LA POESÍA IRAKÍ: UN ARMA DE EXPRESIÓN MASIVA por Muhsin Al-Ramli
Con la actual invasión de Irak, ya son 23 las veces que nuestra tierra sufre una ocupación de su territorio, pero siempre ha logrado liberarse y esta vez no será la última. Parte del error que cometen los invasores es la ignorancia de la historia y las calidades y características de sus gentes, porque sólo piensan Irak como un lugar estratégico o por sus riquezas incalculables. Estados Unidos ha vendido al mundo la idea de que Irak es una amenaza, porque es parte del llamado Eje del Mal, que tiene armas de destrucción masiva, que es una dictadura y un mar de petróleo. Nadie menciona a Irak como el país de Las Mil Noches y Una y la cuna de las civilizaciones, como que aquí tuvieron asiento Sumeria, Akkad, Nimrud, Uruk, Asiria, Nínive, Babilonia o Mesopotamia, lugar donde hace cinco mil años nació la escritura y se crearon el primer calendario, los primeros códigos, las religiones originales, la primera democracia, porque eso fue Babilonia, una ciudad donde convivían en paz grupos de variadas religiones, lenguas y etnias, y fueron escritos los primeros poemas épicos como Gilgamesh y La creación.
Pues en Irak tenemos más poetas que soldados, más poemas que armas. Y nuestra arma más eficaz es la poesía. Es nuestra arma de expresión masiva. Es el producto artístico número uno por excelencia, en cantidad y calidad. En mi país, la poesía no se considera un complemento o un lujo, sino una necesidad real, una parte básica en la hechura del individuo, una experiencia viva y aún más, una extensión de la propia vida. En la poesía se plasma la vida; en ella, la persona vive lo que no le ha sido permitido vivir... Y si Irak fue conocido a través de la historia como «el país entre los dos ríos» podemos afirmar que la poesía es el tercer río, puesto que, desde que nació el primer poema alrededor del siglo tercero antes de Cristo, este cauce no ha dejado de existir ni de propagarse hasta hoy.
Al hablar sobre la poesía en Irak no se puede omitir la importancia de la poesía en el resto de los países árabes, porque la cultura de los pueblos árabes es oral y poética; sus individuos son poetas por naturaleza. Por ese motivo apareció el Corán; la fuerza de la palabra, el milagro lingüístico que les sorprende y les desafía eternamente en lo más íntimo de su idiosincrasia. «Aunque los humanos y los genios se reunieran para producir algo semejante a este Corán, jamás harían nada parecido, aunque se ayudasen mutuamente.» (Corán 17:88). Irak, también, es el único país del mundo donde existió un mercado de la poesía al que acudía la gente de lugares muy lejanos a comprar, vender, aprender o criticar la poesía. Estoy hablando del mercado del Mirbad, en Basora.
En cuanto a la poesía irakí-árabe moderna, la mayoría de los historiadores están de acuerdo que el primer poema fue escrito por Nazik Al-Malaika, el 27 de Octubre de 1947, bajo el titulo «La cólera», cuando aquel año esta enfermedad se extendía por Egipto. Y así empezó la revolución poética a comienzos de los años cincuenta encabezada por tres poetas: Nazik Al-Malaika, Al-Sayab y Al-Bayati.
La revolución poética quiso romper con las normas de la poesía clásica, sus rimas y sus cadencias, un anhelo de más libertad en la expresión, en la forma y en el contenido; por esa razón se la denominó la poesía libre. Actualmente, es la que más predomina en el mundo árabe. Más adelante, aparecieron generaciones que fueron clasificadas por décadas: La generación de los Sesenta, los Setenta, los Ochenta y los Noventa. Y es evidente que las circunstancias del entorno, especialmente las políticas, que influyen y dejan sus huellas en la poesía de cada generación, y por igual, la poesía siempre ha tenido su influencia en lo político y lo social, ¡cuántas veces ha sido la chispa de una revolución, manifestación y un motor de mover masas!, ¡cuántas veces salvó a gente de morir y cuántas veces un poema mató a su escritor o le mandó a la cárcel o al exilio! Pues, hoy en día podemos encontrar poetas irakíes o sus tumbas en la mayoría de los países del mundo.
La generación de los Cincuenta era cercana al tiempo de la independencia, por eso son más nacionalistas, románticos y utilizaron los mitos nacionales en sus poemas. Los Sesenta tomaban parte en el conflicto entre las ideologías, y estaban influidos por las corrientes que venían de occidente, como los movimientos de los estudiantes y el existencialismo. Los Setenta intentaron regresar a las primeras fuentes de la poesía de Mesopotamia y emplearla de forma moderna, y estaban divididos entre los que se unieron al poder del partido que gobernaba unilateralmente, y los que estaban en contra y se marcharon al exilio.
Los Ochenta eran la generación de la guerra con Irán y los Noventa de la guerra del Golfo y el embargo. Al final, la mayoría de los nombres más importantes de todas estas generaciones viven actualmente en el exilio. Cada generación innovaba y revelaba su propia experiencia, tal y como describía Sadi Yousuf: «Voy con todos, y mis pasos son solitarios». Y así aparecieron nuevas formas en el poema irakí, como el poema circular, el poema narrado, el poema fotográfico, el poema contraste, el poema dibujado, el poema de prosa, el poema diario y el intento de renovar los Bilbalat de Babilonia.
Es evidente que la poesía irakí se abrió a las experiencias poéticas del resto del mundo, bien a través de lo traducido al árabe, bien a través de la lectura directa en los idiomas originales por los poetas que viven en el exilio, como actualmente está sucediendo. Incluso hay algunos que siguen viviendo dentro del país y están al tanto de las experiencias mundiales, a pesar de lo que está sufriendo actualmente el pueblo irakí, en general, y los intelectuales, en particular, por las consecuencias de las guerras, la dictadura, el embargo, el terrorismo, la ocupación y todo lo que conduce a una escasez de alimentos, medicamentos, papel y medios de comunicación, la creatividad continúa de una manera digna de admiración. Es suficiente la llegada del ejemplar de un libro procedente del extranjero para que rápidamente este sea divulgado en forma de fotocopia. El mismo procedimiento tienen los escritores al editar y distribuir sus nuevas creaciones. Tratarán de que sus voces lleguen al público más amplio posible.
En general, se observa en la mayor parte de la poesía irakí su gran cuidado por el lenguaje, la densidad de sus símbolos y su preocupación por los grandes temas que le atañen. Encontramos la diversidad y la continuidad de temas como la eternidad, la patria, el exilio y relaciones entre el amor y la guerra, la vida y la muerte, la memoria y el presente respecto a la patria, la añoranza, la melancolía, el sueño y la tristeza. Y lo mismo sucede en la música, ¡quizás porque Irak no ha disfrutado, a lo largo de toda su historia, de una década entera sin guerra! El irakí es creativo e inquieto.
En el año 2500 a.C. preguntaron a Gilgamesh: «Eres un rey, hermoso, fuerte y rico, pues ¿por qué estás triste?» Y él contestó: «Porque no he alcanzado a ser un dios». Y marchó en busca de la hierba de la eternidad, pero no la consiguió, así que regresó con la misma respuesta que hemos obtenido hoy en día tras recorrer un largo camino de filosofías:
Gilgamesh, ¿por qué vagas de un lado a otro?
No alcanzarás la vida que persigues.
Cuando los grandes dioses crearon la humanidad,
la muerte para la humanidad decretaron,
reservando la vida para sí mismos.
Tú, Gilgamesh, llénate el vientre,
goza de día y de noche.
Cada día celebra una alegre fiesta.
¡Día y noche danza y juega!
Ponte vestidos flamantes,
lava tu cabeza y báñate.
Cuando el niño te tome la mano,
atiéndelo y regocíjate.
Y deléitate con tu mujer, abrazándola.
¡Esa es la tarea de la Humanidad!
Gilgamesh, aplicó su respuesta construyendo la bella ciudad de Uruk, pero siguió triste porque no podía ser un dios. Algunos ven aquí la explicación del origen del orgullo irakí, de su sentido profundo y su oculta sensación de inquietud, su tristeza y melancolía en la música y la poesía, en la novela, la pintura y en la mirada. Pero, aunque el poeta irakí hable de sí mismo, utilizando el primer pronombre singular, no habla de forma individual, egoísta o narcisista, sino que siempre se refiere a una pluralidad. Sigue teniendo la sensación de ser responsable como portavoz de la gente; así comparte su ego con los demás y, antes que nada, con sus ciudadanos, su tierra y con la humanidad.
El número de poetas irakíes dentro y fuera del país es difícil de calcular, la mayoría escriben en árabe con sus dos formas: al-fusha (clásico) y Al-Lahcha (dialecto), y hay que añadir aquellos que escriben en otras lenguas como son la kurda, turcumana o asiria. Naturalmente, estos poetas han producido un enorme número de poemarios y poemas que versan sobre distintos temas, teniendo cada poeta su propia experiencia que, desde mi punto de vista, merece ser estudiada aparte. De ahí la dificultad de escribir sobre la poesía en Irak o presentarla en un solo dossier. Aun así, espero haber reflejado de forma resumida la relación de Irak con la poesía, para, a continuación, proseguir mi exposición con una muestra de la poesía actual irakí y elegir de entre ésta varios poemas escritos por once poetas amigos míos.
En su última visita a Madrid, Alvarado Tenorio me propuso y animó a hacer una pequeña selección para Arquitrave, como una muestra de la poesía irakí actual. Desde mi punto de vista toda poesía desde Gilgamesh es actual, desde el primer poema de la poetisa Angiduana (s. III a.C.) hasta hoy, donde se habla del amor, la guerra, lo político y el exilio, algo que está presente en la poesía irakí en todos los tiempos, pero, para ser más práctico o presentar algo de lo más actual, me limito en esta selección a algunos poetas destacados de las dos últimas generaciones: los Ochenta y los Noventa, que aún viven (ya que, desgraciadamente, y a pesar de su juventud, algunos fueron asesinados o muertos en circunstancias dramáticas dentro o fuera del país). Son poetas que ya tienen un nombre y están, hoy en día, en el auge de su producción. Claro está que lo que presentamos aquí sigue siendo sólo un ejemplo de las variadas experiencias poéticas (algunos poemas los descarté porque me resultaron casi imposibles de traducir por su experimentalismo lingüístico). He traducido todos estos poemas del árabe excepto los de Abdul H. Sadoun y Khaled Kaki que lo han hecho ellos mismos. Estos once poetas no son más que una muestra muy pequeña de un panorama muy amplio lleno de muchos más nombres importantes.
Pueden acceder al número completo en Arquitrave
Con la actual invasión de Irak, ya son 23 las veces que nuestra tierra sufre una ocupación de su territorio, pero siempre ha logrado liberarse y esta vez no será la última. Parte del error que cometen los invasores es la ignorancia de la historia y las calidades y características de sus gentes, porque sólo piensan Irak como un lugar estratégico o por sus riquezas incalculables. Estados Unidos ha vendido al mundo la idea de que Irak es una amenaza, porque es parte del llamado Eje del Mal, que tiene armas de destrucción masiva, que es una dictadura y un mar de petróleo. Nadie menciona a Irak como el país de Las Mil Noches y Una y la cuna de las civilizaciones, como que aquí tuvieron asiento Sumeria, Akkad, Nimrud, Uruk, Asiria, Nínive, Babilonia o Mesopotamia, lugar donde hace cinco mil años nació la escritura y se crearon el primer calendario, los primeros códigos, las religiones originales, la primera democracia, porque eso fue Babilonia, una ciudad donde convivían en paz grupos de variadas religiones, lenguas y etnias, y fueron escritos los primeros poemas épicos como Gilgamesh y La creación.
Pues en Irak tenemos más poetas que soldados, más poemas que armas. Y nuestra arma más eficaz es la poesía. Es nuestra arma de expresión masiva. Es el producto artístico número uno por excelencia, en cantidad y calidad. En mi país, la poesía no se considera un complemento o un lujo, sino una necesidad real, una parte básica en la hechura del individuo, una experiencia viva y aún más, una extensión de la propia vida. En la poesía se plasma la vida; en ella, la persona vive lo que no le ha sido permitido vivir... Y si Irak fue conocido a través de la historia como «el país entre los dos ríos» podemos afirmar que la poesía es el tercer río, puesto que, desde que nació el primer poema alrededor del siglo tercero antes de Cristo, este cauce no ha dejado de existir ni de propagarse hasta hoy.
Al hablar sobre la poesía en Irak no se puede omitir la importancia de la poesía en el resto de los países árabes, porque la cultura de los pueblos árabes es oral y poética; sus individuos son poetas por naturaleza. Por ese motivo apareció el Corán; la fuerza de la palabra, el milagro lingüístico que les sorprende y les desafía eternamente en lo más íntimo de su idiosincrasia. «Aunque los humanos y los genios se reunieran para producir algo semejante a este Corán, jamás harían nada parecido, aunque se ayudasen mutuamente.» (Corán 17:88). Irak, también, es el único país del mundo donde existió un mercado de la poesía al que acudía la gente de lugares muy lejanos a comprar, vender, aprender o criticar la poesía. Estoy hablando del mercado del Mirbad, en Basora.
En cuanto a la poesía irakí-árabe moderna, la mayoría de los historiadores están de acuerdo que el primer poema fue escrito por Nazik Al-Malaika, el 27 de Octubre de 1947, bajo el titulo «La cólera», cuando aquel año esta enfermedad se extendía por Egipto. Y así empezó la revolución poética a comienzos de los años cincuenta encabezada por tres poetas: Nazik Al-Malaika, Al-Sayab y Al-Bayati.
La revolución poética quiso romper con las normas de la poesía clásica, sus rimas y sus cadencias, un anhelo de más libertad en la expresión, en la forma y en el contenido; por esa razón se la denominó la poesía libre. Actualmente, es la que más predomina en el mundo árabe. Más adelante, aparecieron generaciones que fueron clasificadas por décadas: La generación de los Sesenta, los Setenta, los Ochenta y los Noventa. Y es evidente que las circunstancias del entorno, especialmente las políticas, que influyen y dejan sus huellas en la poesía de cada generación, y por igual, la poesía siempre ha tenido su influencia en lo político y lo social, ¡cuántas veces ha sido la chispa de una revolución, manifestación y un motor de mover masas!, ¡cuántas veces salvó a gente de morir y cuántas veces un poema mató a su escritor o le mandó a la cárcel o al exilio! Pues, hoy en día podemos encontrar poetas irakíes o sus tumbas en la mayoría de los países del mundo.
La generación de los Cincuenta era cercana al tiempo de la independencia, por eso son más nacionalistas, románticos y utilizaron los mitos nacionales en sus poemas. Los Sesenta tomaban parte en el conflicto entre las ideologías, y estaban influidos por las corrientes que venían de occidente, como los movimientos de los estudiantes y el existencialismo. Los Setenta intentaron regresar a las primeras fuentes de la poesía de Mesopotamia y emplearla de forma moderna, y estaban divididos entre los que se unieron al poder del partido que gobernaba unilateralmente, y los que estaban en contra y se marcharon al exilio.
Los Ochenta eran la generación de la guerra con Irán y los Noventa de la guerra del Golfo y el embargo. Al final, la mayoría de los nombres más importantes de todas estas generaciones viven actualmente en el exilio. Cada generación innovaba y revelaba su propia experiencia, tal y como describía Sadi Yousuf: «Voy con todos, y mis pasos son solitarios». Y así aparecieron nuevas formas en el poema irakí, como el poema circular, el poema narrado, el poema fotográfico, el poema contraste, el poema dibujado, el poema de prosa, el poema diario y el intento de renovar los Bilbalat de Babilonia.
Es evidente que la poesía irakí se abrió a las experiencias poéticas del resto del mundo, bien a través de lo traducido al árabe, bien a través de la lectura directa en los idiomas originales por los poetas que viven en el exilio, como actualmente está sucediendo. Incluso hay algunos que siguen viviendo dentro del país y están al tanto de las experiencias mundiales, a pesar de lo que está sufriendo actualmente el pueblo irakí, en general, y los intelectuales, en particular, por las consecuencias de las guerras, la dictadura, el embargo, el terrorismo, la ocupación y todo lo que conduce a una escasez de alimentos, medicamentos, papel y medios de comunicación, la creatividad continúa de una manera digna de admiración. Es suficiente la llegada del ejemplar de un libro procedente del extranjero para que rápidamente este sea divulgado en forma de fotocopia. El mismo procedimiento tienen los escritores al editar y distribuir sus nuevas creaciones. Tratarán de que sus voces lleguen al público más amplio posible.
En general, se observa en la mayor parte de la poesía irakí su gran cuidado por el lenguaje, la densidad de sus símbolos y su preocupación por los grandes temas que le atañen. Encontramos la diversidad y la continuidad de temas como la eternidad, la patria, el exilio y relaciones entre el amor y la guerra, la vida y la muerte, la memoria y el presente respecto a la patria, la añoranza, la melancolía, el sueño y la tristeza. Y lo mismo sucede en la música, ¡quizás porque Irak no ha disfrutado, a lo largo de toda su historia, de una década entera sin guerra! El irakí es creativo e inquieto.
En el año 2500 a.C. preguntaron a Gilgamesh: «Eres un rey, hermoso, fuerte y rico, pues ¿por qué estás triste?» Y él contestó: «Porque no he alcanzado a ser un dios». Y marchó en busca de la hierba de la eternidad, pero no la consiguió, así que regresó con la misma respuesta que hemos obtenido hoy en día tras recorrer un largo camino de filosofías:
Gilgamesh, ¿por qué vagas de un lado a otro?
No alcanzarás la vida que persigues.
Cuando los grandes dioses crearon la humanidad,
la muerte para la humanidad decretaron,
reservando la vida para sí mismos.
Tú, Gilgamesh, llénate el vientre,
goza de día y de noche.
Cada día celebra una alegre fiesta.
¡Día y noche danza y juega!
Ponte vestidos flamantes,
lava tu cabeza y báñate.
Cuando el niño te tome la mano,
atiéndelo y regocíjate.
Y deléitate con tu mujer, abrazándola.
¡Esa es la tarea de la Humanidad!
Gilgamesh, aplicó su respuesta construyendo la bella ciudad de Uruk, pero siguió triste porque no podía ser un dios. Algunos ven aquí la explicación del origen del orgullo irakí, de su sentido profundo y su oculta sensación de inquietud, su tristeza y melancolía en la música y la poesía, en la novela, la pintura y en la mirada. Pero, aunque el poeta irakí hable de sí mismo, utilizando el primer pronombre singular, no habla de forma individual, egoísta o narcisista, sino que siempre se refiere a una pluralidad. Sigue teniendo la sensación de ser responsable como portavoz de la gente; así comparte su ego con los demás y, antes que nada, con sus ciudadanos, su tierra y con la humanidad.
El número de poetas irakíes dentro y fuera del país es difícil de calcular, la mayoría escriben en árabe con sus dos formas: al-fusha (clásico) y Al-Lahcha (dialecto), y hay que añadir aquellos que escriben en otras lenguas como son la kurda, turcumana o asiria. Naturalmente, estos poetas han producido un enorme número de poemarios y poemas que versan sobre distintos temas, teniendo cada poeta su propia experiencia que, desde mi punto de vista, merece ser estudiada aparte. De ahí la dificultad de escribir sobre la poesía en Irak o presentarla en un solo dossier. Aun así, espero haber reflejado de forma resumida la relación de Irak con la poesía, para, a continuación, proseguir mi exposición con una muestra de la poesía actual irakí y elegir de entre ésta varios poemas escritos por once poetas amigos míos.
En su última visita a Madrid, Alvarado Tenorio me propuso y animó a hacer una pequeña selección para Arquitrave, como una muestra de la poesía irakí actual. Desde mi punto de vista toda poesía desde Gilgamesh es actual, desde el primer poema de la poetisa Angiduana (s. III a.C.) hasta hoy, donde se habla del amor, la guerra, lo político y el exilio, algo que está presente en la poesía irakí en todos los tiempos, pero, para ser más práctico o presentar algo de lo más actual, me limito en esta selección a algunos poetas destacados de las dos últimas generaciones: los Ochenta y los Noventa, que aún viven (ya que, desgraciadamente, y a pesar de su juventud, algunos fueron asesinados o muertos en circunstancias dramáticas dentro o fuera del país). Son poetas que ya tienen un nombre y están, hoy en día, en el auge de su producción. Claro está que lo que presentamos aquí sigue siendo sólo un ejemplo de las variadas experiencias poéticas (algunos poemas los descarté porque me resultaron casi imposibles de traducir por su experimentalismo lingüístico). He traducido todos estos poemas del árabe excepto los de Abdul H. Sadoun y Khaled Kaki que lo han hecho ellos mismos. Estos once poetas no son más que una muestra muy pequeña de un panorama muy amplio lleno de muchos más nombres importantes.
Pueden acceder al número completo en Arquitrave
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