingo de Ramos, Frido Martín, Guillermo Gutiérrez y Mariela Dreyfus (con su primer libro Memorias de Electra)

[2] Hora zero grupo parricida de los años 70 que instauró la poética del poema integral (unión de poesía, narración y ensayo). Fue un movimiento de carácter nacional que congregó a un sinnúmero de poetas, entre los más destacables están: Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, José Cerna, Enrique Verástegui, Carmen Ollé, Bernardo Rafael Álvarez, Ángel Garrido Espinoza, Tulio Mora, Jorge Nájar, Feliciano Mejía, Ricardo Oré (†), Mario Luna (†), José Carlos Rodríguez, Yulino Dávila, entre otros.

[3] Neón, grupo poético fundado en 1990, estuvo conformado por Leo Zelada, Carlos Oliva (†), Juan Vega (†), Paolo de Lima, Miguel Ildefonso, Isabel Matta, Harold Alva, entre otros.

[4] Noble Katerva desde los predios de la Universidad Villarreal desde donde había salido Hora zero se conformó alrededor de las figuras de Jhonny Barbieri, Leoncio Luque y Roxana Crisólogo, junto con Neón fueron los grupos más visibles en esa época.

[5] GUILLÉN, Paul. “La poesía no tiene nada que ver con lo intelectual. Un diálogo con Vladimir Herrera”. En: Tsé-Tsé, número 16. Buenos Aires, 2005. p. 38.

[6] CHUECA, Luis Fernando. “Consagración de lo diverso. Una lectura de la poesía peruana de los noventa”. En: Lienzo, número 22. Lima: Universidad de Lima, 2001.

[7] FREYRE, Maynor. “Deidad que rige sombras. Poesía de Salomón Valderrama”. En: http://lechatquipeche.blogspot.com

[8] LAUER, Mirko y Mario MONTALBETTI. “Post-2000. Nueva poesía peruana”. En: Hueso húmero, número 44. Lima, 2004.

[9] Comentario de contratapa de Libro de Daniel (Lima: Jaime Campodónico editor, 1995).

[10] El término ha sido acuñado por Roberto Fernández Retamar al referirse a la poesía de Lezama Lima, Paz y Eliseo Diego. Cf. FERNÁNDEZ RETAMAR, Roberto. “Antipoesía y poesía conversacional en Hispanoamérica”. En: Para una teoría de la literatura hispanoamericana. p. 159-160.

[11] OQUENDO, Abelardo. “La tentación del anonimato” En: Inquisiciones de Abelardo Oquendo. La República. Lima, 26 de julio 2005.

[12] PALACIOS, Max. “Asalto al Cielo estrellado (Un acercamiento a la poética de Víctor Coral en Cielo estrellado)”. En: www.letras.s5.com

[13] SANDOVAL, Renato. Comentario de contratapa de El Libro de las señales (Lima: Nido de cuervos editores, 1999).

[14] MEDO, Maurizio. Tremos de sur. Antología de una poesía arequipeña (inédito).

[15] BENJAMIN, Walter. Discursos interrumpidos I. Madrid: Taurus, 1973. p. 26.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy valioso tu ensayo Paul Guillén. Como siempre demuestras tu capacidad para organizar y enfrentar semejante tarea; y a su vez no limitarte como siempre hacen con sus amigos y negocios conocidos... empatías patéticas y lo único que conseguien es seguir o cimentar el estancamiento.
Espero que esto rebote y fomente nuevos ensayos al respecto ya que hasta ahora lo único que se ve es que hacen ridículas encuestas en las que se mienta o se nombra a los amiguitos y no se logra ver el valor poético de sus obras.

Moro

bellaco dijo...

Salaudos, y buen ensayo especialmente a la hora de conocer el trabajo de estos poetas peruanos algunos desconocidos en el norte de Chile.

paul guillen dijo...

Gracias por los comentarios, este texto sirve de base para una investigacion mayor que comprende libros publicados a partir de 1987 hasta 2007, se abre con jorge frinsancho y maurizio medo y cierra con mirtha nuñez, esta organizacion me permite incluir a autores como pancorvo o rafael espinosa que estan produciendo en este mismo periodo de tiempo.

José Agustín Haya dijo...

La verdad es que me parece harto interesante tu ensayo. Te felicito por lo que este significa. Eso sí, no estoy muy de acuerdo y no me queda clara la parte de la poesía "barroca" o "neobarroca", no los autores nombrados sino la definición que utilizas. Por momentos, salvando el tiempo cronológico recorrido, la definición linguística y de estilo va por un lado Romántico que en mi lectura de estos poetas creo está presente. Por otra parte, la curiosidad me llama ya que mencionado he sido (gracias) en lo de los otros caminos... ¿hacia dónde? es mi pregunta, ¿hacia dónde? ¿Qué nos hace tan diferentes o alejados o indefinidos de los que mencionas?

Eso sí, tu ensayo tiene el extraordinario mérito (otro más) de incluir a gente de provincia contemporánea, cosa que nadie lo ha hecho hasta el momento.
Saludos,
j.a.

Anónimo dijo...

ya basta no! qué es eso de que tu mérito está en incluir a autores de provincia... qué de extraordinario tiene eso, digo: hasta cuando va a proseguir la estupidez limeña de ver como súbito o favorable la cita; si es obvio ya que la creación, la cumbre la creación en estos momentos tiene una relación directa con la provincia, digo: también es el Perú carajo.
Déjense de payasadas...
Y felizmente que este ensayo ve mucho más allá y no este detalle ido por cetrista y acostumbrado por herencia...

Moro..

paul guillen dijo...

Saludos Jose Agustin no entiendo muy bien lo que quieres decir respecto de mi lectura sobre el neobarroco, lo que quieres decir es que el barroco tiene un sustrato romantico? En realidad, no he comprendido lo que dices sería bueno que lo expliques. Con respecto a los otros caminos fueron quizas los libros que llegaron mas tarde a mis manos y no pude decir algo sobre ellos, ten en cuenta que este ensayo fue escrito en diciembre de 2006, en la investigacion que vengo realizando profundizare mas, este ensayo es como una primera entrada para hacer un prologo sustancioso y fundamentado. Con respecto a tu libro Canto de la herrumbre yo lo pondria en la interseccion entre lo trascendente y lo orfico, es decir, en medio de Oileau y Libro de Daniel. Ahora en lo que respecta a lo que dice "Moro" concuerdo en que no existe ningun merito en nombrar a autores de provincia, como si al incluirlos seria una especie de cuota, no! los nombro porque me parecen importantes y validos: Denisse Vega, Mirtha Nuñez, Nora Puertas, etc, etc. comprendo lo que dices Jose Agustin, pero es claro, para hablar de poesia peruana no puedo hablar solamente de Lima, aunque a pesar de que conozco algo de Trujillo, Arequipa, Ica, Chimbote o Piura admito que me falta leer mas cosas, si quiero escribir sobre la poesia peruana tengo que escribir sobre todos los procesos y eso si nadie lo ha hecho, muy pocos criticos escriben sobre procesos por la flojera de no conocer mas alla de lo que esta mas cerca.

José Agustín Haya dijo...

Primero que nada no mencioné como un lado limeño el hecho de la mención a poetas de otros lares del Perú, es obvio que existen y mantengo una extraordinaria amistad con varios y por buena fortuna la creación se da en todo el país (como siempre se ha dado). Lo mencioné justamente porque la mayoría de ensayos no consideran ese lado o lo ven despectivamente.
Dos, mi estimado Moro no reniegues, primero dialoga. Este es un medio muy limitante y muchas veces lo que queremos expresar no se llega a comprender al 100%. Recalco lo dicho, porque acá en Lima, la horrible, prima el sentido de la exteriorización hacia lo provinciano olvidando que Lima es también una provincia. Si no me llegué a expresar con claridad lo siento. Yo no soy partidario ni creyente del "limeñismo" al que considero dañino.
A lo que iba, Paul, era que la definición sobre barroco y neobarroco no queda clara. Si tomo en cuenta la raíz histórica y su evidente evolución hay momentos en los que se confrontan con la forma y la combinación de la misma en los textos. Por eso creo que es una poesía mucho más romántica. Ojo que Blake o el mismo Holderlin encajan más con los clasificados en ese concepto, pero claro, es mi lectura.
Agradezco la amplitud de tu respuesta, no pedía me clasificaras, sino quería entender bien lo de los otros caminos. Comprendo el alcance cronológico con el que has elaborado el meil (y así me hayas o no incluido no tengo por qué darme por enterado de mi situación. Igualmente gracias).
A Moro le aclaro si es que alguna duda le quepa sobre mi ética, moral y actitud que soy miembro de Distancia Crítica, revista que publica a artistas e intelectuales de todo el Perú, con sus obvias limitaciones, y que los 6 mil ejemplares eran repartidos gratuitamente en el país por medio de los interesados. Repito, primero conversemos y luego de aclarar bien las posturas discutamos con altura y sin premura. Si bien no se debe considerar un mérito dentro del mediocre mundo cultural limeño Paul ha dado un paso adelante de todos. A mí que sí conozco a los autores mencionados y creo que faltan otros como César Panduro de Ica y Gonzalo Valderrama del Cusco, me parece meritorio mencionarlos y de esa manera demostrarle al "canon" "establishment" o como quieran llamar que el Perú no es sólo lima.
Si deseas escribirme Moro y seguir explayando la conversación para no maltratar este bien preciado espacio puedes escribirme a: jahtcdc@gmail.com
Saludos,
j.a.

paul guillen dijo...

Jose Agustin conozco a Panduro pero no lo he leido y a Valderrama del cusco no lo he leido, donde puedo conseguir algo?

"Si tomo en cuenta la raíz histórica y su evidente evolución hay momentos en los que se confrontan con la forma y la combinación de la misma en los textos. Por eso creo que es una poesía mucho más romántica. Ojo que Blake o el mismo Holderlin encajan más con los clasificados en ese concepto, pero claro, es mi lectura".

Te refieres que la linea neobarroca que esta expuesta en el ensayo (Salomon Valderrama, Belevan, Favaron) te parece mucho mas romantica (haces alusion a Blake y Holderlin) y que ellos en realidad tendrían mas bien disyuntivas con lo barroco, bueno, a lo que me refiero es que hay ciertos elementos que hacen de estas poeticas semejantes al neobarroco de los años 80 y 90, no olvidemos que este neobarroco, no tiene mucho que ver con la raiz historica del barroco, no invalido tu apreciacion, pero una pregunta queda flotando: ¿Qué sería lo romántico? Porque me estás hablando de un periodo romántico mas abierto, en eso puedo coincidir contigo en que el programa básico del romanticismo, incluidos el simbolismo y el surrealismo, sus variantes posteriores y más cercanas, con el transcurrir del tiempo, y en pleno Siglo XXI, no ha sufrido menoscabos a sus presupuestos generales (Cf. RAYMOND, Marcel. De Baudelaire al surrealismo. México: FCE, 1996).

Muy interesantes y enriquecedores estos dialogos, gracias a los comentaristas.

José Agustín Haya dijo...

Comprendo que las palabras cambien con el tiempo (significado-significante), es su naturaleza, por eso mi duda y poca claridad al leer ese término en tu ensayo. Ahora comprendo el término más neobarroco (¿postmodernismo?), pero aún así dada la consideración iría por un camino de una escritura romántica porque veo en estos poetas una combinación de estructuras, una búsqueda por lo exótico, por lo místico, por la forma en versifican y por la propuesta lingüística. En mi caso mantendría más la postura a la raíz por el referente histórico-estético. Dos libros que pueden complementar tu lectura Historia de las literaturas de vanguardia Guillermo de Torre, Visor, y Las vanguardias latinoamericanas de Jorge Schwartz (Textos programáticos y críticos), FCE. Voy por el lado de la búsqueda que hacen.
Ahora, para esclarecerme yo porque uno siempre aprende (ser "ignorante" tiene sus ventajas), qué texto me recomiendas para comprender la poesía de los 80 y 90?

El libro de César Panduro te lo puedo conseguir, estoy viajando a Ica la semana que viene. De Gonzalo Valderrama te puedo dar su correo: valderrama_gonzalo@yahoo.com

Bien por el debate.
Saludos,
j.a.

paul guillen dijo...

Gracias por la recomendacion de esos libros justo estaba tratando de conseguir el de Peter Burger, Nelson Osorio, porque estoy escribiendo una nueva tesis donde tengo que revisar bibliografia sobre la vanguardia. En cuanto a la idea de neobarroco y postmodernismo que esta en mi ensayo proviene del libro La era neobarroca de Omar Calabrese. En cuanto a textos sobre el 80 esta el de mazzotti poeticas del flujo y el 90 el ensayo de chueca consagracion de lo diverso, en mi ensayo al final cito la biblio utilizada, pero faltan aun mas esfuerzos, en todo sentido, por ejemplo, yo tengo tres investigaciones en marcha que avanzan lento sin apoyo y sin norte de publicacion, pero asi estamos hay que tener paciencia. Si, me interesa el libro de panduro asi que por favor pidele uno para mi, gracias por todo.

José Agustín Haya dijo...

Paul, sería grato conversar esto personalmente porque este medio es un poco "escaso" para el caso. Te parece vernos en un par de semanas. Yo ando haciendo unas investigaciones también cuyos temas son literatura y sociedad.

Anónimo dijo...

No, jamás quise injuriar a nadie y menos a alguien que edita Distancia Crítica y la reparte de gratis (además tengo casi todos los números)... y más si le hace una entrevista a Enrique Verástegui y la titula, efectivamente, "Si Dionisio Romero coronara a un poeta..." Este discutir va más allá y ha sido una delicadeza el evidenciar esto.

Mi reclamo es de deber y no de derecho, ya que nadie dice nada, y todo está como muy pasivo, cuasi yaciente por temor o ignorancia. Ya ves yo también aprendo y mucho en blogs como éste donde se promueve el desarrollo mental.

Y aunque sigo estando en desacuerdo sobre eso de Lima, la horrible, en boca de Sebastián y más en la de César... no hay nada que me impida ver 'erie' más belleza, hasta en el hoyo.

Saludos,
Moro

José Agustín Haya dijo...

Moro: Lima con su caos, sus resonantes cláxones, con todo lo que ella tiene, es una ciudad que me gusta, particularmente el centro. Me ecanta el Centro de Lima: sus bares y los sitios que tiene para comprar libros. Además, es muy simpático y divertido caminar por ahí. Lima, la horrible, tal vez haya sido para estos señores una ironía de cómo es que en medio del "enredo" de ciudad que era, tenía su singular y muy atractiva belleza. Claro, a César Vallejo lo puedo comprender si es que no es así(lo encarcelan al llegar), pero y lo sé porque acá vivió con mi abuelo cuando recién llegaron de Trujillo, que le gustaba y se divertía, dentro de todo.

Volviendo un poco al tema de la controversia. Lima actúa como el codificador de la cultura (aunque ni siquiera sabe exactamente lo que es) y mueve los medios y sus intereses de acuerdo a lo que le rinde económicamente. Entonces todo queda entre "la gentita": una cantidad de sobones y gentiles feligreces que ayunan por una foto en la página de sociales de algún periódico o con tal de poder invitar el desayuno o almuerzo a quien los haga figurar. Eso por un lado. Por lo que te imaginas la percepción se "altera" un poco. Ahora, los críticos literarios se amparan en decir que revisar toda la poesía sería mucho y que no pueden (titánica empresa la de Paul) y que mejor se quedan por estos lares. ¿Qué ocurre entonces? "Los de provincia" (para la mayoría Lima no es provincia... irónico ¿no?) no están autorizados o codificados en este medio y no son "culturales" o por lo menos no son cultura del nivel que se exige. (Una leída a No soy un aculturado de Arguedas no les haría daño). Por eso, aplaudo la empresa de que el administrados de este blog ha emprendido: leer para poder criticar y elaborar un panorama completo y no hacer guías telefónicas como ya otros han hecho y que dejan fuera por simpatías personales a los "antologados".
Ocurre un proceso de deformación.

Saludos.

Anónimo dijo...

Es cierto. El ensayo es lo importante aquí. Y como ha dicho Paul éste es un trabajo que se está formando pero lo curioso es que ya ha dado sus rebotes y hay que ver toda la suciedad que brota por no ser mencionado o en el ocultamiento gritar pero no escribir otro ensayo como contraparte o verdadera exégesis cultí-sima, paterí-sima y costosí-sima... Yo le preguntaría a Paul... ¿Y cuánto has cobrado por hacer este ensayo? Porque como se ve y se conoce algunos cobran pero hasta por decir oh si ella es, él es... Y respecto a lo de leer a José María, acertadamente, yo me quedaría con es parte que dice que uno no necesita salir del Perú para lograr una obra realmente grandioza, pues, el Perú lo tiene todo... Claro que esto sería de acuerdo a capacidad del que observa y enriende ya que se sabe que todos pueden ver pero cuántos saben dilucidar o pensar... el acto de creación o maldición es de unos pocos desgraciadamente o para peor bendecidamente...
Una pregunta importante sería: Y qué busca cada poeta en particular... hay algún obgetivo que se divise...
Cuántos de los que aparecen en el ensayo serán la mecha que irá a dar en la dinamita... obviando el surrealismo como tal.


Saludos,
Moro

José Agustín Haya dijo...

Creo que todos sabemos cómo se mueve y hacen que se manifieste la cultura en este país. Que se queden ellos en su fiesta.
Yo creo que el ensayo de Paul es lúcido e imparcial (si existe ese término, tanto como lo objetivo). Es un panorama interesante el que nos ofrece y es bastante serio.
Sólo el tiempo dirá quién fue quién. Por lo demás disfrutemos de la creación de los autores que nos gustan.
Lo que sí te digo sobre cobrar o no, es que ojalá en este país el trabajo intelectual fuese remunerado en su valor real. El otro tema es ético: cada uno sabrá cómo manejarse en la vida.
Saludos.

José Agustín Haya dijo...

Creo que todos sabemos cómo se mueve y hacen que se manifieste la cultura en este país. Que se queden ellos en su fiesta.
Yo creo que el ensayo de Paul es lúcido e imparcial (si existe ese término, tanto como lo objetivo). Es un panorama interesante el que nos ofrece y es bastante serio.
Sólo el tiempo dirá quién fue quién. Por lo demás disfrutemos de la creación de los autores que nos gustan.
Lo que sí te digo sobre cobrar o no, es que ojalá en este país el trabajo intelectual fuese remunerado en su valor real. El otro tema es ético: cada uno sabrá cómo manejarse en la vida.
Saludos.

paul guillen dijo...

Gracias por sus comentarios esta es una investigacion abierta, nada aun esta definido, por cierto, ninguna de mis investigaciones esta financiada por una beca, proyecto o bolsillo personal de algun poeta o critico y ni siquiera hay una editorial que este interesada en publicar esto, trabajar asi es bastante arduo, hay que robarle tiempo donde no hay tiempo y en el peru eso pasa casi todos los dias. Jose Agustin yo estoy en el posgrado de san marcos los lunes y miercoles de 6 a 8:30 puede ser antes a las 5 o a la salida me avisas para esperarte.

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