El primer libro de Teresa Cabrera (Lima, 1981) es Sueño de pez o neblina, el libro se
divide en tres estancias: “cuál ciudad”, “cualquier peruanito” y “las señales”.
Si bien es cierto que la crítica reconoce que el tema del libro es retratar
casi de una manera documental la Lima emergente, e incluso otros hacen la
salvedad que a diferencia de otros proyectos poéticos anteriores que discurren
por el mismo tema, lo novedoso del tratamiento de Cabrera es no ser frondosa,
turbulenta, sino más bien abogar por la interioridad mediante los recursos de
la lírica tradicional: “ay, mal repartes, señor, tus dones / entre los siervos
de la gleba”, este verso dicho en el contexto de un personaje que viaja en un
bus. Los versos: “la loma se dibuja lentamente en línea de horizonte / hasta
ser un animal-pez crispado que se acerca / y se retuerce falto de aire”, se
refieren a Lomo de Corvina, en Villa el Salvador, pero lo interesante del poema
no es reconocer el lugar marginal ni lo que allí ocurre, sino indagar en lo que
ocurre en el poeta, esta entidad se declara “pariente y carne con la arena”, lo
cual quiere decir que el poeta no se instala desde una perspectiva de
objetividad fuera de esa realidad, el poeta es uno con la arena, en ese
sentido, no puede escapar al “moscardón / ave perfecta en las orejas”, por otra
parte, hay la diferenciación entre el arenal lleno de sol (periferia-pobreza) y
los jardines de San Isidro (centro-riqueza), además, el poeta afirma que “soy
la ciudad”.
El nudo, segundo libro de Cabrera, es un
proyecto similar a su primer libro, solo que esta vez se instala en la
periferia de la ciudad, donde lo que puede ver es el desierto y la pobreza. En
el poema “El ave” tenemos un ejemplo valioso de la envergadura de este proyecto
poético. El poema empieza con que el poeta llega a casa, presumiblemente es un
camionero (“le di
la espalda a la ruta”), acto seguido hay una dicotomía entre la vigilia y el
sueño y el ave funciona como un elemento disruptor de esas dos realidades (“el
ave me miró fijamente y dijo: teresa / ya
conozco el camino no queda más remedio / que
usar las palabras las mismas humanas palabras”), por un lado, estas palabras suenan
a una sentencia que trae el ave, y, por el otro lado, el lenguaje de los
pájaros es diferente y “mejor” a esas humanas palabras. Hasta aquí tenemos:
rompimiento del sueño, sentencia del ave, caducidad del lenguaje humano. ¿Pero
no es que el poeta era un camionero? ¿Por qué el ave lo llama Teresa?
Indudablemente hay un juego de espejos, de identidades fracturadas (“¿quién puede dormir después
del anuncio natural de su propia locura?”), locura que ya habíamos visto en el
poema “mustios jardines peceras”, conforme a esta locura puede ocurrir que “mi
cabeza escapó hacia el recién regado jardín vecino / trizas mi cabeza contra
los cristales”, el poeta (camionero-Teresa) no soporta la realidad, pero como
es un juego de espejos se afirma: “antes de volar pregunta en voz alta / ¿estás despierto?”, esa indefinición es
la que configura el libro, ¿realmente nos despertó el ave?, ¿seguimos soñando?
En este verso, a diferencia de “mustios jardines peceras”, donde se describe la
locura y se intenta asirla mediante el lenguaje, si hay locura verdadera,
porque el espejo está hecho trizas con la cabeza (pensamiento) del poeta: “nos
hallamos pronto dentro del chofer / estábamos dentro del mismo ojo / vidriado
redondo negro acuático / éramos el ojo éramos el ave”, ahora lo que resulta es
que el poeta es el camionero-Teresa-ojo-ave, con lo cual el poema finaliza con
la imagen de destrucción del lenguaje: “perfecta encarnación del pensamiento, /
picamos frenéticamente las palabras / hasta hacerlas incomprensibles”.
El proyecto poético de Teresa Cabrera
no solo es importante porque maneja la esfera de lo público de manera diferente
que sus antecesores, sino que lo valioso en estos poemas es la indefinición, el
juego de espejos e identidades en constante pugna y la concepción del lenguaje
como algo deteriorado, como algo que se pudre y no nos sirve para el regocijo.
Bibliografía
A. Sueño de pez o neblina (Lima: Álbum del Universo Bakterial, 2010)
El nudo (Lima: Álbum del Universo Bakterial, 2012).
B. Javier Ágreda. “Un pez en la neblina”. La
República, 22/11/10.
Javier
Ágreda. “El recolector”. La República,
17/03/13.
Miguel
Ildefonso. “Sueño de Pez o Neblina de Teresa Cabrera”. Letras.s5 (http://letras.s5.com/md211110.html).
John
Martínez. “El recolector: sobre El nudo de Teresa Cabrera”. Lima gris (http://www.limagris.com/el-recolector-sobre-nudo-de-teresa-cabrera).
José
Carlos Picón. “Sueño de pez o neblina”. El
Hablador, numero 19. 2011 (http://www.elhablador.com/resena19_picon.html).
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