Tramonto
(Lima: Sol negro, 2015) es el primer libro de Francisco Retamozo, pero no es su
único libro puesto que se conoce el título de otro conjunto titulado Muerte de Venecia en mi cuarto que fue
premiado en el concurso de poesía de Taiwán en el 2011, dicho sea de paso, Tramonto fue uno de los ganadores del
concurso de poesía organizado por Hipocampo Editores en el 2010, donde
resultaron ganadores poetas como Roger Santiváñez, Rosina Valcárcel, Alejandro
Susti, entre otros; es por eso que no es ilógico pensar que Francisco Retamozo
tiene varios conjuntos más que ha guardado celosamente por tantos años. Esta
noche nos convoca Tramonto y de
entrada me quedo pensando en la figura que habita el primer y el penúltimo
poema, se trata de Guillermo, no es raro ver esta dualidad entre el poeta y el
amigo que se expresa en que “Mirábamos / el ocaso / desde / el faro y el ancla”,
como todos saben Tramonto se refiere al ocaso, lo que creo es que el libro es
un informe sobre el paso del tiempo: “Firme y rápido / el tiempo pasó”, este
paso del tiempo se da con metáforas de estirpe natural y no tiene una carga
trágica, por ejemplo, el segundo poema funciona con la dualidad del otoño y el
verano, ciclo de regeneraciones y alumbramientos. Para retomar el tema del amigo
citaré la estrofa inicial del primer poema, el poema se titula “Guillermo”: “La
mirada caída en el asfalto / los jardines pintados / de círculos amarillos / ¿Qué
fue del calor? / Son nubes oscuras / pronto el frío / el silencio / pronto”, de
lo que se desprende es que funcionan oposiciones como alegría / tristeza, naturaleza
/ urbe, calor / frío. El decir que la mirada está caída en el asfalto connota
que el poeta y principalmente Guillermo se encuentran con la mirada cabizbaja,
pero la naturaleza dentro de la urbe es de “jardines pintados / de círculos
amarillos”, este aserto pictórico se va a repetir a lo largo del libro, por
momentos parece que asistimos a una exposición en una galería. La figura de
Guillermo también parece ser rastreable en el tercer, cuarto y quinto poema, el
poeta se transforma en árbol y dice que “Has topado lascivamente / mis ramas / has
querido alcanzar / al viento / Lo he sentido” o “¡Amigo! / Puedes venir a secar
/ mi cabello / mi rostro / mis pies”, de lo que nos queda dos cosas el poeta es
un árbol y también una casa hecha de barro, abandonada, y también el que poeta
se piensa en esa relación con el amigo casi como un Cristo al que le lavan los
pies. Además la relación que se instaura entre los amigos es que la lluvia cae
sobre el cuerpo de uno de ellos o la cercanía del hálito tibio sobre los
hombros.
“Galería”
es el título del poema que abre la segunda sección del libro, que tiene como motivo
un cuadro japonés colectiva en el MALI, 1991, lo cual también podemos ligarlo
con la cita de Salvatore Quasimodo que abre el libro: “Cada uno está solo sobre
el corazón de la tierra / traspasado por un rayo de sol: / y enseguida anochece”.
Lo que nos queda de la lectura del poema es que es una mujer con la “mirada
quieta muda / manos tiernas frías”, se trata de una mujer muerta. Anochece para
todos que es la muerte de Tramonto,
así como también es la muerte física de los seres. Si en este poema se trata de
una pintura, en el segundo poema se refiere a una fotografía, como en el
tercero, el motivo lo impone un cuadro de Ramiro Llona. El cuarto poema está
basado en la película Azul profundo,
hasta aquí puedo detectar a nivel pictórico una gama de rojos, violetas,
azules, que funciona con más presencia en esta segunda sección. Como se podrán
dar cuenta muchos de los poemas se dirigen a tú, que conjeturo junto al poeta:
“Serán dos varones / como dos hembras / amándose”.
La
tercera sección del conjunto es un único poema titulado “Autorretrato” y es dedicado
a la abuela. Aquí son notorios algunos otros temas: la abuela es indígena,
analfabeta, también la idea de que el poeta parece que está posando para un
retrato, y por último la idea del cuarto como una extensión del cuerpo.
La
cuarta sección puede leerse como un afrenta contra un dios del cuerpo, pero
también como que el cuerpo ha entrado en estado de putrefacción, puesto que se
propone que “¿Ya no miraré el rostro compungido / ni los ojos llenos / de
larvas?”, al leer este apartado noto una preponderancia de marrones y a lo que
se está refiriendo es a una experiencia mística del cuerpo ligada a lo sexual y
a la muerte, de nuevo vemos como las dualidades funcionan, en este caso entre
eros y thanatos.
La
quinta sección, y última, intenta recuperar la infancia pero también el cuerpo
infantil de Guillermo. Tramonto no es
solo el ocaso sino la muerte, el sexo, las artes plásticas, el misticismo, los
viajes, una especie de fuga musical que propone en el último texto y acaba con
que “el alba de pinceladas / translúcidas / la tierra / gira… / y yo estoy aquí”.
Ojalá
que el próximo libro de Francisco Retamozo no demore tanto en salir y que así
pueda regalarnos nuevas sonoridades, nuevas esperanzas y nuevas alegrías.
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