Es considerado el poeta vivo más importante que tiene el Ecuador. Tuvimos la oportunidad de visitarlo en Quito. Y como siempre nos atendió muy amablemente en compañía de su esposa Nicole. A continuación la siguiente entrevista con el gran intelectual, el poeta, el autor de la reconocida novela Entre Marx y una mujer desnuda, el candidato al Premio Cervantes por nuestro país, Jorge Enrique Adoum.
Háblenos brevemente de sus comienzos literarios ¿dónde empezó el amor a la literatura y a la poesía?
—Empezó con la lectura, a los 13 años. Durante el año escolar leía una novela por semana y en vacaciones, que debía pasarlas en casa, una cada dos días. Luego, en el Colegio había concursos anuales de poesía: el profesor de literatura me estimulaba a participar y estímulos fueron los premios que obtenía.
Hay muchos que dicen que usted se ha beneficiado de la imagen de Neruda ¿Qué opina de esto? ¿Quién es Neruda para usted?
— ¿En qué me he beneficiado de ella? ¿En la lucha tenaz para encontrar antídotos y librarme de su influencia inicial, que aquí parecía ser una culpa? ¿En que agregaran, a mi nombre y apellido, "nerudiano" como si hubiera sido el de mi madre? ¿Y quién no ha comenzado a la sombra de otro? Con su generosidad desmedida Neruda me hizo, cuando tenía yo 25 años, el más alto elogio al que uno podría aspirar y, pese a que se publicó a ocho columnas en un diario de Guayaquil, yo me esforcé porque la olvidaran. Setenta y cinco años después, un poeta colombiano la recordó para una presentación. Menos mal que no se supo en Ecuador... Esa actitud de "muchos" revela su ignorancia: si cada generación (o, aunque fuera uno solo de sus miembros) al comienzo no hereda algo de la anterior, no tendríamos una historia de la cultura, ni de la literatura ni del arte. ¿Qué quién es Neruda, para mí? Uno de los más grandes poetas de nuestra lengua, de nuestra raza latinoamericana y, por tanto, de la humanidad.
Ecuador, un gran país, pero ¿qué pasa con su literatura? ¿Por qué no se la lee en el exterior?
—Porque nadie la da a conocer. Este país no tiene ni siquiera una idea remota de lo que es una política cultural ni le interesa tener alguna. Los editores, por razones económicas o de otro tipo, no se ocupan de las ferias internacionales de libros ni de establecer contactos con distribuidores y libreros del extranjero.
Hay muchos que lo consideran un "padre literario" y que por lo mismo hay qué matarlo ¿qué opina al respecto?
—He declarado ya que para eso es necesario saber con precisión quién es el padre de cada uno, pues de lo contrario se corre el riesgo de matar al inocente marido de la madre. El famoso "parricidio" de los años sesenta (o sea que tampoco en eso son originales), significó elaborar un proyecto estético por lo menos de igual valor, si no mayor, que el del "padre", como sucedió con Borges respecto de Marechal y con Cortázar en relación con Borges... y no negar sistemáticamente la obra o la existencia del que trabajó antes que ellos, del antipático por una u otra razón, lo que se parece demasiado a la envidia.
¿Qué le han parecido los homenajes de la Casa de la Cultura hacia usted, desde crearle un premio, homenajearlo y candidatizarlo al Premio Cervantes?
—Nadie me ha creado un premio. El concurso que llevó mi nombre tuvo miles de participantes jóvenes y hubo trabajos enviados desde los sitios más remotos del país. La intención declarada de la Casa de la Cultura fue tratar de que alguna vez algún ecuatoriano obtuviera ese premio y la postulación que hizo me honra y compromete para siempre mi gratitud.
Muchos hablan de su antología Poesía Viva del siglo XX ¿la seguirá enriqueciendo, es decir, le seguirá sumando nombres en el futuro?
—El título correcto es Poesía viva del Ecuador y sólo está viva (en el sentido de que uno la lee y la relee voluntariamente) la del siglo XX. Honestamente, no lo había pensado pero tiene razón: debería completarse, puesto que data de 1990.
¿Qué mensaje le daría a las nuevas generaciones de poetas que actualmente están escribiendo en todo el país?
—Que recuerden que la poesía es también estudio y trabajo, esfuerzo y sacrificio, para que hagan cada vez mejor lo que están haciendo ahora.
¿Actualmente en qué proyectos literarios está Jorge Enrique Adoum?
—Estoy tratando de revisar algunos textos que ahora encuentro algo superficiales o incompletos, sea por mi culpa, sea porque han sobrevenido acontecimientos que no podía prever y han quedado fuera del libro.
Reproducido de Revista El Quirófano, número 2. p. 8-9.
Háblenos brevemente de sus comienzos literarios ¿dónde empezó el amor a la literatura y a la poesía?
—Empezó con la lectura, a los 13 años. Durante el año escolar leía una novela por semana y en vacaciones, que debía pasarlas en casa, una cada dos días. Luego, en el Colegio había concursos anuales de poesía: el profesor de literatura me estimulaba a participar y estímulos fueron los premios que obtenía.
Hay muchos que dicen que usted se ha beneficiado de la imagen de Neruda ¿Qué opina de esto? ¿Quién es Neruda para usted?
— ¿En qué me he beneficiado de ella? ¿En la lucha tenaz para encontrar antídotos y librarme de su influencia inicial, que aquí parecía ser una culpa? ¿En que agregaran, a mi nombre y apellido, "nerudiano" como si hubiera sido el de mi madre? ¿Y quién no ha comenzado a la sombra de otro? Con su generosidad desmedida Neruda me hizo, cuando tenía yo 25 años, el más alto elogio al que uno podría aspirar y, pese a que se publicó a ocho columnas en un diario de Guayaquil, yo me esforcé porque la olvidaran. Setenta y cinco años después, un poeta colombiano la recordó para una presentación. Menos mal que no se supo en Ecuador... Esa actitud de "muchos" revela su ignorancia: si cada generación (o, aunque fuera uno solo de sus miembros) al comienzo no hereda algo de la anterior, no tendríamos una historia de la cultura, ni de la literatura ni del arte. ¿Qué quién es Neruda, para mí? Uno de los más grandes poetas de nuestra lengua, de nuestra raza latinoamericana y, por tanto, de la humanidad.
Ecuador, un gran país, pero ¿qué pasa con su literatura? ¿Por qué no se la lee en el exterior?
—Porque nadie la da a conocer. Este país no tiene ni siquiera una idea remota de lo que es una política cultural ni le interesa tener alguna. Los editores, por razones económicas o de otro tipo, no se ocupan de las ferias internacionales de libros ni de establecer contactos con distribuidores y libreros del extranjero.
Hay muchos que lo consideran un "padre literario" y que por lo mismo hay qué matarlo ¿qué opina al respecto?
—He declarado ya que para eso es necesario saber con precisión quién es el padre de cada uno, pues de lo contrario se corre el riesgo de matar al inocente marido de la madre. El famoso "parricidio" de los años sesenta (o sea que tampoco en eso son originales), significó elaborar un proyecto estético por lo menos de igual valor, si no mayor, que el del "padre", como sucedió con Borges respecto de Marechal y con Cortázar en relación con Borges... y no negar sistemáticamente la obra o la existencia del que trabajó antes que ellos, del antipático por una u otra razón, lo que se parece demasiado a la envidia.
¿Qué le han parecido los homenajes de la Casa de la Cultura hacia usted, desde crearle un premio, homenajearlo y candidatizarlo al Premio Cervantes?
—Nadie me ha creado un premio. El concurso que llevó mi nombre tuvo miles de participantes jóvenes y hubo trabajos enviados desde los sitios más remotos del país. La intención declarada de la Casa de la Cultura fue tratar de que alguna vez algún ecuatoriano obtuviera ese premio y la postulación que hizo me honra y compromete para siempre mi gratitud.
Muchos hablan de su antología Poesía Viva del siglo XX ¿la seguirá enriqueciendo, es decir, le seguirá sumando nombres en el futuro?
—El título correcto es Poesía viva del Ecuador y sólo está viva (en el sentido de que uno la lee y la relee voluntariamente) la del siglo XX. Honestamente, no lo había pensado pero tiene razón: debería completarse, puesto que data de 1990.
¿Qué mensaje le daría a las nuevas generaciones de poetas que actualmente están escribiendo en todo el país?
—Que recuerden que la poesía es también estudio y trabajo, esfuerzo y sacrificio, para que hagan cada vez mejor lo que están haciendo ahora.
¿Actualmente en qué proyectos literarios está Jorge Enrique Adoum?
—Estoy tratando de revisar algunos textos que ahora encuentro algo superficiales o incompletos, sea por mi culpa, sea porque han sobrevenido acontecimientos que no podía prever y han quedado fuera del libro.
Reproducido de Revista El Quirófano, número 2. p. 8-9.
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