jueves, 17 de abril de 2008

Justo Jorge Padrón ganó La Espiga de Oro de la Fundación Marco Antonio Corcuera por Pedro Escribano

El poeta español Justo Jorge Padrón, aquel que en diciembre de 1977 acudió a Estocolmo a la Academia sueca, a recibir en nombre del poeta Vicente Aleixandre, que se hallaba muy enfermo, el Premio Nobel, ayer fue distinguido en la ciudad de Trujillo con el Premio Internacional La Espiga de Oro Marco Antonio Corcuera 2008. La ceremonia, que se llevó a cabo en el marco del Primer Festival Internacional de Poesía César Vallejo, se realizó a las doce del día en el Salón Consistorial de la municipalidad de esta ciudad, con la presencia de los poetas invitados a la fiesta de la poesía y del ingeniero César Acuña Peralta, alcalde de la ciudad.

POR SU TRAYECTORIA

Según el acta del jurado, Justo Jorge Padrón fue distinguido "en reconocimiento a su trayectoria, a la jerarquía de su obra publicada, al impulso que le ha dado a la formación de poetas jóvenes, el estímulo a la reflexión histórica dentro de la creación literaria hispanoamericana y a su ascendente proyección universal". El jurado estuvo integrado por poetas nacionales y extranjeros invitados al festival de poesía. El premio está dotado con la suma de dos mil dólares y anteriormente lo ganó el poeta paraguayo Elvio Romero y nuestro Alejandro Romualdo.

Jorge Padrón nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1943. Estudió derecho y filosofía en la Universidad de Barcelona. Ha publicado, entre otros poemarios, Los círculos del infierno, Escrito en el agua, El abedul en llamas, Resplandor del odio, Los dones de la tierra.

VALLEJO, MUCHAS GRACIAS

El poeta español recibió La Espiga de Oro y el correspondiente diploma de manos del reverendo padre César García Corcuera, antes recibió el saludo de Marco Antonio Corcuera García, representante de la Fundación Marco Antonio Corcuera, organizadora del concurso.

"Hay palabras que son transparentes, que fluyen solas, naturales. Una de ellas es la palabra gracias. Hoy digo gracias con alegría, con modestia y con emoción", expresó Jorge Padrón.

"Gracias a César Vallejo –agregó– cuya palabra entraña la transfiguración del dolor, la solidaridad del ser humano".

El poeta también agradeció a Marco Antonio y Arturo Corcuera, "alma invisible de este festival que se ha ganado una capital del mundo para la poesía", a la Universidad César Vallejo y al jurado que le otorgó el premio.

RESPLANDOR POÉTICO

En otro momento intentó definir la poesía desde su experiencia. "Yo creo que la poesía es un resplandor que canta y que ilumina esa realidad interior y profunda del ser humano. Cuando yo descubrí que a través de ese arte indirecto y de esa densidad metafórica, el poeta podía llegar a las emociones más profundas del ser humano, me ganó para siempre".

Y confesó ser un religioso, un fiel de la palabra poética: "Yo también creo, con el filósofo y romántico Novalis, que la poesía es la religión natural del hombre. Para mí, cuando descubrí mi vocación poética, la poesía fue como una entrada en religión".

Afirmó que no sabía si merecía el premio, pero sí estaba seguro de que sí merecía, por su dedicación de casi 50 años a la palabra poética, la fidelidad a la poesía.

"Yo creo –agregó– que la poesía es también una forma de conocimiento y es una forma de revelación de la palabra y revelación de ese espacio desconocido para la mayoría de los hombres como es el alma humana".

"Gracias a esa voluntad de belleza en la expresión –sentenció–, el poeta puede llegar a ser el paladín de la verdad y de la justicia y también por su capacidad crítica mejora la sociedad que la acoge".

Luego de estas palabras, Justo Jorge Padrón declamó de memoria algunos de sus poemas con los que se ganó, ya no solo el premio La Espiga de Oro, sino el corazón y cariño de los trujillanos.

EL DESDICHADO

¿Qué sombra del infierno me maltrata?
¿De qué dios vengativo es el castigo
de tener en mí mismo a mi enemigo
y ser el propio fuego que me mata?
Yo soy el daño que me apresa y ata
al poste del tormento que maldigo.
Soy mi dolor callado, y a quien sigo
en la fiel convicción que me delata.
Avivar esa higuera que me ciega
es ansia y agonía y hondo exceso.
Sentir como placer mi solo llanto,
buscar en mí lo que el vivir me niega,
para hendir con mis manos hasta el hueso
el acerado filo del quebranto.

EL DATO

Compromiso. El ingeniero César Acuña Peralta, alcalde y rector fundador de la U. César Vallejo, en su intervención se comprometió a realizar todos los años el Festival Internacional de Poesía César Vallejo. Y que cada año, "será mucho mejor".

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