domingo, 12 de septiembre de 2010

EL NÚMERO 4 DE LA REVISTA ÓNICE, POR PAUL GUILLÉN*

Para situarnos mejor en el número 4 de la revista Ónice convendría decir algo sobre la relación entre las revistas literarias y la Universidad de San Marcos. Aquí no quiero referirme a las revistas institucionales, sino a las revistas de estudiantes o profesores. Para los interesados en estos temas hay un trabajo sumamente interesante, se llama Catálogo 30 años de poesía peruana en revistas (1971-2000) que fue compilado por la desparecida profesora sanmarquina Esther Castañeda en colaboración con Elizabeth Toguchi. Si hacemos un repaso de las revistas importantes que desde las aulas sanmarquinas se han editado en los últimos 50 años sin duda tendríamos que mencionar revistas como Haraui, Piélago, Hipócrita lector, Estación reunida, Creación y crítica, La casa de cartón, More ferarum, Ginebra magnolia, Lhymen, Tinta expresa y Ónice.

El número 4 de Ónice está dividido en cinco secciones: cuentos, entrevista, nota, poemas y ensayo. Antes de comentar sección por sección quiero decir que hay un buen balance en la revista entre voces de experiencia como Carlos López Degregori o Jorge Eslava, voces nuevas y escritores extranjeros. La sección de cuentos recoge los trabajos de 5 escritores peruanos, 1 colombiano y 1 argentino. Hay cuentos de extensión mediana y cuentos cortos, todos ellos de un buen manejo del lenguaje y la estructura, quisiera remarcar el cuento del arequipeño Orlando Mazeyra, el cuento se llama “Colección de souvenirs”, él a la fecha ha publicado dos colecciones de cuentos: Urgente: necesito un retazo de felicidad en el 2007, y La prosperidad reclusa en el 2009. Yo he leído solamente el primero, para ser honesto, en ese libro había varias virtudes, pero sobre todo uno quedaba con la imagen de un cuentista que sabe narrar, que sabe contar historias, pero que no es un prosista. Además, había algunos clichés, prejuicios, lugares comunes, frases hechas que debilitaban los cuentos. El cuento que ha publicado en la revista Ónice pertenece a su segundo libro —el cual no he leído aún—, pero creo que hay un salto cualitativo, salvo tres o cuatro frases que cojean de los mismos impedimentos de su primer libro, el cuento en cuestión es un ejemplo de la perseverancia en el oficio, y eso que sirva de lección a mucha gente que hace carrera literaria, pero que nunca desafían sus alcances y límites. “Colección de souvenirs” es un cuento sobre dos hermanos huérfanos, pero con una considerable fortuna familiar. Margarita, la hermana, en un accidente queda semiparalítica y Juan Ricardo, el hermano, se dedica a viajar por todo el mundo. Él empezara a coleccionar perchas robadas de las habitaciones donde se instala para regalárselas a su hermana. Envejecerán uno en función del otro y el final da una vuelta de tuerca a todo el propósito de la narración.

Retomando la sección de cuentos me referiré al cuento que abre la revista, se llama “La zanja” y está firmado por César Klauer, él ha publicado un libro de cuentos titulado Pura suerte, yo lo leí en una primera versión en un archivo de Word, si mal no recuerdo “La zanja” no sale en ese libro. “La zanja” es un cuento, donde los diálogos están insertados en la narración, alternando el estilo directo e indirecto. Es un cuento que trata sobre el absurdo dentro de la cotidianidad. Un grupo de personas mira en una zanja un objeto, un elemento, un condón, en realidad no se sabe que es: “El chico me jaló a su lado con una sentencia oscura: Es grande, compadre, había que tener cuidado. ¿De qué me hablaba? ¿Podía explicarme qué mierda estábamos buscando?”, justamente ese no saber instala el absurdo mediante la curiosidad de saber qué es lo que todas las personas miran. Por ello, este cuento se mueve entre el absurdo y la incomprensión de las acciones y pasiones humanas. El siguiente cuento es “Casi humanos” de César Valdivieso, es un cuento dividido en 6 partes, maneja un espacio suburbano, es una historia de un grupo de niños, sus madres y la religión, simbolizada por Dios y un párroco. La culpa, la resignación, las lágrimas, el maltrato físico se instalarán en el ambiente del cuento. La procesión que pasará por sus casas será un elemento de escape para estos muchachos. El colombiano Jonathan España publica el cuento “Heaven road”, empieza con un epígrafe de la banda inglesa Led Zeppelin, el epígrafe está extraído de su conocida canción “Escalera al cielo”. “Heaven road” es un cuento que nos deja un sabor, una tesitura beatnik, el protagonista John Parker, vive en Nueva York, odia a los negros y a los ciegos, escucha “Georgia on my mind” de Ray Charles, e intenta suicidarse. Su intento se convertirá en una sinrazón. Bob Freeman, negro y ciego desde los cinco años, y su amiga Aretha serán testigos de ese espectáculo. “Luna llena” es el cuento que entrega Melissa Patiño, es un cuento dentro de otro cuento, dentro de otro cuento, dentro de otro cuento, dentro de otro cuento. En total son 5 cuentos, en cuanto a estructura me parece interesante y su virtud es que instala una mayor cuota de género fantástico a su relato. Jorge Ramos Cabezas publica dos microcuentos, se trata de “La Perra” y “El cinocéfalo”, el primero de los microcuentos trata sobre el amor de una rubia perra Marilyn y su amo, y el segundo trata sobre los hombres con cabeza de perro de América. Del escritor argentino Martín Gardella se publican dos minificciones tituladas “Adoración” y “El Genio”, la primera gira en torno al mar, los soñadores y los pescadores, y la segunda trata sobre el deseo propio y el ajeno y cómo se invierten los roles.

La segunda sección de la revista comprende el artículo “Notas sobre la narrativa puneña: Jaika, Churata, Padilla, Reynoso”, por Mauro Mamani. Es un texto de carácter informativo sobre la producción narrativa de Mateo Jaika, Gamaliel Churata, Feliciano Padilla y Christian Reynoso. Lo que sí podría rescatar de la nota son los datos que entrega en la introducción sobre la producción narrativa de autores como Alejandro Peralta, Emilio Armaza, Efraín Miranda, Dante Nava, Emilio Vásquez, Federico More, Inocencio Mamani o Ernesto More.

La tercera sección es una entrevista al escritor Jorge Eslava, donde se habla de poesía, ensayo, libros para niños y adolescentes, la docencia, los juegos del barrio, y se nos da la buena noticia de la publicación en un solo tomo de sus libros de poemas Ítaca de 1983 y Territorio de 1989. Además de una novela sobre la discriminación y la violencia política, una novela sobre piratas, una novela de terror para niños, pero el mejor y más interesante proyecto es una pelea de demostración, Eslava cuenta: “Yo practico box y una ilusión mía es hacer una pelea de demostración. En serio”. No sé qué escritor podría ser el contrincante. Se podría aceptar sugerencias.

La cuarta sección es de poemas. Se publican los trabajos de 11 colaboradores, todos ellos peruanos, con excepción de la argentina Yamila Greco. Dentro de todas las colaboraciones destaca nítidamente el poema “Unos guantes de cabritilla” de Carlos López Degregori, se trata de un poema de su último libro Una mesa en la espesura del bosque. López Degregori es sin duda uno de nuestros mayores poetas en la actualidad, y no sólo lo digo yo, basta con revisar lo que ha dicho la crítica literaria sobre este libro. Yo sólo apuntaré que ese ambiente de fantasmagoría, ese ambiente mortuorio, de perversidad extrema desemboca en una buena combinación de reflexión, juego de espejos y autorretratos. Los demás poemas de los colaboradores transitan el entorno familiar, una poesía del lenguaje, de ritmo quebrado, una poesía del cuerpo, una poesía urbana o de la cotidianidad. El poema que más me llamó la atención es “Poema II” de Gabriel Moreno, este poema tiene un buen manejo de las imágenes, del ritmo, y tiene una notoria influencia surrealista. Al parecer César Moro y André Breton han sido lecturas bien asimiladas y ejecutadas.

La quinta sección de la revista, y la última, es “Pornografía y la inserción de un pene erecto en un lubricado orificio vagínico”, del escritor mexicano Francisco Enríquez Muñoz. Aquí no tengo que contarles de que va el tema. Pero si quieren se los explico más tarde. Me quedo con este pasaje del ensayo: “Es un hecho que el éxito de una obra artística depende del grado de shock que pueda provocar. El shock es mayor cuando el espectador se enfrenta a un pene erecto insertándose en un lubricado orificio vagínico. ¿Por qué? Porque son impresionantes esos contrastes, esas texturas lisas y a veces muy rugosas, esas hebras de líquido transparente, esas durezas blandas. Un pene erecto insertándose en un lubricado orificio vagínico es a un tiempo locura, pasión, anzuelo, pesadilla y licencia”. Y por ese pene erecto y por ese orificio vagínico celebro la aparición de un nuevo número de la revista Ónice esperando que pronto nos entreguen el número 5.

(*) Palabras leídas la noche de la presentación de la revista Ónice en el Bar Zela, viernes 10 de setiembre de 2010.

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