PRÓLOGO
Miriam Reyes
1976, sube la temperatura
Lo primero que llama la atención al dirigir la
mirada al último tercio del siglo xx en las letras gallegas es la rapidez con
la que la temperatura poética subió tras el final de la dictadura franquista y
el reconocimiento de la oficialidad de la lengua. Desde entonces, la poesía
gallega es territorio de intensa y estimulante actividad creativa. Su estable
fertilidad puede interpretarse como fruto de un esfuerzo coral y continuado en
el que poetas, críticos y académicos han contribuido a sentar las bases de
normalidad lingüística necesarias para la creación, difusión y recepción
poéticas. Un esfuerzo que en realidad empieza antes, en el siglo xix, cuando tuvo
lugar el Rexurdimento de la literatura gallega, un movimiento literario
especialmente protagonizado por la poesía, con Rosalía de Castro, Manuel Curros
Enríquez y Eduardo Pondal como máximos exponentes. Ese flujo, que continuó a
principios del siglo xx con Manuel Antonio, se vio interrumpido por la guerra
civil. El fuego no se apaga pero se mantiene al mínimo, sobre todo durante los
primeros y más duros años de la dictadura, para después ir aumentando poco a
poco a partir de los 50, gracias, en buena parte, a la labor de la recién
fundada editorial Galaxia.
El fin de la dictadura se notó muy pronto en el
panorama poético gallego. Al cambiar el signo de la urgencia, que desde los
años 60 había llevado a visibilizar principalmente una poesía comprometida con
la denuncia social y la recuperación de libertades, se apunta entonces hacia la
normalización, expansión y actualización de la lengua y la literatura gallegas.
Hay una necesidad de modernidad y renovación y un deseo de apertura que generan
el ambiente propicio para explorar otros caminos en la poesía. La crítica especializada
suele señalar como gran hito en la renovación de la poesía gallega, la
publicación, en 1976, de dos libros que abren nuevos horizontes formales y
temáticos: Con pólvora e magnolias, de Xosé Luis Méndez Ferrín, y Mesteres, de
Arcadio López Casanova, a los que con frecuencia se añaden Seraogna, de Alfonso
Pexegueiro, y Herba aquí e acolá (1980), de Álvaro Cunqueiro. Quizás el más
significativo de los cuatro, en cuanto a cambio de actitud respecta, por ser obra
de un autor conocido por su activismo político, fuera el de Méndez Ferrín,
quien proponía un espacio en el que el compromiso social no implicase renunciar
a la experimentación poética y hubiese lugar también para lo íntimo. Más que un
cambio de rumbo, lo que sucede es una gran reactivación creativa, que dibuja un
cuadro más vivo, múltiple y complejo, en consonancia con la transformación histórica
y social que se está viviendo. Desde los márgenes se van abriendo espacios
alternativos, revistas, grupos poéticos, editoriales y festivales que constituyen
en sí mismos proyectos exploratorios y territorios a explorar. La intensa
actividad literaria que marca el último cuarto del siglo xx ocurre en un
contexto de articulación de la autonomía, normalización del uso de la lengua y
apoyo a la literatura escrita en gallego. En 1980 se forma la Asociación de
Escritores en Lengua Gallega (AELG), en 1981 se aprueba el Estatuto de
Autonomía, en el que se establece que “el gallego es la lengua propia de
Galicia” y se promulga la cooficialidad de las lenguas gallega y española en
Galicia, y en 1983 se aprueba la ley de normalización lingüística y se regula
el uso del gallego en los ámbitos públicos y educativos. Así comienza el camino
de (re)conocimiento oficial de una joven lengua antigua.
Focos de calor I. Grupos y
publicaciones colectivas
Los colectivos o grupos poéticos suponen la unión de
esfuerzos de un conjunto de poetas —generalmente jóvenes— que durante un tiempo
se apoyan unos en otros para llevar a cabo un proyecto, entendido este en
sentido amplio y laxo: desde la superación de un modelo, o la reivindicación de
una postura o actitud, hasta la mera difusión de la obra de sus miembros. El producto
de su agrupación se ve generalmente traducido en recitales y publicaciones.
En la mayoría de los casos, funcionan como motores
que aceleran el avance o como focos de calor que aumentan la temperatura de
golpe y propician un cambio de estado en la materia poética. En la cultura
gallega los grupos han jugado un importante papel. Ya a principios del siglo xx
el Grupo Nós, formado por Losada Diéguez, Vicente Risco, Ramón Otero Pedrayo,
Florentino López Cuevillas y Castelao, reactivó el panorama cultural gallego y
su literatura —especialmente la prosa y el ensayo— alrededor de la revista del
mismo nombre, que durante dieciséis años (1920-1936) contribuyó a la creación y
la difusión de la literatura gallega. También fue importante, a finales de los
50, la contribución de Brais Pinto, un grupo de jóvenes intelectuales y
escritores gallegos afincados en Madrid, entre los que se encontraban los
poetas Xosé Luís Méndez Ferrín, Bernardino Graña, Uxío Novoneyra, Alexandre
Cribeiro y Manuel María, quienes supusieron un impulso renovador de la poesía
gallega de la posguerra.
En 1975, un grupo de jóvenes gallegos residentes en
Madrid —la mayoría estudiantes—, formado por Manuel Rivas, Lois Pereiro, Xosé Manuel
Pereiro, Antón Patiño y Menchu Lamas, funda Loia, una revista underground que,
aunque solo llegó a editar cuatro números entre 1975 y 1978, contribuyó a la
ampliación temática y léxica de la poesía gallega con lo underground urbano, el
cine, el rock y el punk. En 1976 se crea en Vigo el Grupo de Comunicación Poética
Rompente (1976-1983), un colectivo con ánimo experimental, irreverente y de
vanguardia, formado principalmente por Antón Reixa, Manuel Romón y Alberto
Avendaño.
En sus publicaciones colectivas, Silabario da
turbina (1977) y A dama que fala (1983), romperán con la noción de autoría al
firmar los poemas como Rompente, y con el formato clásico de poemario al
incorporar collage, fotografía y otros elementos gráficos. Como sello
editorial, además de publicar los poemarios individuales de los miembros del
grupo, serán responsables de la publicación de los emblemáticos Con pólvora e
magnolias y Seraogna. En 1977, se forman en Santiago de Compostela dos
colectivos de jóvenes poetas, Cravo fondo (Ramiro Fonte, Xulio y Xesús
Valcárcel, Xavier R. Barrio, Helena Villar, Fiz Vergara y Xesús Rábade Paredes)
y Alén (Miguel Mato, Francisco Salinas y Xosé Ramón Pena), que publicarían sendas
antologías de sus respectivos miembros; en el caso de Cravo Fondo, con un
ambicioso manifiesto en el que explicitan su deseo de renovar la poesía gallega
tanto lingüística como temáticamente.
Ya en los años 80, diez poetas de A Coruña (algunos
procedentes de Loia, Cravo Fondo y Alén) se unen por “vecindad y camaradería” y
forman el colectivo De amor e desamor para publicar sus poemas. Ellos son Lino
Braxe, Xosé Devesa, Miguel Anxo Fernán-Vello, Miguel Anxo Mato Fondo, Pilar
Pallarés, Lois Pereiro, Manuel Rivas, Francisco Salinas Portugal, Xavier Seoane
y Xulio Valcárcel. Su proyecto se materializa en dos antologías: De amor e
desamor (1984) y De amor e desamor II (1985). Dentro de una misma temática
reunían acercamientos diferentes que representaban parte de la variedad poética
existente en la época. También en 1985, un grupo de estudiantes compuesto por
Xabier Cordal, Xoán C. Rodríguez, Manuel Cortés, Miguel A. Montes y Serxio
Iglesias funda en A Coruña el Colectivo Ronseltz (1985-1995), un proyecto en la
onda expansiva de los vigueses Rompente. La manera que tuvo este grupo de
posicionarse en su tiempo fue lanzar una mirada desacralizadora sobre la
herencia poética gallega, desmitificando y parodiando el canon. La construcción
experimental y colectiva se materializará en el volumen Unicornio de cenorias
que cabalgas os sábados (1994), que sale a la luz cuando ya se había disuelto
el grupo.
Son frecuentes las pequeñas iniciativas que desde
puntos periféricos del territorio aúnan inquietudes y esfuerzos por la creación
y difusión poéticas, organizando recitales y editando pequeñas publicaciones
literarias, como el grupo Blas Espín (1992) en Ponte do Porto o la Asociación
Cultural Arre Sentelha! (1995) del pequeño pueblo de Vimianzo. Siguiendo ese
espíritu, pero en una escala mayor, en 1996 se forma el grupo Batallón Literario
Costa da Morte, un colectivo de 30 poetas que, durante dos años, activó la
escena poética gallega fuera de los focos urbanos principales, realizó numerosos
recitales, creó la publicación trimestral Feros Corvos y publicó el libro
colectivo Nós. Entre sus miembros destacan Marilar Aleixandre, Miro Villar,
Rafa Villar, Modesto Fraga, Estevo Creus y María Lado.
En 1997, los poetas Rafa Villar y Eduardo Estévez
conciben una aventura sui generis: agrupar a un conjunto de poetas muy diversos
alrededor de un proyecto editorial y de difusión, de carácter independiente y
autogestionado, que diera visibilidad a las nuevas poéticas. En la
efervescencia de la época consiguen
contagiar a 15 autores más: Antonio Fernández Seoane, Carlos Quiroga, Chus
Pato, Emilio Ínsua, Emma Couceiro, Estevo Creus, Ígor Lugrís, María Xesús
Nogueira, Marilar Aleixandre, Marta Dacosta, Modesto Fraga, Paco Souto, Séchu
Sende, Xavier Rodrigues Fidalgo y Yolanda Castaño, para formar Letras de Cal
(1997-2002). Un proyecto “abierto, participativo y sin ánimo de lucro” que, con
la única aportación económica de los miembros de la iniciativa y las ventas de
los libros, fue capaz de publicar catorce volúmenes de poesía y mantener una
frecuencia mensual de recitales en Santiago. Mientras que a finales del siglo
xx la motivación principal de los colectivos será la ampliación temática, la
dinamización y la apertura de la escena poética gallega, parece que los
colectivos a principios del siglo xxi tienen un carácter más cívico1.
La escena poética gallega ya está abierta a la variedad, no hay corrientes
hegemónicas e Internet ha facilitado el acceso y la difusión de la poesía. En
2001 se forma en Santiago un multitudinario colectivo socio-cultural asambleario
llamado Redes Escarlata en el que encontraremos un nutrido número de poetas de
diferentes generaciones, desde Méndez Ferrín (1938) y Ramón Lorenzo (1935),
pasando por Darío Xohán Cabana (1952) o Xabier Cordal (1965), hasta Oriana
Méndez (1984). Su objetivo principal es intervenir críticamente en la sociedad
y en el curso de la nación gallega. En su manifiesto afirman: “Nada nos es
ajeno, todo nos compete. Insistimos en intervenir en temas políticos, sociales
y culturales de nuestra Tierra y nuestro Tiempo”. En 2003 reunirán a 24 de
estos poetas en la antología Xuro que nunca volverei pasar fame. Poesía
escarlata.
En noviembre de 2002 surgirá un activismo solidario
y ecológico a raíz del desastre medioambiental y económico provocado por el
hundimiento del Prestige y la consecuente marea negra. Numerosos intelectuales,
escritores y artistas se agruparán en la Plataforma contra a Burla Negra,
enmarcada dentro de la aglutinadora plataforma Nunca Máis. Son tiempos de gran
actividad y movilización para los escritores, intelectuales y artistas
gallegos, con manifestaciones, conciertos y recitales colectivos en los que
diferentes generaciones y disciplinas se dan cita. En este contexto se unirán
las editoriales Espiral Maior y Edicións Xerais con la Federación de Libreiros
de Galicia para editar un libro colectivo en el que participarán 120 poetas.
Focos de calor II. Penélope
también navega
A principios de los 80 son pocas las voces de mujer
que consiguen difusión: además de las veteranas Luz Pozo Garza (1922), Pura
Vázquez (1918) y Xohana Torres (1931), apenas Pilar Pallarés (1957) y, en menor
medida, Xela Arias (1962) y Luisa Castro (1966). De esa realidad nace en 1983 la
revista feminista, dirigida por María Xosé Queizán, Festa da palabra silenciada,
que dará cabida a la creación literaria, la crítica y la reflexión intelectual
de las mujeres gallegas. Los frutos de su trabajo se verán en los años 90,
cuando empiezan a cobrar verdadera visibilidad las poetas y se vuelven audibles
sus voces.
Las poetas traen nuevos temas, nuevas perspectivas y
nuevas maneras de abordar el hecho poético. Practicarán la reescritura de los
relatos heredados, la construcción de genealogías, la deconstrucción de
estereotipos y las ficciones del yo. Pero, sobre todo, vivirán la escritura
como espacio de libertad y esta actitud las llevará a arriesgarse y a
experimentar. Serán muy fértiles las búsquedas y definiciones identitarias,
modificando el punto de vista hegemónico y por lo tanto el punto de partida y
de llegada de la palabra: su origen, su foco de interés y su radio de alcance.
Chus Pato, Ana Romaní, Lupe Gómez, Anxos Romeo,
Isolda Santiago, Helena de Carlos, Estíbaliz Espinosa, Olga Novo, Yolanda
Castaño, María do Cebreiro, Emma Couceiro, Emma Pedreira o María Lado, por nombrar
solo algunas de las mujeres que irrumpieron en el mercado editorial alrededor
de los noventa, representan una amplia variedad de poéticas e indagaciones.
Como también sucede con Xiana Arias, Oriana Méndez, Olalla Cociña, Branca Novoneyra,
Berta Dávila, Antía Otero u otras poetas que comienzan a publicar en la década
de 2000; o con Lorena Souto o Rosalía Fernández Rial ya en la presente década.
Es importante destacar que si en Galicia las poetas
alcanzaron la visibilidad de la que carecen en otras literaturas, esto se debe
también a la labor de críticas como Helena González, Carmen Blanco, Iris Cochón
o Teresa Seara, quienes, desde sus diferentes perspectivas teóricas, han
trabajado para construir un aparato crítico atento a la poesía escrita por
mujeres y normalizar la presencia de la mujer en el panorama literario.
Focos de calor III. No solo
en el papel vive el texto
Desde mediados de los 80 hasta nuestros días la
poesía gallega, además de ampliar temáticas, registros y fronteras entre
géneros, también desdibuja los límites de las artes y multiplica los espacios
de presentación y difusión con nuevos formatos, nuevas escenas y nuevas
tecnologías.
La poesía gallega cuenta con uno de los pioneros de
la videopoesía, Antón Reixa, quien experimentará con el formato audiovisual
desde los 80, creando obras sorprendentes como Salvamento e socorrismo (1985),
Galicia sitio distinto (1989) y Ringo Rango (1990). A su trabajo con el vídeo
se sumará su trabajo musical con los grupos Os Resentidos (1984-1994) y Nación Reixa
(1993-1997), que forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones.
Ya en la década de 2000, el camino de la videopoesía será transitado desde
acercamientos diferentes por Yolanda Castaño o María Lado.
La performance despunta desde finales de los 90,
impulsada por poetas multidisciplinares como Ana Romaní y Antón Lopo, quienes
fundan el Laboratorio de Indagacións Poéticas, con el que producen los espectáculos
conjuntos O outro extremo do paraíso (1997) y Lob*s (1999), y que después
continuarán en solitario o colaborando con otros poetas, músicos o artistas
plásticos en diferentes formas de representación y reescritura del texto
poético. Destaca el camino recorrido por Lopo desde Prestidixitador (2001) a
Lampíricos (2012) experimentando con diversos soportes la fisicidad de la
poesía. Otras propuestas, más cercanas a la figura del trovador o del juglar,
pueden ser las de Aldaolado, el desenfadado proyecto común de las poetas Lucía
Aldao y María Lado que aboga por una comunicación más directa con el espectador
y por el humor en Moita poesía pouca diversión o Con dez poemas por barba; o la
del poeta y músico punk O Leo, con su espectáculo Multimerda. Entre la
performance musical y la poesía acción se encuentra el grupo de poesía
experimental Ad Hoc, formado por Lois Gil Magariños, Pedro Lamas, Ramón Cruces,
Roque Mosquera y Antonio Rivas, con espectáculos como A poesía é acción (2011)
o Big Brothers. Filloaldea TV, intimamente pública (2014).
En el siglo xxi se materializa la revolución de
Internet: un nuevo espacio de aforo libre e ilimitado que proporciona
inmediatez, proximidad y autonomía. Pronto se convierte en una utilísima
herramienta de difusión y visibilización de la poesía gallega, además de ser
una herramienta de creación en sí misma y un lugar de experimentación. Surgen
plataformas de edición digital (como A Regueifa Plataforma, 2007) y proyectos de
escritura en formato blog (como ...mmmm... de Estíbaliz Espinosa, En construcción
de Eduardo Estévez o Hai cu de O Leo).
La red funciona también como una eficiente
biblioteca. El Grupo Alea de Análise Poética (GAAP), formado en la Facultad de
Filología de la Universidad de Santiago de Compostela en 2009 —por donde han
pasado algunas de las más brillantes personalidades de la crítica poética
gallega— ha elaborado un vasto archivo de poéticas contemporáneas en
poesiagalega.org, imprescindible para todo aquel que quiera conocer o estudiar
la poesía gallega contemporánea.
Antologías de la ebullición
La eclosión de poetas jóvenes de finales de los 70
despertó el entusiasmo de una crítica también joven, que pronto los antologó.
Ya en 1984, Xosé Luis García publica Escolma da poesía galega 1976-1984, donde
reúne a cuarenta y cuatro poetas nacidos entre 1944 y 1962, incluyendo poetas inéditos
en libro. Aunque el excesivo número de antologados hace que se anulen las
apuestas del antólogo, tiene el mérito de recoger todo o prácticamente todo lo
que se estaba escribiendo en esos años y presentar a unas todavía inéditas Chus
Pato y Xela Arias. En 1986, Luciano Rodríguez —otro joven crítico— firma Desde
a palabra, doce voces. Nova poesía galega2, donde toma como punto de
referencia temporal el año 1977, aunque reconoce que la mayor actividad de
estos poetas comienza en los 80. El ánimo fundacional de la muestra se
transparenta en su aparato crítico y en las preguntas del cuestionario pasado a
los poetas3.
Más tarde, en
1995, Rodríguez reducirá esta nómina a la mitad en la antología bilingüe Los
caminos de la voz. Seis poetas gallegos de hoy4. Pero la primera antología
bilingüe gallego-español de aquella joven poesía gallega fue la preparada por
el veterano profesor Basilio Losada para la editorial Visor, Poesía gallega de
hoy (1990), donde el antólogo celebrará con emoción la calidad de la poesía
gallega joven y recogerá trece poetas5.
También unos jóvenes Francisco López Barxas y César
Antonio Molina, propusieron su nómina6 en Fin de un milenio. Antología
de la poesía gallega última (1991).
Siguiendo el espíritu asambleario que los caracterizó,
Letras de Cal propondrá la antología dEfecto2000 (1999), consensuada entre todo
el grupo, para representarla variedad de la poesía que comenzó a publicarse durante
la década de los 90. Como ellos mismos explican en su prólogo, fue elaborada a
partir de un listado exhaustivo de todos los poetas con primeros libros
publicados en la década de los 90 —una lista que, según cuentan, alcanzaba la
centena— y de la cual antologan 21 voces7,
sin datos biográficos, ni presentaciones, ni poéticas, dejando que sean los
poemas de cada autor los que hablen de ellos.
Dos años más tarde, Helena González prepara, para la
colección Ablativo Absoluto, una muestra de los 90 con carácter panorámico y
sin afán fundacional en A tribo das baleas. Poetas de arestora (2001), donde
presenta a 13 poetas8 y da algunas claves sobre las características
del nuevo panorama poético de aquella década. Es la primera antología trilingüe
(gallego, español, inglés) de la poesía gallega, lo cual representa una
apertura de fronteras en el plano de la difusión y la recepción de las nuevas
voces.
En 2002 ve la luz el ambicioso proyecto antológico
de Arturo Casas, Antoloxía consultada da poesía galega. 1976-2000. Casas
consultará a doscientos agentes de la cultura gallega entre poetas, académicos
y críticos, de los cuales noventa y siete responderán a su propuesta y
contribuirán a elaborar la lista de antologados. Cabe destacar el rigor metodológico
con el que Casas gestiona la consulta y los datos obtenidos de la misma, así
como la detallada explicación del proceso y del marco conceptual de la
antología. En la nómina de 27 autores9 toma en cuenta los libros
publicados entre los años 1976 y 2000, sin importar que sean o no primeros
libros, pues se presenta como antología general de la poesía producida en ese
periodo. Además de los poemas, a cada autor se le pide una reflexión sobre su
trayectoria y su opinión sobre la realidad poética actual.
La joven poesía del siglo xxi también tiene su
antología. Se trata de Novas de poesía_17 poetas10, una antología
bilingüe (gallego-español) publicada en 2013 por la Fundación Uxío Novoneyra.
Con criterios de antología consultada (aunque menos ambiciosos que los de
Casas), recoge una muestra significativa de las voces que comenzaron a publicar
en este siglo, traducidas y prologadas por la también poeta Ana Gorría.
El periodo temporal que abarca la selección viene
marcado por la publicación de los primeros libros de los poetas (desde 2001
hasta 2011). La selección de estas 17 voces es el resultado de la consulta y
votación de siete agentes de la cultura gallega (Arturo Casas, Helena González,
Xosé María Álvarez Cáccamo, Luis Cochón, Camilo Valdehorras, Armando Requeixo y
María Xesús Nogueira), a quienes Gorría pregunta también sobre cuestiones que
le permitirán trazar las líneas fundamentales del panorama poético actual.
Otras antologías que cubren parte del periodo que
abarcan los autores de Punto de ebullición son: Para saír do século. Nova
proposta poética, de Luciano Rodríguez y Teresa Seara (1997); 25 anos de poesía
galega (1975-2000), de Luciano Rodríguez (vols. i, ii y iii, 2002), y Das
sonorosas cordas. 15 poetas desde Galicia, de Olivia Rodríguez González (2005).
Punto de ebullición
Punto de ebullición es la temperatura actual de la
poesía gallega contemporánea. Un hecho que puede comprobarse fácilmente usando
el termómetro de la lectura. Para ello se reúnen en esta antología 15 poetas nacidos
a partir de 1950 (y con más de dos libros publicados) que han contribuido a la
sólida y rápida confección de un corpus de poesía contemporánea equiparable al
de lenguas completamente normalizadas.
El tamaño de la muestra permite plasmar la variedad
de propuestas sin ahogar al lector en un océano de autores y dándole más
espacio a la obra de cada uno de ellos. Fijar el límite temporal en la mitad
del siglo xx hace coincidir a los poetas más veteranos incluidos aquí con la
eclosión de poesía joven de principios de los 80. Como todo límite limita, se
nos quedan fuera poetas por pocos años, como Alfonso Pexegueiro, nacido en
1948. Por otro lado, la cantidad fijada de libros publicados pretende asegurar
un mínimo trayecto recorrido, pero deja fuera interesantes voces jóvenes como
la de Gonzalo Hermo, o casos peculiares, como el de Luisa Castro, autora de
consolidada trayectoria en español pero con un solo poemario en gallego (Baleas
e baleas, 1988).
Desde la multitud de perspectivas de sus discursos y
búsquedas estéticas, los aquí antologados han contribuido activamente a la
ampliación del espectro de la poesía contemporánea. Nos referimos a: Xosé María
Álvarez Cáccamo, Chus Pato, Pilar Pallarés, Manuel Rivas, Lois Pereiro, Antón
Lopo, Xela Arias, Ana Romaní, Manuel Outeiriño, Xabier Cordal, Olga Novo, María
do Cebreiro, Yolanda Castaño, Olalla Cociña y Daniel Salgado.
Dos son las vertientes principales de la poesía de
Xosé María Álvarez Cáccamo. Por un lado, está la intimista, que indaga en el
mundo personal, en los orígenes, y se construye en lo familiar y lo privado: el
mundo y el tiempo de la infancia (Calendario perpetuo), la familia, el amor (O
lume branco). Por otro, está su poesía cívica, que levanta la voz y acusa: desde
“el apasionado terror que usa la Ciudad contra sus habitantes” (Os documentos da
sombra), pasando por la injusticia y el crimen (Cadernos da ira), hasta el
“invento de Dios” en su más reciente libro (A Boca da galerna), un largo poema
de aliento visionario y cosmogónico. En todo el vasto territorio que explora su
poesía, la memoria es un elemento fundamental: ya sea personal, colectiva,
literaria o histórica. El poeta asume la tarea de rescatar, recuperar y cuidar
la memoria. Sin nostalgias. La memoria como tiempo y suceso vivido pero también
como identidad.
La transgresión en la poesía de Chus Pato supera cualquier
tipo de convención formal. Su poética, marcada por un posicionamiento crítico
en su tiempo, ha expandido el horizonte de la poesía gallega y la ha colocado a
la vanguardia del pensamiento contemporáneo. El suyo es un discurso de lo
múltiple y en la multiplicidad de voces y formas se articula. Cuestiona el
lenguaje, la percepción, las ficciones históricas y todo aquello que constituye
exégesis, mientras trabaja entre lo inexistente y lo venidero, la extrañeza y
el reconocimiento. Pato ha construido un ambicioso proyecto poético —cuya
máxima expresión es la pentalogía Decrúa, formada por los libros M-tala,
Charenton, Hordas de escritura, Secesión y Carne de Leviatán— en la que se
manifiesta un profundo pensamiento y reflexión sobre las identidades
(individual, de género, nacional, histórica) y la escritura.
La poesía de Pilar Pallarés explora oscuros
territorios de la psique. La potencia simbólica de su lenguaje y la complejidad
psicológica de sus poemas la han colocado entre las singularidades de la poesía
gallega contemporánea. Se decanta por profundizar en lo íntimo a partir de su
segundo poemario, Sétima Soidade, pero es el Livro das devoracións, su
tercer poemario, el título que condensa
lo mejor de su poética. Un sujeto lírico implacable consigo mismo, despiadado
en ocasiones, que expone y exhibe su propia oscuridad. Con un estilo que
refleja la tensión interna del sujeto que enuncia, en un pulso entre someter y
ser sometido. Hay en sus versos un intenso trabajo de indagación y conocimiento
a través de las confrontaciones del ser, la posesión y la pérdida amorosa y la
desolación vital.
La dignidad de lo humilde, de lo pequeño y de lo
cotidiano es un eje fundamental en la poesía de Manuel Rivas: la dignidad de la
madre que trabaja fregando suelos, de las mujeres que cargan el peso en la
cabeza, de los abuelos de la nación de las manzanas y también, por supuesto,
del amor. Su poesía está poblada por personajes anónimos que protagonizan la
intrahistoria y desde la aldea gallega llegan a la vasta aldea global. Otro elemento
presente a lo largo de su obra es la tierra: materia y lugar de escritura, sustento,
origen, memoria y comunidad. Aboga por la comunicación directa, humilde también
en las formas, cercano y solidario como actitud vital. Los matices de su voz
van de la ternura a la ironía y su canto oscila de lo cotidiano a lo
trascendental, de lo local a lo universal.
Ávido lector, cinéfilo y melómano, Lois Pereiro se
paseó con naturalidad entre culturas y contraculturas. El azar lo llevó a
lidiar con la enfermedad y sus estragos desde muy joven, y esta realidad física
se materializó en sus versos. El continuo pulso con el tiempo y la decadencia
se volverá más desgarrador y sereno —en extraño equilibrio— en su Poesía última
de amor e enfermidade, escrito, en su mayor parte, cuando ya estaba gravemente enfermo.
Conociendo la cercanía del final, se entrega a la vida y a la escritura, con
fruición y consciencia de la urgencia. Su poesía se desnuda de todo artificio
para dejar constancia de amor y de batalla. Su mirada singular bordea el último
de los tantos márgenes que había recorrido. Hoy más que nunca su figura sigue
siendo luz evadida de la oscuridad.
Sensorial y narrativa, la escritura de Antón Lopo
recorre escenas y escenarios poco transitados por la poesía contemporánea.
Visibiliza y normaliza realidades ocultadas o estigmatizadas, como las
relaciones sadomasoquistas, el travestismo o la transexualidad (Pronomes,
Fálame). En su obra se cuestiona la definición identitaria basada en la
orientación sexual, mientras que el amor aparece como certeza universal,
derecho y expresión de libertad. Desde su primer libro, Suxos e desexados, teje
el relato de las otras sexualidades, con una mezcla de sensualidad y
provocación, a la que en libros posteriores se añadiría también un misticismo
sui generis (Om) y la liberación a través del amor (Libro dos amados).
En el título de su último libro, Intempériome, Xela
Arias condensó su forma de estar: una exposición voluntaria a las inclemencias
de la vida y la escritura. Su poesía es transgresora y precisa, lleva la lengua
a sus límites, llegando incluso a violentarla para después desampararla y
desampararse en ella. El lenguaje la desnuda y conoce su naturaleza última. La
escritura es herramienta necesaria para el conocimiento y espacio de libertad.
Su actitud poética, contra la ley y la norma, fue siempre arrojada también en
su estilo: hizo de su sintaxis vedada una declaración de principios. Fallecida en
2003 —nunca desaparecida— esta asesina de equilibrios sigue tensando la lengua
gallega con su voz poderosa.
En la escritura de Ana Romaní es relevante y
significativo dónde se posiciona y cómo: en la soledad de Penélope (Das últimas
mareas), que reescribe su historia para recuperar los caminos, / ponerle nombre
al laberinto, / navegarlo; en el nosotras, con las que dejan huellas de sangre
/ en las ajenas tierras de la palabra; en la normalidad de la identidad sexual (Arden)
Una postura política / como ser ojo de volcán y sabotaje; en la mujer
maltratada (Love me tender), desde el corrompido discurso amoroso de la
violencia de género; en el territorio simbólico de Uadi Al-Hitan (Estremas), el
valle de las ballenas, ese desierto, cementerio de mamíferas marinas donde
desata el cuerpo y es voz para la carne. Porque en la poesía de Ana Romaní es
la carne quien habla de identidad y poder, de resistencia y rebelión, de amor y
daño.
En la poesía de Manuel Outeiriño se abre una brecha
en la realidad que deja al descubierto absurdos y falsificaciones. Ofrece al
lector una percepción de la realidad aguda y paródica. Pone en evidencia los
juegos del lenguaje y relaciona ideas convencional y aparentemente inconexas. Su
actitud se aleja de la solemnidad y se acerca a una concepción cómica de la
existencia. Juega con los significados y con los significantes de manera que a
los múltiples sentidos de sus versos se suma un sentido musical —construido
principalmente con aliteraciones— no menos importante. Su poesía navega por
cauces que son a la vez familiares y extraños, sobre una balsa hecha de pensamiento lúcido, intertextualidad, ritmo y
humor.
Xabier Cordal comienza su camino poético como
miembro del colectivo experimental Ronseltz. Esto sitúa sus inicios en la
relectura iconoclasta y paródica de la tradición literaria gallega. En su
creación individual hay una reformulación y actualización de los relatos históricos
e identitarios desde una aproximación ideológica y sarcástica. Las referencias
Intertextuales y simbólicas le dan a sus poemas varios niveles y sentidos de
lectura e incluso cierta apariencia enigmática, de algo por desentrañar. La
propia capacidad de comunicar se pone en entredicho en esta escritura que asume
el compromiso desde la lengua a la idea. La conciencia emancipada se revela: el
ser histórico es toma de tierra. En su último libro transmuta la vida, los
discursos, los hechos, las violencias, se abre a todo lo posible y utiliza
todas las formas y registros que lo posible pueda necesitar.
La poesía vitalista de Olga Novo tiene una fuerza
natural arrolladora, un trasfondo reivindicativo y libertario y una base de
referencias culturales universalistas. Su voz torrencial se deja llevar por el
ritmo de la lengua. Celebra todo lo vivo, exaltando lo instintivo, lo animal,
el mundo rural de su infancia y sus antepasados. Reivindica su estirpe de
mujeres fuertes de la Galicia rural, mujeres sin alfabeto que eran pura
voluntad, duras como las piedras de sus casas. En su genealogía se inscriben
también la diosa campesina y la meiga. Sin embargo, lo rural no es territorio idílico
ni idealizado de belleza, sino telúrico. El sujeto de sus poemas aprendió a
tirar de un poema como de un becerro y ahora está aprendiendo a ladrar como
Virginia Woolf o como Walt Whitman.
“Hay que desafiar el pensamiento”, dice María do
Cebreiro, y esa consigna se traduce en su poética. Ya desde su primer libro, O
estadio do espello, revisa estereotipos y se posiciona ante los relatos
heredados anteponiendo siempre su libertad intelectual a cualquier otro
compromiso. El lenguaje es uno de sus campos de investigación y creación más fecundo.
En su poesía se puede ver qué pasa cuando pensamos el lenguaje, cualquier
lenguaje, qué nos descubre. Su mirada perpleja se interroga antes de resolver
lo visible. Es toda oídos. Desconfía de las convenciones y cuestiona lo evidente.
Desde su óptica todo se nos ofrece nuevo, por escrutar: En la cerradura la
llave se pregunta / quién la puede cerrar. A ella que solo abre.
Con actitud irónica, Yolanda Castaño se canta, se
acusa, se mitifica y se objetualiza en un ejercicio de libre albedrío: porque
se pertenece a sí misma. Puede observarse un meridiano claro entre un primer
ciclo erótico que culmina su tercer libro, Vivimos no ciclo das Erofanías, y
sus tres libros posteriores, en los que la poeta cambia su foco de indagación
hacia la construcción y los conflictos de la propia identidad. Así, en este
segundo ciclo, desarrolla una investigación personal que podría esquematizarse
en tres fases: identidad vs. alteridad (O libro da egoísta), identidad vs. Apariencia
(Profundidade de campo) y, por último, identidad vs. lengua (A segunda lingua). Dentro de su discurso está
presente la voluntad de ejeRcer el derecho a definirse a sí misma, que entra en
conflicto con la definición que de ella hacen los otros.
En el título de su primer libro, As cervicais da
memoria, Olalla Cociña ya adelantaba una metáfora de su poética: la fisicidad
de la memoria y su condición de organismo vivo, con lo que ello supone de
complejidad, sofisticación y fragilidad. Sus poemas son las cervicales de la
memoria, esos huesecillos que unen el cráneo con el resto del cuerpo. Una
escritura que es vértebra, más que carne o músculo, aunque conoce y certifica
la herida. En sus diferentes libros, y siempre por medio de una gran contención
expresiva, Cociña ha indagado en la melancolía y en la sentimentalidad como parte
de la identidad, en los conflictos de alteridad (aquí) y en la identificación a
partir de la propia genealogía (O libro de Alicia).
La poesía de Daniel Salgado se articula, en parte,
desde su existencia como sujeto pensante y político, con un trasfondo
filosófico y estético, donde laten, entre otros, J.G. Ballard, Deleuze y Marx:
la existencia determina la conciencia, / aseguraba el clásico. / Pero aún así /
percibes un abismo en el tiempo / que no parece coyuntural. Cronista de estos
tiempos sombríos, apunta a la conciencia crítica, sin ingenuidades ni
simplificaciones. Anota con serenidad pero sin esconder las luchas ni sus
estragos. El poema tiene algo de prueba de vida de este mundo, de catálogo de
indicios. Renuncia al yo por un nosotros, plural mayestático (...) de ser de un
tiempo y de un país; aunque constata que el poema no da escapado del sujeto,
sea este colectivo o individual.
Me gustaría que el lector hispanohablante recibiese
esta antología, no como una carta de presentación de la poesía gallega escrita
durante los últimos treinta y cinco años, sino como una oportunidad de placer y
aprendizaje.
NOTAS
1 Aunque siguen existiendo colectivos
centrados en la creación poética y en la difusión de la obra de sus miembros,
como el vigués A Porta Verde do Sétimo Andar (2005), entre cuyos miembros se
encuentran Alberte Momán, Elvira Riveiro Tobío y Ana Cibeira.
2 X.M. Álvarez Cáccamo, Xulio L. Valcárcel,
Xavier Seoane, Claudio Rodríguez Fer, Ramiro Fonte, Manuel Rivas, Pilar Pallarés,
Manuel Forcadela, Miguel Anxo Fernán-Vello, Román Raña, Eusebio Lorenzo
Baleirón y Paulino Vázquez Vázquez.
3 Entre otras preguntas, responden a: “¿Existe
una nueva generación poética? ¿Qué rasgos crees que os caracterizan frente a la
generación anterior?”.
4 Valcárcel, Baixeras, Pallarés, Fonte, Álvarez
Cáccamo y Fernán-Vello.
5 X.R. Baixeras, M. Forcadela, X. M. Álvarez
Cáccamo, X. L. Valcárcel, M. A. Fernán Vello, M. Rivas, X. Seoane, Luis
González Tosar, Vicente Araguas, Fermín Bouza Álvarez, Luisa Castro y Xela
Arias.
6 Xosé María Álvarez Cáccamo, Vicente Araguas,
Xela Arias, Xavier Rodríguez Baixeras, Luisa Castro, Ramiro Fonte, Miguel-Anxo Fernán-Vello,
Manuel Forcadela, Luis González Tosar, Manuel Guede, Xulio L. Valcárcel,
Miguel-Anxo Murado, Pilar Pallarés, Lois Pereiro, Anxo Quintela, Luis Rey Núñez,
Claudio Rodríguez Fer, Xavier Seoane.
7 Marilar Aleixandre, Fran Alonso, Yolanda
Castaño, María do Cebreiro, Xabier Cordal, Emma Couceiro, Estevo Creus, Marta
Dacosta, Eduardo Estévez, Celso Fernández Sanmartín, Lupe Gómez, María Lado,
Igor Lugrís, Olga Novo, Manuel Outeiriño, Chus Pato, Isolda Santiago, Sechu
Sende, Francisco Souto, Miro Villar y Rafa Villar.
8 Ana Romaní, Antón Lopo, Chus Pato, Miro Villar,
Fran Alonso, Xabier Cordal, Rafa Villar, Helena de Carlos, Estevo Creus, Olga Novo,
Anxos Romeo, Emma Couceiro y María do Cebreiro.
9 Álvaro Cunqueiro, Manuel María, Luz Pozo
Garza, Uxío Novoneyra, Antón Avilés de Taramancos, Xohana Torres, X.L. Méndez
Ferrín, Bernardino Graña, Arcadio López-Casanova, Salvador García-Bodaño,
Alfonso Pexegueiro, Xavier Seoane, Xulio L. Valcárcel, Pilar Pallarés, Manuel
Rivas, Xavier Rodríguez Baixeras, Manuel Álvarez Torneiro, Manuel Forcadela,
Xosé María Álvarez Cáccamo, Ramiro Fonte, Miguel Anxo FernánVello, Eusebio
Lorenzo Baleirón, Ana Romaní, Chus Pato, Lois Pereiro y Olga Novo.
10 Forman la nómina: Lucía Novas, Baldo
Ramos, Antía Otero, Xabier Lama, Daniel Salgado, Elvira Ribeiro, Olalla Cociña,
Mariña Pérez Rei, Mario Regueira, Xiana Arias, Oriana Méndez, Rosa Enríquez,
Diana Varela, Carlos Fontes, Blanca Novoneyra, Dores Tembrás y Gonzalo Hermo.