El poeta,
ensayista y traductor puertorriqueño Ángel Darío Carrero nos presenta su visión
y sus versiones de la poesía del poeta germano Angelus Silesius (1624-1677).
Aforismos y epigramas componen su obra. “el reino del sin porqué, que es el de
la poesía”, explica Ángel Darío Carrero, es el espacio en el que se mueve la
poesía de Silesius, de necesaria lectura en nuestro tiempo.
INQUIETUD
DE LA HUELLA
Martin
Heidegger invitaba a recordar la corta formulación de Leibniz que ha marcado la
cultura racionalista de Occidente hasta hoy: «Nihil est sine ratione». Este
principio, que sostiene que todo puede ser explicado racionalmente, ha
alimentado la arrogancia tecno-científica moderna hasta hoy: lógica de la causa
y el efecto, calculabilidad, mensurabilidad, determinismo. Ahora bien, como ha
visto Gianni Vattimo, ‹‹si el mundo se reduce al resultado del experimento
científico, el mundo verdadero no existe. Si el ser verdadero es solo lo
planificable y calculable, el resto –los sentimientos, los miedos, los amores–
todo es basura, desechos››. La persona humana, de hecho, deviene informulable,
pues como observaba Paul Ricoeur, somos ese tipo de ser que nunca coincide del
todo consigo mismo. Mas la insuficiencia del principio no es únicamente porque
resulte falso, sino porque es injusto, pues toda pretensión de absolutidad
termina traduciéndose en exclusión, en opresión humana y política. No solo la
ignorancia, también la pura racionalidad termina por devorar al ser humano.
Será el
mismo Heidegger quien invite a descubrir otro universo que ha intentado abrirse
paso desde el exilio forzado al que lo destinó la ciencia: el reino del sin
porqué, que es el de la poesía. Reino que, si bien no niega la razón, tampoco
le confía, idolátricamente, todo lo que somos y esperamos. El representante de
esta ruta salvadora es el médico, poeta y místico del siglo XVII alemán,
Angelus Silesius. Sus palabras, insiste Heidegger, hablan francamente en
sentido contrario al pensamiento de Leibniz: ‹‹Die Rose ist ohne warum››. Que
en nuestro vernáculo suena hemosamente: “La rosa es sin porqué florece porque
florece. No se presta atención a sí misma. No pregunta si alguien la ve”.
Silesius
era particularmente sensible a vivencias que no podía expresar ni con el
lenguaje dogmático de la ciencia, ni tampoco con el lenguaje del mundo
religioso apologético luterano de su entorno. Silesius aprendió, en el exilio
de las verdades clausuradas, a bucear en el mar de sí mismo: ¡y descubrió la
rosa! La rosa de nadie (Paul Celan) que es, por lo mismo, la rosa de todos.
La magia
atrayente de Silesius es que abre la puerta de lo inexplicable, pero no por la
trampa de una nueva argumentación, sino por la ruta que completa y equilibra al
ser humano: la de la poesía. Jorge Luis Borges se percató de ello con su
agudeza habitual: ‹‹Imaginemos que un poeta dice que la belleza es
inexplicable, no habría dicho nada, pero si ese poeta, que sería el gran poeta alemán
Angelus Silesius dice Die Rose ist ohne warum,
ya está creando poesía››. El poeta surge como cultivador de grietas. El
que es capaz – como dice bellamente Roberto Juarroz– de ‹‹fracturar la realidad
aparente para captar lo que está más allá del simulacro››.
Este verso
de Silesius se encuentra en su célebre obra en seis libros, “El peregrino
querubínico”, conjunto de epigramas que Jacques Lacan celebró como ‹‹uno de los
momentos más significativos de la meditación humana sobre el ser…, más rico en
resonancias que “La noche oscura” de San Juan de la Cruz, que todo el mundo lee
y nadie comprende››. Lacan, aconseja enfáticamente que quien quiera salir de la
superficialidad de la conciencia, mediante el análisis: ‹‹que se procure las
obras de Angelus Silesius››. El filósofo deconstructivista Jacques Derrida se
acerca también a Silesius desde la experiencia intransferible y misteriosa de
la muerte. Confiesa que frente a su madre moribunda leía “El peregrino
querubínico”. Dice algo revelador para nuestros tiempos: ‹‹es la literatura
idónea para el desierto o el exilio››. ¿No somos hoy, todos, sujetos sin patria
segura bajo los pies?
Mi más
reciente libro, Inquietud de la huella. Las monedas místicas de Angelus
Silesius (con prólogo de Juan Martín Velasco), publicado este año en la
Editorial Trotta de Madrid, ofrece un amplio repertorio de referencias desde
Leibniz hasta hoy, que permitirá rastrear la huella, prácticamente desconocida, de este poeta
incomparable al interior del pensamiento occidental; y también nos permitirá
corroborar interesantes confluencias en el ámbito oriental. Pero Inquietud de la huella es, ante todo, un
ejercicio dentro del territorio mismo de la poesía, una recreación de la
propuesta poética de Silesius a partir de una de sus expresiones más
esplendorosas: el Libro I de El peregrino querubínico. Pueden llamarse también, a sugerencia del
poeta concretista brasileño, Augusto de Campo, “intraducciones”, ejercicio
mediante el cual un poeta recrea a otro
desde una orientación intersemiótica más próxima a la factura de sus
propios poemas, sin robar el sentido inscrito en el original.
Mi secreta
utopía es que esta recreación poética de Silesius acerque al lector
contemporáneo a la ejemplar conclusión de alguien que se dejó seducir por la
magia de Silesius, Ludwig Wittgenstein: «El impulso hacia lo místico (yo
añadiría, hacia lo poético) procede de la no satisfacción de nuestros deseos
por parte de la ciencia. Sentimos que incluso cuando quedan respondidas todas
las cuestiones científicas posibles, nuestro problema sigue sin haber sido
tocado en absoluto. Sin duda ya no queda entonces ninguna pregunta más; y
justamente esa es la respuesta».
Comparto
con el público lector un puñado de poemas (el libro contiene 302). Escojo entre
los más breves y contundentes:
16.
si no
quieres llevarme
más allá de
ti
te forzará
mi amor
43.
amo
una sola
cosa
no sé lo
que es
y porque no
sé
la elijo
57.
mis pies
tullidos y vacilantes
mis ojos
nublados
cuando
mejor te veo
71.
no es tan
fácil amar
tal y como
haces tú
ser yo
mismo el amor
91.
no necesito
darte las gracias
no se
interpondrán
entre
nosotros
los
obstáculos de la debilidad
97.
estoy tan unido a ti
que no
puedes condenarme
a no ser
que te arrojes conmigo
a las
llamas y a la muerte
154.
al que sea
claro
como la luz
puro
como la
fuente
lo elegirás
para
hacerlo tuyo
me pregunto
¿qué harás
conmigo?
169.
añoro la
sabiduría
estar
inmerso en tu paz
poseer la
beatitud
infinita mi
ambición
pero los
sabios no desean nada
Datos vitales
Ángel Darío
Carrero es uno de los más destacados escritores de la generación del ochenta
del Caribe. Entre sus libros publicados por la editorial Trotta se hallan sus
poemarios: Llama del agua (2001, con prólogo de Luce López-Baralt), Perseguido
por la luz (2008) en Inquietud de la huella (2012). También coordinó la edición
crítica del Canto de la locura, del poeta Francisco Matos Paoli (Ed. Terranova,
San Juan 2005). Fue co-guionista, junto a Ivonne Belén, del documental
cinematográfico Julia, toda en mí (Paradiso Fims, 2002), ganador de varios
premios e inspirado en las cartas inéditas de la poeta Julia de Burgos. Editó,
junto a la escritora Mayra Santos-Febres, la antología de relatos En el ojo del
huracán, (Ed. Norma, Colombia 2011). Fue editor del libro de crónicas, junto a
Luis Rafael Sánchez, Ana Lydia Vega, Edgardo Rodríguez Juliá, Mayra Montero y
otros, País nuestro. Crónicas puertorriqueñas de actualidad, Ed. El Nuevo Día,
San Juan 2012. Sus textos sirvieron de
base para la exposición El lenguaje de los pájaros, de los artistas abstractos
radicados en Nueva York, Ivelisse Jiménez y Fernando Colón (Museo de Arte
Contemporáneo, 2008). Consuelo Gotay, célebre por sus libros de artista en
torno a los poetas del Caribe (Aime Cesaire, Nicolás Guillén, Pedro Mir, Luis
Palés Matos, etc.), se basó en sus poemas para su más reciente trabajo: Para
que sepas (2011). Su poesía ha sido musicalizada e interpretada por los cantantes
Nydia Caro, Danny Rivera y Tony Croatto. Fue galardonado recientemente con el
Premio Nacional de Periodismo Bolívar Pagán del Instituto de Literatura
Puertorriqueña por sus entrevistas a figuras del ámbito cultural internacional.
Tiene en prensa su libro de más de 20 años de entrevistas, bajo el título
Linderos de la utopía. Es teólogo residente de la Escuela Graduada de teología
(CEDOC) de la Universidad Central de Puerto Rico. Es columnista habitual y
miembro de la Junta Editorial del principal periódico puertorriqueño El Nuevo
Día. Participó en la Feria del libro de Guadalajara 2012 en Latinoamérica Viva,
proyecto que presenta a los escritores más relevantes del momento.
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