Para
empezar este breve análisis del único libro editado de Guillermo Chirinos Cúneo
(La Punta, 1941-Lima, 1999), me refiero a Idiota del Apocalipsis de
1967, que fue publicado por su madre Aida Cúneo Navach, valdría la pena citar
algunos datos biográficos y bibliográficos (aunque son escasos). Chirinos Cúneo
pertenece a la generación del 60, la única entrevista que se conoce salió en el
diario El Peruano en 1993, allí el entrevistador le pregunta sobre el
ambiente poético que rodeó a su primer libro, Chirinos Cúneo responde:
“frecuentaba a Julio Nelson, Marco Zapata, Juan Ojeda, César Calvo, Juan
Gonzalo Rose, Manuel Scorza, Marco Martos e Hildebrando Pérez”. En resumen,
Chirinos Cúneo es un poeta cercano al grupo que animó la revista Piélago.
Esto trae a colación el poema “Homesickness” de Juan Ojeda publicado en su
libro Arte de navegar: “Así una tarde apareció Hinostroza / Y lo
irreversible de G. Cúneo aporreando la máquina de escribir / Una conducta
aristotélica, no obstante”. Estos versos se refieren a una anécdota entre
Chirinos Cúneo y Rodolfo Hinostroza, el propio poeta de Consejero del lobo la refiere en una crónica así:
“César [Calvo] y Gonzalo [Rose], para bajarle los humos a Guillermo, que se sentía un genio, le habían dicho que había un joven poeta mejor que él, que ya iba a regresar de Cuba para destronarlo (…) Subió pues al piso, y en lugar de sentarse en la silla que le ofrecí, comenzó a dar vueltas por la habitación, husmeándolo todo, como un sabueso, sin decirme nada. De pronto vio mi máquina de escribir dispuesta sobre la mesita, y me preguntó: “¿Con esta máquina escribes tus poemas?” y como yo le respondiera afirmativamente se acercó a ella, y antes que yo tuviera tiempo de reaccionar, la levantó con las dos manos por encima de su cabeza, y con una mirada de loco la estrelló contra el piso”.
Todos coinciden –o por lo menos es lo que se
puede colegir de los pocos artículos que abordan la vida del poeta– en que Chirinos
Cúneo era un ser extra-ordinario y que por eso pasó gran parte de su vida en
una clínica psiquiátrica. Ordenemos entonces lo que se conoce de la poesía de
Chirinos Cúneo: ocho poemas en su libro Idiota del Apocalipsis, poemas
en las revistas Destino, número 3, 1963; Piélago, número 4, 1964;
Alpha, número 4, 1965; Arca de Noé,
número 1, 1967; Auki, número 4, 1976; Hueso Húmero, número 15-16,
1983; La tortuga ecuestre, número 116, 1994; Intermezzo Tropical,
número 5, 2007 y Sol & Niebla, número 5, 2009. Podemos inferir que
dentro de las colecciones de poemas inéditos están Infiernos y cielos
(1962), Rojos y Nocturnos (1964), Celestes y oscuros (1966), Eneas
XX (1985) y Guerrero del Arco Iris (1990). Otros libros sin fecha
conocida son Cuaderno de California y Crepúsculo de los ídolos.
Además del libro Caminante en la Ciudad, poemario voluminoso de los años
60 que fue destruido por Chirinos Cúneo en un arrebato místico en la puerta de
la iglesia de La Merced, en el Jirón de la Unión. En las únicas antologías que
se incluye su poesía son las antologías preparadas por Julio Ortega (Imagen
de la literatura peruana actual. Lima: Ed. Universitaria, 1971); Gustavo
Armijos (Poesía peruana contemporánea. Antología de La tortuga ecuestre.
Lima: FECP, 2003); Luis La Hoz (Diez aves raras de la poesía peruana.
Lima: FECP, 2007); y Carlos López Degregori / Luis Fernando Chueca / José Guich
y Alejandro Susti (Esplendida iracundia.
Lima: Universidad de Lima, 2012). En 1968, C. A. de Lomellini, publicó una
traducción al inglés del poema “VII” de Idiota del Apocalipsis en la
revista Interlace, número 1, Universidad de Texas. Los textos de
homenaje o recuerdo son escasos, podemos citar los escritos por Armando
Arteaga, Rosina Valcárcel, Víctor Coral, José Carlos Yrigoyen y Carlos Torres
Rotondo. La entrevista que le hiciera el poeta Juan Carlos de la Fuente para el
diario El Peruano. En ninguno de los libros de análisis sobre la
generación del 60 se le menciona. Hace algunos años se reeditó Idiota del
Apocalipsis en el volumen compilatorio titulado Los Otros, aunque
sin ubicar en un contexto definido a su poesía. Hasta el momento el único ensayo
serio sobre Chirinos Cúneo es el que le dedicó Elton Honores en la revista Tinta
expresa. Un último dato: en el libro Las claves ocultas y otros poemas
(1981) de Patrick Rosas se publicó un poema dedicado a Chirinos Cúneo, el poema
se llama “Maldoror en silencio”.
“se trata de la reelaboración del legado de la modernidad literaria (simbolismo y vanguardias) y entre nosotros de las poéticas de Eguren, Vallejo (siempre Vallejo), Adán, Westphalen, más Eielson y Sologuren (es decir el lado no específicamente hispánico de la generación del 50) (…) Aquí se inscribirían Antonio Claros, Juan Ojeda, Raúl Bueno y Joaquín Martínez Pizarro” (López Degregori / O’Hara: 1998, 20)
En
esa lista podríamos incluir perfectamente a Chirinos Cúneo. En la entrevista
mencionada a la pregunta ¿cuáles son tus influencias literarias?, el poeta
responde: “Creo que son Rimbaud y Baudelaire (…) al primero lo admiro por su
pureza, su inocencia, y al segundo, por su franqueza, su sinceridad, su
profundo pesimismo, su profundo pesar”, a estas dos influencias habría que añadir
su buena dosis de Lautreámont y su buena dosis de Artaud.
Lo
que nos interesa revisar en Idiota del Apocalipsis son las funciones de
los colores y cómo interactúan con los estados de ánimo. El doctor Siegfried
Katz, del Hospital Psiquiátrico de Nueva York, publicó un estudio en el Diario
de Psicología Aplicada titulado “Preferencias de Color en los Insanos”, dicho
estudio se basó en la interrelación de 134 pacientes con 6 colores: rojo,
anaranjado, amarillo, verde, azul y violeta. La dinámica consistió en poner
rectángulos coloreados en un panel y los pacientes tenían que indicar el color
de su preferencia por orden descendente. Los resultados fueron los siguientes:
1) azul, 2) verde, 3) amarillo, etc. Los resultados según el tipo de
diagnóstico fueron: rojo, anaranjado y amarillo para los maníaco-depresivos o
bipolares, verde para los esquizofrénicos y violeta para los otros tipos de
enfermedad mental. Haciendo un cotejo textual de las expresiones donde se
encuentran los colores en Idiota del Apocalipsis tenemos estos
resultados: rojo (15), rosado (12), azul (11), blanco (8), negro (7), amarillo
(5), verde (4), otros colores (9).
Valdría la pena citar estas expresiones del color:
ROJO:
Poema rojo, piel roja, chaplines rojos, roja humedad, rojos rudos, ondas rojas,
alambres rojos, lirio enrojecido, roja espuma de cerveza, círculo de ondas
rojas, plumas rojas, nube roja del sueño, andrajo rojo, viejos rojeantes,
cúpulas rojas.
ROSADO:
Fagot rosado, muñecos róseos, rosados cartones, troma rosa, entrañas rosas,
pulmones rosadamente tirados, uniformes rosadamente ebrios, cocina rosada,
panza en rosas, panzas rosadas, ágil trapecista rosado, clítoris rosas.
AZUL:
Crepúsculo azul, burdel azul, vahos azules, vaso azul, azules vómitos de nieve,
azules luciferes, carnes azules, payaso azul, sortija azul, higiene azul, mar
azul.
BLANCO:
Remos blancos, rameras blancas, parque blanco, blancos malecones, metales
blancos, reptiles blancos, vientre blanco, cuerpo blanco.
NEGRO: Rosa negra, luna negra, marfiles negros, espumas negras, frascos negros, hierro negro, erizos negros.
AMARILLO:
Maldito coito amarillo, podredumbre amarilla, cráneos amarillos, viejos
amarrillos, lágrimas amarillas.
VERDE:
Ebriedades verdes, aguas verdes, telescopios verdes, cardenales de olor verde.
OTROS
COLORES: Tromba áurea, Niño ámbar, Orangutanes de jade, Nalgas de ceniza,
Vulvas rubicundas, Melena gris, Trajes plomizos, Casas de fresa, Guedejas
pardas.
Estos
colores –lo cual hermana a nivel pictórico y tétrico la poesía de Chirinos
Cúneo con la de José María Eguren– se refieren a tres funciones o estados: 1)
un aspecto sexual, 2) un aspecto de pureza y 3) un aspecto relacionado con lo
divino o con un nuevo dios. Para el primer aspecto podríamos citar la aparición
de una cantidad increíble de rameras en los poemas y también la descripción de
una violación a la empleada doméstica en el poema “Cenicienta” (los colores
preponderantes son el rosado y el blanco) incluso en el poema final el verso:
“Soy vaginal”; el aspecto de la pureza (colores rojo y azul) se ejemplifica,
por oposición, en versos como: “¡Nuestro palacio de justicia es inmenso pero
ningún resplandor, dibujos o colores lo levantan a la imagen de la maravilla!”
o en versos como: “Este siglo es horroroso sin duda, esta ciudad”, el poeta se
da cuenta de la podredumbre (color amarillo) y busca purificarse; el tercer
aspecto reside también en cierto luciferismo o satanismo (color negro), y de
esta manera es como acaba Idiota del Apocalipsis: “De ninguna manera mi
primer amor será una vaca con la bulba bien ardiente. El Idiota del Apocalipsis
se retira, señores. ¡Vamos! Estad listos para un nuevo dios”.
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