domingo, 27 de abril de 2008

Soy profeta de la ciencia y de la poesía: entrevista a Enrique Verástegui por Juan Zamudio

Enrique Verástegui (Lima, 24 de abril de 1950), en la contratapa a su primer libro, En los extramuros del mundo (1971), escribe: "La poesía es para mí una necesidad concreta como comer o dormir, pero consciente y más inmediata"; el transcurrir de los años acentúan en el oficio escritural de Enrique un ahondamiento en el conocimiento; éste se trasluce en la tetralogía titulada Ética conformada por: I. Monte de goce o del pecado (1991), II. Taki onqoy o de la redención (1993), III. Angelus novus o de la virtud (1989-1990), y IV. Albus o de la gnosis (1995). La mañana de un día nublado lo visité en su morada, y entonces mencionó que la escritura de Ética le ha significado “entrega mística al absoluto”; la claridad de sus palabras trazan las siguientes líneas.

Los jóvenes de Hora Zero, a inicios de los '70s, se congregan a través de la utopía [social], pero ésta se quiebra a finales de los '80s, simbolizada con la caída del Muro de Berlín. ¿Cuál es tu perspectiva de la misma, entendiendo la utopía como búsqueda de espacio, y dónde te ubicas en este nuevo contexto?

Es una pregunta interesante que me hace un joven del siglo XXI. En realidad no me interesa la utopía desde el punto de vista político, sino la utopía desde el punto de vista estético y científico, esto es: si bien es cierto que en el espacio político se cae el Muro de Berlín, también es [cierto] que la utopía existe desde los albores de la humanidad, tanto en Grecia como en la India, o en China, [y ésta] continua hasta ahora, y desde esa perspectiva he contribuido a esa utopía no sólo a través de mis libros de ensayos y poesía, sino también a través de mis propuestas filosóficas y matemáticas como se expresa en “Apología pro-totalidad” (recomendada por el Congreso de EEUU para sus lectores) y en el “Modelo del teorema”, para abrir un nuevo espacio en la sociedad en este cambio de signo. En la medida en que el Muro de Berlín cae, también se abre a través del Internet para mundializar las expresiones del mundo y desde esa perspectiva mi utopía, la utopía de Enrique Verástegui, como científico y artista, es la de proyectar un espacio de felicidad a todos los seres humanos del planeta Tierra.

Citando un verso, no es literal, de En los extramuros del mundo mencionas: “el enemigo está en uno”, ¿ese enemigo está asociado con el caos?

Hay un verso que se parece a lo que tú dices, pero el verso no termina ahí, la primera persona de ese poema, que no soy yo, dice que se levanta para luchar contra ese yo.

El caer y levantarse es una constante en el ser humano, ¿la vida como aprendizaje permanente la asociadas a tu libro Ética?

Claro, Ética es una propuesta de conocimiento, es un libro de Gnosis, es un libro de sabiduría. Pero la piedra angular, la base central de Ética es algo simple, común y normal: conducir al éxito a los jóvenes de buena voluntad que quieran leerla y aplicarla a sus vidas, eso es todo. A partir de ahí se puede elaborar un edificio de infinitos pisos de teorías.

Cioran propone un mundo caótico antes del orden, siendo el caos primordial al ser, porque signo + signo = caos. ¿Cuál es tu perspectiva al respecto?

Eso según Cioran, según Verástegui las cosas son diferentes. En el principio era la tranquilidad, cuando la materia se había condensado al punto de caber en una caja de fósforos, y luego viene el Big-Bang, que recién empieza. Pero eso no es el caos, sino la expansión del universo dada como armonía a través de la gravedad de los planetas; y desde ese punto de vista también el mundo del caos, planteado desde el punto de vista filosófico tal como lo planteas tú a través de Cioran, no es un mundo real porque lo que se observa actualmente, según la filosofía Hindú, es el Kali Yuga, que es el caos de la sociedad actual. Pero hubo un instante de absoluta serenidad, de absoluta paz, tranquilidad, cuando, según esta misma filosofía Hindú, Branma imperaba sobre el mundo.

Elegiste tener a personajes literarios dentro de tu poética; En los extramuros del mundo dialogas con Lezama

Sí, aclaro una cosa. Ese primer libro En los extramuros es un libro de aprendizaje, libro escrito a los 19 años, y no es mi propuesta para el mundo, sino es mi propuesta de escritura. Es el libro de un adolescente que busca afilar su pluma para escribir la obra mayor que es el proyecto de Ética, escrito ese libro y habiendo comprobado que dominaba la escritura, me propuse y terminé el proyecto de Ética.

En ese proceso de escritura, como aprendizaje, le dedicas un poema a la ausencia de la abuela. ¿Ese aprendizaje costo sudor, dolor, desesperación?

En el poema a la abuela yo renuncio a la universidad porque se muestra incapaz de combatir el Cáncer, y no sólo el primer libro está lleno de sufrimiento y dolor como dices, sino que también el proyecto de Ética, que es una ética feliz que ha sido concebido como se concibe el amor. Eso es: cuando tú haces el amor gimes, sudas, te esfuerzas, te cansas y finalmente llegas al orgasmo que es el máximo de distensión o el máximo de plenitud.

Tu producción está en una unidad, es decir, la interrelación de texto a texto es un continuun; o ubicas textos insulares en la misma

Hay una interrelación, hay un proyecto orgánico absolutamente interrelacionado que es Ética y se escribirán infinitos pisos, pero ya no me corresponde a mí dilucidarlo, sino que dejo lo escrito para llevar al bien a los jóvenes.

En una entrevista que te hizo, el poeta y narrador, Ildefonso manifiestas que formarías un Tribunal Internacional para Crímenes de Guerra, para el que buscas apoyo; dime, ¿qué función cumplirías en ese Tribunal?

Si yo creara el Tribunal y leyeras “Surge de mí”, obviamente que la función que voy a cumplir es una dura función: la de ser juez de esta época.

¿No te temblaría la mano?

No es que no me temblaría la mano, sino que es la metáfora de un poeta en un mundo que necesita coherencia en medio de lo que tú denominas posmodernidad (1).

Octavio Paz, criticado por los infrrarealistas, dice que el erotismo es poner entre paréntesis la reproducción; tú elaboraste un libro [Monte de goce] cuyos elementos son propios del erotismo, ¿tu perspectiva es un goce místico o compartir con el otro?

Estoy en desacuerdo con Octavio Paz, y esto es una posición de todos los '70s, nosotros somos poetas peruanos, latinoamericanos y formamos parte del planeta Tierra, y estamos, y así lo dice nuestra práctica personal, a favor de la reproducción del género humano. Esa reproducción se produce a través de ceremonias eróticas, pero es para la reproducción del género humano; o sea, no es que se ponga entre paréntesis a la sexualidad sino que la sexualidad esta al servicio de la mente y de Dios.

En el primer manifiesto de Hora Zero, elaborado por Juan Ramírez Ruiz [y Jorge Pimentel], se menciona: “di la primera palabra y no te preocupes por la última”. Cito lo anterior para reflejar el espíritu de los jóvenes de los 70’s y, si es correcto, desde tu perspectiva, ¿esas propuestas de cambio social que se elaboran por aquella década se ven reflejadas, posteriormente, en Ética?

Es correcto en la medida en que Ética puede concebirse como sabiduría, pero no es correcto en la medida en que yo me proponga como un líder político ni como profeta político. Soy un profeta de la ciencia y de la poesía, al punto de lo que yo he hecho, si esa es tu siguiente pregunta, he escrito el archipoema, esto es: el poema total, al cual denomino el archipoema.

El infrarrealismo señala a Hora Zero como un referente. Qué perspectiva tienes del mismo y de su frase-propuesta beat que está incluida en el primer manifiesto infrarrealista, elaborado por Roberto Bolaño: “Dejémoslo todo nuevamente”

Ya a los años uno pierde la ilusión en ciertas cosas y uno se interesa por otras cosas. Si bien es cierto que los infrarrealistas conocieron a Hora Zero a través de mí y viceversa; también es verdad que estoy metido en mi biblioteca leyendo la Biblia y que eso me hace feliz.

Qué diferencias consideras que se dieron entre los '70s latinoamericanos y lo sucedido en Norteamérica paralelamente

Existe absoluta distancia y absoluta independencia. Los '70s en Lima, en Hora Zero, fue una época, una experiencia que quiso ser peruana y a la vez universal; y que no quiso ser copia de nadie. [Hemos tenido] como elemento cercano en el tiempo a los nadaistas colombianos, por ejemplo, de quienes nos distanciamos para hacer un movimiento netamente peruano, esto es, no quisimos usar calaveras, no quisimos dejarnos el pelo largo, no quisimos drogarnos, no quisimos alcoholizarnos, y lo que hicimos fue dedicarnos exclusivamente a formar una identidad peruana que se expandiera al mundo y llevar el mensaje del Perú a todos los rincones del planeta Tierra.

(1) Al respecto sostiene: “Según otras teorías vivimos la hipermodernidad”, y si en ésta se producen identidades múltiples se origina “una baraja de elecciones y nuevamente caemos en el problema del libre albedrío”, esto significa elegir entre “Perico de los Palotes o elegir leer a Enrique Verástegui, Dante o Joyce”; advierto que lo mencionado por Enrique tiene por propósito mostrar los caminos que eligen las identidades frágiles en este nuevo contexto que no están consolidadas por un trasfondo ético.

Fuente: Film biológico

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