lunes, 18 de agosto de 2014

El espejo está hecho trizas con la cabeza: Una nota sobre la poesía de Teresa Cabrera, por Paul Guillén

El primer libro de Teresa Cabrera (Lima, 1981) es Sueño de pez o neblina, el libro se divide en tres estancias: “cuál ciudad”, “cualquier peruanito” y “las señales”. Si bien es cierto que la crítica reconoce que el tema del libro es retratar casi de una manera documental la Lima emergente, e incluso otros hacen la salvedad que a diferencia de otros proyectos poéticos anteriores que discurren por el mismo tema, lo novedoso del tratamiento de Cabrera es no ser frondosa, turbulenta, sino más bien abogar por la interioridad mediante los recursos de la lírica tradicional: “ay, mal repartes, señor, tus dones / entre los siervos de la gleba”, este verso dicho en el contexto de un personaje que viaja en un bus. Los versos: “la loma se dibuja lentamente en línea de horizonte / hasta ser un animal-pez crispado que se acerca / y se retuerce falto de aire”, se refieren a Lomo de Corvina, en Villa el Salvador, pero lo interesante del poema no es reconocer el lugar marginal ni lo que allí ocurre, sino indagar en lo que ocurre en el poeta, esta entidad se declara “pariente y carne con la arena”, lo cual quiere decir que el poeta no se instala desde una perspectiva de objetividad fuera de esa realidad, el poeta es uno con la arena, en ese sentido, no puede escapar al “moscardón / ave perfecta en las orejas”, por otra parte, hay la diferenciación entre el arenal lleno de sol (periferia-pobreza) y los jardines de San Isidro (centro-riqueza), además, el poeta afirma que “soy la ciudad”.

En cuanto a la simbología del pez y la neblina podemos decir que el pez sería el propio poeta: “como pez herido por anzuelo”, este pez que es uno con el arenal y que al parecer anda alucinando que el arenal se transforma en un pez, desde luego el arenal también es un pez en un claro juego de metonimias (pez-arenal-poeta): “un animal-pez crispado que se acerca / y se retuerce falto de aire”. En tanto, la neblina es un estado de ánimo, si ese pez-arenal-poema es el inicio de la ciudad, la neblina es lo que inunda la ciudad: “era neblina – me dices / pero yo no me conformo / prefiero escribirla”, no se trata del nombrar las cosas mediante el habla, sino de hacerlas presente en la escritura. A este respecto es oportuno comentar el poema “mustios jardines peceras”, allí el poeta se aleja de la narratividad y va engarzando su dicción con sustantivos que se complementan por asociación (gritos / loros / la bandada), pero luego de esta aparente concatenación se menciona un trombón y frenos descompuestos, que solo soportan una aproximación por el sonido. El poema irá fluctuando en una enumeración de sitios vinculados por el trabajo (la mina de carbón la arenera / fábrica de fideos de harina de pescado / caña reseca), luego se transporta a la avenida del Ejército, como se sabe ahí queda el hospital psiquiátrico y nos vamos dando cuenta que el poema describe lo que le harán a un paciente, pero lo que más llama la atención es que el lenguaje del poeta es un lenguaje fragmentado. José Carlos Picón afirma que en este poema se trata del empleo de una “enumeración neurótica pero contenida, así como la naturaleza muerta, el ritmo por ratos fracturado, la fragmentación”.  

El nudo, segundo libro de Cabrera, es un proyecto similar a su primer libro, solo que esta vez se instala en la periferia de la ciudad, donde lo que puede ver es el desierto y la pobreza. En el poema “El ave” tenemos un ejemplo valioso de la envergadura de este proyecto poético. El poema empieza con que el poeta llega a casa, presumiblemente es un camionero (“le di la espalda a la ruta”), acto seguido hay una dicotomía entre la vigilia y el sueño y el ave funciona como un elemento disruptor de esas dos realidades (“el ave me miró fijamente y dijo: teresa / ya conozco el camino no queda más remedio / que usar las palabras las mismas humanas palabras”), por un lado, estas palabras suenan a una sentencia que trae el ave, y, por el otro lado, el lenguaje de los pájaros es diferente y “mejor” a esas humanas palabras. Hasta aquí tenemos: rompimiento del sueño, sentencia del ave, caducidad del lenguaje humano. ¿Pero no es que el poeta era un camionero? ¿Por qué el ave lo llama Teresa? Indudablemente hay un juego de espejos, de identidades fracturadas (¿quién puede dormir después del anuncio natural de su propia locura?”), locura que ya habíamos visto en el poema “mustios jardines peceras”, conforme a esta locura puede ocurrir que “mi cabeza escapó hacia el recién regado jardín vecino / trizas mi cabeza contra los cristales”, el poeta (camionero-Teresa) no soporta la realidad, pero como es un juego de espejos se afirma: “antes de volar pregunta en voz alta / ¿estás despierto?”, esa indefinición es la que configura el libro, ¿realmente nos despertó el ave?, ¿seguimos soñando? En este verso, a diferencia de “mustios jardines peceras”, donde se describe la locura y se intenta asirla mediante el lenguaje, si hay locura verdadera, porque el espejo está hecho trizas con la cabeza (pensamiento) del poeta: “nos hallamos pronto dentro del chofer / estábamos dentro del mismo ojo / vidriado redondo negro acuático / éramos el ojo éramos el ave”, ahora lo que resulta es que el poeta es el camionero-Teresa-ojo-ave, con lo cual el poema finaliza con la imagen de destrucción del lenguaje: “perfecta encarnación del pensamiento, / picamos frenéticamente las palabras / hasta hacerlas incomprensibles”.

El proyecto poético de Teresa Cabrera no solo es importante porque maneja la esfera de lo público de manera diferente que sus antecesores, sino que lo valioso en estos poemas es la indefinición, el juego de espejos e identidades en constante pugna y la concepción del lenguaje como algo deteriorado, como algo que se pudre y no nos sirve para el regocijo.

  
Bibliografía

A. Sueño de pez o neblina (Lima: Álbum del Universo Bakterial, 2010)
El nudo (Lima: Álbum del Universo Bakterial, 2012).

B. Javier Ágreda.Un pez en la neblina”. La República, 22/11/10.
Javier Ágreda. “El recolector”. La República, 17/03/13.
Miguel Ildefonso. “Sueño de Pez o Neblina de Teresa Cabrera”. Letras.s5 (http://letras.s5.com/md211110.html).
John Martínez. “El recolector: sobre El nudo de Teresa Cabrera”. Lima gris (http://www.limagris.com/el-recolector-sobre-nudo-de-teresa-cabrera).
José Carlos Picón. “Sueño de pez o neblina”. El Hablador, numero 19. 2011 (http://www.elhablador.com/resena19_picon.html).
Bruno Pólack. “El nudo”. Buen salvaje (http://buensalvaje.com/tag/teresa-cabrera).   

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