RÍMAC
Yo me molesto con la vida
— Y no sé por qué con ella—
Cuando paso el puente
y veo flotar cartitas de amor en heces por el río.
¿Suicidarse desde allí?
—¡Ni loco!—
Seguro la muerte no se animaría
a recoger mi alma confundida
entre toda esa mierda debajo congelada
donde el sol y el infinito
cierran los ojos para no reflejarse en las aguas.
Hasta he llegado a creer que mi reloj se malogró
y dejó de jadear, por hacerme el valiente
estando más de un minuto,
con la esperanza de ver algún loto
entre esa nausea acuática.
Ningún arco-iris se atrevió
a defecar por esos lares,
sólo las nubes que a veces escupen,
o algún borracho que micciona decadencia.
Si alguno de nosotros fuera pez,
estar en esos charcos sería:
cumplir cadena perpetua
encerrado en la comunión de todos los gases,
o respirar en la entraña de los estreñidos.
Yo me molesto mucho con la vida
cuando paso el puente y veo ese río,
como un portal parecido a los que salen
en las películas de ciencia-ficción:
este río es el portal que nos aborta
hacia el vomito infinito
de dios.
ASESINATO EN LA CALLE OMICRÓN
Lo he matado. Me he vengado de los meses de invisibilidad. De ser como cualquiera. De ir a trabajar un día como hoy, de estar afeitado y tener el cabello recortado, con el rostro impecable, el piqué y el pantalón de color azul pulcros y planchados, los zapatos negros brillantes como un charco que la lluvia ha creado… y nunca olvidarme del fotocheck con mis 26 años encima y la cara de loco olvidado en la maquinaria cotidiana de las horas de ser un empleado con el sueldo mínimo.
Me he vengado de abrir la puerta y bajar las escaleras a las 7 y 30 de la mañana, de lunes a viernes, bajar las escaleras de fierro y en espiral todos los días sin tropezar siquiera porque salgo a las justas. Me he vengado de subir al bus de la rutina, del diario matutino, del noticiero de las 6 de la mañana, del gallo que sobrevive como un reloj en la azotea, del café con leche y la carretilla de la esquina.
Lo he matado con el cuchillo con que corto el pan y lo unto con mantequilla.
¡En mis manos sangra cotidiano! La epilepsia, la agonía, la sangre por la boca, los ojos que se alejan de ser ojos, el rostro que se aleja de ser rostro.
¡Lo he matado, estoy seguro!
Me he cansado de ver su rostro, de ver los restos inmóviles, la incertidumbre de la muerte y el crimen. He optado por envolverlo con los periódicos pasados, envolver los restos, al cadáver cotidiano envolverlo con las noticias de la semana pasada, con el suicidio de ayer en un hostal perdido en la bruma de la madrugada en Lima, envolver sus extremidades con el abuso policial y la corrupción de los ministerios y el puto sistema capitalista, envolver su dorso con las estadísticas económicas y las encuestas políticas, volverlo a envolver con la injusticia social, con los jubilados que mueren haciendo cola, con los enfermos y los niños que lo único que tienen en la vida es una enfermedad extraña que se llama olvido, con los jueces que se hacen ricos y los clérigos prostituyendo el paraíso. Los buenos son pocos y contaditos.
Después de envolver al cuerpo como una estatua de papel periódico, como una obra de arte de lo que lees antes de ir al trabajo o lo que ves en las noches antes de dormir, bien envuelto todo, cada uno de los cabellos, las uñas, los bellos sombríos, envuelto el reloj y la alarma, el tatuaje en el hombro, la cicatriz de la rodilla, los pies, los caminos, la lagartija que le sale del sueño envuelto como un regalo y todo desaparecerlo dentro de una gran bolsa de plástico negra, canjearlo por una nube, por un día sólo conmigo mismo…
Lo he matado, sí¡Lo he matado!
¡Lo he matado!
El cuchillo en la mesa viste bermejo
y baila tango…
baila tango el muy pendejo.
De Ciudadelirio (2010)
1
Sólo perro y gato
entran al bar por la puerta
—qué vieja tiene el vaso—
sigamos hablando del gringo que mató
de un arponazo al viejo buzo
el mar se contrajo a charco de sangre
y la abertura en la cabeza liberó peces
en el cielo rojo como el sexo de esta playa
donde los veleros se levantan
reclamando aire y aventura
—pon otro bolero y tráeme la correa
que estos chibolos joden la paciencia—
Ay diosito
envuelven la sobriedad como un cadáver
HOY ESTOY AL DÍA EN LA LOCURA
como una estatua que huye
donde el viento consuela las palabras
la divagación de este ebrio canta:
«vida mía, qué quieres que yo diga
qué quieres que yo haga»
si esta botella tiene las últimas gotas
de sangre y de cerveza
cómo nos arde el espinazo en la faena obligada
al frente mar!
detrás mar!
a los costados mar!
en todos nuestros ojos mar! mar!
espéranos con un pez en la boca
que en altamar no hay bares ni momentos como este
—qué vieja tiene el vaso—
perro chusco cruza la calle y es tan hermoso el pulgoso
manclenco
menos el ladrido ardiente
al besar el ave muerta las faldas del cerro
que tienden la sombra sobre las arenas
Ay mamita linda
porque hay tanta gente que no entiende
dónde van mis pies caigo podrido
y las viejas dicen:
miren al hijo de tal
es un palanejebe
y tiene pa’ sus aguas
desnudo bailando en medio de la plaza
grito:
miren carajo este borracho
tiene vidas como el gato
pulgas como el perro
este borracho bien volao
pide su vaso y su cigarro
este borracho grita:
delirio ocupa este vaso
este borracho
con la humanidad al aire
alimenta a las aves del pueblo
este borracho cruza la calle
perro chusco pulgoso cruza la calle
y pican los versos rechonchos
de sangre
A YYY P O E S I A P O E S I A P O E S Í A
como el gringo que mató
de un arponazo al viejo buzo
INCRÚSTAME este vaso
en la cabeza
3
Rodarán las cabezas de familia
por el piso rojo pegajoso
y maloliente de los bares
rodarán como el desplume de las aves
destripadas en la orilla de los mares
ahora nuestro amigo pide a señas la ronda de esta tarde
ahogando la decencia con un sorbo de cerveza
mientras que la dama del costado nos enseña
la pradera de sus piernas
nos dice que ha llegado a esta tierra por engaños
y que tiene un hijo en la selva que la espera
¡SALUD! mis muchachas extranjeras
pienso mientras Janis mueve las caderas
la cumbia que le sale de las venas
es la danza infectada de cometas
que abarrotan de clientes estas mesas:
cabezas de familia que ruedan
en los pechos de estas hembras
destetadas por la luna
que tienen el hombro más grande que esta playa
hembras con el sexo acosado por las aves:
pájaros bohemios llorando una pena
pájaros en celo tras musgo de tristeza
hay tantos perros que ladran estas cuevas
y se rigen a los puños el dominio de las perras
profanan la belleza ahorcada en los cabellos de Jimena
confunden los ojos de Graciela
con los sueños en la noche de centellas
porque mi corazón no es un tacho de basura
en la plaza más oscura
Jazmín déjame decirte
que te quiero como mierda
aunque seas la más puta
de esta tierra
Oh mujeres de la mala vida
pido otra ronda en esta tarde que se apaga
por la lluvia venidera
y las noches del mañana
10
¡No es posible que me haya quedado sin ellas!
si andan como el aire
en todas partes
¡Es imposible de que no diga nada!
si mi boca comulga de ellas a cada instante
es una bajeza ir por el mundo
teniendo nudos en la garganta
tragando caos tras caos
dejando a la belleza vestida de esqueleto
bajo el enorme monolito de silencio
junto a los gusanos que un día hemos de montar
con toda el ansia de vivir y estar muertos
es imposible dejar amarrada nuestra lengua
a un palote de muelle
existiendo a flote en un inmenso mar de contradicciones
es imposible no navegar no naufragar
ahogarse es posible
ahogarse y dejar de ser anfibio
treparse de la orilla
de alguna orilla erguirse
y caminar y caminar hasta encorvarse
porque es imposible impedir ser un cadáver
es más posible que florezca de aquello
un inmenso jardín de arte
¡Es imposible haberme quedado sin ellas!
y si un día me cortan la lengua me resta el seso
mi mano lapicero
mi mano lápiz
mi dedo pluma
mi dedo carbón
mi dedo humano
mi dedo hueso
mi dedo nube
15
Deja que salga
que la nausea matutina no lo agobie
escucha la tronazón de la marea
el aguacero desatado en la cabeza
deja que se levante
se lave la cara
irrumpirá en la realidad como las nubes
deja que está a tiempo
de refregar sus ojos aún nocturnos
la sed descalza que le anda en la garganta
es un pueblo a pie por el desierto
Déjalo… ya irá
primero que se busque
se encuentre en pleno tropezón del equinoccio
caiga de la cama unas cien veces
observe en el espejo
la penumbra elástica del rostro
y las ojeras de pie sobre las dunas
déjalo que sufra
se pueble de espinas
una ola lo revuelque
y sienta el remezón de la corriente
mano que lo samaquea hondo
no importa
se dará cuenta que pierde todo
le gritarán la verdad en la cara
inmaduro
atorrante
bacancito
D E S P I E R T A
se hará el incomprendido
mar agitado que despierta a cada rato
cielo que se encoge y que se estira
llanero solitario sobre una tabla de surf
y la rebelión
explosión que exponen sus ojos rojos y saltones
lágrimas
lluvia que se cuela por los agujeros de la calamina
polvo que traspasa la celosilla de los sueños
ordena cerrar los ojos al crepúsculo
ciego albatro que se estrella contra el cerro
escucha el ala rota
la cuerda oscura entre los trópicos
el ventarrón que cría una carraspera
ahógate arrástrate convéncete
intérnate en los chicheríos
encuentra a tus amigos
señora Vilma… una jarrita de chicha
que adormite la tristeza la rabia
el animal desmembrado en la basura
pasa el poto
chupa ríe canta
báilate con la doña esa cumbia de moda
luz libertina
crepita dentro
oh vaivén
repítete
reprime el frío
la ausencia solar
el silencio
paciente pescador al borde:
s á c a l e l a n z u e l o a l b a g r e
corre
huye
escarba en la arena
encuentra estas palabras
De Un Mar Alcoholizado (inéditos)
Mario Martín Morquencho León (Los Órganos, Piura, 1982). Vivió toda su niñez y adolescencia cerca al mar, en su distrito natal. Al terminar la educación secundaria, se trasladó a la ciudad de Trujillo donde estudió la carrera técnica de Contabilidad. Empezó a escribir y publicar poemas en distintas webs de poesía. Radica en Lima desde el 2006. Formó parte del colectivo Heridita (Lima) y participó en el Grupo Literario Signos (Lambayeque). Ha participado en distintas ferias y recitales de poesía. Tiene publicado su poemario “Ciudadelirio” (Sol negro, 2010) y está en proceso de edición su segundo poemario “Un Mar Alcoholizado”.