Los laberintos de agosto
Los
laberintos de agosto, el agua mezclada al vino
Pasamos
como una sombra por el patio de tu mano
Y
el sol sobre nuestras frentes,
Tus
ojos que evocan los temblores de la tierra
Eran
desvestidos por una lluvia fina
Este
ruido, esta luz, este despertar sobresaltado
El
día que gotea suavemente bajo el calor del mediodía
Entre
dos palmadas
Queda
encerrado en nuestros párpados.
Es
de un mar lejano que hablamos
Como
una ola que se estrella a tus pies
Un
vasto agosto es un laberinto cuando lo dejas atrás
Y
caminas hacia el bosque
El
día culmina donde te detienes.
Por
ejemplo tus párpados allí donde se abren de repente
Cae
el telón
Y
termina nuestra escena
Supongamos
que es un día jamás iniciado
Que
son esperanzas nunca realizadas durante nuestras pobres noches
Y
una fortaleza antigua se derrumba lentamente detrás de él.
Ahora
el edificio tiembla bajos golpes pesados
Las
alas de mi caballo caen, las puertas se hunden
el
tiempo es un sueño de largo cuello
Mientras
que mis miradas golpean una lluvia de arena y vuelven
Ahora
se encuentran esos pasos cadenciosos tras una vitrina
Esa
larga fila de esclavos en caravana
Con
sus pies salidos de un laberinto polvoriento.
Los
laberintos de agosto, olores de acero y de óxido
¿Quién
puede medir las heces del vino?
Y
¿cómo se puede acrecentar la soledad?
Esta
bandada de pájaros sobre las rejas de la tarde
No
se sabe qué noche se envolverá en ellas.
No
debes rechazar así lo que has acumulado
Eres
niño, la oscuridad te engañaría
Toma
tus ojos y luego olvida tu voz
En
el seno de una calle
En
la ebriedad de un momento
Es
una sonrisa roja agosto.
EL
FIN DE LOS DIAS AMIGOS
Alma
gitana mía, frena ya tu caballo.
No
hay lugar adónde ir desde aquí.
Cae
la noche, un pájaro con alas de viento
que
baja lentamente, ahora es el momento
en
que se anulan los viajes.
Inclínate,
mira en mi rostro
los
viejos mapas trazados en mis ojos.
Esos
viejos caminos salpicados de estrellas.
No
queda rastro allí.
De
los ríos donde acampan
caravanas
largas y lentas
ni
de cálidas noches de verano
de
errantes ebriedades.
Es
el tejido de la noche desplegándose.
La
belleza femenina de la creación.
Hemos
llegado al final de los días,
libres,
altivos y amigos.
Cuando
dormíamos bajo miles de cielos
hacíamos
el amor y nos multiplicábamos.
¿Qué
es este anhelo que nos devora
en
habitaciones medio abiertas donde las velas se consumían?
¿Qué
hora es, dónde estamos, este muro alambrado de quién es?
¿Quién
es el autor de esta oscura calle,
esta
mortaja blanca como la nieve, este tiempo perdido
que
murió repentinamente?
Si
yo lanzo una flecha y hago descender la noche
los
días luminosos se arrodillarán a mis pies
con
las heridas recién lavadas.
En
nuestros pechos desnudos y en la rama más alta del árbol
mi
corazón se abrirá con un estruendo.
Alma
gitana mía, frena ya tu caballo
hemos
llegado ya al final del camino.
CEM
(La difícil situación del poeta en Turquía es
comparada con las desdichas del Príncipe Cem)
A Mehmet Mufit.
El día se desvaneció, rojas gotas
brillaban en sus márgenes.
Anduve por los erosionados jardines de la noche
Bajo una lluvia amarilla, circundado por infinitas
rocas,
Los recuerdos estremecían mi corazón, el aroma
cobrizo de la huida,
Mi infancia, un salón del trono, mi sultanía perdida
en Bursa.
Todas las puertas cerradas, cada puerta un muro.
Al dar la vuelta, vi aquel gran espejo reflejando
La lluvia migratoria de donde emergen el ser y la
nada.
El día se desvaneció, rojas gotas brillaban en sus
márgenes.
A mi llegada no había puertas. El ocaso, el muelle,
Lejos de Rodas los cascos sumergidos.
A través de las separadas vigas de mi galera escuché
el susurro del viento grabado
Sobre las aguas vastas de mi rostro.
Altas montañas a lo lejos, aquí, caminos escarpados,
El relincho de un caballo, sombrío olor a rosas,
Pasajes secretos bajo las ruinas del templo
Y el coro de muertos petrificados en los húmedos
sótanos.
¿Quién visita esos lugares? Viajeros desprevenidos
en este amanecer de primavera
Y vírgenes que caminan envueltas en mortajas
blancas.
¡Un relámpago inesperado! Aparecieron las puertas
y luego se desvanecieron.
Destrucción y dolor, huida y exilio. Con el aroma
cobrizo
De la soledad que emerge en el espejo del tiempo
perdido,
Se forjó esta desgracia en mi rostro, este viaje
desconocido,
Sentí miles de hierros candentes que quemaban mi
piel.
Mi cuerpo suspendido en oscuros tragaluces
Yo mismo una víctima del sacrificio en un amanecer
de primavera.
¡Una lluvia inesperada! La mitad de mi rostro ya
borrado.
¡El plomo me enceguece! Estos son mis obsequios
nupciales,
Un viento grave se lamenta en las cavidades
desoladas.
Las cuencas desoladas de mis ojos ¿de quién es el
turno ahora?
Todos mis compañeros colgados de la jarcia sumergida
de mi barco
¡Oh Mi Celal! ¡Amado Sinan!
¿A dónde va este océano? Nos hemos quedado solos
La lluvia destruye todas las puertas.
Yo, Cem, hasta ayer gobernaba la mitad de un
imperio.
Mi imagen se desvaneció en las monedas que forjé
Yo padecí mil muertes, vi mi propio cadáver
Golpeando la orilla.
Caminé con sucias ristras alrededor de mi cuello (el
ocaso, el muelle,
Lejos de Rodas los cascos sumergidos) y ahora
No hay lugar para mí en el mundo,
Ni un hogar, ni un palacio, ni un trono, ni un
rango.
Dame tu mano, hermano mayor, déjame estar a tu lado,
Llévame adentro, estrangúlame si es necesario,
¡Parte de mí es oscuridad total, parte, una lluvia
inesperada!
Los días fueron enterrados en el grito silencioso de
un bosque,
En los pozos insondables de su corazón. Coraje:
La oscuridad detrás de mis ojos es una tierra
perturbada Que jamás alcanzaré.
El día se desvaneció, rojas gotas brillaban en sus
márgenes.
El relincho de un caballo, sombrío olor a rosas
Y a mi llegada ya no había puertas.
Habían desaparecido,
Yo, desamparado en el tiempo perdido, fui dejado por
fuera.
En este frío, en esta oscuridad desolada
Estoy solo, mis manos son mi única luz.
(Traducido
del turco por Neyyeré Gül Isik y Jimena Londoño)
Tugrul
Tanyol nació en Estambul, Turquía, en 1953. Estudió Sociología en la
Universidad de Bósforo y es profesor actualmente de la Universidad de Marmara,
en Estambul. Es considerado una de las más prominentes figuras de la nueva
poesía en los años 80s. Ha publicado cinco libros de poesía: Catch the Day by
its Hand (1983); The Labyrinths of August (1985, Necatigil Prize); The Phoenix
in the Water (1990); Chamber Music (1992); The Cold Palace of the Faithless
Nymph (1995). Los
cinco libros fueron recogidos en 1997 en un único volumen: Collected Poems. En
1980 Tanyol colaboró en la publicación de dos influyentes revistas de poesía:
Üç Çiçek (Three Flowers) and Poetika. En 1995-1996 fue Vicepresidente de la
Unión de Escritores de Turquía. Los poemas que aqui se publican pertenecen a Los laberintos de agosto y otros poemas (Madrid: Editorial Verbum, 2003).
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