Por eso en esta edición hemos querido reunir piezas de tres jóvenes, y además hermosas, autoras nacionales, dueñas de una obra que bien merece la pena, y que ya ha sido reconocida, fatigada y premiada en Colombia y en muchos otros lugares del mundo. Sus vidas apasionadas, su inteligencia sensual y su feliz inscripción en el mapa de la actual literatura nos deparan, sin duda, algunas tardes felices y una que otra noche de esperanza inexplicable.
MYRIAM MONTOYA
Nació en Bello en 1963. Reside en París desde 1994. Autora de Fugas, Desarraigos, ambos libros traducidos por Claude Couffon. En 2004 apareció su antología Vengo de la noche. Es cofundadora y codirectora de la editorial parisina L Oreille de loup.
EL RIZOMA araña un reducto de luz
La carne con un último rastro de vida
reposa en las gavetas de la Morgue
Las raíces perforadas con alambre dulce
regalan la magia del bonsái
Un gen bombardeado revela el misterio de la humanidad
el espasmo del cobaya el logro del experimento
La luz filtra el orbe delineando
rutas de mercaderías de armas y de narcóticos
Una mujer kamikaze se inmola
el Día del Perdón.
ANDREA COTE
Nació en Barrancabermeja en 1980. Es licenciada en español y literatura de la Universidad de los Andes. Dirigió el festival de poesía de Barranca y colaboró en varias ediciones del festival internacional de Medellín. Ganó el premio mundial de poesía joven otorgado por la Unesco y el Festival de Macedonia. Algunos de sus libros son: Puerto Calcinado, Blanca Varela y la escritura de la soledad, Tina Modotti, una fotógrafo al desnudo y Casa Quebrada. Reside en los Estados Unidos.
PUERTO QUEBRADO
Si supieras que afuera de la casa,
atado a la orilla del puerto quebrado,
hay un río quemante
como las aceras.
Que cuando toca la tierra
es como un desierto al derrumbarse
y trae hierba encendida
para que ascienda por las paredes,
aunque te des a creer
que el muro perturbado por las enredaderas
es milagro de la humedad
y no de la ceniza del agua.
Si supieras
que el río no es de agua
y no trae barcos
ni maderos,
sólo pequeñas algas
crecidas en el pecho
de hombres dormidos.
Si supieras que ese río corre
y que es como nosotros
o como todo lo que tarde o temprano
tiene que hundirse en la tierra.
Tú no sabes,
pero yo alguna vez lo he visto
hace parte de las cosas
que cuando se están yendo
parece que se quedan.
Nació en Medellín en 1980. Es autora de los poemarios: Fuegos nocturnos, Noche líquida, Maiastra y Las hijas del espino, así como de la antología El ojo de Circe, publicada en la colección un libro por centavo de la Universidad externado de Colombia.
ENTRO EN la fiebre. Desde mi ventana veo el nacimiento de los mares, colinas que la espuma reviste, novias muertas, sumergidas. Temo ser encontrada con esa visión, que descubran mi deseo de correr tras una legión de ahogados. El cuerpo se precipita, resplandece. Soy una con el todo; los pies me liberan del camino. Convulsa la espada, el oro del estanque. La llama va en ascenso, corta el hilo de la resistencia. Hay una mano perdida para la escritura, otra que la rescata, que sostiene las agujas del ser. No lo teje, sólo cuida de la verticalidad del sueño. No, no paro de caer. Mira esta lluvia de malva: ha encontrado otro linaje, un anticipo místico, un animal de fondo que se recuerda y nos recuerda.
Es el frío, la exaltación, la mano volcánica que te abre, y el goce.
No sueltes la flor.
Fuente: Con-fabulación
Leer más: POESÍA. ¿Cuál decadencia? Arcadia No. 32 http://ntcpoesia.blogspot.com/2008/05/poesacul-decadencia-arcadia-no-32.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario