SI TIENES UN AMIGO
QUE TOCA TAMBOR
Si tienes un amigo
que toca tambor
Cuídalo, es más
que un consejo, cuídalo.
Porque ahora ya
nadie toca tambor,
Más aún, ya nadie
tiene un amigo.
Cuídalo, entonces,
Que ese amigo
guardará tu casa.
Pero no lo dejes
con tu mujer, recuerda
Que es tu mujer y
no la de tu amigo.
Si sigues este
consejo, vivirás
Mucho tiempo. Y
tendrás tu mujer
Y un amigo que
toca tambor.
IDIOSINCRACIA
Estamos
acostumbrados a las mentiras.
Nos tratan peor
que a negros.
Nos humillan peor
que a negros.
Hasta nos venden
como a negros.
Y este país es el
despelote.
Con el cuento del
pueblo estafan.
Nos hacen a diario
el cuento del tío.
Estamos
acostumbrados a las mentiras.
Al tira y afloja
de unos cuantos pendejos.
Pero ya se les va
acabar,
Porque un día de
estos se nos sale el indio.
AH SEGISMUNDO
FREUD
Y el Doctor Freud
violaba a las mujeres.
Los sueños lo
acusaban de su canalla.
Pero míster Freud
pegó a su mujer,
Y siguió siendo un
vienés,
A pesar de no
componer sonatas.
¡Ya lo conocen!
sus complejos
Le impiden
acostarse con una prostituta.
¡Ah Segismundo
Freud!
Apenas si ha leído
a Julio Verne,
Mas sí a Musset.
“Dos noches de placer”
Le inspiraron su
macabra teoría.
SHOCK
Hemos buscado con
tanta indignación
El feto que en
alguna noche —sin ojos, sin diferencias—
Nos legaron
nuestros acomplejados predecesores.
Y cuando nos
crecieron pelos en la voz,
Y nuestros coitos
molestaron a los vecinos
Que escandalizados
patearon nuestra puerta, entonces
Nuestras apestosas
diferencias se hicieron más visibles.
Claro está que
cada uno es prisionero de su desatino,
De su espejo sin
coyunturas ante el ojo único de la humanidad.
Huelga decir que
somos malos por naturaleza
Que retrocedemos
ante el peligro de perder el pellejo,
Y sostenemos en la
pica el cráneo pisoteado de los pájaros.
Nuestra sed de
huesos y el cardumen de nervios
Nos han abatido, y
nuestras bestialidades han convalecido,
Dentro de nuestros
propios animales, aullando sin cesar
Ahora circulamos
con demasiada lentitud, hurgamos
En el estómago de
quien alguna vez nos abrió la puerta,
Y en broma
(sucesivamente) tratamos de colocarnos por el ojo
De una aguja. Y el
feto que nos legaron (por repetición)
Lo hemos buscado
—sin ojos, sin diferencias— como quien busca
A su padrastro
entre cadáveres degollados de la Morgue.
Finalmente hemos
retrocedido, los gusanos
Han construido una
vía de circunvalación en nuestro ano.
LA MALA
DISTRIBUCIÓN DE MI TIEMPO
Jamás he negado
que tengo malas costumbres.
Sobre todo cuando
el sol hace garabatos en mis ojos,
O cuando una
muchacha me sonríe con su blusa amarilla.
Por eso siempre
que puedo dirijo mi batuta hacia mis viejos,
Y hacia esos
despojos solemnes que frecuentan la casa;
A la abuela, sobre
todo, que aún sueña con Rodolfo Valentino.
Este tiempo
asqueroso que me ha tocado vivir lo tengo mal distribuido,
Hablo demasiado y
no construyo más que Castillos en el Aire
Y de noche me
atorranto como un miserable y hago invocaciones al Marqués de Sade.
Pero a veces yo me
escapo de esa rutina y frío monos en sartén de palo;
Vivo en
constantemente peligro de encontrarme con la horma de mis zapatos,
De encontrarme con
algún enemigo que me ponga los puntos en la íes,
O de que mi padre
se encarache y me mande al diablo.
Pese a todo visito
las cantinas,
Escupo en los
lugares públicos donde no debo hacerlo,
Y toco los timbres
de los vecinos y corro como un cretino.
Ya los policías se
han dado cuenta y me tienen entre ojos,
Me marcan a
presión y me han acusado de tener malas costumbres;
Y que el día que
me agarren, la voy a pagar una por todas.
Pero yo me río,
Porque este tiempo
asqueroso que me ha tocado vivir lo tengo mal distribuido.
AL AMIGO
NAPOLITANO ENTRE
BOTELL AS VAN Y
BOTELL AS VIENEN
(Poema
descriptivo)
Dijo ser
napolitano.
Poseer dos
queridas y un reloj. Y un apodo (por supuesto).
Pero reconocía al
Callao como su más cruel amigo.
Disparó media
docena de cebadas. Y puso dos discos.
Luego habló de
hembras calientes y recitó un soneto.
Una rata rubia
salía de sus labios.
Y sus ojos eran
transparentes como un celofán.
Claro está,
embriagaba su presencia, era
Como encontrarse
de pronto en una playa extranjera.
Y narró su soledad
casi de costa a costa. Y sacó una carta.
Carta horadada por
los años; donde las letras, más que leerlas,
Era menester
adivinarlas. Después lloró como un napolitano.
Recordó a su padre
ametrallado por los Nazis. Quién no recuerda
Al viejo, sobre
todo cuando bebe, y no es más el tiempo de ayer?
De su madre dijo
dos o tres cosas simples. Y calló.
Declaró no tener
hermanos. Pero adujo —con orgullo napolitano—
Que su padre fue
el Campeón Mundial de la cama. Las 83
Mujeres que tuvo
así lo confirman.
Esta vez yo pedí
una docena. Y cigarrillos. Y puse discos
De Celinda y
Reutilio. Y celebramos ese acontecimiento.
Un perro ladró
porque alguien le pisó la cola. Sonrió, y dijo:
“Por el perro,
¡salud! Siempre es grato brindar por un perro”.
Hizo un ademán
como si recordará y prosiguió: “Se llamaba Cacciatore
Y me salvó la vida
en un incendio. Fue por el año 40
Cuando Italia no
era Italia y el país estaba hasta su huaino”.
El mosaico
advirtió que cerraban y trajo la cuenta.
Pagamos mitad a
mitad. Y salimos.
Nos despedimos. Y
se fue hacia Santa Marina.
Yo lo recuerdo,
simplemente, como un napolitano que chupó conmigo.
SALUDO
Saludo a todos
esta noche.
Al especialista en
muertes preventivas
A la mujer que se
desnuda en el espejo.
Saludo a los
padres de la patria
Y a los militares
haraganes los saludo.
(A ti no
porque me estás mirando).
Seguro estoy de no
ser un pobre huevastriste.
Saludo a los night
clubs
A sus generales
respectivos
A las lombrices de
tierra sobre tierra
Y a la golondrina
tierna de tus ojos.
Va mi saludo
cordial a la ultraderecha.
(No lo tomen en serio).
A la reacción otro
saludo.
Saludo a los
chacales de bodega
A los cantinflas
turulatos de los templos
A los bacanes de
la Pesca los saludo.
Saludo a mi novia
mongoloide
A su padre
excepcional
A sus hermanos
aprendices de matones.
Saludo a los
pájaros que malogran el arado
A las doncellas de
nalgas somnolientas
A mi vecino que
ronca como un cerdo
Y a su mujer que
lo atrasa con un negro
He saludado a
todos, disculpen, ¡malas noches!
USOS SON DE LA
GUERRA
En el amor y en la
cama
Napoleón fue un
fracasado.
No digo lo mismo
en la guerra. Su
éxito
consistía en
envolver al enemigo.
Y Francia lo tuvo
como su más grande
hijo predilecto;
y le dio fama
y sus más hermosas
mujeres.
Grande en
estrategia
y corto en pene,
en la cama
mandaban sus
mujeres. (La victoria
correspondió a sus
generales).
Manuel Morales (Iquitos, 1943-Porto Alegre, 2008). Poeta callejero,
amigo de Hora Zero, aunque en el libro Los broches mayores del sonido es
considerado como uno de sus miembros. Fue incluido en la famosa antología Estos
13 de Oviedo. Ganó en 1967 un premio de poesía en la Universidad La Cantuta
por sus Poemas de entrecasa. Viajó a Brasil en 1978, donde se dedicó al periodismo
y escribió una centena de poemas la mayoría escritos en portugués. Libros y
plaquettes: Peicen bool (Lima: Ediciones Perú Joven, Colección Viento y
Hombre Nº 4, 1968); Poemas de entrecasa (Lima: Ediciones Universidad
Nacional de Educación, Serie Flor de la Cantuta, 1969). “Poemas” en revista Textual
N° 5-6, 1971, y Trapos líricos. Edición de Tulio Mora (Lima: Lancom, 2018).