Fernando Quíspez Asín Roca (Lima 1927-1962) solo tiene publicada una recopilación editada póstumamente con el título de Paisajes para una emperatriz (Lima: Industrial Gráfica,1963), en el pórtico se puede leer: «Nació en Lima, el 14 de marzo de 1927. Murió el 4 de agosto de 1962. Fueron sus padres Jesús Quíspez Asín y Agustina T. Roca. Cursó estudios superiores en la Facultad de Letras y Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Periodista de vocación, colaboró en diferentes periódicos y revistas de la capital. Espíritu sutil, conversador brillante, poeta surrealista y de estirpe de artistas. Fue sobrino de César Moro, célebre poeta surrealista y de Carlos Quíspez Asín, pintor de renombre». A su muerte Manuel Scorza escribió el poema «Réquiem para un gentilhombre: elogio y despedida a Fernando Quíspez Asín». Américo Ferrari dice respecto al grupo surrealista peruano de los años 50: "En Lima, allá por 1949-1950, llegamos a constituir un grupito en el que estaban Luciano Herrera, que después murió, y un, creo, sobrino de César Moro: Fernando Quíspez Asín, alcohólico hasta los huesos, que también murió. Milla se palabreó a Suárez Miraval, que dirigía Idea para que le regalara una página en esa revista, de la que hicimos (o mejor dicho de la que Milla hizo) un órgano surrealista. Yo colaboré con un par de poemas, 'surrealistas' naturalmente. Esta era una 'actividad', la otra, para hacerlo todo como los surrealistas de 1925, la 'acción', es decir la organización de escándalos para 'épater le bourgeois', en la que encaja el asalto a la ANEA (...) Yo no participé, como tampoco quise participar en otro que organizó primero y que, si mal no recuerdo, fracasó: tirar ratas vivas, barnizadas con un producto fosforescente, desde la cazuela del Teatro Municipal sobre los espectadores de la platea en el estreno de una pieza de Paul Claudelʺ (Tomado de "Un asalto a la ANEA: Surrealismo limeño de los 50", por Mirko Lauer).
PAISAJES PARA UNA EMPERATRIZ
Explotan
granadas púrpuras sobre el astillero escarlata
la marea
agita espadas sobre las sábanas
un avestruz
con tules cruza vertiginosamente y
desaparece por una arista
por otra
aparece una colonia infame sobre una
diligencia
hay un
fondo de sudor en cada copa
desde una
terraza forestal luces del corazón agitan
hojas de carne
y cautivos
sollozan alrededor de un semicírculo de
rubíes
que iluminan
rostros de horizontes
un brazo
oscuro precipita injurias
un viento
amarillo sopla
las
caricias estallan centelleantes
cabeza en
fuga
mueca
luminosa
invasión de
helechos
linde
imantada desenfreno de coral en la voz
EL ÚLTIMO ALBATROS
Enriquece
el aislamiento
La palabra
hora
El verano
geranio
O un hacha
con un gatillo apasionante
Y ahora
veamos rodeado
De
telarañas de alcohol
De velas de
cromo
Y de
relojes forestales
Al
desmembrado domador de su efigie
Que en la
inmóvil violencia de una esquina perdida
Cual la
medianoche de un antiguo futuro
Se va paso
quedo blandamente en cada puesta de alma
Turno
conmovedor viajero siniestro
Ventana
abierta a un precipicio prendido de un arpón
Un austero
dominio desde el que se domina
Un poderoso
formidable imperial legendario
inmutable albatros
Que se
despierta en un altivo paisaje de obsidiana
Donde sobre
un fastuoso macadam de diorita
Se yerguen
fabulosas figuras de oricalco
Armonía
esencial frente a un farallón lúgubre
Y a una
aduana de platino de donde salen
Hileras de
merodeadores de pómulos comunes
Que se
disputan una ruleta renegrida
Mientras un
niño teje una malla semejando magia
Como un
lánguido azar el ave despliega su vuelo
Hacia una
cercana isla de azufre escarlata
Sobrevolando
un escudo de oro sobre un columpio
de espumas
Y una
paloma sirena con un racimo púrpura
Que deja
escuchar un clamor de máscaras
Un lamento
bermejo como un panal de pupilas
Como el
exilio impasible de un manantial voraz
A su amor
olas encendidas de sal
Trasmiten a
las cumbres
La glacial
confección de las llamas
En un
vertiginoso susurro.
LA SOGA Y ALREDEDORES
Ingrato
sugieres perros que roen huesos de palomas
sobre
kimonos de terciopelo negro
extraño
parecido el péndulo y la hormiga
hay que amputar
los reflejos de la cortina
o en su
defecto observar por el perfil de la cerradura
una mujer
hecha de una cortina y un hombre frente
a ella recrudeciendo al calor
ya viene el
amor ya viene
pero hay
que secarse antes del baño
un juego de
dados contra el infinito
el cubilete
un recipiente de basura adorada
la hondura
de la vida se mide elevando los ojos
a la sombra
de una ola
mientras la
mano que recorre a ciegas grita al amor
y la fuerza
secular de la memoria
recuerda la
tibia túnica
tus dádivas
salvajes sobre un desolado corazón
balanza
para pesar eclipses
la cuestión
del día que uno toma como un
acontecimiento
estribaciones
del sexo dilema del símbolo
el parto
del molino no denotan mayor cambio
cubre
amorosamente sus desgarradas garras
la carroña
tras la quemadura de la miel
los planos
interiores circundados de púas
y el
escorpión que roe tu silueta
la mirada
del sueño
pone una O
en los relojes
lámpara
llave hoja ardiente sobre una pradera de
cristal
y un arco
iris acoge la llegada
como eterno
calendario que pende de los labios
TERRITORIO DE DULZURA
Tu cuerpo territorio de dulzura
donde por estrechos corredores del alma
se atraviesan países de escaleras y bujías
una córnea glacial sobre una franja candente
un yelmo derruido y fauces de ónix sobre un yermo
allí son un enigma batiente
tu cuerpo pabellón obsceno como una ánfora en una
explanada
como las crines envolventes de la carcajada del sexo
como tú
criatura insólita fabulosa lejana
tormenta de benzedrina para mis pulsaciones de
cuarzo
me haces palpar la inmensidad en el eco calcinado
de tu voz y tu nombre
protagonista erguido en las fronteras de la médula
que guarda los cimientos de polvo palabra y obras
desconocidas
cuando yo te miro
angustiosamente ilimitado
son tus ojos asombrados espejos
pienso que eres una estatua de arena
tal vez un experimento lunar
un retrato invadido de madréporas rodeado de
ocelotes
que enlaza la lejanía
pienso que soy un amable decorador de agonías
o el espejo ardiente de una lágrima tuya
en el resplandeciente desierto de la angustia
GALERÍAS
Galerías de humo finamente tejido
Abren el infinito
Oscuros huesos sobre un barco congelado
Flotante buhardilla de rígidos espectros
Y en cualquier parte
En la recámara para sonidos muertos
Un estruendo de cera
Adormece al desvelado actor
Espejo vibrante
Vibrante espejo girador
Hélice punzante
Seno profundo
Aleta luminosa
Tú satélite desprendido
Clave subrepticia
Mueca vibrante
Señal
Mas bien
Ruido extraviado
Liendre autómata
Lumbre triturada
Confín de la mueca
Germen del confín
Tú
Espuma temblorosa
Impregnada del eco de un ardiente dardo
Parasol de escamas
Para un eclipse compacto
A su vez surtidor de eclipses
Tú triste voz circumpolar
Tú jinete en la corteza
Prisionero de su índole
En el apogeo de la existencia
Vas a internarte en las vertientes de la noche
Mas
Candelabros en forma de dagas
Se obstinan en rasgar la envolvente figura
Y a lo lejos
Refulge complaciente
Un cadáver
SESIÓN DE VARIEDADES
Se puede hablar de
“en la isla de espejos la pasión no está mensurada”
de
“en mi torre sin fin las rajaduras de las copas suenan
dulcemente”
o de
“los pecados mudos que tristemente aúllan”
Más aún
“como los filamentos tenues de la noche en tus ojos”
pero de
“la mirada admonitiva de un ciempiés de medio
cuerpo muerto
que se divierte ante el espectáculo
de un grupo encantador de coristas amigas”
o de
“la mirada vidriosa del azúcar
que endulza corazones de agua tibia”
o de
“el sudor de la sal antes del primer baño”
Más aún
“todas las rutas de las axilas conducen al vientre”
eso ya es otra cosa
Es algo así como freír su propia salsa en un asador
de púas
es decir
HACER UN ABANICO DE LA CÁRCEL
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