En la imagen se puede apreciar dos poemas de Gamaliel Churata que "ya habían sido publicados en una antología de 1959 [Manuel Suárez Miraval. Poesía indigenista. Lima: 1er Festival del Libro Puneño, Minerva] aunque con el título cambiado [de "Innominado"] ... [en la imagen salen] los dos poemas en edición original de 1949, publicados en ANTOLOGÍA DE LAS LETRAS PUNEÑAS (Puno: Laikakota, 1949), por Alfredo Macedo Arguedas".
BREVE LECTURA DE “RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS” DE
GAMALIEL CHURATA
En
su libro póstumo, Gamaliel Churata ensaya una obra teatral donde él mismo está
representado por el personaje principal llamado el “Profesor Analfabeto” quien,
al mismo tiempo, se transfigura en el “Khori-Puma” o Puma de Oro, es decir
asume su naturaleza zoótica, está siendo Él en todo momento, un hombre–animal. El
segundo personaje es el filósofo griego Platón a quien confronta el Profesor
Analfabeto. Luego hay otros personajes adicionales que hacen de comparsa, así
como un público numeroso y multicultural que interviene en el desarrollo de los
diálogos. Otro personaje clave es el narrador, éste actúa como testigo del acto
teatral mostrándose asombrado ante los monólogos y las acrobacias mágicas del
personaje principal. El carácter ritual de la obra se intensifica con la música
que suena de fondo, la misma que es eminentemente andina (épica o dramática) y es
ejecutada por una orquesta. Casi hacia el final del libro, luego de haber
persuadido a Platón con su discurso, el Profesor Analfabeto se transmuta en el
Khori–Puma y realiza una invocación a los muertos, es el momento clímax, la
orquesta toca la vibrante pieza “El ataque del chullpa–tullu”, emergen
llamaradas de oro sobre el escenario y, tras el rugido del Puma, reaparece el
Profesor Analfabeto para dar inicio a un nuevo acto donde ya el mundo se ha
reconciliado con los muertos y se declara como fundamento que el ser humano es
inmortal y es un animal bueno. En este punto hacen su aparición Manco Cápac y
Mama Ocllo junto al Pez de Oro y se dirigen al Khosko.
Churata
apela a la catarsis teatral como una operación de exorcismo. Si el temor a la
muerte deviene del verbo, hay que exorcizar el verbo para volver a la raíz
animal. Platón lo entiende al final cuando declara que “el miserable destino
del alma humana se debe a la bella e inmortal letra ateniense, cuyo deber es
purificarse en la sangre de la tórtola, avecilla propicia a Venus redimida.” En
este libro, escrito en Bolivia a principios de los años 60, Churata se
animaliza o se eleva a un estado animal por medio del felino andino y desde esa
condición encara al homo sapiens. De ahí que en la primera página se lea como
alegoría que el escenario donde se producirá el diálogo entre los dos
personajes es el paraninfo o cráneo del homo sapiens.
De
los muchos temas que aborda el libro, uno de los más inquietantes es el del
alma como semilla aérea, el cual se mueve a mayor velocidad que la luz, siendo
de naturaleza material, tangible, con lo cual el fenómeno de la posesión (ahayu–watan
en idioma quechua) tendría una explicación coherente. De esta premisa, Churata
colige que el ser humano es un conglomerado de almas, que los muertos influyen
en los vivos y que éstos se manifiestan por el deseo sexual, lo que se traduce
como la necesidad de ser. Asimismo, niega radicalmente todo concepto espiritual
o abstracto del alma, para él todo es Materia, la cual deviene infinito y
frente a ella no caben Dios, el vacío o la nada, pues lo que no está no existe ni
puede existir, por lo que identifica el alma con el gen o genes: “En toda forma
de vida subsiste un estar genesíaco, atemporal, pues el estar en él es ser
forma. El genes es individuo real, inmune a la muerte; el hombre, por tanto, y
con él el universo, son inmortales desde la raíz genética.” Estas y otras
especulaciones sobre ciencia genética (como aquella que se llama telegonía)
revelan a un autor atento a los avances científicos de su época, recordemos que
el descubrimiento de la estructura del ADN se produjo en la década del 50, y es
sabido que Churata era asiduo lector de la revista Reader’s Digest y otras de
divulgación científica. Pero, al mismo tiempo procedía por intuición cuando la
ciencia no daba con las respuestas, entonces afloraba en él una voluntad de
profeta.
Termino
estos breves apuntes señalando la dura crítica que Churata hace del progreso, y
de la civilización en general, cuya génesis se halla en el sometimiento de la
mujer como un escarmiento del antiguo matriarcado, hecho plasmado en el mito
judeocristiano de Adán y Eva. Sostiene que el régimen más saludable fue el de
la mujer al tiempo que hace un elogio de las culturas matriarcales (Tiwanaku
entre otras) y propugna un retorno hacia ellas o hacia un régimen mixto como
fue el Tawantinsuyo donde la deidad máxima fue solar, pero la economía fue
lunar. Caso contrario –advierte–, seguirá rodando la humanidad hacia un futuro
que sólo es delirio místico, fuga, esquizofrenia, locura planetaria.
Wilmer Skepsis