miércoles, 25 de marzo de 2015

EL PUENTE DE HART CRANE



Oh la lluvia a las siete
Y la paga a las once.
Sonriendo mantén al jefe lejos,
Mary (¿qué vas a hacer?). Pasaron
Ya las siete y las once,
Y yo sigo esperándote.

¡Oh, Mary, ojos azules y pañuelo burdeos,
Mi Mary de los sábados!

¡Campanillas del carro
De golosinas!
¡Palomas a millones,
Y Prince Street en primavera,
Donde brillan los higos
Junto a las ostras!

¡Oh, Mary que te asomas desde el silo,
Suelta tu trenza de oro!

En pleno mediodía
De mayo las violetas
Se esparcen en cornisas de narcisos.
Reinan en Bleecker bandas de trileros,
Con crin de poni las peonías
Y en las ventanas nomeolvides:
¡Allá arriba, en la torre de latón, resplandece,
Oh, Mary catedral,
resplandece!


(Editorial PRE-TEXTOS, 2013)


HART CRANE (1899-1932) es uno de los poetas norteamericanos más relevantes del siglo XX. Su obra poética, marcada tanto por la intensidad como por la brevedad (sólo llegó a publicar dos libros:
White Buildings, en 1925, y The Bridge, en 1930), así como por la dificultad y el hermetismo de su dicción, ha sido situada en la tradición que inauguró Walt Whitman, de quien Crane es hoy considerado como uno de sus principales herederos. Mediante una escritura opaca y musical, aspiró ante todo a crear una poesía épica norteamericana con lenguaje moderno. Para el crítico Waldo Frank, en El puente –que para el autor constituía un solo poema– logró Crane hallar el principio unificador del yo del poeta con la realidad circundante y con la tradición. A pesar de todas sus dificultades y del rechazo in icial que esta obra suscitó, «Hart Crane –escriben las traductoras de este volumen– ha terminado siendo un punto de inflexión en la poesía moderna». La presente versión de El puente de Hart Crane ha sido realizada en el seno del Taller de Traducción Literaria de la Universidad de La Laguna, que desde su creación en 1995 se ha especializado en la traducción de obras definidas por su dificultad o su complejidad. 




El puente, de Hart Crane (1899-1932), constituye el último gran intento, en la literatura norteamericana, de construir el mito de la Tierra Prometida, esa Nueva Jerusalén en la que los hombres gozarían de las beatitudes del Cielo, augurada por Emerson y Thoreau (seguir leyendo)

Jueves 26 de marzo Presentación de "Hojas de hierba", de Walt Whitman en edición y traducción de Eduardo Moga (Galaxia-Gutenberg ediciones)




Jueves 26 de marzo
Presentación de "Hojas de hierba", de Walt Whitman en edición y traducción de Eduardo Moga (Galaxia-Gutenberg ediciones, 1584 paginas)

Ciclo Panorama Literario
Auditorio del Centro, 19.30 h

Con Eduardo Moga, traductor y editor de la obra

Yo me celebro,
y cuanto hago mío será tuyo también,
porque no hay átomo en mí que no te pertenezca.



Hojas de hierba es la gran epopeya americana y una de las grandes epopeyas de la literatura universal: con una voz tan vigorosa como sutil, canta el nacimiento de los Estados Unidos y su desarrollo como nación. Sus poemas recogen la bullente diversidad del país, sus heterogéneos pobladores y sus paisajes inabarcables, y su carácter indómito, irreverente, exento de artificios. Es una épica democrática, que arrumba los viejos principios de las sociedades europeas y las igualmente viejas estéticas que los ensalzaban, y proclama las esperanzas y necesidades del Nuevo Mundo, donde ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y negros, están llamados a ser libres e iguales, y los afectos imperan sobre los intereses. Pero Hojas de hierba es también el retrato de una persona, Walt Whitman, que vierte sus pasiones singulares y sus anhelos más íntimos en sus páginas: "Esto no es un libro: / quien lo toca, toca a un hombre", escribe en un poema tardío. El amor por la naturaleza, la fuerza de su erotismo, la turbulencia de la vida en Nueva York y el abrumador ímpetu musical de su voz encuentran un eco dilatado en los poemas del libro. Para Harold Bloom, Whitman constituye el centro del canon norteamericano, porque toda "voz que en nuestra literatura contemporánea se alza en soledad, herida o estoica, tiende a asumir tonalidades whitmanianas".

"Durante un tiempo, pensé en Whitman no sólo como un gran poeta, sino como el único poeta. De hecho, llegué a pensar que todos los poetas del mundo hasta 1855 se habían limitado a conducir hacia Whitman, y que no imitarlo era una demostración de ignorancia. Jorge Luis Borges


               
José Hierro 7, 28905 Getafe (Madrid) / Tel. 91 696 82 18 / info@cpoesiajosehierro.org

martes, 24 de marzo de 2015

Cuatro poemas del peruano Armando Rojas


Poetas Armando Rojas y Xavier Abril

TODAVÍA LA ESPUMA NUNCA LOS CORALES


Ni lirios ni muchachas coronan este impiadoso
páramo. Las gaviotas en el lienzo
de mayo pasan
¡brillando dulcemente y no las viste!
Sólo tu copa, tu pasión negaron
a la princesa que murió en la playa
Con los adioses de la primavera

El viento sopla en el papel acerbo
Tu luna opaca la vista de los muertos
Qué queda por decir
¿La tinta del corazón a las afueras
con tus palabras dancen las irreales hijas?

Día a día me engaño
alucinando el mar en mi poema
Todavía la espuma, nunca los corales
Persiguiendo las huellas satinadas
uno encuentra sólo débiles
muy fugacísimas muchachas.



CUANDO UNA RAMA DE MELOCOTONERO

HALLA OTRA RAMA DE MELOCOTONERO


Como una rama de melocotonero pliega la luz y el aire salado
Tiendes tu cuerpo sin que nadie lo impida
Ni el abatimiento ni la mala yerba
Y en la mitad de mayo el mundo permanece quieto
Llevándose la mosca lo acerbo de la tierra
Lacio el corazón y los lebreles incógnitos al fondo
Como otra rama de melocotonero anula lo perfecto
Se desenlaza del lenguaje del cielo
del ritmo de millares de estrellas
Peligrosamente se inclina hacia el musgo
Conos y círculos en la pendiente que ha ornamentado tu piel
Y el sol rehúsa, del éter divino
se aparta
y baja a tenderse en el cuenco de una imagen final
al lado de sus restallantes frutos y sus aves
Como es tú y yo cuando vienen a combarnos los deseos
y escuchas más allá de la pureza de sus láminas
más allá del silbo del escorpión
y en tu seno esperas más que el monólogo de las piedras
Como es tú y yo cuando ya no hay arcángeles
ni corazones celestes chorreando por el pasto
ni el vertiginoso anhelo de la tierra bajo el lomo del caballo
Sino esas dos ramas inútiles pero maravillosamente juntas
en un creciente bamboleo sobre el gras
Esta vida irreal que ha de quebrase en un beso real
Extraño ¿no? Sublime ¿no? Humanamente ajeno
Lo que hasta ayer fuera un árbol insensible
con ramos de hielo y flores de tinieblas
cambia rápidamente en el traspaso de dos leños
en el destino fulgurante de unas hojas
Espera el advenimiento de los brotes y el estampido bajo
Que es bello y colosal trabarse la cabeza en la luz
Olvidar las manos y los ojos en el pecho de la aurora
Y todo porque una rama de melocotonero quiso ser yo
en su descenso
Y otra rama no quiso perecer sino aferrarse
Ocurre claro y así es todo
Créelo por dios la sangre quema en tus labios y va susurrando
una nueva locura.



CON EL NOVATO SOL DE MAYO


Te has quebrado los ojos con el novato sol de mayo
Lograste una campánula en la tierra del saurio
Tamp Tamp era un tambor de fuego tu pasión y lo posaste en manos del guerrero
Hasta imitar el blanco de las aves te perdiste
El sueño de las tierras bajas olvidando
Oh ajeno oh intruso ¡Tu loco corazón nada estorbaba!

Tu estrella al centro de la mesa ha iluminado esta catástrofe
Los animales y las flores que entonces te amaron
Ha calcinado las muy falaces mariposas
Como en un profundo sueño se han congregado tus criaturas
Tan seco y sereno claudicó otro invierno
Un lienzo blanco
     dos lienzos blancos
y ese tirón dulcísimo
¡Te honraron majestuoso rey de mayo!

En su dialecto el corazón no dijo
pero tus siervos tumbaron fríos pájaros
Esa muerte burlona y vil entre las almas
Ni siquiera tus hijas lo ocultaron
Tanta tristeza no pudo traer sino alegría
Avasallante y bulliciosa algarabía
Tamp Tamp Tamp ¡Tu loco corazón nada estorbaba!



ARTE DE GRANUJAS


De nuict et jour fault estre advantureux

Clement Marot


Reino de espadas Reino de tréboles Reino de corazones
Tornasolea el día como una baraja
dispuesta por el Siervo de la luna
No es un decir
cuánta belleza en el tiempo desvelado se congela
¡Reinen los tréboles! ¡Reine el corazón! ¡Reinen las espadas!
en el puente canta la turba su cancioncilla
¿Alguien ha de morir?

Por la tierra de siempre, por las soledades
va Nuestra Señora de la Tréboles
Toquen fulleros, enamorados toquen
el sueño duro de las mandolinas
Como un manto de aceite, su silencio
como el húmedo fuego, sus amores
Buena es la música y ha emprendido vuelo
eterno vuelo la máquina de rubíes
¿Alguien ha de morir?

No me solazo en vano
el beso de la Reyna me protege
Poseo el mundo sobre el terciopelo
Fatal y utópica mañana
mi As de Corazones deslumbra lo escondido:
un desmentir de nieve, un sol liviano
y una sombra irreal que nunca llega
Vuelta sin tino, vuelta sin ti ¡no! ¡Vueltas!
Mi ácida hiel se va con tus hijuelas yendo
¿Alguien ha de morir?

Salen las hadas las invisibles hadas ¡Espadas!
Muy débil yace el reino bajo el secreto
de una daga
Mi gorrioncillo, los nardos fustigando
¿Me fallarás rey perdedor?
Apenas tiembla mi estrella en el olvido
Cantando están
Tu dama obscura fuga de su palacio claro
y corceles de angustia pueblan en el mediodía
¿Alguien ha de morir?

Reyna de Tréboles Reyna de Espadas Reyna de Corazones
Vuestra mano escarlata me guía a mi destino
La belleza, mi desdicha entrelazadas
Vuestra mano y no el mundo ¡ay!
Quien ama así se hurta de la muerte
dase en amor lo que los cielos le negaran
¡Campanazos Ruina Desesperación!
Nadie ha de morir.


Armando Rojas (Huancabamba, Piura, 1945-París, 1986)

Libros: Bosques (Lima: Arte/Reda & Casa de Cartón, 1973); S & Q (Sombras & Quimeras) (París: L’Oiseau Felin, 1978-1979); Après la breve lumière du jour/ Tras la breve luz del día (Edición bilingüe español-francés de Jacques Verniere. París: Belacque Press, 1979); Le soleil dans le miroir/El sol en el espejo (Edición bilingüe español-francés de Claude Couffon. París: Ceteclam Editeur, 1983); Arte de granujas (Lima: Antares, 1987); Breve antología poética (Selección de Ricardo Silva Santisteban. Lima: Banco Central de Reserva del Perú y Asesoría Cultural de la Presidencia de la República, 1989); Canto al pie de las colinas (Poemas con Ricardo Silva Santisteban. Lima: Ediciones Pedernal, 1989); Gaviotas en el Lienzo (Lima: Revista Lienzo Nº 12, 1992) y Armando Rojas (Edición de Carlos Zúñiga Segura. Testimonios de Javier Sologuren, Elqui Burgos y Ricardo Silva Santisteban. Lima: Ediciones Capulí, 1992).

Una antologia mayor y datos biograficos sobre Rojas puede bajarse en este enlace:

El credito de la foto es del blog de Armando Arteaga:

CINCO POEMAS DE JAVIER DÁVILA DURAND (Iquitos, 1935-2024)

EPÍSTOLA A JUAN OJEDA Te recuerdo una tarde de la patria mía. Volvías del Brasil desengañado. Acababas de quemar tus naves en el Puerto...