¿Maurizio, por qué “país imaginario”?
La colección apareció con este nombre desde la segunda edición del libro Manicomio. Pero, hace unos meses, al editar un ensayo sobre poesía latinoamericana, En un país imaginario, se llamó, fue cuando el nombre, lo creo así, nos eligió. En este título también hay un homenaje implícito a Nicanor Parra. Ojalá que como en el poema “El hombre imaginario” en este encuentro, la poesía, ese placer imaginario, vuelva a palpitar en “el corazón del hombre imaginario”. Ese que somos todos.
¿ Qué los llevó a plantearse como ámbito “lo latinoamericano” y no únicamente lo peruano?
Creo que la poesía en Latinoamérica, y aquí tienen mucho que ver tanto los encuentros de poesía joven –fundamentalmente el de los amigos de Poquita fe, fundamentalmente el de los amigos del Estoy Afuera, como también los esfuerzos de Cristián De Napoli con Salida al mar y los de Álvaro Lasso con Novísima Verba- como otros, de algunas editoriales independientes, por sacar a la luz proyectos de autores por la valía de sus escrituras (más que por “representativos” de un país o de una generación), han ido trascendiendo ideas como las de “literatura nacional” o “generación metaliteraria” para articular, más bien, pequeñas colectividades. “Pandillas”, las llamaría Pablo Paredes; “redes”, Alan Mills; “nodos”, Ramón Peralta. La existencia de estas “colleras”, ahora soy yo quien añade otra forma de llamarlas, en peruano, da cuenta de un revival en la tradición de la ruptura y, al mismo tiempo, de una nueva ruptura. Una que se da fuera de la antigua relación con el canon, desde un no-lugar (Milán dixit) Si pensamos en este ámbito, ¿latinoamericano?, es para que estas pandillas, redes – aunque Mills debió decir maras-, nodos y colleras puedan contar con un espacio particular para seguir escribiendo. Se trata de sumar esfuerzos. Personalmente, en un futuro, por qué no, otra versión de este festival, estoy pensando en voz alta, podría surgir de un esfuerzo conjunto de Zignos con El Billar de Lucrecia (se me ocurre un nombre); con Invisibles (se me ocurre otro); con Mantra (otro más). Ahora, no sé si sea correcta la idea de un “ámbito latinoamericano”. Por ahora diría que su ámbito rodea algunas comunidades del centro y el sur de América. Para hablar de lo latinoamericano deberíamos de denominar como “latinos” a los negros de Cuba o de Brasil (lo decía ya Cabrera Infante) e incluir también al portugués y al francés.
¿Cuál fue el criterio de selección para elegir a los autores de esta colección?
Te lo respondía un poco entre líneas. Básicamente sus propuestas. Libros como Litane, de Tarrab; Síncopes, de Mills; Demonia Factory, de Carrión; Segunda mano de Héctor Hernández Montecinos, por citar algunos, se encuentran en una apuesta. En ellos se resuelve, si es que cabe este término, el diálogo de sus tradiciones con las vanguardias. La poesía de estos autores no queda en el decir (que es el gran equívoco), está más allá. Plantea alternativas y soluciones con el lenguaje para descontaminar la crisis que había en él cuando emprendieron su oficio. ¿Descubrieron la pólvora para romper con la apoesis y chatura en la que caía el “formato” coloquialista? No, ya habían antecedentes. Ahí tienes el espléndido Medusario recopilado por Roberto Echavarren, y otras obras como las de Zurita, Maquieira, Marosa de Giorgio, Kózer, Milán o López Degregori.
- Alva señalaba que “País Imaginario” nace, tanto como colección y como festival, impulsado por el mismo espíritu integracionista del resto en una apuesta por los escritores de esta generación...
Vayamos por partes. No creo que sea el “mismo espíritu integracionista”. ¿Por qué? Los encuentros han tenido un lugar el cual desde arranque ya se proyecta como sede: Buenos Aires, Santiago, México D.F. Si bien este primer encuentro lo celebramos en Lima, de ninguna manera pensamos que Lima se vaya a constituir en la sede de un encuentro anual o bienal. La idea es que, como la poesía sea itinerante y nómade. En cuanto a aquello de “escritores de esta generación”, personalmente lo recibo como un elogio. ¡Favor que me hace¡. A mí y a otros autores que saldrán a futuro, pues la futura selección es una tarea que me delegó Harold. Por ahora dejo aún en reserva sus nombres.
¿Los autores seleccionados podrían ser considerados como “neobarrosos?”
¿Si uno lee detenidamente Litane de Alejandro Tarrab encuentra ahí eso “neobarroso” como el gesto predominante?. No lo creo. ¿ En Hernández Montecinos, sí?. Sus obras están más allá. Son otros espacios. ¿Fundacionales? No, no me trago ese cuento, y sé que ellos tampoco. Tal vez agonales. Lo mismo podría decir de Carrión, de Mills o de Barrios. Me parece que lo “neobarroso” crea en algunos una especie de conflicto nominal y, en otros hace que se pretenda descifrar el palimpsesto “poesía latinoamericana” a través de la absurda dualidad: coloquial vs. neobarroso. Los autores seleccionados, y esto fue algo que hicimos de manera conjunta Alva y quien te habla, tienen el mérito, si es que en realidad fuera un mérito, de abrir nuevos espacios, nuevos discursos y nuevas indagaciones entre los lenguajes de este “país imaginario”.
¿No te parece demasiado ambicioso presentar la colección en el marco de un festival?
Personalmente prefiero el término “encuentro”, mi inconsciente asocia aún la palabra “festival” con los de San Remo. ¿Es ambicioso reunir a poetas de cinco países hermanos? Sí, lo es, y no. Y digo no, pues aquí hay un esfuerzo mancomunado: organizadores y escritores. El apoyo que tiene Zignos, al menos el que tuvo en esta ocasión, es casi nulo. ¡Salve, Alva! Puedo mencionar solamente a dos centros de estudios universitarios, amén de la gestión de Rafael García Godos y la generosidad de algunos amigos, promotores culturales todos ellos. Este no es un encuentro de la corporación Alva & Medo (sería espantosa la sola idea de una corporación). Sí, la de dos lectores que median esfuerzos para organizar algo que, al realizarse, dejará de ser un sueño de entrecasa para formar parte de la realidad de los poetas y de las personas que asistan. No hay público, decía citando a Gambarotta, pero sí hay oyentes. Y, por qué no, si este encuentro posibilita una comunión entre ellos y los creadores, la ambición vale la pena. Y más cuando la ambición tiene una proyección. Creo que la meta, y lo digo en voz alta, es que en Guatemala, en Ecuador, en Chile, en Uruguay, etc., este país imaginario crezca, que se articule una movida que establezca una serie de lineamientos ideológicos, estéticos y críticos. A mí me hace mucha ilusión pensar en Santiago y Montevideo como las próximas sedes.
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