domingo, 9 de marzo de 2014

Jack Spicer: Algunos textos traducidos por Fco. Javier de la Iglesia


Jack Spicer, segundo desde la izquierda, con miembros del staff del Poetry Center en San Francisco State College en 1957: Ida Hodes, Ruth Witt-Diamant y Robert Duncan (Fuente: New York Times).


Creo que los poemas se transmiten de modo muy semejante a como se transmite un mensaje por radio y el poeta es la radio. No creo que los poemas vengan del interior en absoluto. O al menos los buenos poemas, no. De una radio proviene todo tipo de electricidad estática, de los transistores defectuosos y demás. Pero creo que fundamentalmente un poema viene del Exterior. No tengo idea de dónde, no tengo una noción teológica o de ningún otro tipo. A los marcianos verdes se recurrió antes. Es obvio que no se trata de marcianos. Pero creo que los poemas se transmiten, cuando son buenos poemas, desde el Exterior, y creo que proporcionan mensajes al poeta, a otros poetas. Quizá también a la audiencia, a los no poetas. Pero no estoy seguro de nada, excepto de que sé que, según mi modo de pensar, un poema no es algo que provenga de mí, a menos que se trate de un mal poema, de los que tengo muchos.

Jack Spicer, “Poetry and Politics”, The House that Jack Built, The Collected Lectures, p. 168.


[la selección y traducción siguiente no pretende representar una "muestra" de la poesía de Spicer, pues los poemas aislados pierden parte importante de su razón de ser al quedar desligados de los libros o "series" de los que se han extraído. La composición "serial" es elemento básico en la poética de Spicer, así como de sus compañeros de generación Robert Duncan y Robin Blaser, aunque de los tres quizá es Spicer quien hace de ella, desde After Lorca (1957), el fundamento de su obra de madurez. Por ello, creo que deberían ser aceptados como simples "cortes" aleatorios de una lectura distraida.]


Improvisaciones sobre una frase de Poe.

"La Indefinición es un elemento de la verdadera música".
Grandioso el acorde de lo que
no se rebaja a definición. La gaviota
solitaria sobre el poste, su cabeza no grazna ni
sobre un pez, ni sobre alguna otra gaviota
o el océano. Tan absoluta su falta de sentido
como un corno francés.
Ni siquiera es una orquesta. Acorde
solitario sobre un poste. El grandioso acorde de lo que
no se rebaja a definición. Ni pez
ni otra gaviota, ni océano -la verdadera
música.

Libro de música (1958)

15
La ciudad redefinida se vuelve iglesia. Movimiento poético. No un mero sistema de creencia sino sus creencias y corazones en convivencia.
Enfadados por sus diferencias -los muertos y los vivos, los fantasmas y los ángeles, la cotorra verde y el perro que me acabo de inventar. Todo lo que usa palabras separadas. Quieren habitar la ciudad.
Pero la ciudad en ese sentido está tan lejos de mí (y de las cosas que hablan a través de mí) como Dante de Florencia.
Más lejos. Pues es una ciudad que no recuerdo.
Pero la ciudad que creamos en la charla del bar o en nuestras broncas mutuas es, en su definitiva mezcla y reflejo especular, una imagen de ciudad. Un regreso del exilio.

"Manual de poesía" en Las cabezas de la ciudad se alzan hasta el éter [1960-1961].


4
Si alguien no lucha conmigo tendré que llevar esta armadura
toda la vida. Parezco el Leñador de Hojalata de los libros de Oz. Irreconocible de tan oxidado.
Sepa usted que soy un caballero. Me inquieta
la manera que tienen las cosas de llegarme por detrás y por delante. Y definitivamente en boca, cabeza y colorada sangre.
Ay, malditas las cosas que quieren mutilarme
esta armadura
Pazguato
vivo en sí
mismo.

"El libro de Parsifal" de El Santo Grial [1962]


1
"El que vende lo que no es suyo
debe pagarlo o ir a prisión",
Jay Gould, Cornelius Vanderbilt, o cualquier otro millonario
americano imaginario

- Tener en poco. El corazón
es poco también
Suena a la una y cuarto suena un segundo o algo así.
Tima a todos.
Soy el rey
de una ciudad gris que los libros de historia llamaron Camelot
La puerta, por mano no humana,
abierta.


2
Cuando a Marilyn Monroe la atacó un frasco de somníferos
como un frasco de avispas asesinas
me punzan, decía que la punzan, fui yo
ya no trabajo más aquí.
La pregunta-respuesta siempre la misma. No puedo recordar cuándo
no fui rey. La espada en la roca es como un cuento
infantil de los que contaba mi madre.
Él le quitó la vida. Y cuando flotaba en la barca o se fue
a un convento o apareció muerta en todos los periódicos fue
por su culpa no por la mía
yo era rey.

5
He olvidado por qué el grial era importante
por qué alguien quiere llegar a él como a una ventana abierta de par
en par. ¿Abierta par en par
qué significa? ¿Qué caballero combatiría a follones y
malandrines para tocarlo?
Puedo recordar mucho sobre el reino. La paz que iba
a establecer. Las notas falsas, las notas falsas, me dijo Merlín, iban a matarme.
Muerto al llegar. Avalon tiene
supermercados -donde los muertos trapichean huesos con los muertos.
Donde los héroes
no piden nada

6
Lo negro queda. Queda incluso después que el rico pescador
haya hecho cuanto puede hacer para proteger hogar y madre. Helo ahí como al sol.
No batallas perdidas o incluso pueblos vencidos
sino lo negro vivo consigo mismo
al lado de nuestros fuegos. En casa con nosotros
y un monstruoso anti-grial que ni uno de estos caballeros pudo haber conocido o inventado
tan real como mañana.
No la amenaza de muerte. Podían haberla conquistado. Ni siquiera la magia mala.
Es un simple hoyo que va de una cosa a otra. No hay reino que salvar.
No hay res-
titución.

De "El libro de la Muerte de Arturo" de El Santo Grial [1960-1961]

6
Parpadeas,
si paso el dedo por la llama de la vela, sé que ahí no hay nada. Pero si aguanto el dedo ahí unos minutos más, se ampolla.
Este es un acto de voluntad y la llama no está realmente ahí como llama, yo escribo mi propia voluntad.
¿O es que la llama deja sombras?
En Hiroshima, he oído, las sombras de las víctimas estaban como fotografiadas en las paredes de cemento.
¿O parpadea? ¿O ambos somos velas y dedos? ¿O ambos nos dirigen al grafema en la pared de cemento al espacio intermedio en que la sombra y la llama son una?

"Grafémica" de El Lenguaje [1964]

3
Los lanzadores obviamente no son humanos. Llevan los fantasmas de gente muerta dentro. Esperas su encendida mirada, que acerquen las manos a la boca, inquietos como marionetas, mientras esperas recibir la pelota.
Les haces señas. Casi siempre las ignoran. Una rápida curva por fuera. Alta, es natural. Y científicamente imposible. Donde el bateador golpea o marra. Tú recibes o no. Habías pedido una pelota rápida por dentro.
Los corredores quedados en base o avanzan o no
En todo caso
los fantasmas de la gente muerta lo encuentran de veras entretenido. El lanzador, en su repentina humanidad mira hacia el foso con agonía o triunfo. Tú, en cualquier caso, tienes un par de manos afortunadas.
La emoción
al ser comunicada
frena
incluso cuando el juego se ha terminado.

"Cuatro poemas para el St. Louis Sporting News" del Libro de Poemas de revista [1966]


_______________
Jack Spicer, nacido en Los Angeles, 1925, muerto en San Francisco en 1965. Un poeta que halló su espacio público en los bares de North Beach (San Francisco), fue más poeta público que la mayoría de sus contemporáneos y amigos. Siempre estaba allí para ser encontrado y para animar, noche tras noche, a los jóvenes poetas a la posibilidad de su poesía. Gran parte de su vida en la poesía entre 1957 y 1965 en San Francisco se produjo en torno a esa creencia y al reconocimiento de la necesidades de la práctica de la poesía -no como una vida superior, sino como implicación comprometida en todo lo que estaba sucediendo. Fue en este sentido, y por la la modalidad crítica y radical de su poesía y pensamiento, el menos alienado de los poetas contemporáneos, atraido siempre por la vivacidad del lenguaje ordinario al igual que lo estaba por el amor y el béisbol. Durante sus años en Berkeley (1945-1955) tuvo el mismo poder de reconocimiento que sus amigos de esos años, Robert Duncan y Robin Blaser, conocieron y practicaron. A menudo dio como su año de nacimiento el de 1945 o 1946 -el momento en que para él empezó la poesía, o al menos un mapa inaugural de ella tuvo su arranque. Durante unas semanas de 1955 hizo el esfuerzo de arraigarse en Nueva York. Al no lograrlo, a causa de lo que él denominaba "the fix" ('el control') de esa ciudad, se unió a Robin Blaser en Boston, donde trabajó como editor y funcionario de la Sala de Raros de la Biblioteca Pública de Boston. Incluso en Boston, forasteros como eran él y Blaser, logró hallar y reunir a jóvenes poetas (entre ellos, John Wieners, Steve Jonas y Joe Dunn). Fue durante los meses en Boston cuando empezó a sentir una profunda insatisfacción con la poesía que venía escribiendo. Al regresar a San Francisco a fines de 1956, la insatisfacción era extrema. Revisó sus primeros poemas y después los abandonó, y le regaló a Blaser los manuscritos, a modo de ruptura hacia una etapa nueva, hacia otra cosa, en la que la voz de su poesía fuera algo más que mero deseo e insatisfacción.

Desde la época de creación del "Taller de poesía como Magia" en el San Francisco State College en 1957, cuando comenzó a trabajar en su libro After Lorca, esa insatifacción empezó a desarrollarse en una práctica de la poesía como dictado. Aunque su sentido de la potencialidad de la duplicación dentro de una poesía de dictado -lo "Desconocido" y lo Otro presentes en el lenguaje- no fueron claramente discutidos entre sus compañeros poetas hasta que escribió Heads of the Town up to the Aether (1960-1961), ya desde la composición de After Lorca en 1957 poseía noción clara de que su obra verdadera empezaba allí.
Concibió entonces su obra como proyecto vinculado a una composición en "libros" -poemas seriales, y en este sentido el libro equivaldría a una ejecución y ceremonia de "lo real".

[De la nota biográfica de Robin Blaser a su edición de los Collected Books of Jack Spicer, Blak Sparrow Press, Santa Barbara, 1975, págs. 383-384.]


Fuente: http://indolenciasdejavier.blogspot.com/2006/09/americana-6-jack-spicer.html

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