viernes, 10 de febrero de 2023

6 poemas de la mexicana Yara Patiño Estévez

 

Yara Patiño Estévez en Casa de la Literatura Peruana, 2022

LA MUJER MÁS FUERTE DEL MUNDO


“Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Långstrump”

escribió él, bajo la imagen de una rubia

delgada que sostenía un auto 

con 

una

sola

mano

y una sonrisa que, sin esfuerzo ni

tensión

levanta el ánimo del cartel en blanco y negro donde ella es 

la mujer

del brazo cibernético y sonido reverberante

dos piernas y un oído que alcanza cualquier susurro 

de transistores de tono muy agudo

pero antes estuvo muerta

sin recibir

los seis millones de dólares del novio 

aunque sí la cámara lenta

André el Gigante

Ted Cassidy y algunas fembots que dislocan 

sus máscaras faciales.

Ella, al final, tuvo que revivir pero ahora

se conecta a un aparato que la mantiene en criogenia mientras recuerda 

que de pequeña la llamaban Pippi

la niña más fuerte del mundo 

y caminaba hacia atrás resolviendo todo

e hizo que mi madre se destrozara las rodillas al lanzarse en bicicleta 

por una pendiente rocosa

buscando sus monedas de oro

el mono tití y la navaja con que más tarde perseguiría

en ropa interior

al ladrón turco.

Como herencia, yo

tengo gran velocidad

de escape, aunque no se nota por la parálisis

de sueño 

esa secuencia donde siempre

lo intento.

Mi padre era bucanero y puso un caballo en la palma de mi mano

ahora tengo una prótesis biónica que hace todo

mejor que yo.




WAVE OF MUTILATION


Vas a pensar que morí

también lo he pensado lo suficiente 

para el terror de perder 

un pedazo de cuerpo y enseñarle 

todo de nuevo

y no sería lo peor: 

he besado crustáceos antes de que polinicen las algas

pero temo a la sumersión

a no saber en dónde estoy plantada

moverme es

paralizante

y no era esto, no. 

Conozco mi intestino: es una rosa

una amapola. No me gustan las metáforas, es 

que pueden ser inevitables y matar

de miedo.

Quise ser vegetal. He logrado los colores, lo efímero y una especie

de fotosíntesis todavía 

en estado de prueba.

Él dijo de alguien más:

si hablaba de un tigre

había uno enfrente. Yo he tenido en mis manos mis vísceras

y los cadáveres de quienes amo.

El rigor mortis no impide

un beso

la frialdad no evita

la ardentía

la cianosis es

pasajera.

No creo en el más allá, pero hablo con los muertos.

Sé que todo es falso y que no puedo engañarme ahora. Es tarde.

Debí haberlo hecho antes.

Debí.

El deber es inalcanzable. Creer es eso.

Y nunca he sabido qué hacer con lo que sé. Nunca

con lo que no creo. Tan poco.

No creer es la muerte y no creer pervive.

¿Qué me costaría salir 

y agradecer al cielo?

Pensar

que los muertos me escuchan

que los astros

las secuencias

el pasado

seis cosas imposibles

seis tuercas

y todos los patrones que parecen

decir algo

lo digan.

Cómo creer sin evidencia

-eso no es para todos-

tal vez la gravedad, la caída, las leyes que parecen caos -por ahora-

y la próxima ruta

el vuelo

o los dibujos que dejan las olas en la arena

eso

que parece lenguaje

porque todo en él está oculto

eso que parece intraducible y no queremos creerlo

-me refiero a una sola persona-. O. No.

Él dijo que el tigre no existía pero

estaba ahí

ahora no hay nada verosímil: morirse 

nunca

fue una opción




CÓMO ACLARAR CONCEPTOS ABSURDOS (2014)


Para los matemáticos

si no hay dimensión 

no hay libertad

la dimensión cero está confinada 

a un único punto

totalmente inmóvil 

pero

se puede hablar de ella

y de partículas ideales

singularidades

e infinitos 

pero

en términos físicos

esto es un error

sabemos 

que el cero no existe

que el primer universo tuvo que

moverse.

Hasta en los principios de la geometría 

los lugares extraños 

las singularidades 

pueden existir 

pero 

no es verdad 

insistimos 

el cero no existe. 


En un hoyo negro

la singularidad sólo puede ser 

co-singularidad

ahí tampoco existe el final del tiempo 

y esta es otra razón

por la que nada se pierde 

en los hoyos negros.

El inverso de una singularidad 

es infinito 

pero 

existiendo sólo co-singularidades 

sólo co-infinitos pueden existir.


Aparte de eso 

las singularidades plurales 

admiten infinitos plurales

y esto es aún peor 

es imposible que existan 

infinitos plurales

la infinidad no puede ser otra

dos infinitos cancelan el infinito

los infinitos 

en plural 

sólo pueden ser co-infinitos.


Aparte de eso

las partículas ideales 

no existen.




EJERCICIO CON SALUDO


Yo te saludo, cárcel

que contiene los deseos: 

lo indeseable

te saludo, con las mismas ganas de siempre

las ganas de huir de ti

prisión de todo lo que he querido

saludo lo que no me deja ir allá

al núcleo

al tamaño mínimo

al grado cero

al horizonte de sucesos donde cambian las reglas

a los estados múltiples de la materia

a lo que solo puedo imaginar porque tu prisión

-mi tamaño-

lo que se supone es

una persona

sin unidad

ni origen

ni raíces

te saludo, linde

pobre semilla, pobre perímetro de polvo

pies que no pueden recorrer un sistema nervioso

manos que no pueden tocar el colapso de una estrella 

ojos que no ven la radiación cósmica

inútiles todos, viles órganos

carbón que ata 

trenzas de ADN

barrotes irrompibles

y una sola salida

una certeza, la única

oh, cuerpo,

la que va a morir te saluda

te agradezco el dolor siempre claro

cuando al fin sea libre te saludaré con un soplo que será todo

menos divino




CINCO MUERTES, LA MISMA


𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮 𝗹𝗲𝘁𝗿𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗮𝗹𝗳𝗮𝗯𝗲𝘁𝗼

Amanda: has sido mi última Amiga, la primera, la única Así. El primer espejo. ¿Sabes que desde entonces he usado tu nombre como seudónimo? Tu tonta muerte. Tu Alergia. Tus doce años míos. Tus libros míos, tus colores. Nuestro cuadro imaginado en el piso. Nuestro nacimiento surrealista. Nuestro circo. Mi pérdida primera, la corona. Tú, la desigual, yo, la misma. 

𝗧𝗲𝗿𝗰𝗲𝗿𝗮 𝗹𝗲𝘁𝗿𝗮, 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗻𝗱𝗮 𝗺𝗮𝗱𝗿𝗲

Celia: mi jazmín, la bondad en Carne, soledad Compartida. Tu seno, el gran mostrador de madera donde trepaba a dibujarte. Figuritas de plastilina. Las visitas a la iglesia eran un parque de diversiones donde aprendí a no rezar rezando. Tú eras mi Casa y me escapé de la otra, de la que me habían llevado arrancada de ti, a mis tres años. Llegué a la tuya. Tuviste que devolverme. Pasó de nuevo años después: siempre me pasa todo, por lo menos, dos veces. Todo lo terrible. Debe ser mi planeta siempre retrógrado, venenoso. Pero a esa segunda no volví, tal vez supe que no me iría nunca, que nunca me fui, ni tú, ni ese jazmín, ni el olor.

𝗟𝗮 𝗱𝘂𝗼𝗱𝗲́𝗰𝗶𝗺𝗮, 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗼𝗻𝗮𝗻𝘁𝗲, 𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗼

Luis: Lateral, oral y alveolar. La undécima Latina. Lambda, Longitud de onda, constante cosmológica: un ardid que hace que todo funcione. Una cadena hueca, Licor, Líquido metal Luz que se derrite, caminatas a lo desconocido y el asombro: el hallazgo de tu mano, el amor por las canicas deformes, las hierbas malas, las hojas amarillas, novelas olvidadas, perderse donde nazco. Volver. Lo que escucho. El muro más blando. Las jaulas sin puerta. Lo que no se responde. Lo que siempre. El deseo de andar. “Sé tú”, me dijiste, y nada he sido: soy eso. Tus últimas palabras: “estoy mejor que nunca”.

𝗔́𝗹𝗲𝗳. 𝗘𝗹 𝘂́𝗹𝘁𝗶𝗺𝗼, 𝗹𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮, 𝗲𝗹 𝗮𝗰𝗲𝗻𝘁𝗼

Ángel: tu lengua Áspid, la resonancia. Todos los tiempos, las raíces. Juego infinito y tu oído. Llave. Tuerca Áurea. Palanca y muevo. Lo que te digo es especular. Te lo digo en Ábaco y tú pones las cuentas, los villanos, los que pierden el paso, el aliento. Cada Átomo se multiplica en tu caleidoscopio Ácido, mullido. Esa forma de bailar y seguir el ritmo aunque lo niegues. Los guiños, los guiños, los efectos sin causa. El peso pluma que no sueña. Escoliosis del Árbol-semilla fronda sombra titilante, todo lo que siempre te digo y escuchas mutando en Scheherezade, tú. Tú: Pandora.

𝗟𝗮 𝗽𝗲𝗻𝘂́𝗹𝘁𝗶𝗺𝗮. 𝗟𝗮 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗮 𝗼𝘁𝗿𝗮. 𝗟𝗮 𝗳𝗶𝗻𝗮𝗹

Yara: mutante que muere porque no muere. La letra que en una lengua es pregunta y en otra respuesta. Y conjunción de coexistencia inexistente. Ahí Yo, la gemela muerta, el bucle, boleto sin retorno a un hogar nómada con muros embrujados. Destino forastero que vivo sin vivir en mí. Que vivo lo que mata. Que repito. Nunca termino. Nunca empiezo. No sigo. El reflejo que no veo y me habla a paradojas, a gritos, al mismo tiempo que Yo, aquella, otra, y Ya. No. Y lo contrario. ¿Sabes qué te digo a ti? Que no te extraño y que todo lo extraño. Y, sin embargo, se mueve.

Despeja: 

X función de Y

luego giro y por qué 

la parábola se tuerce

WhY

Espeja: 

YosoY

Ω

α

Y aquí termina

siempre

la historia

(nunca)

YA 

no + ( = ∞) 

𝘐'𝘷𝘦 𝘸𝘢𝘵𝘤𝘩𝘦𝘥 𝘊-𝘣𝘦𝘢𝘮𝘴 𝘨𝘭𝘪𝘵𝘵𝘦𝘳...

𝘐𝘵’𝘴 𝘵𝘪𝘮𝘦 𝘵𝘰

𝘠




EJERCICIO CON OBJETOS RECOLECTADOS


Todo parte de aquí, los fragmentos al medio, cascarón roto salvado por una membrana.

El metal sostiene, atornilla. Quise encontrar una tuerca y sé por qué, pero sólo hubo esto: al menos, tiene seis lados, una espiral y el elemento, la aleación: es para ella. 

Vuelo en blanco y negro. Los restos son ambiguos, una línea precisa, una ruta. Si miras de cerca, las líneas desaparecen y otras surgen: son preguntas.

Una roca volcánica del color de mi sueño, castillo dividido por una diagonal donde vive mi infancia. Lo que queda del centro.

Frutos que no conocía, agrupados, rojos y negros, pequeños, dulces: tuve que probarlos. Tampoco conocía el lugar donde crecen. Ahí volvió todo a sus fragmentos, como era en el principio, sin sólidos. La membrana azul es el gluon que sostiene las fuerzas débiles de las partículas.



Yara Patiño Estévez (Berlín, Alemania). Reside en Guadalajara, México. Escritora, editora y gestora cultural. Colabora en la revista México Design y en Arena México, Arte Contemporáneo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente

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