MUESTRA DE ARTE RUPESTRE
Io sono stanco
¿Para esto matrimonio?
Mis hijos viven en una jaula de locos,
rodeados de extraños, agrupados
vagamente con el nombre de parientes.
En el pequeño jardín
nadie sabe de quién son los pañales,
de quién las camisas, de quién el aire.
Si me descuido
me cambian un hijo por otro.
¿A quién echarle la culpa?
¿A la matrona en esencia bondadosa?
¿A mi mujer, plena de amor desde hace años
embrujada por un verso que me costó
noches en vela?
¿A mí mismo de tristes oficios?
Mi sueldo (y el tuyo lector),
no alcanza.
Muchos miran con envidia estos ingresos.
Y hay en este Perú varios millones peor que nosotros.
¡Quiero una casa! Sueño.
Engels, de profeta, opinaba que aquí,
con este sistema, no hay solución al asunto.
Con rabia y sin vergüenza,
sobre las páginas de Engels,
salen con duelo mis lágrimas corriendo.
Quiero una casa. Sueño. Io sono stanco.
Maldigo. Yo soy el muerto en vida.
El que hace reglamentos.
CASTI CONNUBI
Cada mañana, marido y mujer, sentados y limpios,
comiendo tostadas, ruido de rata,
leyendo los diarios, matando las moscas,
hablando del clima, cada mañana,
esperan la noche, el hastío sexual:
fingirse dormidos, fingirse despiertos,
decirse palabras de libros de amor,
cada mañana, marido y mujer,
van al trabajo, regresan, almuerzan,
van al trabajo, regresan, se acuestan,
gordos, lustrosos, años de años,
esperan la noche, matando tostadas,
matando las moscas, matando los diarios,
matando los climas, cada mañana, gordos,
payasos, esperan la noche, el hastío sexual:
fingirse dormidos, fingirse despiertos,
decirse palabras de libros de amor,
cada mañana, rata y rata, rata y rata.
Varona y varón
Varona y varón,
desnudos frente a frente,
desnudos con esmero,
son presencia impalpable
de la gracia de quién sabe.
Nada pueden contra ellos
ni el miedo que bien sienten,
ni lo espaciado de los encuentros,
ni la envidia de los solitarios,
ni el viento de los que murieron.
El fuego es tan su salsa,
tan feliz como un niño,
tan se escapa por un tubo,
tan se oculta o parece nada,
que induce a la pareja
a desnudarse con esmero,
a juntar aire, y tierra,
aumentando la ternura
para empezar de nuevo el acto
más hermoso de la vida:
varona y varón.
El Perú
No es este tu país
porque conozcas sus linderos,
ni por el idioma común,
ni por los nombres de los muertos.
Es este tu país,
porque si tuvieras que hacerlo,
lo elegirías de nuevo
para construir aquí
todos tus sueños.
Retablo
En un tiempo viví en Ayacucho,
rincón de muertos que lo llaman.
Salí de allí, por azar, en 1970,
diez años antes del comienzo
de la hecatombe.
Vi la miseria con mis propios ojos
en el Parque Sucre, San Juan Bautista,
Acuchimay, en el mercado,
y penetrando por las rendijas
a las mismas casas de los ricos,
mendigando. Algunos
de mis conocidos de esos años
están muertos o en prisión
o andan por el mundo
como kamikazes locos
matando y dejándose matar
por los soldados.
No hablo de los jefes. De ellos no hablo.
Conocí un niño que murió
en la isla El Frontón en 1986, siendo hombre,
con trescientos de los suyos, asesinado.
Tuve un amigo periodista
que fue a Ayacucho en 1983
en misión de servicio y junto
con siete compañeros,
en Uchuraccay, murió asesinado.
Pero los hombres de la costa cuando mueren
tienen un nombre, una lápida,
recuerdos, flores; los campesinos
cuando mueren son números asesinados.
Pienso también en los soldados
que los llevan desde tan lejos
(Saposoa, Iquitos, Tumbes)
hasta Ayacucho a morir baleando.
No me hables de la música de Huamanga,
ni de la tersa piel de sus mujeres,
ni del cielo lapislázuli.
Ayacucho es la sombra de la muerte,
una escalera interminable de cadáveres,
la muerte misma trepando hasta mi corazón
que vive todo el tiempo agonizando.
EL MAR DE LAS TINIEBLAS
—Carta moral a Lucilio.
Escribe Séneca (40 d.C.)—
Solitario y débil
el buey viejo
quiere pasto tierno
y los hombres,
no muy diferentes,
somos alimento
diario de la muerte.
Nuestros cocineros
circulando entre los fuegos
preparan manjares para muchos
y los labriegos en Sicilia
y en África, y acaso más allá
del mar de las tinieblas, siembran
hierbas aromáticas, hortalizas y frutales
para alimentar a Roma y a las ciudades
de los cuatro confines
en cada uno de los imperios.
Cada quien defiende con los dientes
su verdad en el foro.
Con discursos y denuestos
los antagonistas se acompañan.
La mujer discute con el marido.
Ambos escuchan el eco
de dos voces y como eso no les basta
engendran al hijo entre sollozos.
Condición del hombre es estar solo,
vivir lo breve en la incertidumbre.
En cualquier cosa que hagas, Lucilio,
pon tus ojos en la muerte.
Consérvate bueno.
Marco Martos (Piura,
1942). Poeta, profesor de la escuela de Literatura y del posgrado de Escritura
Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, presidente de la
Academia Peruana de la Lengua. Poemarios: Casa nuestra (Lima: Ediciones de La
Rama Florida & Biblioteca Universitaria, 1965. 2ª edición. Lima: Editorial
Grano de Arena, 1993); Cuaderno de quejas y contentamientos (Lima: Carlos Milla
Batres, 1969); Donde no se ama (Lima: Carlos Milla Batres, 1974); Carpe Diem
(Lima: Editorial Haraui, 1979); Carpe diem / El silbo de los aires amorosos
(Lima: Industrial Gráfica, 1981); Cabellera de Berenice / Chevelure de Bérénice
(Edición bilingüe español-francés de Roland Forgues y Modesta Suárez. Grenoble:
Edicius det Tignahus, 1990). Muestra de arte rupestre (Lima: INC, 1990);
Cabellera de Berenice (2ª edición. Trujillo: Municipalidad Provincial de Trujillo
y Casa del Artista, 1992. 3ª edición. Lima: Seglusa Editores/Editorial Colmillo
Blanco, 1994); Leve reino. Obra poética 1965-1996 (Lima: PEISA, 1996); El mar
de las tinieblas (Lima: El Caballo Rojo y Atenea Impresores, 1999); Sílabas de
la música (Lima: Litsur, 2002); Jaque Perpetuo (Lima: PUCP, 2003); Dondoneo
(Antología personal. Lima: UNMSM, 2004); Aunque es de noche (Lima: Hipocampo
Editores, 2006); Dante y Virgilio. Iban oscuros en la profunda noche (Lima:
Universidad San Martín de Porres, 2008); En las arenas de Homero (Lima:
Academia Peruana de la Lengua, 2010); Obra Reunida (Academia Peruana de la
Lengua / Editorial San Marcos, 2012); Vespertilio (Lima: Vicio Perpetuo Vicio
Perfecto, 2012); Biblioteca del mar (Lima: Vicio Perpetuo Vicio Perfecto, 2013);
Viento del Perú. Nueva Antología Personal (Poesía 1965 - 2013) (Lima:
Hipocampo, 2013); Caligrafía China (Lima: PEISA, 2014); Máscaras de Roma (Lima:
Caja Negra, 2015); Musas del celuloide (Lima: Caja Negra, 2016); Libro de
Animales (Lima: Cátedra Vallejo, 2016); El espíritu de los ríos (Lima: Caja
Negra, 2017); El Piano Negro (Lima: Apogeo, 2018); Piura, espejismo de
eternidad (Sullana, Piura: Sietevientos, 2019) y La novia del viento (Lima:
Apogeo, 2019).
Fuente de la fotograf'ía: https://archivoaudiovisualpoesiaperuana.com/poeta/marco-martos/
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