Juan Carlos Mestre es
uno de los poetas más reconocidos en la actualidad tanto en su país, España,
como en los diversos países latinoamericanos no solo por su trabajo literario,
por el que ha ganado numerosos premios entre los que destaca el premio Nacional
de Poesía de España que obtuvo en el año 2009, sino, además, por su trabajo en
otros ámbitos artísticos como en la pintura, el grabado, la litografía,
etc.
Sin duda, Mestre ha
sabido acoplar su obra poética a las otras artes que practica, creando tanto
poemarios con una interesante estética visual apoyada en grabados, dibujos,
etc., como exposiciones artísticas a las que ha incorporado sus poemas, logrando
una original fusión.
Uno de sus poemarios
más notables es La Tumba de Keats (de
lectura ampliamente recomendada), con el que ganó el Premio Jaén de poesía 1999
y del que el propio autor publicó una versión gráfica titulada Cuaderno de Roma. Este estupendo
poemario nos ofrece una visión caótica, profana de una Roma inmortal que pocos
han podido observar bajo aquel tamiz, expresándose con una voz muy íntima pero a
la vez universal.
1.
Estimado Juan Carlos, he leído que en alguna entrevista comentó que ha
vivido la poesía desde la conciencia de que esa era su única posibilidad, pues
todas las otras puertas posibles estaban cerradas. En relación a ello, ¿desde
cuándo tuvo conciencia de que lo suyo era la creación poética? Asimismo, ¿de qué
manera cree que la poesía ha determinado el derrotero de su vida?
La conciencia poética,
como percepción que uno tiene del mundo y de los demás a través de la delicadeza
del lenguaje, tal vez me haya acompañado desde la oralidad primera de lo oído en
la voz de un sencillo aprendizaje, el de mi madre Esperanza Mestre que me enseñó
a leer no solo las vocales de la escritura, sino el inarticulado zumbido de los
pájaros y las abejas y las lluvias de otoño. Digo esto porque esa fue la
traducción en mí de lo misterioso de la existencia, la entrada en un mundo
regido por las fábulas de la inocencia y una amplitud de amor y misericordia
hacia todo lo íntimo que era entonces el paraíso perdido de la
infancia.
Segundo poemario de Mestre, La visita de Safo (1983) |
Luego vino el derrumbe de la casa natal bajo la
vejez del tiempo, y los espectros de la muerte y esa conciencia se fueron
desplazando hacia la zona de resistencia, hacia la necesidad única de sobrevivir
a la intemperie, esa otra escuelita donde la razón se borra para dejar paso a la
tiza de lo invisible, al oído de lo otro, a la voz sin boca de la poesía. Y ya
no hubo, ni pudo, ni quise tampoco, residir en otra casa de huéspedes que no
fuese ese barracón de insumisos, el palacete de hierba o como quiera llamarse la
cabañuela del extravío.
No anda uno perdido por el laberinto, no, se
camina en busca del laberinto, sabiendo desafortunadamente que siempre, al
final, habrá salida, ya sea la ceguera de Homero o la tumba de Keats. En eso
estuvo mi juventud, y en eso sigue la incertidumbre del tiempo
presente.
Reunión en el camino. Juan Carlos Mestre acompañado por los grandes poetas Gonzalo Rojas y Antonio Gamoneda |
2. La poesía, como todo arte, implica un acto
de rebeldía, de insurrección personal frente a lo establecido para replantear
radicalmente nuestra existencia y hacerla, tal vez, más llevadera. Pero, ¿qué
tan solitario puede ser el trabajo del poeta? ¿Cree que es cierta la imagen del
poeta como una isla, si tenemos en cuenta que la obra de varios poetas es el
resultado de sus vivencias en un espacio y tiempo determinados?
Mire usted, la poesía
no ejerce ningún tipo de autoridad intelectual sobre nadie, no hay una manera
exclusiva de entender el hecho poético que signifique algún grado de mayor
cualidad sobre otra radicalmente opuesta. La poesía es, a mi modo de intuir
alguna semejanza de su conducta, un discurso republicano donde todas sus partes
son ciudadanos libres dispuestos a ejercer el derecho a estar en desacuerdo
entre sí.
No creo en fórmulas ni en preceptivas, pienso
que cada poeta debe hacer exactamente lo que le dé la gana, al margen de
escuelas, generaciones, movimientos estéticos o cronologías. Da igual creer en
la soledad de la escritura del poeta isla o en la asamblea de la colmena de
zánganos, la poesía está en otra parte, en la desobediencia a lo previsible, en
la negación de la costumbre. Cada persona elige hasta donde puede su lugar en el
mundo, la decisión es poca, pero en el lenguaje, la única propiedad que no nos
ha logrado arrebatar el poder, la tarea tal vez no pase por poner subtítulos
melancólicos a la vida sino de vivir la propia vida tal como a uno le gustaría
ser olvidado o recordado, al fin y al cabo el mismo precipicio, la misma cosa
sin nombre gritando en la noche.
Antífona del otoño en el
Valle del Bierzo (1986), tercer poemario de Juan Carlos Mestre |
3. Tras publicar más de 20 poemarios, y
habiendo consolidado una voz propia reconocible y reconocida, ¿cuán difícil
considera que es para un escritor novel el hallar su voz en la poesía? ¿Cuál fue
el «viaje» que realizó Juan Carlos Mestre para hallar su propia expresión
poética?
Yo no he publicado 20
poemarios, eso sería un delito. He escrito tres o cuatro libros, eso es todo,
pequeñas variaciones sobre media docena de ideas simples relacionadas con la
dignidad de la existencia, es decir: la piedad, el amor, la misericordia,
reflexiones desde el lenguaje sobre la condición de otro, la proximidad a los
que sufren, a los desheredados morales de la Tierra, la viuda, el huérfano, el
inocente.
Mi inquietud por la averiguación de qué
puede hacer la palabra frente a los actos de fuerza es la misma que la de
aquellos que piensan que la vida carecería de sentido sin resistencia al mal.
Cuando uno cree saber, porque uno en realidad nunca sabe nada, el lugar de su
encargo de alguna extraña forma haya las herramientas para realizarlo. Acaso eso
sea la voz de la que usted habla, lo que aún no pronunciado oye ya al poeta.
Difícil, pero como decía el gran Lezama, sólo lo difícil es
estimulante.
4. En el ámbito literario, como en otros
ámbitos, las exigencias del mercado muchas veces delinean el desarrollo de la
actividad creativa. No es inexacto pensar que las grandes editoriales exigen que
la obra de un escritor tome una dirección en particular. ¿En algún momento
estuvo en la encrucijada de optar por plegarse o no a lo solicitado por las
grandes editoriales? ¿Es difícil el mantener una independencia creativa cuando
como escritor se logra el reconocimiento general?
No, nunca. Y no por
principios éticos, no, no, en absoluto, sino porque jamás ninguna editorial me
ha solicitado nada. Esas cosas no le ocurren a los poetas, tal vez a algunos
narradores de éxito, pero los poetas vivimos al margen del mercado, ni le
interesamos ni nos interesa. Por fortuna hay una hostilidad fértil entre
nosotros y las escamas litográficas, como llamaba Baudelaire al dinero. Los
poemas no se hacen para vender, sino para ofrecer resistencia precisamente a ser
consumidos. La poesía es inconsumible, y lo es en la medida de la incapacidad
que tiene el sistema métrico decimal para dar cuenta del enigma.
La intuición abstracta del pensamiento
poético contra la pragmática del cálculo de la exactitud. Por ahí va el acto de
legítima defensa que proclama la poesía contra la soberbia obstinación del poder
para continuar mintiéndonos. Son las ensoñaciones del reposo de las que hablaba
Bachelard las que madrugan en la voz del poeta para seguir dándole cavilación a
lo misterioso. No es lo mismo leer las transfiguraciones de la sociología de la
escritura en la sociedad obscena del capitalismo, que oír el ruidito de los
niños de Lorca machacando pequeñas
ardillas en los montones de azafrán de la imaginación.
Litografía de juan Carlos Mestre en su faceta de artista plástico |
5. Ha comentado que el poeta es el ser con
menos identidad, pues continuamente va a la búsqueda de ser otro diferente de
sí, lo que el poeta John Keats llamó el ser carente de identidad. ¿Esa búsqueda
de una identidad que se reconfigure constantemente hace de cada poeta, incluso
de cada poemario, una caja de Pandora? ¿Esa condición «camaleónica» de adoptar
múltiples identidades les permite a los poetas desarrollar su
obra?
Tal vez sí, tal vez
también. Siempre que hay poeta hay camaleón.
6. Yendo a su obra en sí, varios de sus
poemarios incorporan a sus escritos dibujos o trabajos gráficos suyos o de otros
artistas. Más allá de realizar grabados, acuarelas, litografías, etc. ¿Considera
aquellos trabajos gráficos como algo accesorio al mensaje poético, o son
elementos ineludibles para lograr expresar todo el contenido de aquel
mensaje?
Hago lo que puedo, no
lo que quiero. Ahora bien, me gusta y mucho desafiar la falsa autoridad de
límites que imponen las estéticas de la tradición: aquí comienza la gráfica,
aquí termina la poesía, unos metros más allá está el cubículo de la narración
luego… etc.
No, intuyo que los discursos de orden
intentan imponernos una concepción policiaca, controlable, sometida a leyes
inmutables de conducta sobre los actos, siempre subversivos, de la imaginación.
No se trata de llevar la imaginación al poder, sino de utilizar la imaginación
contra el poder.
La poesía es un proyecto relacionado con
el desarrollo libre del espíritu, no con la utilidad social del saber empírico;
un dibujo es igual que un poema, como un árbol es semejante a un pájaro en la
conciencia evolutiva de lo que llamamos necesidad. Nada hay de accesorio en la
naturaleza, tampoco debería haberlo entonces en la inteligencia humana puesta al
servicio de la creación y los encantamientos.
El poeta Mestre entonando alguna de sus mejores melodías como músico |
7. ¿De qué manera influye en su obra poética
el que también desarrolle otras actividades artísticas como la música, la
pintura, el grabado? ¿Cree que el haberse desarrollado en otras artes le ha dado
la posibilidad de dotar de un mayor contenido, musicalidad o ha ampliado la
capacidad de expresión de su poesía?
Yo no creo mucho, o
mejor dicho, no creo para nada en el aprendizaje acumulativo del arte, la poesía
se resiste al saber, la poesía se ha borrado de la figuración para tomar
existencia autónoma en la cabeza del ser humano, como lo ha hecho la música. Su
capacidad de expresión llega hasta donde alcanzan los lenguajes humanos a
establecer diálogo con lo invisible.
Mire, decía Shelley que los poetas eran los
legisladores del universo, pues bien, hoy ya sabemos que no, los legisladores
son los grandes sátrapas, los mercaderes del dolor humano y quienes defienden la
ambición individual por encima de los intereses colectivos. Ese pensamiento
sobre la condición sí que amplía el repertorio de la posibilidad, poner música,
arte, literatura al servicio de una no tan compleja tarea: el elogio de la
dignidad humana. Bastaría con eso, concebir las múltiples heterodoxias de la
creación como una forma de restitución a lo amputado por la criminalidad
histórica del autoritarismo, la utopía de la memoria contra la cultura del
olvido, que la felicidad regrese al ligar donde nunca estuvo, el arte de los
sueños pendientes de ser soñados.
Uno de los poemarios más
reconocidos del poeta, La Tumba de Keats (1999), por el que obtuvo el Premio Jaén de Poesía en el año 1999 |
8. En el plano socio-cultural, ¿en su opinión
la poesía debe comprometerse con la denuncia de las injusticias sociales de un
lugar y tiempo determinado, o el discurso poético debe mantenerse aislado de la
crítica social? ¿Existe un rol que le cabe al poeta en la sociedad
actual?
Creo que he hablado de
eso desde la primera palabra de esta entrevista. Me generan muchas dudas los
términos «fantasía», «simbolismo», «compromiso», «denuncia» aplicados como
categorías de graduación al hecho poético. ¿Qué es más útil a la revolución un
texto de Lenin o una vaca azul tocando el violín en los cielos de Chagall? Todo
nuestro mundo interior es realidad, tal vez más real que el mundo manifiesto.
Muchas veces he pensado que tal vez la
poesía es la conciencia de algo de lo que no podemos tener conciencia de ninguna
otra manera, una experiencia vedada a otro tipo de conocimiento, aquello que
desapercibido tras la apariencia física de las cosas nos permite percibir el
otro fluir cuántico de las partículas elementales del pensamiento, la
ancestralidad de los sueños, la memoria que en nosotros pervive de los mitos
fundacionales del amor y la muerte, la vinculación con alguna presencia original
de lo sagrado, sea lo sagrado lo que para cada uno sean la huella de sus dioses,
de sus antepasados, una intuición relacionada con los lenguajes del porvenir que
nos permite seguir creyendo en la condición humana como una permanente lucha por
la dignidad, por la aspiración más legítima de la conciencia colectiva del
presente, aquella que impone en los solitarios parlamentos de la responsabilidad
la única prohibición legítima, la prohibición del sufrimiento.
El hijo predilecto de
Villafranca del Bierzo, el poeta Juan Carlos Mestre, recibiendo el Premio Nacional de Poesía de España en el año 2009 |
En ese sentido, mantener inmaculada y pura la
sonrisa de los muertos, oponer a la historia del crimen como conducta una
civilización basada en las palabras, en el diálogo con los enigmas cósmicos, en
alianza con la Naturaleza y el conjunto de todos sus seres, pudiera ser hoy una
amistad próxima a la poesía, una vecindad armónica con el destino de la utopía,
que es para mí la esencia de todo pensamiento poético, seguir haciendo posible
el todavía, la mañana justa, el amanecer de la ardiente paciencia que nos
anuncia el Cántico de San Juan de la Cruz o la videncia de
Rimbaud.
9. Juan Carlos, va a participar en el Primer
Festival Internacional de Poesía de Lima (FIPLima) este 2012. ¿Qué expectativas
tiene en relación al festival? ¿Cree que este tipo de actividades son
importantes o ayudan para que la poesía llegue a más personas?
¿Expectativas?
Personales ninguna, colectivas todas. Es un placer estar en Perú y reencontrarme
con viejos y jóvenes amigos, continuar el diálogo iniciado en cualquier
rinconcito de las periferias del mundo y obligado a aplazarse por esta suerte de
vagabundeo en anda, la invisibilidad de las personitas que hacen de la poesía,
poesía.
Poemario La casa roja
(2008), por el que Mestre recibió el Premio Nacional de Poesía de España en el 2009 |
10. ¿Ha tenido la oportunidad de acercarse a
la tradición poética peruana? ¿Tiene particular admiración o gusto por la obra
de algún o algunos poetas peruanos?
Sí, claro, conozco lo
que he podido, y hasta donde he llegado habita en ella el resplandor. Hay obvias
presencias fundadoras de la poesía en nuestro idioma común, la cima de Vallejo,
pero también la referencia imprescindible, al menos para mí, de Oquendo de Amat,
Eguren, Westphalen, Martín Adán, Eielson, Germán Belli, Sologuren… Voces que
articulan en su complejidad de registros la más alta poesía escrita en
castellano el pasado siglo, ahora bien, yo no voy a ocultarle mi devoción
absoluta por César Moro.
Antología poética de Juan Carlos
Mestre, Las estrellas para quien las trabaja (2001), antología reeditada años más tarde, en 2007. |
11. Es amigo del poeta brasilero Lêdo Ivo,
todo un ícono vivo de la poesía y literatura de su país, sé que valora mucho su
obra y a él como persona. Él también participará del FIPLima, siendo uno de los que más conoce la obra
poética de Ivo ¿qué alcances nos podría dar sobre la misma y su influencia en la
poesía latinoamericana?
Bueno, Lêdo Ivo es un
poeta al que quiero y admiro, mi pasión por su obra es más lejana en el tiempo
que la amistad personal que ahora nos une. Yo no soy crítico ni desvelador de
las raíces secretas que alimentan el árbol de la sabiduría, pero creo que algo
de sabio, algo de antropófago celeste, algo de loco maravilloso, algo de poeta
para la memoria definitiva del mundo hay en Lêdo.
Dos grandes poetas, mejor aún,
dos grandes amigos. El español Juan Carlos Mestre y el brasilero Lêdo Ivo |
12. Juan Carlos, para finalizar quisiera que
nos cuente en qué proyectos literarios poéticos viene trabajando actualmente.
Quizá planea la publicación de un nuevo poemario, ¿qué primicia nos puede
ofrecer en cuanto a su más reciente producción poética?
Las cosas se van
haciendo en mi caso sin proyecto alguno. Soy de los que cree que en poesía todo
proyecto está abocado de antemano al fracaso. Escribo algo, publico poco, un
libro cada diez años, no es tanto. Acabo de concluir una colección de poemas que
verá la luz, o la oscuridad, en los próximos meses. Se titulará La bicicleta del panadero y este, que
sale de casa por primera vez, podría ser uno de sus poemas:
The Bells
The bells from the chapel went jingle-jangle
Cantaba
Nick Cave en el coro infantil de las malas semillas
La
ventisca de los médicos había entrado en su cama
Y las
chicas cruzaban las rayas de sus demonios como los pasos de cebra
Oye tío no
me voy a hacer el que se las puede con todas
No entran
en mi sueño los Juegos Olímpicos
Ahora que
las hijas de los amigos me traen calcetines
Muchas
gracias de todos modos por los zapatos nuevos color goma de mascar
Conozco
todas esas cosas que se dicen de quien ni siquiera sé su nombre
Una vez
nos quedamos hasta muy tarde hablando ligeramente
Me dijo
que se había enamorado de un besugo que hacía maneras
Déjalo le
dije a un sheriff nunca le dejan de crecer los colmillos
Yo tenía
tristezas variadas del tipo olvídame no vales ni para chatarra
Mis
enemigos me sacaban a hombros de la casa vacía
Y eso no
es del todo bueno si un menda con montones de billetes se acerca a tu novia
The bells from the chapel went jingle-jangle
Cantaba
Nick Cave en el coro infantil de las malas semillas
Para
dejarle el taburete a un colega antes hay que haber sido voceador de
periódicos
Haberte
enterado antes que nadie de quién ha saltado en pedazos al desenterrar un
diamante
Lo más
probable es que nunca tengamos un cadillac
Lo más
probable es que nunca nos volvamos a ver
Vente
conmigo tengo una cama mirando al cielo
And the bells from the chapel go
jingle-jangle
Biodata
Juan Carlos Mestre. Villafranca del Bierzo - España, 1957.
Publicaciones en poesía: Siete poemas
escritos junto a la lluvia (1982), La
visita de Safo (1983), Antífona del
otoño en el Valle del Bierzo (1986), Las páginas del fuego (1987), El arca de los dones (1992), Los cuadernos del paraíso (1992), La poesía ha caído en desgracia (1992),
La mujer abstracta (1996), La tumba de Keats (1999), El adepto (2005), El universo está en la noche (2006), Contra toda leyenda (2007), Tarjeta de visita (2007), La casa roja (2008) y Elogio de la palabra (Antología)(2009),
entre otros.
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