El hilo
Por dónde
un insecto de extraña figura geometriza su casa
la entrada es la salida
paredes dan al cielo y cuando llueve
diamantes se suspenden bajo el sol desde su techo
en triángulo y ecuaciones ve una noche
esquina de la habitación habita
Su rincón igual sirve de mesa o cama
simple cae la mosca
simple su especie transparente llega
y se pierde
con su miedo
del cordón al ombligo
Observatorio, a unas horas de nacida
has venido con tu mancha en la frente
por unos días mi apellido es todo tuyo
por unas horas dormirás bajo la luz
en la sala de las incubadoras
qué civilizado y cruel es todo esto
no poder rescatarte y devolverte a la noche
no poder regresarte al mar del sueño
tener que despertarte, en medio de tu propia voz
aterrada de ti y de la luz que te ciega
con los puños tensos y apretados hacia adentro
sin devolvernos el golpe, qué culpa tienes
de estar rotulada y encerrada como bicho prehistórico
al otro lado de los cristales con murciélagos
retorcidos y hambrientos, y ahora leche
la forma adulterada de la soledad, acompañada
con los ojos cerrados, sin poder recordar
y apostarle a cuál de siete úteros sangrantes,
cuál tu verdadera madre que te mira
anónima entre todas, buscando tu cabeza
A un Ángel que pasa
Para MAZ
Oigo al viento
los pájaros
los autos en marcha
sus bocinas a destiempo
no oigo mis pasos
oigo, para colmo, mi propia voz
con pensamientos que no significan nada
para otros y quién sabe si valen para mí
los guardo en un cajón
bajo llave por si un día
un ángel pasa a mi lado…
2
Oigo a Madredeus
oigo tu voz y recuerdo tu risa
no sé si vino primero la mirada
luego esos dos hoyuelos en tus mejillas
que te hacen parecer un niño malo
ese que se ha tatuado todas sus maldades
y no lo sabe como lo sé yo
3
Oigo lo que no hablo a otros
pero creo en el viento que me pasa
4
Oigo su risa nuevamente
aunque no sepa él qué habla
ni qué cantan los pájaros
los autos en marcha adónde son llevados
las palabras de otros para otros a través de un canal invisible
5
Los sordos dan gracias por el pájaro
y nosotros damos por sentado este canto
6
Me oigo sin saber cómo le explico
el no tener que dar explicaciones
No tengo más qué decir si mis palabras
son usurpadas por el claxon
7
Todo lo que oigo será esa sagrada tierra de Lisboa
a lo largo de su otro mar en San Juan
8
Todo lo que oigo eres tú después del tiempo del tiempo
9
Oigo tu voz que me habla y me pregunta y me pregunta vertiginosamente
Yo también estoy tatuada de historias que olvido
y no hablo del ayer: cada vez recuerdo menos y menos
si fui buena o mala, ni quién fui, y siquiera quién seré si he sido
10
Traduzco este milagro de creer que es bueno vivir
Que vale la pena abrazar a un poeta que es también mi amigo
11
Oigo el viento
Solo el viento
El concubino ¿existe?
para ella la palabra concubina una llave pero no una casa
para ella un pasado histórico
para ella un hombre mirándola bajo la luz de otra palabra
como un libro viejo, forma de hombre y de mujer multiplicada,
numérica, apostada, perfumada, con un valor de cambio a la espera de él
en una casa habitada por su afortunado lugar en el planeta
el concubino no existe pero sí un concubinario
aquel hombre recibiendo en su casa a todas las de un sueño
para ella un hombre para él las mujeres compitiendo en el verso
por un esquivo corazón de animal solitario
un justificador de amores para no morir de amor
para ella el sueño de no tener el tiempo para no ser amada
para él la puerta abierta ella debe salir por la parte de atrás de su casa
ella se quiere quedar en el preciso momento del adiós
el concubinario si es que existe tanto como esa palabra casi inexistente
abre la puerta nuevamente así una rutina hasta el cansancio
la alcoba se convierte en una mesa en una cama húmeda
mojada tibia ensangrentada de semen y saliva pero no importa
la puerta nuevamente como las ventanas cerradas para que nadie sepa
para él una llave con casa y la palabra concubino
que no existe
¿Qué sueña?
A J. Sabina
Que desnuda a una mujer primero
Para desnudarse después
O que se desnudan los dos lentamente
mirándose uno frente a otro como a un espejo
Que se hacen el amor dos veces tres
Que no anochece ni amanece
Que cantan gallos
Que no salen ni entran a un lugar
para borrarse el yo
que esa fue la única frontera
de velas e inciensos y patitos de hule
Que todo se enciende por abajo
Que por arriba el fuego destruye
y ellos de pie siempre desnudos
como si fueran más poderosos que el fuego
no se queman
Que se besan
Que no hay principio ni fin en sus lenguas
Que entraron al vértigo
Que lloraron de una alegría atroz
tan extraña que volvía a alojarse en la memoria
Con risas
Con deseos renovados
Y el fuego ardía
y el sol salía
la luna con su mar tranquilo y las estrellas
con su polvo cayendo sobre los cuerpos
y no despertaban jamás
Eso sueña un cobarde
solo sueña
Frescos de Lautrec
Ella fue inocente como la cabeza del Niño-Día de Antonio en la Estación Atocha
Como una multitud de chicas a los 16 llevaba soles y lunas en los ojos
El nuevo mundo ha inventado la palabra puta en muchas lenguas
para emperatrices, meretrices, semíramis, cleopatras y helenas
Pues que a veces lo sean, pasa, pero que no haya otro vocablo
saliendo a defenderlas contra el imperio de putos magistrados
no pasa, ni debería pasar, por el ojo de la aguja de un camello
No hay putta o muchacha del antiguo latín que sea putus
Diosa menor de la agricultura en bacanales de la poda
prostitutas podridas metáfora venérea sí
siempre estará la madre putativa
pensadoras hetairas del colchón
geishas del señor o del bribón
ni puto en catalán ni putta
ah, porca miseria en italiano
para las pobres noches
de mi pobre Caviria
El hecho repetido será aquello de que:
en el amor como en la guerra el género
hace trampas y las palabras también
“Es un putas” no es lo mismo que “Qué puta”
Aquel desalmado oportunista legal, viejo verde, Malatesta
destartalado y podrido a los 60 quiso lavarse las manos
Y salió absuelto por la historia
Puto fue el padre que te germinó
2
Ella fue inocente como la cabeza del Niño-Noche de Antonio en la Estación Atocha
Como una multitud de chicas a los 16 traía anillos de soles y lunas en los dedos
En el pozo o puteal de las verdades de otro, muchacha,
no te dejes imputar
ni que se dispute tu reputación
Y aquel, con cara de yo no fui, que entre estas páginas muera
Mueran los hombres en la enciclopedia portando una pistola
Raquítica, enclítica, de falo envidioso y minúsculo eres,
canta un coro gregoriano de veinte voces que suenan benditas
Pero le re-contra canta con rancheras Paquita la del Barrio
—¡Ramera!—, repitieron los asesinos que perpetuaron el orden
—¡Bruja!—, si te salvas ahogada lo eres y, si no, mala suerte
Igual repiten los jueces, la vieja-nueva inquisición, la academia,
el manicomio, el hospital, la iglesia, pero no mi alcoba y el bar
3
La reputación de las Lesvias hace tiempo se ha restaurado en las pinturas
Aunque mi madre se llama así
santa no ha sido ni lésbica ni conoció a un Catulo
—que buena falta le hizo—
Ni mujer putida, pútrida o maloliente no fue
Una santa puta ex católica romana, tal vez, amiga de San Puto
Enemiga de Sempronio y Pármeno
Todo haya sido por culpa de un bolero
De un bolero y de un beso
Año de 1960 y tantos
Hablo de mi madre y del nacer
Ella fue inocente como la cabeza del Niño-Día de Antonio en la Estación Atocha
Como una multitud de chicas a los 16 se prendía soles y lunas en el pelo
Formas de citación, Anselm Feuerbach
1
la tierra, en la que fui nacida,
está en la marina orilla adonde el Po desciende
sigue allí pero yo no
la intención fue que una extranjera
se llevara las flores a otro mundo con sones de cueca sola
la tierra en la que fuimos muertos
está en las orillas de una Laguna Azul
cochayuyos, algas enormes, flotan
en una lago sureño prehistórico
la pudrición de flores del mal tan hermosas
como otoños devorábamos al norte
este lugar al que huimos esquiva vicios del espacio exterior
conforma la caída del sol tras la cortina
no respiramos ni movemos el músculo
tirados en el diván de las lecturas seguimos de largo a pesar
de los otros atravesando los túneles a las seis a la salida del trabajo
a la hora del almuerzo parecemos muertos por la espada como una canción de Amanda te recuerdo y nos dan por desaparecidos en nuestra propia casa en las fosas en las catacumbas en los nichos en los páramos en los desiertos en las avenidas en los supermercados en el bar en los callejones en las fronteras en la esquinas donde doblo y no te encuentro en el rincón del cuarto en su esquina más negra sentados en la cama a la vera de la puerta trasera en el canto V estamos como el polvo de una estrella en todos los cuerpos que aman detrás de la cortina
es decir en la soledad del todo donde se lee la noticia del día
como los oráculos del libro de los muertos y al sur más al sur
de tal escritura nacimos y adiestramos el ojo, el oído, los pies para irnos de fiesta en el noveno círculo donde no hay más remedio que buscarte por una eternidad
fue tanta mentira la verdad en esta lengua provenzal y en mi lengua
imperecedera el beso fatuo te busca después de morirnos el calendario arranca la página danza en una llama como un canto fatuo danza que te danza la vida y ya no estamos en los lugares donde no nos vimos nuevamente jamás y no vimos la rosa y la rosa se abre más allá de donde abre el puñal
de roja una gota cae, y luego otra
—piercing can dance upon the tongues—
Madeline Millán poeta puertorriqueña residente en Nueva York, ha publicado cuatro libros de poesía: Para no morir por segunda vez (Buenos Aires: Senda/Vox, 2002); De toros y estrellas (Puerto Rico: Terranova, 2004); Leche/Milk (Buenos Aires: Godot, edición bilingüe, 2008. Premio Nacional de Poesía, PEN Club de Puerto Rico); 365 esquinas y Día Cero (Puerto Rico: Terranova, 2008 y 2009) son memorias donde combina poesía y narrativa; Contracanto/Del aire a la rosa (2013). Fue editora de una revista de cine latinoamericano, titulada Entreextremos. Algunas de las antologías latinoamericanas donde aparecen sus poemas son: El estruendo de las rosas (Madrid, 2006), La trilogía Poética de la mujeres de Hispanoamérica: pícaras, místicas y rebeldes (México, 2004) y (Per)versiones desde el paraíso: poesía puertorriqueña de entresiglos (Revista de poesía Aullido, Huelva-España, 2005). Se publicó en España Poetas sin tregua, Compilación de poetas puertorriqueñas de la generación del 80 (Ráfagas, España, 2004) y En la Barca Lusitana (Portugal, 2012). Coordina lecturas bilingües de poesía en “Cornelia's Street Café” (Manhattan) ; edita Noches de Cornelia/Nights of Cornelia (Buenos Aires, edición bilingüe, 2008), en la cual traduce a tres de los poetas. Varios de sus cuentos aparecen en antologías Cuando narradoras latinoamericanas narran en Estados Unidos (Buenos Aires, 2009). Madeline Millán es profesora titular en FIT/ State University of New York.
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