miércoles, 9 de marzo de 2022

Cinco poemas de Marosa di Giorgio

 

A veces, en el trecho de huerta que va desde el hogar...

 

A veces, en el trecho de huerta que va desde el hogar

a la alcoba, se me aparecían los ángeles.

Alguno, quedaba allí de pie, en el aire, como un gallo

blanco -oh, su alarido-, como una llamarada de azucenas

blancas como la nieve o color rosa.

A veces, por los senderos de la huerta, algún ángel me

seguía casi rozándome; su sonrisa y su traje, cotidianos;

se parecía a algún pariente, a algún vecino (pero, aquel

plumaje gris, siniestro, cayéndole por la espalda

hasta los suelos...). Otros eran como mariposas negras

pintadas a la lámpara, a los techos, hasta que un día

se daban vuelta y les ardía el envés del ala, el pelo,

un número increíble.

Otros eran diminutos como moscas y violetas e iban

todo el día de aquí para allá y ésos no nos infundían miedo,

hasta les dejábamos un vasito de miel en el altar.

 

De "Historial de las violetas" 1965

 

 

 

Bajó una mariposa a un lugar oscuro...

 

Bajó una mariposa a un lugar oscuro; al parecer, de

hermosos colores; no se distinguía bien. La niña más chica

creyó que era una muñeca rarísima y la pidió; los otros

niños dijeron: -Bajo las alas hay un hombre.

Yo dije: -Sí, su cuerpo parece un hombrecito.

Pero, ellos aclararon que era un hombre de tamaño natural.

Me arrodillé y vi. Era verdad lo que decían los niños. ¿Cómo

cabía un hombre de tamaño normal bajo las alitas?

Llamamos a un vecino. Trajo una pinza. Sacó las alas. Y un

hombre alto se irguió y se marchó.

Y esto que parece casi increíble, luego fue pintado

prodigiosamente en una caja.

 

De "La liebre de marzo"  1981

 

 

 

Árbol de magnolias...

 

Árbol de magnolias,

te conocí el día primero de mi infancia,

a lo lejos te confundes con la abuela, de cerca, eres el aparador

de donde ella sacaba el almíbar y las tazas.

De ti bajaron los ladrones;

Melchor, Gaspar y Baltasar;

de ti bajaban los pastores y los gatos;

los pastores, enamorados como gatos,

los gatos, serios como hombres, con sus bigotes y sus ojos de enamorados

Esclava negra sosteniendo criaturitas, inmóviles, nacaradas.

Virgen María de velo negro,

de velo blanco, allá en el patio.

Eres la abuela, eres mamá, eres Marosa, todo eres, con tu

eterna

juventud, tu vejez eterna,

niña de Comunión, niña de novia,

niña de muerte.

De ti sacaban las estrellas como tazas,

las tazas como estrellas.

Estuvo oculto en tus ramos el Libro del Destino.

Te has quedado lejos, te has ido lejos.

Pero, voy retrocediendo hacia ti,

voy avanzando hacia ti.

Te veré en el cielo.

No puede ser la eternidad sin ti.

 

De "Los papeles salvajes" 1991

 

 


Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado...

 

Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se

alimenta de muchas especies y de sólo una. Las busca en la

noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí.

Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande,

con rizos, vestido celeste.

Un picaflor le trabaja el sexo.

Ella brama y llora.

Y el pájaro no se detiene.

 

De "Obra completa " 2005

 

 


Los leones rondaban la casa...

 

Los leones rondaban la casa.

Los leones siempre rondaron.

Siempre se dijo que los leones rondaron siempre.

Parecían salir de los paraísos y el rosal.

Los leones eran sucios y dorados.

Ellos eran muy bellos.

Los ojos como perlas. Y un broche brillante en el pecho

entre aquel pelo áureo.

Los leones entraron a la casa.

Corrimos a esconder los floreros de sal, de azúcar, el cometa

                               Halley, las queridísimas sábanas nevadas, la

                               colección

estampillas. Y a traer los sudarios.

Los leones eran al mismo tiempo, presentes e invisibles, al

mismo tiempo, visibles e invisibles.

Se oía el rumor de la leche que robaban, el clamor de la miel

y la carne que cortaban.

Llevaron hacia afuera a la abuela oscura, la que tenía una

guía de rositas alrededor del corazón.

Y la comieron fríamente. Como en un simulacro.

Y -como si hubiese sido un simulacro!- ella tornó a la

casa y dijo: -Los leones rondaron siempre. Están delante

de los paraísos y el rosal. Dijo: -Los leones están acá.

 

De "Mesa de esmeralda" 1985

 

 



Marosa di Giorgio: Poeta uruguaya nacida en Salto en 1934. Desde 1978 se radicó en Montevideo donde inició su carrera poética en 1954 con su obra «Poemas».

Su ascendencia italiana y vasca la convirtió en una poeta singular, cuya obra respondió siempre a las exigencias de su mundo interior, donde la naturaleza, la magia, la mitología y el misterio, se convirtieron en importantes protagonistas.

El conjunto de su obra, reunida en «Los papeles salvajes», se amplió con dos volúmenes que incluyeron «La liebre de marzo», «Mesa de esmeralda», «La falena», «Membrillo de Lusana» y «Diamelas de Clementina Médici».

Sus poemas y relatos fueron traducidos al inglés, francés, portugués e italiano. 

Recibió importantes distinciones entre las que se destacan la Beca Fullbright y el Primer Premio del Festival Internacional de Poesía de Medellín en 2001. 

 

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