Abro a la mañana de
un blanco lunes...
Abro a la mañana de un blanco lunes
la ventana, y la calle indiferente
roba entre su luz y sus rumores
mi presencia infrecuente entre las hojas.
Este moverme... en días totalmente
fuera del tiempo que parecía consagrado
a mí, sin regresos ni paradas,
espacio lleno todo de mi estado,
casi prolongación de la existencia
mía, de mi calor, del cuerpo mío...
y se ha truncado... Estoy en otro tiempo,
un tiempo que dispone sus mañanas
en esta calle que yo miro, ignoto,
en esta gente fruto de otra historia
Versión de Delfina
Muschietti
Al muchacho Codignola
Querido muchacho, sí, claro, encontrémonos,
pero no esperes nada de este encuentro.
Si acaso, una nueva desilusión, un nuevo
vacío: de aquellos que hacen bien
a la dignidad narcisista, como un dolor.
A los cuarenta años yo estoy como a los diecisiete.
Frustrados, el de cuarenta y el de diecisiete
pueden, claro, encontrarse, balbuceando
ideas convergentes, sobre problemas
entre los que se abren dos décadas, toda una vida,
y que, sin embargo, aparentemente son los mismos.
Hasta que una palabra, salida de las gargantas inseguras,
aridecida de llanto y deseo de estar solos,
revela su irremediable diferencia.
Y, además, tendré que hacer de poeta
padre, y entonces me replegaré sobre la ironía,
que te incomodará: al ser el de cuarenta
más alegre y joven que el de diecisiete,
él, ya dueño de la vida.
Más allá de esta apariencia, de este aspecto,
no tengo nada que decirte.
Soy avaro, lo poco que poseo
me lo guardo apretado en el corazón diabólico.
Y los dos palmos de piel entre pómulo y mentón,
bajo la boca torcida a furia de sonrisas
de timidez, y los ojos que han perdido
su dulzura, como un higo agrio,
te parecerían el retrato
precisamente de esa madurez que te hace daño,
madurez no fraterna. ¿De qué puede servirte
un coetáneo, simplemente entristecido
en la delgadez que le devora la carne?
Cuanto ha dado ya lo ha dado, el resto
es árida piedad.
Versión de Carlos
Vitale
De Poesía en forma de rosa, 1964
Análisis tardío
(Fin de los años sesenta)
Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las
miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una
bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de
una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y
por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.
Versión de Hugo
Beccacece
Cercana a los ojos y
a los cabellos sueltos...
Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos
sobre la frente, tú, pequeña luz,
absorta enrojeces mis papeles.
De adolescente ardía hasta el anochecer
junto a tu demacrada claridad, y eran extraños
los rumores del viento y el canto de los grillos solitarios.
Entonces en las estancias sin memoria
dormían los parientes, y mi hermano,
tras un delgado muro, estaba inmóvil.
Ahora tú, luz rojiza, no nos dices en dónde está
y, sin embargo, iluminas y suspira
el grillo en los campos desiertos;
mi madre se peina ante el espejo,
con un gesto tan antiguo como tu luz,
y piensa en aquel hijo ya sin vida.
Muerte
Vuelvo a ti, como vuelve
un emigrado a su país y lo redescubre:
he hecho fortuna (en el intelecto)
y soy feliz, tanto
como hace tiempo lo era, destituido por norma.
Una rabia negra de poesía en el pecho.
Una loca vejez de jovencito.
Antes tu alegría se confundía
con el terror, es verdad, y ahora
casi con otra alegría
lívida, árida: mi pasión decepcionada.
Ahora me das miedo de verdad,
porque estás de verdad cerca, incluida
en mi estado de rabia, de oscura
hambre, de ansia casi de criatura nueva.
De "La religione del mio tempo" 1961
Versión de Delfina
Muschietti
Pier Paolo Pasolini: Poeta, novelista, cineasta, dramaturgo y
ensayista italiano nacido en Bolonia en 1922.Hijo de un militar fascista y una
madre profundamente católica, sus ideas siempre fueron de izquierda, llegando incluso
a unirse por algún tiempo al partido comunista. A los diecisiete años se
matriculó en la Universidad de Bolonia para estudiar Filosofía y Letras, y
cinco años después publicó el primer libro de poemas.
Una etapa muy importante de su
producción literaria se produjo entre 1954 y 1966, cuando publicó "Las
cenizas de Gramsci", "El
ruiseñor de la Iglesia católica", "Poesía en forma de
rosa", y los ensayos "Pasión e
ideología", y "La religión de mi tiempo".
Fue además un gran guionista y
director de cine. Sus escritos sobre crítica social alcanzaron gran brillo con
uno de sus últimos trabajos, "Cartas luteranas", en las que analizó
la situación decadente de la sociedad italiana.
Fue asesinado el 2 de noviembre
de 1975, en la ciudad de Roma.
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