1.- Ella (12
secuencias) Isabel Archer, plantea un diálogo en oblicuo con la novela Retrato
de una dama de Henry James, y dicho sea de paso, tal vez también plantea un
diálogo con los poemas homónimos de Pound y Eliot, aunque creo que en este
caso, ya desde el epígrafe inicial, la opción más notoria es por James. ¿Qué
podrías comentarnos al respecto?
Sí, es más bien un diálogo con la novela de James.
De hecho, la serie nace, en parte, debido a su lectura.
2.- La costumbre me fuerza a decir que este es tu
tercer libro, pero según las marcas de los paratextos, no puedo afirmar
categóricamente que este sea “tu libro”, sino más bien es el libro de “Ella”.
Incluso tu nombre sale en la dedicatoria: “a Reinhard Huamán Mori”.
En realidad todo es un juego con los conceptos de
autoría y anonimato. Al principio no tenía intención de señalar que la plaquette
era mía. Me resultaba
bastante interesante y curioso que se tomara como autora a Isabel Archer, aún
cuando su nombre es solo parte del título. La propia dedicatoria es producto
del mismo sarcasmo con el que están escritos los poemas. “Lamentablemente”, el
inconsciente me traicionó y me di cuenta de que en la nota final había dejado
una pista al poner “el autor”. En vez de corregirlo opté por que todo
continuara surgiendo de modo espontáneo y lo siguiente fue no contradecir esa
contradicción colocando en la parte superior de la contracubierta mi nombre,
solo que cortado por la mitad. Soy de los que cree que el autor no es tan
importante como el libro mismo; pero sí, la autoría de la plaquette
recae en mí, para bien o para mal.
3.- Siguiendo con los asuntos del paratexto, en una
nota final se afirma: “Los derechos de esta publicación le pertenecen única y
exclusivamente al autor, pues es quien ha escrito cada uno de los 14 poemas”,
si uno se pone a contar los poemas incluidos son 13, y el subtítulo refiere a
12 secuencias. ¿Esto como “autor” qué significa?
La cantidad total de los poemas es consecuencia
también de un afán lúdico y matemático gratuitos. El título señala 12
secuencias, pero “oficialmente” son 13 los poemas escritos. La idea era de que
cada poema fuera concebido como una posible secuencia cinematográfica, de ahí
que cada título mantenga la misma estructura: “Sujeto (Ella) + verbo +
complemento”. Solo el primer poema se aleja de esta intención, ya que no
realiza ninguna acción, es más bien un esbozo del personaje; una naturaleza
muerta, si se quiere. Por otro lado, el “decimocuarto poema” proviene de
aquella idea de Raúl Zurita de que todo en el libro significa, incluso el
índice. Así, los índices en sus libros pueden leerse también como poemas. En mi
caso no fue difícil adaptar los títulos para conformar uno nuevo. De esta
manera hay un significativo guiño numérico: 12-13-14 y 15, si incluimos el año
de su publicación. Sobre qué significa para mí el autor, debo decir que no es
más que un personaje bastante secundario, subliminal y anecdótico, sobre todo
para la presente plaquette.
4.- Ya desde el primer poema “Ella es un nombre de
dos sílabas” noto un cambio de estilo con relación a el Árbol y fragmentos de Fuego*,
libros de estirpe simbolista, acaso órficos por decir alguna palabra, pero en
este nuevo libro empiezas con una dicción más calma, más cotidiana: “Ella
camina sin importarle / Que su historia no dé para más episodios”, incluso noto
cierto pesimismo, o por lo menos escepticismo.
Los poemas fueron surgiendo de a pocos, sin ninguna
intención concreta. Fue más que nada un impulso mientras leía la novela de
James, un ejercicio a manera de juego que me permitiera explorar otros ámbitos que
me resultaban ajenos hasta el momento. De ahí la fuerte carga lúdica e irónica que
caracteriza al conjunto. Ahora bien, como todo juego debía tener ciertas
reglas, y tal vez la única a tener en cuenta era la de escribir de un modo
totalmente distinto (probablemente por ello mismo estamos hablando ahora de una
plaquette y no de un libro). Tuvo mucho que ver también mi trabajo en el
aeropuerto. A diario mantengo contacto con decenas y decenas de personas,
conocidos o desconocidos, y ello es como hacer un máster en psicología. Las
emociones humanas en un aeropuerto son muy intensas, en un mismo espacio puedes
presenciar la desesperación absoluta y la euforia total: son muy comunes el
amor, la tristeza, la decepción o el desgano que produce la espera. Si a ello
añades que las novelas de Henry James ahondan en la psicología del individuo,
en especial Retrato de una dama, entonces el resultado, en mi caso, fue
la construcción de un personaje que, gradual y cotidianamente, se fue
definiendo en base a estas circunstancias.
5.- Siguiendo con el tenor de la anterior pregunta
versos como: “Un retrato y una pecera vacía / Son evidencia de una lánguida
monotonía” o “Pasillos llenos de gente, incomodidad, / Comida chiclosa / Y un
destino que no cambia / A menos que paguemos el precio. / Como en las películas
mudas”, demuestran cómo los símbolos primordiales que utilizaste en anteriores
entregas, ahora cambiaron por símbolos del tedio y la cotidianidad. ¿Parece ser
que la “inicua ciudad” ha calado hondo en la visión del poeta?
Esa “inicua ciudad” a la que bien aludes se refiere
también al aeropuerto, que no deja de ser una urbe, aunque a menor escala,
igual de sobrepoblada, frenética y caótica como cualquier capital. Lo cierto es
que hubo un tiempo en el que pasaba la mayor parte del día en el aeropuerto, ya
que por la temporada tuve dos trabajos. Y mientras eso ocurría iba terminando
la plaquette. Por eso mi hábitat natural se circunscribió a esa pastosa
terminal y a sus bochornosas zonas de embarque por donde pasaban centenares de
personas. Era imposible, por tanto, salir indemne de todo eso.
6.- En otros versos dices “Nadie sabe exactamente lo
que tiene / Hasta que cambia de casa / O se regula las gafas”, este espacio de
la casa, de lo cotidiano, pero también del cuerpo, ¿cómo lo asumes? Recuerdo
que fragmentos de Fuego* acababa con
la imagen final de las migraciones humanas, pero ahora parece ser que el poeta
está asentado dentro de la urbe.
Ciertamente ambos libros nacen de circunstancias muy
opuestas. Durante fragmentos de Fuego* dio la casualidad de que iba de
un lado a otro, saltaba de una casa a otra, de ciudad en ciudad en constante movimiento.
Con la plaquette en cambio me mantuve siempre en el mismo lugar y bajo
una rutina muy definida, o al menos esa es la sensación que tengo. Mirando en
perspectiva, es asombroso advertir cómo quedan marcados estos ciclos en uno
mismo y cómo luego de un tiempo afloran independiente e imperceptiblemente en
un poema.
7.- Estos versos me parecen que aportan una “verdad
poética”: “Ella prefiere las infusiones fuertes, / El desayuno con tostadas / Y
la filosofía edulcorada. /Impunemente edulcorada. / Sin entresijos. // La
madurez es un negocio mal remunerado”. ¿El poeta puede hablarnos de la madurez?
¿Desde qué espacio nos habla el poeta?
Tal como lo entiendo, la madurez es el cúmulo de
experiencia adquirida en base a la ganancia y a la pérdida. A medida que pasan
los años vamos dejando atrás muchas cosas y también a muchas personas, lugares,
sensaciones. Tendemos a ilusionarnos con menos frecuencia, pero degustamos de
mejor manera las pequeñas victorias. Es ley de vida, nos guste o no. Esta es
una de las constantes reflexiones que Ella, en su soledad vital, se hace a lo
largo de la plaquette; está constantemente sopesando estas cuestiones en
su fuero interno. Nunca las verbaliza, solo le da vueltas y vueltas, como hacen
los rumiantes con la comida.
8.- “Ella es de las que sorben lentamente / El oro
de los días / Sin atragantarse en el intento”. ¿Cuál sería ese “oro” para el
poeta y la sociedad? Tal vez esta pregunta se conecte con este verso “La
respiración es seda que corta”, es decir, que hasta lo más frágil produce
herida, caos, conmoción.
Se conecta un poco mejor con la pregunta anterior,
ya que Ella ha aprendido a disfrutar de aquellos breves momentos de dicha que a
veces tenemos en el día a día, como el sol entrando por la ventana, o el andar
por casa sin zapatos; incluso hasta un buen café en medio de la abulia más
profunda. Y lo realiza sin atragantarse ni apresurarse, la serenidad y la
paciencia son virtudes que uno perfecciona con el tiempo. Que esto no se
entienda con ser conformista, Ella no lo es, aunque a veces se resigne y guarde
silencio en ocasiones. Hay batallas que se ganan sin necesidad de disparar.
9.- Noté en todos los poemas una carga de grises, es
decir, mi impresión cromática me hacía pensar en grises, pero encuentro estos
versos plenos de luz: “Ella es todo lo que el tiempo / Nos promete del verano”.
Creo que estos versos son los que mejor definen a “Ella”. ¿Quién es “Ella?
“Ella” es también la fugacidad, o a veces la
entendía así. Cuando vives durante meses en una pecera iluminada
artificialmente y en donde todo ocurre a una velocidad de vértigo (podía estar
encerrado unas 12, 13, 14 o 15 horas seguidas) no queda tiempo para degustar lo
bueno o lo malo del día, pasas de la luz a la oscuridad sin percibirlo y eso
provoca desazón en ciertas ocasiones. Tiendes a percibir todo en escala de
gris. En todo caso, es difícil, creo, definir quién es Ella, al fin y al cabo
toda promesa no deja de ser también una abstracción, justo como es “Ella”.
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