Los Premios Nobel polacos
La poesía es un componente muy importante de la literatura polaca desde hace, al menos, doscientos años. Desde la pérdida de la independencia en 1795, cuando la nación polaca perdió su estado y sus instituciones, fue la poesía durante más de un siglo, hasta la recuperación de la independencia en 1918, el vehículo más importante de la identidad nacional. Fue la poesía el instrumento que mantuvo la consciencia cívica de los polacos, dándoles apoyo en los momentos más dramáticos de su historia. El poeta goza en Polonia de una estimación muy especial, esperándose de él un escrito "serio". No es arriesgado afirmar que aun cuando el poeta bromea, lo hace sobre temas importantes: cívicos, sociales o existenciales. La lírica de pura diversión es tratada en este país con cierta reserva. Se puede decir que los polacos respetan a sus prosistas, pero aman a sus poetas, y esperan de ellos un mensaje importante. El destacado puesto de la poesía en la cultura es un rasgo muy polaco, atribuible a los condicionamientos históricos. Alguien ha dicho que la diferencia entre la literatura francesa y la polaca se ve en el hecho de que en Francia se editan anualmente 300 novelas y 30 tomos de poesía, en Polonia a la inversa. Los polacos desde siempre han recurrido a la poesía para expresar sus emociones. Jan Błoński, decano de los críticos literarios polacos, dice que "la literatura contemporánea polaca se debe a la poesía".
Historia, política, literatura
En los últimos veinte años tuvieron lugar dos acontecimientos de gran significación para las letras polacas. El primero fue la concesión del Premio Nobel a Czesław Miłosz en 1980, el segundo la misma distinción para Wisława Szymborska en 1996. Los anteriores laureados polacos del Nobel fueron los novelistas: Henryk Sienkiewicz, el autor de Quo vadis en 1905 y Władysław Stanisław Reymont, el autor de la saga Los campesinos. Los dos premios antes mencionados concedidos a poetas parecen confirmar la importancia de la lírica a orillas del Vístula. Sobre todo el hecho de que los laureados no hayan dejado la pluma y sigan estando presentes en las letras nacionales. Asi, al menos se puede interpretar el significado del premio para Szymborska (sin olvidar que el laurel expresa admiración a la creación personal de la escritora).
El premio de Miłosz ha tenido una dimensión adicional, ya que coincidió con trascendentales acontecimientos políticos. Después de la segunda guerra mundial Polonia se encontró dentro de la órbita soviética (hasta el "otońo de los pueblos" a finales de los ochenta) y todo el quehacer cultural estaba sometido al dictado comunista. La oposición, tanto política como literaria, funcionaba en la emigración, sobre todo en Estados Unidos, Gran Bretańa y Francia desde 1945, es decir desde el comienzo mismo de la división de Europa y la guerra fría. La oposición en el país tardó más en organizarse y se hizo presente a mediados de los setenta, encontrándose con una dura represión por parte del régimen comunista. En agosto de 1980, coincidiendo con una ola de protestas sociales con favorables circunstancias políticas (el pontificado de Juan Pablo II, el deshielo Este-Oeste y la intervención soviética en Afganistán), tuvo lugar la creación del sindicato independiente Solidarność y un relajamiento general del control del Estado sobre la vida cultural del país. El premio Nobel para Miłosz, quien desde 1951 vivía en la inmigración y estaba terminantemente prohibido en Polonia vino a reforzar las aspiraciones de libertad de los escritores polacos. Es cierto que en diciembre de 1981 el poder comunista puso coto a este festival de libertad implantando la ley marcial, pero la simiente de la libertad ya estaba echada. El conflicto político entre la sociedad y el poder se solucionó vía negociaciones y en 1989 Polonia pudo retornar a la familia de los países democráticos.
Todos estos acontecimientos, ańo y medio de relativa libertad después de la noche de la ley marcial y, finalmente, la gran transición de finales de los ochenta, con la caída de todo el bloque comunista, marcaron claramente la poesía contemporánea polaca. Esta tiene la posibilidad de reaccionar con mayor rapidez a los acontecimientos corrientes, aunque su natutraleza misma conlleva silencio, sutileza y subjetividad. Y éstos son los polos de la poesía contemporánea polaca en la última veintena del siglo XX.
Los polos de la poesía
Un polo está marcado por la lírica comprometida social y políticamente, "combatiente", que en contínuamente aborda cuestiones importantes para la comunidad, que reacciona ante todos los fenómenos más importantes de la esfera nacional. Tal carácter tiene, sin duda alguna, la poesía de los ańos ochenta, se habla incluso de una "poesía de la ley marcial", una poesía marcada incuestionablemente por la propaganda y la sátira política.
La vida pública con todos sus condicionamientos se grabó en la obra de los escritores polacos de este período. Las carreras literarias de los poetas que se iniciaban en los ańos setenta , casi todos ellos publicaban clandestinamente, entre ellos Tomasz Jastrun y Jan Polkowski, muestran la impronta de aquellos ańos odiosos. Quizá sea éste el motivo de que no se hayan llegado a encontrar a gusto en la nueva realidad, condenando su obra a una recepción contextual vinculada a la historia. Al mismo tiempo ha habido destacados poetas (Tadeusz Różewicz, Adam Zagajewski, Bohdan Zadura, Piotr Sommer y ambos premios Nobel) que han sabido encontrar un nicho de experiencias propias, lejos de la conflictiva realidad. Por lo demás, a partir de los mediados de los ochenta, se comenzó a desarrollar una discusion sobre la necesidad de proteger el arte de los problemas corrientes. Surge por un lado la idea de la poesía como expresión emocional privada del autor, en oposición a una poesía que ha de abordar los problemas fundamentales de la existencia humana. Estos son, precisamente, los dos polos de la lírica polaca de los ańos noventa. La poesía "comprometida" se remitirá a la tradición romántica del siglo XIX, mientras que la poesía "privada" buscará inspiración en las literaturas extranjeras o en la corriente futurística y dadaista de comienzos del siglo XX.
La poesía después de la transición
El ańo 1989 llevó a la poesía polaca, como a toda la cultura, una serie de cambios. Hasta hoy los críticos siguen discutiendo si el gran cambio político (la "revolución de terciopelo" de Checoslovaquia o el sangriento golpe de Rumania) ha producido cambios igualmente profundos en la percepción estética del país. Por de pronto, ha cambiado la estructura editorial, dejó de existir el patronazgo estatal y surgio un libre mercado de ediciones. Esto dejó a los poetas un poco al margen del comercio editorial con sus sistemas de promoción, desaparecieron las instituciones culturales centralizadas y los poetas pueden acceder más fácilmente a su primera edición y a un público aficionado poco numeroso. La segunda consecuencia del cambio es una nueva espectativa de los lectores de poesía. En los ańos noventa nadie espera de un tomo de versos que le traiga una gran revelación y una síntesis de la realidad. Estas espectativas se relacionan más bien con la épica, lo cual es un fenómeno típico de la cultura europea contemporánea. Y, por último, la transformación ha permitido contemplar a distancia el acervo de los poetas ya reconocidos.
El fin de siglo y los Grandes Maestros
Desde la perspectiva del fin de siglo podemos ver con toda claridad que la poesía polaca de los últimos cincuenta ańos ha sido privilegiada ya que entre muchos autores se encuentran verdaderas alhahjas y estrellas. Dos premios Nobel en quince ańos concedidos a artistas que aún siguen creando, son suficientemente elocuentes. Tanto Zbigniew Herbert (fallecido en 1998) como Tadeusz Różewicz están en la vanguardia de la lírica mundial. Los premios Nobel sólo han confirmado el alto vuelo de la poesía polaca, sirvan como ejemplo Wisława Szymborska y Czesław Miłosz. Hay que reconocer también que la influencia de la lírica disminuyó mucho en la última mitad del siglo pasado, siendo muchos más populares los novelistas. El círculo de lectores de poesía se reduce a un grupo bastante estrecho de incondicionales fanáticos.
Desde la perspectiva del fin de siglo podemos ver con toda claridad que la poesía polaca de los últimos cincuenta ańos ha sido privilegiada ya que entre muchos autores se encuentran verdaderas alhahjas y estrellas. Dos premios Nobel en quince ańos concedidos a artistas que aún siguen creando, son suficientemente elocuentes. Tanto (fallecido en 1998) como están en la vanguardia de la lírica mundial. Los premios Nobel sólo han confirmado el alto vuelo de la poesía polaca, sirvan como ejemplo Hay que reconocer también que la influencia de la lírica disminuyó mucho en la última mitad del siglo pasado, siendo muchos más populares los novelistas. El círculo de lectores de poesía se reduce a un grupo bastante estrecho de incondicionales fanáticos.
Los últimos veinte ańos de creación de los Cuatro Grandes (Szymborska, Miłosz, Różéwicz, Herbert) son el tiempo donde se han cumplido los temas artísticos hasta ahora presentes en sus versos. Czesław Miłosz constituye aquí un fenómeno independiente, produciendo en los ańos noventa entre otros: ensayos (Pausa metafísica, 1995; El ańo del cazador, 1990, A la orilla del río, 1994) y artículos críticos (Qué huesped hemos tenido, 1996; La vida en las islas ,1997; El perrito a la vera del camino, 1998). El periodo de la creación "tardía" es también un tiempo de resúmenes y de afirmaciones básicas. Es así en el caso de los poetas polacos que llevan a cabo en su poesía una revisión de los valores fundamentales, considerando el dilema "arte o vida" (Miłosz, Różewicz), efectuando un balance ético (Herbert, Szymborska), haciendo un balance generacional (Różewicz, Herbert) o buscando lo transcendental (Miłosz, Różewicz). Podemos atrevernos a definir las tónicas de los mayores poetas polacos, los Cuatro Grandes. En el caso de Miłosz tendríamos una afirmación; Szymborska nos muestra el irónico escepticismo del intelectual (sobre todo en el tomo Początek i koniec - Fin y principio). Różewicz nos hace un crudo comentario del vacío cultural de la posguerra (Zawsze fragment - Siempre un fragmento), mientras que Herbert (Epilog burzy -Epílogo de la tempestad) hace una evaluación ética de los dilemas filosóficos de la contemporaneidad y de la erosión religiosa.
La poesía de los poetas mencionados es una literatura escatológica del mayor nivel artístico, pero siempre al alcance de todos. La capacidad de encontrar cuestiones fundamentales en cualquier detalle de la vida diaria y, por otro lado, de hacer generalizaciones válidas a partir de situaciones cotidianas, hace que la poesía polaca posea incuestionables autoridades que marcan caminos a seguir.
Entre los viejos y reconocidos maestros de la poesía polaca hay que incluir también a Jarosław Marek Rymkiewicz (que ha retratado la martilorogía del pueblo polaco en el siglo XX, y también sensible filósofo que se ocupa de la cuestión del pasar y de dilemas metafísicos, remiténdose también de manera creativa a la poesía del siglo XVII), Ludmiła Marjańska, Joanna Pollakówna (cultivadora de una lírica emocional muy propia) y los fallecidos en los ańos noventa Artur Międzyrzecki (un poeta académico muy erudito) y Zbigniew Bieńkowski (posvanguardista).
Activistas, emigrantes y observadores
Los "nuevos maestros" son veteranos ya quincuagenarios de la poesía comprometida, emergente de la experiencia anticultural del 68 y de las conmociones políticas polacas del mismo período, que incluyeron los excesos antisemitas de marzo del 68 y las huelgas obreras de 1970. Esta formación tan variada, llamada generación del 68 o nueva ola ha dado obras notables. En esta pléyade de poetas cabe distinguir a Stanisław Barańczak, Adam Zagajewski (ambos viven en el extranjero), Ryszard Krynicki (conocido últimamente como editor) y Ewa Lipska (directora durante muchos ańos del Instituto Polaco en Viena). Otros poetas de este grupo, como Jacek Bierezin (muerto en París a fines de los noventa) o Jerzy Gizella no llegaron a desarrollar su talento. Otros, como Stanisław Stawro, Julian Kornhauser y Leszek Szaruga terminaron dedicándose a la crítica y a la promoción cultural de Polonia en el exterior.
Un rasgo característico de los "nuevos maestros" es la evolución de su obra, partiendo de una poesía social muy comprometida en los ańos sesenta y ochenta hacia una poesía irónica y emocionalmente distanciada, que observa el mundo y sus implicaciones metafísicas.
Stanisław Barańczak en los ańos setenta se convierte en el disidente más destacado de los poetas polacos. Perseguido al final de la década por las autoridades y por la censura (no puede publicar oficialmente) se dedica a la política, a las traducciones del inglés (en poco tiempo fue considerado un absoluto fenómeno en este campo), edita también sus poesías y ensayos, tanto en el país, fuera del control de la censura, como en la emigración. Sus libros de poesía de los ańos setenta (Ja wiem, że to niesłuszne - Sé que no es justo y Sztuczne oddychanie - Respiración artificial) se podrían considerar como la cumbre de la poesía política anticomunista, que no es una poesía puramente política y no pierde de vista las angustias existenciales del ser humano. Barańczak desprestigia al poder despótico poniendo en ridículo el idioma oficial. Después de partir a los Estados Unidos (donde enseńó varios ańos en la Universidad de Harward), su poesía fue evolucionando hacia una fórmula metafísica, buscando lo transcendental en la vida cotidiana (Atlantyda - Atlándida, 1986; Widokówka z tego świata - Tarjeta postal de este mundo, 1988). Recurre a situaciones típicas y emplea el idioma como vehículo de los estados de consciencia, conscientes o inconscientes. En los ańos noventa Barańczak, a pesar de un progresivo Parkinson sigue editando antologías de traducciones poéticas y bromas literarias, amén de versos propios y ensayos. Es, incuestionablemente, uno de los literatos más prolíficos de Polonia: Poezje wybrane Poesías seleccionadas, 1990; Tablica z Macondo - Tabla de Macondo, ensayos, 1990; Zwierzęca zajadłość - Rabia animal, versos humorísticos, 1991; Biografioły, 1991; Ocalone w tłumaczeniu - Salvado en la traducción, esbozos sobre el trabajo del traductor,1992; Zupełne zezwierzęcenie - Bestialidad total, 1993; Chirurgiczna precyzja - Precisión quirúrgica, 1998).
La poesía de Adam Zagajewski ha merecido los comentarios más dispares. Por un lado es un poeta que puede contar desde siempre con el favor de sus incondicionales (como lo demuestran sus apariciones en ferias del libro y encuentros literarios). Por otro lado, se le achaca artificialidad y academismo. En los ańos setenta, en los tomos Komunikat - Comunicado, Sklepy mięsne - Carnicerías se burló de las mentiras e inconsecuencias del régimen comunista. Zagajewski es filósofo y erudito, siempre dispuesto a mostrar cualquier falsedad, ya se trate del poder, de la política o de una doctrina ideológica. A él se le deben los dos lemas más conocidos de la "generación del 68": "Powiedz prawdę" ("Di la verdad") y "Mów wprost" ("Habla claro"), que ilustran muy bien las ambiciones de ese grupo artístico. En los ańos ochenta fue uno de los primeros escritores en afirmar el estrecho vínculo entre la literatura y la política, ya que el arte tiene un objetivo más importante que el periodismo. Desarrolló esta tesis en el tomo de ensayos Solidarność y samotność (Solidaruidad y soledad, 1986), editado en París donde vive el autor desde 1981 al tiempo que dicta conferencias de creative writing (escritura creativa) en la Universidad de Huston, Tejas, dándole una explicación artística en el tomo Jechać do Lwowa (Yendo a Lvov, 1985). Hoy Zagajewski es un poeta de frase impresionista y simbólica, en la cual trata de reflejar los distintos aspectos de la existencia humana. En sus versos hay mucha reflexioón sobre el arte (sobre todo la pintura) y muchas observaciones muy precisas de la sociedad. Zagajewski no es ya un rebelde indómito, es más bien un pintor de las grandezas y pequeńeces del mundo. Dedicándose a la temática metafísica y a la problemática del agnosticismo (en el tomo Ziemia ognista - Tierra de fuego) es capaz de presentarle al lector polaco contemporáneo los dilemas del hombre occidental que vive en una realidadad postindustrial (Pragnienie - Sed).
Kryszard Krynicki y Ewa Lipska son considerados maestros de la poesía por grupos mucho menores que los admiradores de Barańczak y Zagajewski, siendo su poesía muy difícile íntima. Krynicki es un purista del lenguaje, cultivador del aforismo , con muchas referencias al hajku japones. Sus versos se refieren a problemas filosóficos y tratan de describir el caos de la experiencia humana. Es una poesía modesta y callada, que nos lleva siempre a los límites de la literatura y de la lengua. Su último tomo, que resume en cierta medida su trabajo de los últimos veinte ańos, es Magnetyczny punkt (Punto magnético).
Los versos de Ewa Lipska (que subraya siempre que no tiene ningún punto de identificación con sus colegas de la misma generación) es una confrontacion cruel y dramática con la individualidad humana, pasto de compromisos, paradojas y amenazas. Lipska se mueve con frecuencia en los límites del hermetismo y sus versos requieren un mínimo de erudición por parte del lector. Su última obra (Ludzie dla początkujących -Gente para principiantes, 1999) demuestra que la literatura polaca tiene en la persona de Lipska una importante poeta existencial que continúa creativamente la rebeldía de Jean Paul Sartre.
En la perspectiva del tiempo están comenzando a ocupar un sitio notable Bohdan Zadura (Prześwietlone zdjęcia - Fotos veladas, Cisza - Silencio) y Piotr Zommer (Nowe stosunki wyrazów - Nueva relación de expresiones). Este último ha promocionado el lenguaje de la calle en la poesía, siguiendo la huella del poeta lingüista Miron Biaoszewski y de muchos poetas anglosajones proclives a retratar el día a día. Zadura es maestro de jóvenes poetas y ha hecho de su lírica un polígono experimental donde estudia las posibilidades de sintetizar diferentes tradiciones y corrientes estéticas con una anotación muy precisa de la experiencia propia.
La llamada generación de "BruLion" (del "borrador")
El futuro de la poesía polaca pertenece sin duda a las nuevas generaciones de creadores. Los acontecimientos políticos de 1989, que han dado comienzo a la transformación democrática de Polonia han facilitado la iniciación de toda una generación de poetas nacida en los ańos sesenta. Es la llamada "generación del borrador", sacado del nombre de la editorial de Cracovia que puso en venta la mayor parte de sus obras. Aunque son personas ya de más de cuarenta, se los sigue llamando "poetas jóvenes". Atribuyámoslo al hecho de que en Polonia alguien se considera joven hasta los cuarenta y de que las jóvenes generaciones literarias no han ganado prestigio. Simplemente, los artistas de veinte ańos son leídos con mucha desconfianza (aunque no falte simpatía) y la crítica no los trata en serio. Sin embargo, hay talentos ya reconocidos como, por ejemplo, Wojciech Wencel, poeta religioso-conservador, de vanguardia, con afán lingüístico. Mencionemos también a Maria Cyranowicz, Krzysztof Siwczyk y Roman Honet.
Dentro de esta "generación del borrador" podemos distinguir una corriente clasicista, una de vanguardia y una orientación o'harista (del nombre del poeta americano Frank O'Hara).
La corriente o'harista
Las personalidades más nítidas de la poesía polaca de la actualidad son, sin duda, Marcin Świetlicki y Jacek Podsiadło, ambos "o'haristas", lo cual quiere decir que cultivan una poesía que adopta lo cotidiano como punto de partida, aunque se la llama también "barbarismo", debido a su obsesivo gusto por la expresión profana. Las poesías de Świetlicki (Zimne kraje, pieśni profana - Países fríos, cantos de un profano), están inspiradas por la "escuela de Nueva York" y las personalidades artísticas de Frank O'Hara y John Ashbery, raro registro de la soledad existencial y de una confusión de sentimientos y emociones. Es una poesía de rebelión contra el mundo, que le ofrece al lector toda una gama de matices de sufrimiento y malestar espiritual. Es significativo que Świetlicki subraye su mensaje como líder del grupo de rock "Świetliki". Por otro lado, la poesía de Podsiadło (Arytmia -Arritmia, Dobra ziemia dla murarzy - Buena tierra para albańiles) es un mensaje que nace de un pacifismo anarquista y de una fundamental libertad en la experiencia de la vida; es un mensaje en que no falta afirmación, contemplación de la naturaleza, crítica de la civilización tecnológica y exploraciones religiosas y teológicas.
Otros poetas interesantes de esta corriente son Miłosz Biedrzycki, Dariusz Sośnicki y Karol Maliszewski (conocido tambiién como crítico literario). Los "o'haristas" no evitan la reflexión social, su poesía habla mucho de los cambios que han tenido lugar en Polonia después de la caída del comunismo. Pero lo hacen de una manera discreta subrayando la necesidad de mantener una actitud escéptica hacia la realidad.
Corriente clasicista
Los poetas de la corriente clasicista no renuncian a la reflexión sobre la realidad actual aunque lo hacen con un lenguaje poético que recurre claramente a la tradición literaria de siglos pasados, tanto polaca como extranjera. Es numeroso el grupo de escritores que buscan inspiración en el barroco, ya que la caótica confusión de nuestros tiempos recuerda un poco la situación de la cultura europea en el siglo XVII. A la lírica metafísica barroca polaca (que expone sobre todo la vanidad y la fascinación por la muerte) se remite Eugeniusz Kaczyszyn-Dycki (Nenia i inne wiersze- Nenia y otros versos, Liber mortuorum); Krzysztof Koehler cultiva una poesía de meditación religiosa ( Na krańcu długiego pola - Al final del largo campo). Marianna Bogumiła Kielar (Sacra conversazione) se remite a Rilke y a los clasicistas franceses para dar una descripción muy pormenorizada del mundo. Otros poetas interesantes de esta corriente son Andrzej Stasiuk, Artur Szlosarek y Anna Piwowska. Los de la corriente clasicista han tenido dignos antecesores en los poetas nacidos en los ańos cincuenta, entre ellos Bronisław Maj (Światło - Luz) y Zbigniew Majej (Legendy praskiego metra - Leyendas del metro de Praga).
Hay que mencionar también a los poetas que se sitúan en la intersección de ambas corrientes. Hablamos aquí de Marcin Baran (Zabiegi miłosne, sprzeczne fragmenty - Trabajos de amor, fragmentos contradictorios), Jarosław Klejnocki (Okruchy, Mr. Hyde - Migajas, Mr. Hyde) y Jarosław Mikołajewski (Mój dom przestały nawiedzać duchy - Los espíritus dejaron de visitar mi casa) .
La corriente de vanguardia
En cambio la corriente de vanguardia de la joven poesía está integrada por jóvenes dedicados al experimento elitista, que requiere cultura literaria por parte del lector. Hay que mencionar aquí a Andrzej Sosnowski (Życie na Korei - La vida en Corea, Conwój - Convoy, Opera), Tadeusz Pióro (Okęcie) y Andrzej Niewiadomski (Prewentorium).
Los poetas de la llamada "generación del borrador" tratan de presentar de distinta manera la sensibilidad contemporánea. żQué es lo que une toda esta formación? Seguramente una ciera reserva (puede incluso que desconfianza) hacia la vida colectiva y sus expresiones políticas, un cierto acercamiento a la cultura "pop" así como un fuerte sentimiento de una comunidad generacional basada en experiencias comunes, que incluyen la ley marcial y el giro hacia la libertad de final de los ańos ochenta.
Post data
La poesía contemporánea polaca recuerda un poco un tupido bosque. No se pueden describir todos los árboles y cada uno de ellos es único e irrepetible. Ateniéndonos a la metáfora del bosque, la lírica contemporánea polaca demuestra un frondoso desarrollo. De ańo en ańo vemos en las librerías nuevas presentaciones y es de esperar que los poetas polacos nos sorprendan aún con algo original. Espero que lo específico de la poesía polaca sea apreciado también por los lectores de otras lenguas.
Informaciones adicionales:
1.Notas biográficas:
:
Marzanna Bogumia Kielar (n. 1963)
(n. 1963)
Autora de dos tomos de poesía: Sacra conversazione (1992) y Materia Prima (1999). Laureada de dos prestigiosos premios: de Iłłakowiczówna (al mejor debut) y de los Kościelski (1993). Nominada por su segundo libro para el premio "Nike". Sus poesías han sido traducidas, entre otros, al alemán, sueco, inglés, francés, hebreo, checo, esloveno, lituano y macedonio. Su poesía lírica es personal, llena de referencias culturales y filosóficas, continúa las mejores tradiciones de la poesía femenina polaca.
Jacek Podsiadło (n. 1964)
(n. 1964)
Autor de muchos tomos poéticos, los más interesantes son: Arytmia (Arritmia, 1993), Języki ognia (Lenguas de fuego, 1994), Niczyje, boskie (De nadie, de Dios, 1998) y el último Wychwyt Grachama (1999), por el que fue nominado para el premio "Nike". Es laureado del premio de los Kościelscy. En su pensamiento hay elementos anarquistas, ecologistas y de contracultura. Sabe componer unas poesías refinadas, clasicistas pero también otras, muy sencillas. Ultimamente escribe reseńas, artículos de prensa y prosa (cuentos).
Marcin Świetlicki (n. 1961)
(n. 1961)
Poeta, cantante "performer". Comunmente considerado el más capaz de la llamada "generación del borrador". Su tomo de poesías Zimne kraje (Países fríos, 1993) es uno de los libros poéticos más importantes de los últimos quince ańos. Hace poco publicó Pieśni profana (Cantos de un profano, 1998) y gracias a él fue nominado para el premio "Nike". Es laureado de los más importantes premios literarios nacionales. Escribe poesías existenciales, pesimistas ysombrías. Es líder del conjunto de rock "Świetliki", grabó con él tres discos con letras propias.
Eugeniusz Tkaczyszyn-Dycki (n.1962)
(n.1962)
Últimamente ha publicado sus poesías en el tomo Kamień pełen pokarmu Piedra llena de alimento). Autor de cuatro tomos de poesía. Sus poesías juntan la lengua polaca moderna con la antigua para presentar las fundamentales y extremas experiencias humanas: el sufrimiento, la soledad, la muerte, etc. Va ganando el reconocimiento de los críticos. Laureado del premio de Iłłakowiczówna.
Dariusz Sośnicki (n. 1969)
(n. 1969)
Ha editado dos tomos de poesía : Marlewo (1994), considerado el debut más interesante del ańo, e Ikarus (1998). Ha publicado también poesías sueltas. Cocreador y redactor de una de las revistas literarias más importantes de la generación joven - "Nowy Nurt" ( "Corriente nueva"). En su poesía domina un idioma moderno, de vanguardia que le permite describir experiencias espirituales y existenciales.
2. Premios más importantes otorgados a poetas polacos en los ańos noventa
1991
Wisława Szymborska recibió el premio de J.W. Goethe
1992
Julia Hartwig recibió el premio literario de G. Trakl, fundado por el Consulado General Austriaco en Cracovia
1993
Ewa Lipska, premio de la Fundación Piotr Buchner (fundada por un hombre de negocios polaco, Piotr Buchner en 1989 en Varsovia) a la creación artística
Bogusława Latawiec, premio del PEN Club polaco en el campo de la poesía
Marzanna Bogumiła Kielar, Premio de la Fundación de los Kościelski (Suiza) por el tomo Sacra conversazione
Artur Szlosarek, Premio Literario de la Fundación de los Kościelski por Wiersze napisane (Poesías escritas) y Wiersze różne (Poesías diversas)
1994
Tadeusz Różewicz, Premio Principal Cultural de Silesia, otorgado por el gobierno de Sajonia Baja a toda su creación
Maciej Niemiec, Premio de la Fundación de los Kościelski por el tomo Kwiaty akacji (Flores de acacia)
1995
Wisława Szymborska, Premio J.G. Herder, otorgado por la Universidad de Viena
1996
Wisława Szymborska, Premio Nobel de literatura
Premio Nobel de literatura
Marcin Świetlicki, Premio de la Fundación de los Kościelski a toda su creación poética
1997
Andrzej Sosnowski, Premio de la Fundación de los Kościelski
Leszek Aleksander Moczulski, Premio de la Fundación de Alfred Jurzykowski (EE.UU.)
1998
Urszula Kozioł, Premio del Pen Club polaco en poesía
Czesław Miłosz, Premio Nike (el más importante premio literario en Polonia) por el mejor libro del ańo (Piesek przydrożny - El perrito a la vera del camino)
1999
Stanisław Barańczak, Premio Nike por el mejor libro del ańo (Chirurgiczna precyzja - La precisión quirúrgica)
1 comentario:
Es la versión española de un largo ensayo de Jarosław Klejnocki sobre la poesía polaca en los últimos 20 años del siglo XX. Aquí está el original: http://culture.pl/pl/artykul/poezja-polska-w-ostatnich-20-latach-xx-wieku Sirvió de introducción al numero polaco de la revista Posdata (2011), coordinado por Iván Trejo: “Polonia bajo palabra”.
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