Juan Gelman, Raúl Zurita y Santiago Roncagliolo, entre otros escritores y poetas, se dieron cita en una bella periferia del mundo.
Además del house, los excesos y el mar Mediterráneo, Ibiza puede empezar a ser considerada como uno de los lugares más atractivos y estimulantes para la celebración de festivales de literatura. Hace unos días el Ajuntament d’Eivissa y la librería Hipérbole organizaron el I Encuentro Internacional de Literatura “Ibiza, Puerto Mediterráneo del libro”, al que asistieron importantes narradores, poetas y editores.
Entre los invitados destacaron los cenitales Raúl Zurita y Juan Gelman, quienes estuvieron acompañados por otros poetas como Ivo Machado, Susanna Rafart, Alon Altaras o Vicente Valero. Asimismo, el encuentro contó con la participación de los narradores Santiago Roncagliolo, Juana Salabert, Roberto Tejela, Leonardo Loyola y Alejandro Hernández. Pero lo que llamó la atención fue la comunión de escritores con sus lectores en un inusual ambiente de relajada camaradería, sin presión alguna por parte de los organizadores, quienes suelen crear cierta distancia entre ambos.
Asistencia perfecta
Sin duda alguna, el éxito de este primer encuentro estuvo en aprovechar el potencial histórico, turístico y geográfico de la isla para convertirla, en un futuro muy próximo, en sede de uno de los principales festivales internacionales de literatura. Contrario al cansancio que hoy padecen las grandes ciudades a la hora de realizar esta clase de eventos, advertimos en Ibiza el entusiasmo y la participación de los espectadores en cada una de las jornadas, recitales y mesas redondas.
Asimismo, la prensa –escrita, radial y televisiva- dio diaria cobertura a los actos organizados. De este modo, el escepticismo y el desapego propios de las principales urbes no hicieron mella entre los invitados y el público. De hecho, uno de los momentos cumbres tuvo lugar en la jornada de clausura, durante la cual el poeta argentino Juan Gelman, reciente Premio Cervantes, se vio interrumpido en más de una ocasión por el aplauso intempestivo de los asistentes. Por otro lado, las mesas redondas tuvieron más intensidad en el debate sobre el futuro del libro, la importancia de las librerías y la situación actual de la novela latinoamericana, además de reflexionar sobre el rol del editor, cuya presencia estuvo representada por el peruano Daniel Martínez, director editorial de Salto de Página.
La Vieja Europa
Lo que nos deja esta experiencia es que hay más vida para la poesía y la narrativa –y para la literatura en general–, en aquellas ciudades que no están consideradas como tradicionales centros urbanos de cultura. La gran lección que nos da hoy Ibiza, así como sucede en el Perú con Cajamarca y su festival Patio Azul, es que la descentralización es necesaria para solucionar los graves problemas de saturación informativa, económica, política y social que aquejan a las capitales occidentales. Europa está vieja y este tipo de iniciativas ayudan a mantener viva la palabra, sacándola de los libros para convertirla en el principal instrumento de intercambio cultural entre personas. Paradójicamente, quizás el futuro de la literatura está ahí, en estas pequeñas-grandes ciudades: cada vez más lejos del centro y un poco más cerca de la periferia.
REINHARD HUAMÁN MORI DESDE IBIZA, ESPAÑA
Fuente: Expreso
Además del house, los excesos y el mar Mediterráneo, Ibiza puede empezar a ser considerada como uno de los lugares más atractivos y estimulantes para la celebración de festivales de literatura. Hace unos días el Ajuntament d’Eivissa y la librería Hipérbole organizaron el I Encuentro Internacional de Literatura “Ibiza, Puerto Mediterráneo del libro”, al que asistieron importantes narradores, poetas y editores.
Entre los invitados destacaron los cenitales Raúl Zurita y Juan Gelman, quienes estuvieron acompañados por otros poetas como Ivo Machado, Susanna Rafart, Alon Altaras o Vicente Valero. Asimismo, el encuentro contó con la participación de los narradores Santiago Roncagliolo, Juana Salabert, Roberto Tejela, Leonardo Loyola y Alejandro Hernández. Pero lo que llamó la atención fue la comunión de escritores con sus lectores en un inusual ambiente de relajada camaradería, sin presión alguna por parte de los organizadores, quienes suelen crear cierta distancia entre ambos.
Asistencia perfecta
Sin duda alguna, el éxito de este primer encuentro estuvo en aprovechar el potencial histórico, turístico y geográfico de la isla para convertirla, en un futuro muy próximo, en sede de uno de los principales festivales internacionales de literatura. Contrario al cansancio que hoy padecen las grandes ciudades a la hora de realizar esta clase de eventos, advertimos en Ibiza el entusiasmo y la participación de los espectadores en cada una de las jornadas, recitales y mesas redondas.
Asimismo, la prensa –escrita, radial y televisiva- dio diaria cobertura a los actos organizados. De este modo, el escepticismo y el desapego propios de las principales urbes no hicieron mella entre los invitados y el público. De hecho, uno de los momentos cumbres tuvo lugar en la jornada de clausura, durante la cual el poeta argentino Juan Gelman, reciente Premio Cervantes, se vio interrumpido en más de una ocasión por el aplauso intempestivo de los asistentes. Por otro lado, las mesas redondas tuvieron más intensidad en el debate sobre el futuro del libro, la importancia de las librerías y la situación actual de la novela latinoamericana, además de reflexionar sobre el rol del editor, cuya presencia estuvo representada por el peruano Daniel Martínez, director editorial de Salto de Página.
La Vieja Europa
Lo que nos deja esta experiencia es que hay más vida para la poesía y la narrativa –y para la literatura en general–, en aquellas ciudades que no están consideradas como tradicionales centros urbanos de cultura. La gran lección que nos da hoy Ibiza, así como sucede en el Perú con Cajamarca y su festival Patio Azul, es que la descentralización es necesaria para solucionar los graves problemas de saturación informativa, económica, política y social que aquejan a las capitales occidentales. Europa está vieja y este tipo de iniciativas ayudan a mantener viva la palabra, sacándola de los libros para convertirla en el principal instrumento de intercambio cultural entre personas. Paradójicamente, quizás el futuro de la literatura está ahí, en estas pequeñas-grandes ciudades: cada vez más lejos del centro y un poco más cerca de la periferia.
REINHARD HUAMÁN MORI DESDE IBIZA, ESPAÑA
Fuente: Expreso
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