Cielo abajo
El último manchón del atardecer caía cuando se
abrió el mar. Cortados a pique, los dos inmensos
paredones de agua se irguieron de golpe
rompiendo el horizonte y papá nos dijo que ya
estaba, que ahora podíamos marcharnos. Unas
horas antes, por el este, los tanques habían
terminado de acordonar el ensangrentado desierto
chileno y al mirar el borde de la playa me di
cuenta de que era efectivamente una liberación: el
mar se había abierto y nuestra espera no había
sido en vano.
Zurita
Como en un sueño, cuando todo estaba perdido
Zurita me dijo que iba a amainar
porque en lo más profundo de la noche
había visto una estrella. Entonces
acurrucado contra el fondo de tablas del bote
me pareció que la luz nuevamente
iluminaba mis apagados ojos.
Eso bastó. Sentí que el sopor me invadía:
Aún Abandonados Florecerían
Abandonados no verían las llanuras sino sólo un vocear recorriendo los
valles alucinante creciendo como si un chillido les partiera hecho añicos
sobre sus pastos
i. Porque un crío era Chile chillando por el pasto
ii. Por eso todos se partían estremecidos sintiendo sus chillidos
iii. Por eso todos aguardaban quebrados por otros pastos que les
enverdecieran sus penas
Para que abandonados empiece a oírse desde los valles el vocear de
nuevos crios enverdeciéndoles sus penas y sólo pastos miraran allí los
abandonados hijos de Chile
iv. Porque allí podrían enverdecer las penas de Chile
v. Incluso los valles crecerían como los crios de una pena
vi. Porque todos los hijos de Chile volverían a tender el verdor
que olvidaron del valle
Para que chillando todos los hijos de Chile se tiendan como un verdor
que les renaciera desde sus penas y allí se les vea venir corriendo sobre
estos pastos todos partidos de gozo cantando aún abandonados flo-
recerían.
Diálogo de Chile
Verás un mar de piedras
Verás margaritas en el mar
Verás un Dios de hambre
Verás el hambre
Verás figuras como flores
Verás un desierto
Verás el mar en el desierto
Verás tu odio
Verás un país de sed
Verás acantilados de agua
Verás nombres en fuga
Verás la sed
Verás amores en fuga
Verás el poco amor
Verás flores como piedras
Verás sus ojos en fuga
Verás cumbres
Verás margaritas en las cumbres
Verás un día blanco
Verás que se va
Verás no ver
Y llorarás
Raúl Zurita nació en Santiago de Chile en 1950 en el seno de una familia liderada “por puras mujeres”, como él mismo afirma. Su despertar a las letras se produjo de la mano de su abuela materna, italiana de origen, que ya de pequeño le leía la Divina comedia de Dante.
Ingeniero civil de formación, Raúl Zurita estudió en la Universidad de Francisco de Santa María en Valparaíso entre 1967 y 1973, año en que tras el golpe militar sufrió la represión y la cárcel. Sus primeras obras, Purgatorio (1979) y Anteparaíso (1982) son el fiel reflejo del desencanto que le produjeron estas vivencias.
Raúl Zurita se inició en la poesía durante su etapa universitaria colaborando con grupos de intelectuales de Viña del Mar. Su trayectoria, considerada casi marginal durante mucho tiempo, ha estado muy comprometida con el dolor humano y la presencia del paisaje chileno, desde el Pacífico o la cordillera de los Andes hasta el desierto de Atacama. Considerado también un maduro precoz (con sólo 23 años había terminado su carrera, se había casado y separado de su primera esposa y tenía tres hijos), realizó durante la dictadura numerosos actos de rebeldía como quemarse la cara o buscar la ceguera arrojándose amoníaco en los ojos. En 1984 publica Canto a su amor desaparecido.
En 1994 se produce un punto de inflexión en la vida y en la obra de Zurita. Publica La vida nueva, que es según él mismo afirma, “una salida de los infiernos”. Empieza a vincularse con la vida política durante el gobierno de Aylwin, cuando será agregado cultural en Roma, y con el triunfo de Ricardo Lagos en la campaña a la presidencia de la república publica sus Poemas militantes, lo que le comportará la crítica de una parte de las letras chilenas que le tacharon de poeta oficial.
Consiguió el Premio Pablo Neruda de poesía y el Pericle d’Oro de Calabria (Italia) y en 2000 el Nacional de Literatura de Chile.
En más de 30 años de creación poética, la obra de Raúl Zurita es un fiel reflejo de la historia y la geografía chilena. También ha publicado ensayos y ha sido traducido a más de una decena de idiomas, el más reciente el hindi.
Verás el poco amor
Verás flores como piedras
Verás sus ojos en fuga
Verás cumbres
Verás margaritas en las cumbres
Verás un día blanco
Verás que se va
Verás no ver
Y llorarás
Raúl Zurita nació en Santiago de Chile en 1950 en el seno de una familia liderada “por puras mujeres”, como él mismo afirma. Su despertar a las letras se produjo de la mano de su abuela materna, italiana de origen, que ya de pequeño le leía la Divina comedia de Dante.
Ingeniero civil de formación, Raúl Zurita estudió en la Universidad de Francisco de Santa María en Valparaíso entre 1967 y 1973, año en que tras el golpe militar sufrió la represión y la cárcel. Sus primeras obras, Purgatorio (1979) y Anteparaíso (1982) son el fiel reflejo del desencanto que le produjeron estas vivencias.
Raúl Zurita se inició en la poesía durante su etapa universitaria colaborando con grupos de intelectuales de Viña del Mar. Su trayectoria, considerada casi marginal durante mucho tiempo, ha estado muy comprometida con el dolor humano y la presencia del paisaje chileno, desde el Pacífico o la cordillera de los Andes hasta el desierto de Atacama. Considerado también un maduro precoz (con sólo 23 años había terminado su carrera, se había casado y separado de su primera esposa y tenía tres hijos), realizó durante la dictadura numerosos actos de rebeldía como quemarse la cara o buscar la ceguera arrojándose amoníaco en los ojos. En 1984 publica Canto a su amor desaparecido.
En 1994 se produce un punto de inflexión en la vida y en la obra de Zurita. Publica La vida nueva, que es según él mismo afirma, “una salida de los infiernos”. Empieza a vincularse con la vida política durante el gobierno de Aylwin, cuando será agregado cultural en Roma, y con el triunfo de Ricardo Lagos en la campaña a la presidencia de la república publica sus Poemas militantes, lo que le comportará la crítica de una parte de las letras chilenas que le tacharon de poeta oficial.
Consiguió el Premio Pablo Neruda de poesía y el Pericle d’Oro de Calabria (Italia) y en 2000 el Nacional de Literatura de Chile.
En más de 30 años de creación poética, la obra de Raúl Zurita es un fiel reflejo de la historia y la geografía chilena. También ha publicado ensayos y ha sido traducido a más de una decena de idiomas, el más reciente el hindi.
Extraído de cervantesvirtual
Tomado del blog de Laura Giordani
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