A veces, en el trecho
de huerta que va desde el hogar...
A veces, en el trecho de huerta que va desde el hogar
a la alcoba, se me aparecían los ángeles.
Alguno, quedaba allí de pie, en el aire, como un gallo
blanco -oh, su alarido-, como una llamarada de azucenas
blancas como la nieve o color rosa.
A veces, por los senderos de la huerta, algún ángel me
seguía casi rozándome; su sonrisa y su traje, cotidianos;
se parecía a algún pariente, a algún vecino (pero, aquel
plumaje gris, siniestro, cayéndole por la espalda
hasta los suelos...). Otros eran como mariposas negras
pintadas a la lámpara, a los techos, hasta que un día
se daban vuelta y les ardía el envés del ala, el pelo,
un número increíble.
Otros eran diminutos como moscas y violetas e iban
todo el día de aquí para allá y ésos no nos infundían miedo,
hasta les dejábamos un vasito de miel en el altar.
De "Historial de
las violetas" 1965
Bajó una mariposa a
un lugar oscuro...
Bajó una mariposa a un lugar oscuro; al parecer, de
hermosos colores; no se distinguía bien. La niña más chica
creyó que era una muñeca rarísima y la pidió; los otros
niños dijeron: -Bajo las alas hay un hombre.
Yo dije: -Sí, su cuerpo parece un hombrecito.
Pero, ellos aclararon que era un hombre de tamaño natural.
Me arrodillé y vi. Era verdad lo que decían los niños. ¿Cómo
cabía un hombre de tamaño normal bajo las alitas?
Llamamos a un vecino. Trajo una pinza. Sacó las alas. Y un
hombre alto se irguió y se marchó.
Y esto que parece casi increíble, luego fue pintado
prodigiosamente en una caja.
De "La liebre de
marzo" 1981
Árbol de magnolias...
Árbol de magnolias,
te conocí el día primero de mi infancia,
a lo lejos te confundes con la abuela, de cerca, eres el
aparador
de donde ella sacaba el almíbar y las tazas.
De ti bajaron los ladrones;
Melchor, Gaspar y Baltasar;
de ti bajaban los pastores y los gatos;
los pastores, enamorados como gatos,
los gatos, serios como hombres, con sus bigotes y sus ojos
de enamorados
Esclava negra sosteniendo criaturitas, inmóviles, nacaradas.
Virgen María de velo negro,
de velo blanco, allá en el patio.
Eres la abuela, eres mamá, eres Marosa, todo eres, con tu
eterna
juventud, tu vejez eterna,
niña de Comunión, niña de novia,
niña de muerte.
De ti sacaban las estrellas como tazas,
las tazas como estrellas.
Estuvo oculto en tus ramos el Libro del Destino.
Te has quedado lejos, te has ido lejos.
Pero, voy retrocediendo hacia ti,
voy avanzando hacia ti.
Te veré en el cielo.
No puede ser la eternidad sin ti.
De "Los papeles
salvajes" 1991
Mi alma es un vampiro
grueso, granate, aterciopelado...
Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se
alimenta de muchas especies y de sólo una. Las busca en la
noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por
rubí.
Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande,
con rizos, vestido celeste.
Un picaflor le trabaja el sexo.
Ella brama y llora.
Y el pájaro no se detiene.
De "Obra completa
" 2005
Los leones rondaban
la casa...
Los leones rondaban la casa.
Los leones siempre rondaron.
Siempre se dijo que los leones rondaron siempre.
Parecían salir de los paraísos y el rosal.
Los leones eran sucios y dorados.
Ellos eran muy bellos.
Los ojos como perlas. Y un broche brillante en el pecho
entre aquel pelo áureo.
Los leones entraron a la casa.
Corrimos a esconder los floreros de sal, de azúcar, el
cometa
Halley, las queridísimas
sábanas nevadas, la
colección
estampillas. Y a traer los sudarios.
Los leones eran al mismo tiempo, presentes e invisibles, al
mismo tiempo, visibles e invisibles.
Se oía el rumor de la leche que robaban, el clamor de la
miel
y la carne que cortaban.
Llevaron hacia afuera a la abuela oscura, la que tenía una
guía de rositas alrededor del corazón.
Y la comieron fríamente. Como en un simulacro.
Y -como si hubiese sido un simulacro!- ella tornó a la
casa y dijo: -Los leones rondaron siempre. Están delante
de los paraísos y el rosal. Dijo: -Los leones están acá.
De "Mesa de
esmeralda" 1985
Marosa di Giorgio: Poeta uruguaya nacida en Salto en 1934. Desde
1978 se radicó en Montevideo donde inició su carrera poética en 1954 con su
obra «Poemas».
Su ascendencia italiana y vasca
la convirtió en una poeta singular, cuya obra respondió siempre a las
exigencias de su mundo interior, donde la naturaleza, la magia, la mitología y
el misterio, se convirtieron en importantes protagonistas.
El conjunto de su obra, reunida
en «Los papeles salvajes», se amplió con dos volúmenes que incluyeron «La
liebre de marzo», «Mesa de esmeralda», «La falena», «Membrillo de Lusana» y
«Diamelas de Clementina Médici».
Sus poemas y relatos fueron traducidos al inglés, francés, portugués e italiano.
Recibió importantes distinciones entre las que se destacan la Beca Fullbright y el Primer Premio del Festival Internacional de Poesía de Medellín en 2001.
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