jueves, 15 de agosto de 2013

"Pintar es una cosa muy complicada". Fernando de Szyszlo, por Alba Paloma Carrillo


Fernando de Szyszlo, por Alba Paloma Carrillo

Ha dedicado su vida a hacer lo que lo apasionó desde siempre y hoy, a sus 87 años, lo sigue desarrollando con la misma luz de los primeros días, claro que con mucho más a cuestas que en aquella primera exposición en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano, allá en el lejano 1947.

Fernando de Szyszlo puede decir que una vida dedicada a la pintura y la escultura ha recibido reconocimiento, quizás no el suficiente, pero sí uno que permita asegurar que su innegable talento no ha pasado desapercibido.

Condecorado con la Orden del Sol en el grado de Gran Cruz por el Gobierno del Perú en el año 2011 y anteriormente con la Orden de las Artes y Letras en el grado de Caballero por la República Francesa en 1981; y por el gobierno chileno, la condecoración Bernardo O'Higgins en el grado de Gran Oficial en 1987, entre otros; en la actualidad, el pintor peruano no se mantiene ajeno a nada de lo que sucede en el país y en el mundo. Siempre que opina de forma pública acerca de la coyuntura nacional demuestra una mirada conciliadora que denota ese carácter conscientemente abstrayente que nos hace repensar la situación, tal como sucedió en el último proceso electoral de revocatoria acontecido en la capital peruana.

Pero como ser humano fue golpeado directamente. En 1996 perdió a Lorenzo en un accidente aéreo, el hijo que tuvo con la poeta Blanca Varela, con quien estuvo casado muchos años. Después de tan doloroso acontecimiento, no volvió a ser el mismo. Al respecto, dijo alguna vez que “la muerte de un hijo es un escándalo, es contra natura”. Y así fue. Szyszlo se dedicó a su arte y sintió que así pudo menguar el dolor. Su pintura de esos días, no es tan fuerte a los ojos como en el pecho.

La última vez que los limeños pudimos apreciar una retrospectiva de su obra fue en el año 2011, en el Museo de Arte de Lima. Para esa oportunidad habían logrado reunir un gran número de sus pinturas y estuvieron expuestas por aproximadamente tres meses. Los que asistimos a apreciar dicha exposición, considero, no volvimos a ser los mismos.

Hoy, Fernando de Szyszlo responde para LUNES, breve pero preciso, como siempre ha sido.

-¿Con la premisa de que la expresión artística surge mayormente en la tristeza, usted ha pintado en felicidad?

-Ninguna de las dos creo yo, no he tenido en cuenta ninguna de las dos cosas de forma específica, ni la tristeza ni la felicidad. Pintar es una cosa muy complicada mediante la cual uno convierte en colores, en materia palpable, los sentimientos. Ellos pueden ser de alegría, de tristeza, de nostalgia, etcétera. Para mí lo que prima es esa metamorfosis de pasar de una cosa espiritual a una cosa física.

-¿Existe alguna sensación o llamado corporal que le avisa que es hora de pintar?

-Ninguna. Cuando me levanto, todos los días es como un trabajo.

-¿Qué color es el que más identifica su obra?

-Es por épocas creo yo, en general ahora me siento mucho más cercano al color negro y al rojo.

-¿A qué le atribuye la presencia de esos colores?

-Es muy difícil definirlo, es una cosa hasta genética que tiene que ver con mi cultura, con la infancia que viví, con cosas muy abstractas, muy espirituales, que no tienen que ver con el color en sí mismo, sino con sentimientos.

-¿En qué etapa de su vida el amor ha estado más presente en su obra?

-En toda etapa, no hay etapa en mi vida y mi pintura en la que el amor no haya estado presente de una manera u otra.

-¿Cuál cree que debe ser esa habilidad, talento, marca, o ese llamado “algo” que debe tener todo pintor para hacerse un “gran pintor”?

-Qué decirte, desgraciadamente no es muy democrático ni depende de nosotros. La marca es el talento, lo segundo es la fidelidad a ese talento, la entrega a esa vocación lo cual es difícil entender pero así es. Pintar es un ejercicio que, el que lo hace, no está muy seguro que va por buen camino, de que vale algo como artista, es decir, no es como una ciencia de la cual podemos asumir que realizando un proceso arribaremos a un resultado y que éste será palpable. La historia del arte está llena de relatos en los que, para una época específica, hubieron pintores que se supusieron grandes y la historia casi los ha olvidado, y otros que en su época se suponían obscuros y discretos terminaron surgiendo como grandes maestros para el tiempo. Es solo el tiempo, es la historia la lo dice, no hay manera de medirlo.

-¿Cómo artistas latinoamericanos nos diferenciaría la lucha histórica que ha habido por tantos años por nuestra identidad?

-Esa es una cosa que está vinculada directamente con nuestras circunstancias, es sobre lo que Ortega y Gasset decía “yo soy yo y mis circunstancias”. Mi esencia personal y mi identidad están vinculadas a ello. Si mi circunstancia es diferente, y eso no solo incluye la geografía, el clima, sino también historia y nuestra herencia cultural, todo aquello modificará la identidad artística de una persona. Si una obra es buena debería de alguna manera mostrar esa circunstancia que atraviesa al artista, esos orígenes. La historia del arte lo puede probar; para nosotros resulta muy fácil identificar a Goya o a Picasso como españoles y a Chardin o Delacroix como franceses.

-¿Qué sucede en el Perú y en Latinoamérica? ¿Por qué cada vez que enfrentamos diferencias políticas aparece este fantasma del racismo?

-Eso es inevitable en países que son nuevos, es decir que tenían su cultura y vino otra cultura y los avasalló. Pensemos que es natural que tome tiempo superar esta situación, para la historia cuatro siglos no es nada. Los griegos de ahora se identifican con Grecia pero ya les queda poco de los griegos de antes, porque se identifican con la mezcla de Grecia, de Turquía, de los árabes, etcétera. Entonces es imposible que en poco tiempo, digo poco tiempo porque para la historia cuatrocientos años es poco,  se supere una situación tan violenta, algo tan fuerte como el choque de la civilización occidental con las civilizaciones precolombinas.

-¿La pintura reflejaría el momento político en que vivimos?

-En la manera como refleja las circunstancias, pero no creo que directamente. Es decir, los marxistas hablaron mucho del Realismo Socialista y esas cosas, pero éstas no produjeron muy buena pintura, produjeron buenas ilustraciones seguramente, pero no buena pintura. Su pintura apoyó a la causa marxista pero eso no tiene nada que ver con hacer buena pintura. Una situación diferente, el Guernica de Picasso es un cuadro en el que la temática es muy importante, el bombardeo de Guernica por los fascistas como tópico es significativo, pero lo que hizo Picasso con ello fue otra cosa, él supo sacar de esa circunstancia o tema toda una obra maestra, eso no es fácil.

-¿El desarrollo de las artes plásticas en el país tiene una buena perspectiva?

-Imagino que sí. Es inevitable que ahora que las cosas van cambiando de a poco, ahora que los pintores pueden vivir de la pintura, la pintura pueda ir desarrollándose, mejorando la producción en el Perú, que en el siglo XIX y al principio del XX era muy pobre.

-¿Entonces mucho tiene que ver la retribución que se recibe a cambio?

-Exacto, hay tantos factores pero ese es uno de ellos.

El crédito de la entrevista le corresponde a

Revista Lunes / La Vaca Mariposa Editora.

 http://www.revistalunes.com/index.php/fernando-de-szyszlo 

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