sábado, 12 de enero de 2008

JUAN RAMÍREZ RUIZ Y MARIO SANTIAGO PAPASQUIARO EN LA SANTA MARIA (TEXTO Y FOTO DE RAÚL SILVA)


Sentados en las escalinatas de ese kiosko morisco, en plena alameda de la Santa María, donde Mario Santiago Papasquiaro imaginó historias inverosímiles, algunos de sus amigos y amigas esperan el principio de un homenaje para recordar que ese gladiador estuvo vivo alguna vez, tan vivo como no lo ha dejado de estar esa poesía que fue su torrente inevitable.

El Aullido de Cisne en la Santa María, un día cualquiera, hecho de esas resonancias que procuran los estados de una tribu que se divierte a su manera por los senderos y jardines, ajenos a esa evocación memoriosa, donde la realidad más cruda se torna realidad amable y festiva, en un vaiven.

Juan Ramírez Ruiz, el arcipreste peruano, asomando su rabia apasionada. Nombrar su muerte en este lugar de la ciudad de México, donde seguramente Mario trazo en su imaginación algún encuentro insólito, una novela arabesca, cuyo argumento le reveló el arcirpreste.

JUAN RAMÍREZ DIXIT

La poesía es mi mujer
Le he dado todo
No me puede fallar

El maestro invisible de Mario Santiago.

Los poemas se suceden, van encontrando su lugar en esta alameda, como otra manera de hacer transcurrir la liviandad del ser.

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