Siomara España (1976) es una joven poeta manabita pero radicada en Guayaquil hace muchos años, es integrante del grupo literario Re-verso. Actualmente cursa estudios de Literatura y Español en la Universidad de Guayaquil. Sus obras poéticas han sido publicadas en periódicos y revistas de la ciudad, consta en la reciente Antología de Poesía Joven. Ha participado en diferentes encuentros poéticos y literarios en el Puerto Principal. Y hoy, ella, Siomara España nos presenta su primera obra poética denominada Concupiscencia. Según el diccionario es el deseo inmoderado de los bienes terrenos y sobre todo de los goces sensuales. Teniendo esa definición como premisa nos metemos de lleno en esta opera prima publicada en la Colección Lienzo del Ángel de la Editorial quiteña El Ángel dirigida por el poeta Xavier Oquendo.
Este libro lleva un prólogo del destacado crítico guayaquileño Rodrigo Pesantez Rodas donde nos dice en la parte final, cito:
“Concupiscencia puede que nos oriente hacia un sensualismo no erótico, aunque sí pertinaz en sus referentes idiomáticos, fuera de las lirófanas sincronías, de los vocabularios encalambrados de aristas linguales peligrosas, que tanto daño han hecho hoy a ciertos textos escritos por féminas de fama postiza, rindiendo pleitesía a la vulgaridad, jamás a la autentica poesía. Con este libro la poesía empuña sus mejores recursos, bajo una sencillez de planos, ya sea en lo narrativo-descriptivo, cuando de enfocar los otros-yo se trata; o, cuando la voz personal se rinde a la piel de los afectos-desafectos. Buen comienzo para una travesía de veleros dormidos en la plenitud de un mar abierto. Buena señal para los navegantes de nuevos océanos en la lírica nacional”.
Este libro consta de 47 poemas y está divido en tres partes. La primera sección lleva como título el mismo del libro "Concupiscencia" y nos encontramos con una voz poética que se refugia en su pasado, en sus orígenes y nos deleita con poemas hermosos; aquí como ejemplo el poema "El Hijo":
Vago a prisa, sedienta, mutilada,
buscando, indagando, o despojando
los residuos del amor, la espada
que destrozó mis alas, no sé cuando.
Lo descubro y me detengo a respirar.
No hago caso, conduzco y acelero,
pues la vida se rompió cual un cristal
y cargando hoy estocadas, solo espero.
La parca abre su manto, su mortaja,
obra infalible que del cielo baja
y se esparce sonriendo sin cuidado.
Y del amor, semilla que germina,
que endulza, que lacera o que lastima
solo queda el fruto más preciado.
O ese bello poema titulado "La mujer del miércoles", donde la voz poética se cuestiona tal vez lo rutinario de la vida, los machismos imperantes de nuestra sociedad y la falta de amor entre los seres humanos, cito:
Cuántas veces la mujer del miércoles
desdobla el rostro,
lava sus pies
y camina sobre sus palabras.
Cuántas veces recorre los mismos caminos,
transita las mismas calles,
ve los mismos semáforos,
observa los mismos mendigos,
sube las mismas nubes,
busca la misma cama.
Cuántas veces la mujer del miércoles
busca la boca de su amante,
se estremece entre sus brazos,
grita de amor desesperada
y llora entre silencios sus palabras.
Cuántas veces la mujer del miércoles
quiere abandonar su pasión
olvidar sus sueños
y seguir atada.
Cuántas veces ríe y canta
y otras tantas llora enamorada.
Cuántas veces la mujer del miércoles
tiene que amarrarse el alma,
vivir el delirio, la locura
y caminar sobre lo dicho,
caminar sobre sus palabras.
Antes de cerrar esta primera parte del libro no quiero dejar de mencionar que Siomara España nos deleita también con unos destacados sonetos. La parte intermedia del libro lleva como nombre "Raíces" y en esta pequeña sección de tan sólo 5 poemas van dedicado a Guayaquil y su cultura, a continuación el poema "Velorio Montubio":
En la cocina,
el fogón muerde las brasas
listas para el plátano, los chiricanos.
Las mujeres adoban, asan…ciernen café.
Debajo de la casa, arrimado a los estantes
los compadres susurrando…
un grupo, -en el hall pobre de la escalera-,
quema en aguardiente hojas de naranja.
Sobre la cuja de petate viejo,
una mujer llora,
otra la consuela…
Los niños ajenos a todo dolor corren,
precipitan el vuelo a la azotea,
chillan,
tropiezan el cubo de leche,
rechina su música de lata,
los muchines del fogón ya perfuman,
llaman al café.
Faltan 8 noches de rezos para el marido
muerto.
Ahora nos adentramos a la tercera parte del libro que se llama "Fases". Aquí nos deleitamos con algunos poemas dedicados a esa bella isla caribeña llamada Cuba con su reconocida musicalidad, cultura y vida. Los títulos son elocuentes "La Habana", "Diario del Che", "Una tarde en la marina Hemingway" y otros poemas con tintes sociales, como aquel que se llama "Navego en la web":
Navego en la web
mientras
Sabina descarga
y mi último cigarrillo
va chisporroteando sus postreras luces.
Perezco ante pensamientos desiguales,
desfilando sin pausa
van mis fetiches:
Silvio, Perales, Serrat y JJ…
Tropiezo con radio rebelde,
un retrato del Che,
el mundo,
la desigualdad social,
las revoluciones,
el imperio.
Líbano, Israel,
qué mundito, compañero…
me desconecto,
me bajo
ya no lloro.
Aunque la realidad estremezca.
De esta forma quiero cerrar este pequeño viaje por la poesía de Siomara España. Muy bien lo dijo Xavier Oquendo en el comentario de la contraportada del libro: “La poesía de Siomara España es una confesión desenfadada. Es un verbo que se vuelca en el fondo de las palabras y que no deja espacio para la transpiración de más sensaciones”.
Y sí, es una voz volcánica y torrencial que estoy seguro dará mucho que hablar en el presente y en el futuro de la lírica del país. Porque sé que su poesía tiene gran vuelo; estoy seguro que los libros que vendrán de esta poeta, sólo podemos seguir esperando lo mejor. Y para finalizar sólo quiero decir que toda buena poesía está llena de concupiscencia ya que desea enormemente nombrar y sentir todos los deseos que sólo la palabra puede añorar en su infinita existencia.
Este libro lleva un prólogo del destacado crítico guayaquileño Rodrigo Pesantez Rodas donde nos dice en la parte final, cito:
“Concupiscencia puede que nos oriente hacia un sensualismo no erótico, aunque sí pertinaz en sus referentes idiomáticos, fuera de las lirófanas sincronías, de los vocabularios encalambrados de aristas linguales peligrosas, que tanto daño han hecho hoy a ciertos textos escritos por féminas de fama postiza, rindiendo pleitesía a la vulgaridad, jamás a la autentica poesía. Con este libro la poesía empuña sus mejores recursos, bajo una sencillez de planos, ya sea en lo narrativo-descriptivo, cuando de enfocar los otros-yo se trata; o, cuando la voz personal se rinde a la piel de los afectos-desafectos. Buen comienzo para una travesía de veleros dormidos en la plenitud de un mar abierto. Buena señal para los navegantes de nuevos océanos en la lírica nacional”.
Este libro consta de 47 poemas y está divido en tres partes. La primera sección lleva como título el mismo del libro "Concupiscencia" y nos encontramos con una voz poética que se refugia en su pasado, en sus orígenes y nos deleita con poemas hermosos; aquí como ejemplo el poema "El Hijo":
Vago a prisa, sedienta, mutilada,
buscando, indagando, o despojando
los residuos del amor, la espada
que destrozó mis alas, no sé cuando.
Lo descubro y me detengo a respirar.
No hago caso, conduzco y acelero,
pues la vida se rompió cual un cristal
y cargando hoy estocadas, solo espero.
La parca abre su manto, su mortaja,
obra infalible que del cielo baja
y se esparce sonriendo sin cuidado.
Y del amor, semilla que germina,
que endulza, que lacera o que lastima
solo queda el fruto más preciado.
O ese bello poema titulado "La mujer del miércoles", donde la voz poética se cuestiona tal vez lo rutinario de la vida, los machismos imperantes de nuestra sociedad y la falta de amor entre los seres humanos, cito:
Cuántas veces la mujer del miércoles
desdobla el rostro,
lava sus pies
y camina sobre sus palabras.
Cuántas veces recorre los mismos caminos,
transita las mismas calles,
ve los mismos semáforos,
observa los mismos mendigos,
sube las mismas nubes,
busca la misma cama.
Cuántas veces la mujer del miércoles
busca la boca de su amante,
se estremece entre sus brazos,
grita de amor desesperada
y llora entre silencios sus palabras.
Cuántas veces la mujer del miércoles
quiere abandonar su pasión
olvidar sus sueños
y seguir atada.
Cuántas veces ríe y canta
y otras tantas llora enamorada.
Cuántas veces la mujer del miércoles
tiene que amarrarse el alma,
vivir el delirio, la locura
y caminar sobre lo dicho,
caminar sobre sus palabras.
Antes de cerrar esta primera parte del libro no quiero dejar de mencionar que Siomara España nos deleita también con unos destacados sonetos. La parte intermedia del libro lleva como nombre "Raíces" y en esta pequeña sección de tan sólo 5 poemas van dedicado a Guayaquil y su cultura, a continuación el poema "Velorio Montubio":
En la cocina,
el fogón muerde las brasas
listas para el plátano, los chiricanos.
Las mujeres adoban, asan…ciernen café.
Debajo de la casa, arrimado a los estantes
los compadres susurrando…
un grupo, -en el hall pobre de la escalera-,
quema en aguardiente hojas de naranja.
Sobre la cuja de petate viejo,
una mujer llora,
otra la consuela…
Los niños ajenos a todo dolor corren,
precipitan el vuelo a la azotea,
chillan,
tropiezan el cubo de leche,
rechina su música de lata,
los muchines del fogón ya perfuman,
llaman al café.
Faltan 8 noches de rezos para el marido
muerto.
Ahora nos adentramos a la tercera parte del libro que se llama "Fases". Aquí nos deleitamos con algunos poemas dedicados a esa bella isla caribeña llamada Cuba con su reconocida musicalidad, cultura y vida. Los títulos son elocuentes "La Habana", "Diario del Che", "Una tarde en la marina Hemingway" y otros poemas con tintes sociales, como aquel que se llama "Navego en la web":
Navego en la web
mientras
Sabina descarga
y mi último cigarrillo
va chisporroteando sus postreras luces.
Perezco ante pensamientos desiguales,
desfilando sin pausa
van mis fetiches:
Silvio, Perales, Serrat y JJ…
Tropiezo con radio rebelde,
un retrato del Che,
el mundo,
la desigualdad social,
las revoluciones,
el imperio.
Líbano, Israel,
qué mundito, compañero…
me desconecto,
me bajo
ya no lloro.
Aunque la realidad estremezca.
De esta forma quiero cerrar este pequeño viaje por la poesía de Siomara España. Muy bien lo dijo Xavier Oquendo en el comentario de la contraportada del libro: “La poesía de Siomara España es una confesión desenfadada. Es un verbo que se vuelca en el fondo de las palabras y que no deja espacio para la transpiración de más sensaciones”.
Y sí, es una voz volcánica y torrencial que estoy seguro dará mucho que hablar en el presente y en el futuro de la lírica del país. Porque sé que su poesía tiene gran vuelo; estoy seguro que los libros que vendrán de esta poeta, sólo podemos seguir esperando lo mejor. Y para finalizar sólo quiero decir que toda buena poesía está llena de concupiscencia ya que desea enormemente nombrar y sentir todos los deseos que sólo la palabra puede añorar en su infinita existencia.
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