jueves, 5 de julio de 2007

UN NUEVO CUERPO PARA UNA LUZ QUE ENCIENDE Y QUEMA. Sobre queridolucía (Lima: Divino niño, 2007) de Rafael García-Godos Salazar por Héctor Hernández


Latinoamérica es testigo y protagonista de un nuevo campo minado en lo que se refiere a discursos poéticos que ponen en escena con su radicalidad nuevas sensibilidades que dan cuenta de las silenciosas catástrofes que castigan los cuerpos desnaturalizados, los territorios nómades y los discursos que hacen de sus propias contingencias una ética creativa y libertaria. El siglo 20 fue para los poetas latinoamericanos un siglo de oro anómalo donde ciertas escrituras pusieron en jaque no sólo los paradigmas del género lírico sino que las pautas de lo que sería la ampliación del campo literario. La importancia tan temprana de autores como Carlos Oquendo de Amat y César Vallejo del Perú, Pablo de Rokha y Vicente Huidobro de Chile, Oliverio Girondo de Argentina y varios más constituyen un humus de lo que serían escrituras que enrevesan el lenguaje a modo de un contraidioma, o una lengua dentro de la lengua como señalaría Deleuze. Luego, un momento siguiente se conforma con una sucesión de autores que radicalizan aun más la potencia de la palabra escrita y trabajan la materialidad de los soportes como un texto que se pregunta por las condiciones de posibilidad de una obra, pienso en autores como Néstor Perlongher y los hermanos Lamborghini de Argentina, Raúl Zurita, Juan Luis Martínez o Diamela Eltit de Chile, Enrique Verástegui, Rodolfo Hinostroza o Maurizio Medo del Perú, de Brasil Haroldo de Campos, Decio Pignatari, Roberto Echavarren en Uruguay y muchos autores más. A lo que quiero llegar es que en el siglo 20 latinoamericano se han venido continuando oleadas de escrituras extremas, mixturas en las semantizaciones y nuevas fracturas/pliegues internos en las sintaxis de un idioma construido desde la errata de una lengua madre.

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Es en este escenario que las más nuevas generaciones de poetas en todo el continente no han podido recular a esta luminosa estela de autorías colectivas, anónimas y sumamente iluminadoras, de las cuales heredamos una desesperación que en las actuales circunstancias se nos hace tan personal e íntima que los viejos cuestionamientos políticos, sociales, culturales se nos vienen encima de otro modo pero como siempre lo estuvieron. Las novísimas escenas de poetas tanto en Chile, México, Perú, Uruguay, Ecuador, Guatemala, entre otros están viendo aparecer obras con una descomunal fuerza, coraje, honestidad y una belleza tan sinuosa que bordea los ribetes de una tragedia comunitaria. Ni los aparatos materiales o simbólicos de represión, ni los exilios de los poderes hegemónicos de turno, ni la apatía de los medios de comunicación, ni la ciega prepotencia de las editoriales, ni la falta de lectores civiles harán que este fenómeno se detenga porque hay algo detrás de ellos que los mueve con la más hermosa de las fuerzas que es la fraternidad como la experiencia de rebeldía más acuciosa en este contexto mundial de una guerra hemisférica aún no declarada, la cultura moral de la culpa, la devastación económica más desoladora entre muchas más angustias sociales que tenemos como escenario de guerra.

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Es así, dentro de estas coordenadas que un libro como queridolucía del poeta peruano RAGGS (Lima, 1979) se nos presenta como una revelación y un punto de quiebre en lo que se refiere a la construcción de estas nuevas sensibilidades que se construyen desde la honestidad como ética y la ficción como el único género literario que escapa de expectativas de lecturas y límites genealógicos o académicos.
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queridolucía debate desde sus propios materiales la guerra a muerte que existe entre la función de autor y la voz de un hablante lírico nómade, rebelde, que lucha por tener cuerpo y salir del libro a la vida misma. Desde la cita inicial de Tennesse Williams es que esta identidad construida representa un intermedio incómodo a la univocidad del sujeto, pues desde el primer texto es que este lucía se desvela como un sueño hecho carne y a la vez como una bisagra entre una latencia que pone en cuestión la eficacia de lo real, como es posible ver en la distancia que hay entre la noche y el día o entre la fotografía de un boxeador y lucía tirado en el cuadrilátero de su cama. Cito:

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tirado sobre la cama lucía se desnuca
reconstruye su tiempo
con una pared de foto/grafías y
un hombre golpeteando sus muslos

ahí está mohamed alí –cassiusclay-

un uper-cut california año 82

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La tensión que existe entre representación y cuerpo es una entrada rizomática a la transversalidad discursiva de una identidad hecha de retazos, jirones, fragmentos, imágenes paganas. lucía no sólo es una corporalidad nómade sino que también un territorio que se desprende de entradas y salidas, de ir y venir por los orificios del discurso que deviene pájaro y que construye su imaginario con plumas y colores para maquillar su tristeza de fuego al volar de un lado a otro buscando en cada lugar un nuevo nacimiento. Un soma esquivo que en su mismo aparecer presenta el andamiaje de su construcción, y que del mismo modo en los órganos de su conjunto se instala el dispositivo para deconstruirse como resistencia y resentimiento a su emergencia siempre cautiva y en contexto de alteridad. queridolucía actúa como golem mutante que va devorando versos y en cada texto su existencia ondula como un péndulo entre el deseo y el miedo reconstruyendo su pasado y reproduciendo un presente. Cito:

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lucía idealiza el sol y
la noche es mía la mugre es mía
mío el frío
mías las cucarachas
mía la duda si conoces como limpiar esas cosas
que cuelgan de la orilla de mi abdomen
absurdas ellasindefinidas ellas

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La suciedad como estigma viene del propio cuerpo de queridolucía, que al ser dos en tensión hace que uno más viva en la abstracción del otro, es decir, como si fueran dos habitaciones contiguas mientras más iluminada está una, la otra está oscura y llena de cucarachas que se metaforizan por la genitalia como plaga nocturna a ras de la luz. Es en esta oscuridad simbólica como lugar de encuentro que personajes como Mr. T y los ángeles de West Hollywood se ven invertidos como un fotograma en negativo, pues mientras el primero se asimila a una imagen de Cristo al desclavarse de la cruz renunciando al designio del great dealer, los ángeles son una alteridad en la cual se proyecta deslindándose de toda veracidad de su discurso y ficcionalizando su propia lengua como órgano de placer y (des)traducción del inglés como paraíso terrenal.

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El verso “nadie pide ser amado/menos iluminado” pareciera ser un mantra que recorre todo el libro, en especial la segunda parte donde se relata la correlación de los cuerpos en sus fuerzas de atracción exterior y repulsión interna. La figura del espejo que refleja todo menos a sí mismo se hace pertinente en varias construcciones, al igual que la luz que ilumina pero a ella no. Esta imposibilidad surge desde las orlas iridiscentes del travestismo textual que pone en cuestión las normativas del cuerpo, pero no su deseo. Cito:

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transformando el género
en un hombre informe
que se mira diciendo
que no olfateen en tus secretos
no te quedes con tu propia carne
déjala serhada alterada y compleja

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Una de las retóricas del amor pide no ser nombrado, pero en los textos de queridolucía ese nombrarse adquiere la dimensión de su propia existencia y de su real profundidad que está escindida en sujeto amoroso que es lucía y el objeto que es el querido. He aquí una visualización de cómo esta unión supera la dialéctica de lo uno y lo otro para compensarlo con la posibilidad de un ‘mismo’ que acumula estampas de sus experiencias. Y quizá la metáfora inicial que habla de las foto/grafías venga a revelarse como la imagen misma del poema, es decir, poemas como fotos de una vida clavadas y lacerantes en una blanca pared que actúa como un gran espejo colectivo donde los sueños de los que se han visto cercenados de algún modo pueden hallar unas manchas de rouge en vez de manchas de sangre.

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Sin lugar a dudas, RAGGS es un poeta señero, como pocos, que brilla con luz propia en las nuevas escrituras latinoamericanas y ha publicado una obra formidable que se escapa de los miedos recalcitrantes que la poesía asquerosamente higiénica ha querido imponer. queridolucía es uno de los libros más inquietantes y hermosos de los últimos años y no dejará a ninguno de sus lectores impávidos porque en esta poesía la inteligencia, el detalle y la ternura se han amalgamado como un nuevo cuerpo para que lo bello siga convirtiendo la fatalidad en palabras destinadas a ese mismo fin.

Santiago de Chile, 9 de mayo de 2007

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