- Ahora, de esa primera estadía tan joven en México ¿hay algún personaje de la literatura mexicana con quien tú te relaciones y que te influya de manera importante?
De manera importante, importante, Mario Santiago. Para mi es el mejor poeta que he conocido en mi vida, de una capacidad impresionante. Luego Efraín Huerta, con quien tuve una buena amistad y me ayudó muchísimo. Básicamente esos dos: Mario Santiago y Efraín Huerta.
- Roberto, tu partes de nuevo a México y te incorporas a un actividad más literaria. Viene el tiempo del grupo infrarrealista. Yo sé una definición de estos personajes, medio intratables, medio salvajes. ¿Santiago estaba contigo en esa experiencia?
Santiago y yo fundamos el Infrarrealismo.
- ¿Qué los definía, cuál era la actitud rupturista que en ese momento ustedes asumían?
Yo creo que éramos bastante irresponsables y nuestra línea teórica muy incoherente. Básicamente, lo que molestaba mucho al status de la literatura mexicana era que no estábamos con ninguna mafia, con ningún grupo de poder. En la literatura mexicana de aquella época, y supongo que en esta también, siempre ha habido parcelas y clanes, señores de la guerra con sus samuráis y nosotros no estábamos con ninguno. No estábamos con la izquierda, una izquierda stalinista, dogmática, dirigista, una izquierda espantosa, vaya. Ni con la derecha exquisita, que de exquisita prácticamente no tenía nada, una exquisitez llena de polvo. Ni con los vanguardistas, que lo único que les interesaba era ganar dinero y además hacían una vanguardia periclitada hacia mucho tiempo atrás. Nosotros lo que hacíamos era molestar. Recuerdo que alguien, en su único minuto de gran inspiración, llegó a publicar un texto donde decía “Que Bolaño se vaya a Santiago y que Santiago también”, porque no nos aguantaban en México, de verdad, era un odio total, no nos querían para nada. Eso fue el grupo de infrarrealistas. Lo que pasa es que yo cuando me voy de México ya no vuelvo. En cambio Mario se fue de México, estuvo viviendo en Europa y Medio Oriente pero volvió, y a él se lo hicieron pagar caro, pero muy caro. Ahora, después de su muerte, han salido como zetas todo el mundo diciendo que era un gran poeta y que Mario Santiago tiene una obra maravillosa, pero han esperado que muriera”.
(Fragmentos de una entrevista del periodista chileno Fernando Villagran con Roberto Bolaño, realizada para Off the record, un programa de Arcoíris, televisión chilena por Internet: http://es.arcoiris.tv/)
De manera importante, importante, Mario Santiago. Para mi es el mejor poeta que he conocido en mi vida, de una capacidad impresionante. Luego Efraín Huerta, con quien tuve una buena amistad y me ayudó muchísimo. Básicamente esos dos: Mario Santiago y Efraín Huerta.
- Roberto, tu partes de nuevo a México y te incorporas a un actividad más literaria. Viene el tiempo del grupo infrarrealista. Yo sé una definición de estos personajes, medio intratables, medio salvajes. ¿Santiago estaba contigo en esa experiencia?
Santiago y yo fundamos el Infrarrealismo.
- ¿Qué los definía, cuál era la actitud rupturista que en ese momento ustedes asumían?
Yo creo que éramos bastante irresponsables y nuestra línea teórica muy incoherente. Básicamente, lo que molestaba mucho al status de la literatura mexicana era que no estábamos con ninguna mafia, con ningún grupo de poder. En la literatura mexicana de aquella época, y supongo que en esta también, siempre ha habido parcelas y clanes, señores de la guerra con sus samuráis y nosotros no estábamos con ninguno. No estábamos con la izquierda, una izquierda stalinista, dogmática, dirigista, una izquierda espantosa, vaya. Ni con la derecha exquisita, que de exquisita prácticamente no tenía nada, una exquisitez llena de polvo. Ni con los vanguardistas, que lo único que les interesaba era ganar dinero y además hacían una vanguardia periclitada hacia mucho tiempo atrás. Nosotros lo que hacíamos era molestar. Recuerdo que alguien, en su único minuto de gran inspiración, llegó a publicar un texto donde decía “Que Bolaño se vaya a Santiago y que Santiago también”, porque no nos aguantaban en México, de verdad, era un odio total, no nos querían para nada. Eso fue el grupo de infrarrealistas. Lo que pasa es que yo cuando me voy de México ya no vuelvo. En cambio Mario se fue de México, estuvo viviendo en Europa y Medio Oriente pero volvió, y a él se lo hicieron pagar caro, pero muy caro. Ahora, después de su muerte, han salido como zetas todo el mundo diciendo que era un gran poeta y que Mario Santiago tiene una obra maravillosa, pero han esperado que muriera”.
(Fragmentos de una entrevista del periodista chileno Fernando Villagran con Roberto Bolaño, realizada para Off the record, un programa de Arcoíris, televisión chilena por Internet: http://es.arcoiris.tv/)
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