Tal como lo anunciáramos el día 26 de diciembre en la ciudad de Arequipa se presentó el libro de Maurizio Medo, Sparagmos. El blog La torre de las paradojas (http://latorredelasparadojas.blogspot.com/) nos ofrece una crónica sobre aquella noche, en la que el libro fue presentado por los poetas José Luis Córdova e Ignacio Infantas, “en un local totalmente repleto, fundamentalmente por un público joven, donde se pudo distinguir a la mayoría —sino a la totalidad— de poetas de la novísima poesía arequipeña” (ver “Crónica de la presentación de Sparagmos de Maurizio Medo”, 29.12.08)
En dicho acto el libro no sólo causó el interés de la Ciudad Blanca. Diversos poetas y críticos, conocedores de la obra del autor, hicieron llegar sus saludos para esta presentación. De acuerdo con lo que nos comentara Medo, Sparagmos se presentará en nuestra ciudad (Lima) en las próximas semanas.
Como un adelanto aquí les ofrecemos los textos enviados por los poetas José Kozer, Eduardo Milán, Róger Santiváñez y Raúl Zurita.
En dicho acto el libro no sólo causó el interés de la Ciudad Blanca. Diversos poetas y críticos, conocedores de la obra del autor, hicieron llegar sus saludos para esta presentación. De acuerdo con lo que nos comentara Medo, Sparagmos se presentará en nuestra ciudad (Lima) en las próximas semanas.
Como un adelanto aquí les ofrecemos los textos enviados por los poetas José Kozer, Eduardo Milán, Róger Santiváñez y Raúl Zurita.
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¡SPARAGMOS! por José Kozer
Hay una línea experimental y espesa en la poesía moderna donde el poeta corre el riesgo de hacer una escritura de ruptura que amén de original es verdadera: no siempre lo es, en esta línea de escritura hay mucho fraude y mentira, una buena dosis de falso experimentalismo: pero cuando esa línea es profunda, y se construye atenta a la dificultad de expresar mediante el lenguaje la compleja interioridad del ser humano, de su realidad y de la realidad del misterioso Universo, entonces se produce una poesía cuya belleza y sentido de la ulterioridad a través del lenguaje, es para todo los tiempos. Tal es la poesía de Maurizio Medo, ése su riesgo como poeta: fruto de ese riesgo y compromiso responsable con la verdad poética es la obra que viene escribiendo, y de la que Manicomio o Sparagmos son muestras señeras.
SALUDO A MAURIZIO MEDO por Eduardo Milán
La poesía de Maurizio Medo encarna una situación de la poesía latinoamericana actual: la que ve la pérdida de memoria, de entronque con la memoria de sus ancestros que le otorgan legitimidad. Un velo se ha descorrido ahora, un velo que la poesía anterior a la generación de los nacidos en los sesenta, la de Medo, parecían no querer tocar. Las excepciones bordean la épica —Zurita, Montalbetti— rara vez la lírica. La poesía de Medo viene a señalar esa ruptura. No refiere el señalamiento al hecho de una ausencia de memoria: la memoria estaba en la generación anterior a la del medio siglo, estaba, sobre todo, en el bello y enorme trabajo de construcción épico-lírico de Ernesto Cardenal. Pero en general rondaba siempre la unidimensionalidad, ya lingüística —experimentación verbal—, ya temática —el cambio social que nunca vino—. La mezcla, el trabajo de cruzar las aguas es el arte de Maurizio Medo. Se trata de rehacer el puente, de hablar las hablas no habladas: de eso se alimenta la poesía de Maurizio Medo. Sin temer la tangencialidad del recluso, la raya que cruza el cielo del loco, lo feo, lo no abordado por léxico prohibido, el feto latinoamericano, la barda que se levanta para que no se vea acá.
La poesía de Maurizio Medo es esa multivocalidad donde habla a veces un beat y al lado un dolcestilnovista hilados por un tiempo poético que parece desoir el abrumador tiempo histórico presente, muy lejos de terminar. Hablan voces venidas del costado que ladean no al canto: a la posibilidad abierta, en interrogante, del pájaro parado sobre su garganta. Hay un poema de la ciudad seca que habla con el zen lluvioso de la montaña. A la par, siempre a la par. ¿Cuál montaña? Una de Perú, una del Tibet, una de Bolivia. Lo que costea el canto en su ir de costado no es el hundimiento de un barco. Parece, mejor, un horizonte en construcción. ¿Eso está bien? Pienso que sí. Hay que recordar que la pérdida de memoria alude a la ausencia de horizonte del propio horizonte. Si lo que levanta está atravesado por el grito es porque ya no hay otra manera.
BROTHERS IN ARMS por Róger Santiváñez
Conocí a Maurizio Medo a través de la fugaz estrella del rock subterráneo del Perú Patricia Roncal, mejor presentada como María T-ta a mediados de los inmarchitables 80s. Tuve la ocasión de contribuir con algunas palabras la noche del lanzamiento de su primera colección de poemas Travesía en la calle del silencio en la taberna 1,900 en Barranco. A partir de entonces una gran amistad poética me ha unido con Maurizio Medo. Varios encuentros alrededor del cine Roma en Santa Beatriz —barrio de su hogar paterno— bajo los susurrantes árboles del Parque de la Reserva y después en el conciliábulo del grupo editorial Asalto Al Cielo en la calle Talara de Jesús María.
Viejas historias de la poesía de los 80s. Recuérdome en la cumbre de la fiesta cantando a dúo con Maurizio, el Himno de La Inmaculada, ambos exalumnos jesuitas. O con Mazzotti en el Superba o en el Colinita en un verano que antecedió a la pérdida de nuestra inocencia. Quizá de allí proviene ese excelente verso suyo de expresionista factura: “triste es el crepúsculo en los urinarios”. Memorias que nos llevan a reflexionar sobre la pasión poética de Maurizio. Pocos como él en su entrega cotidiana al fervor de la creación. Y a la búsqueda de un nuevo lenguaje, como podemos comprobarlo en esta estrofa de la mala hierba: “mariposa chuang tze lloraba tornasol sin saberse mariposa / alhajando los pétalos de madre. ella / acunaba el tallo exorcizando samsa pesadillas y espinaba al jardinero /que nos regaba obsesionado con forzarle la belleza / […] / cuánta tibieza in uterus di madre, incaricia pistilar dolce polénica.” Indudablemente estamos ante unos de los despliegues musicales más actuales de nuestra poesía.
Poseedor de vastas lecturas y enorme cultura Maurizio se apropia lúcidamente de la tradición, para devolvérnosla convertida en un nuevo canto, donde el poeta se ha fajado con la voz del lumpen, con el giro coloquial, con la imprecación urbana, la soledad de la memoria infantil, el álbum familiar; la insondable bóveda del universo como enigma metafísico, en suma. Por eso es capaz de escribir: “¿y qué es la sabiduría / sino esa vieja canción, vinilo / en 33 rpm que gira y gira / sobre un tornamesa que extravío / en alguna oreja / su volumen?”.
Hace muchos años que yo no veo a Maurizio Medo. Desde el verano de 1998 cuando coincidimos habitando entre los jardines y edificios de San Felipe. Poco después emigré. Pero siempre hemos mantenido esta férrea simpatía fundada en el amor y la devoción por la poesía, intacta, desde la primera vez. Me complace sumarme a las voces que celebran su nuevo Sparagmos y qué mejor que rodeado de los jóvenes poetas, renovada savia de los árboles del paraíso, porque como bien dijo Pound en el penúltimo de sus Cantos: “I have tried to write Paradise / Do not move / Let the wind speak / that is paradise”. En eso estamos.
PALABRAS URGENTES PARA MAURIZIO MEDO por Raúl Zurita
Maurizio acaba de publicar un libro del que lo menos que se puede decir es que se trata de algo impresionante. Reúne su obra pero es mucho más que una simple recopilación, lo que tratándose de su poesía ya sería remarcable, pero se trata de un tejido donde pareciera que todo está vuelto a crear o se vuelve a crear en ese instante. Es una poesía barroca pero que desnuda los facilismos y pseudos oscuridades de los barrocos, es poesía conversacional pero que desnuda las momificaciones del conversacionalismo para volver a otorgarle a nuestras hablas y jergas todo el poder desmembrador que éstas tienen, su fuerza siempre creadora y nueva, su subversión contra las formas anquilosadas. La obra de Maurizio es una inmensa explosión, como una supernova que estalla y cuya luminosidad final es distinta a la suma de estrellas que la componían y donde viajando a la velocidad de la luz esas esquirlas luminosas que son sus poemas alumbran porciones de este mundo, de esta realidad, de estos Perú que todos somos.
Felicidades entonces querido Maurizio, la tuya es una lección que ilumina zonas que no habían sido tocadas antes y los jóvenes poetas latinoamericanos ven en ti y en tu obra un nuevo modo del porvenir. Ellos están en la razón. Los que te admiramos y queremos estamos tan felices de que Sparagmos ya sea una realidad. Hace ya un tiempo tuviste la generosidad con Lu de invitarme a tu casa en esa bellísima Arequipa y leímos juntos. Un gran abrazo entonces, a ti, a Lu, a los sobri, y a todos los querido amigos que te acompañan.
Hay una línea experimental y espesa en la poesía moderna donde el poeta corre el riesgo de hacer una escritura de ruptura que amén de original es verdadera: no siempre lo es, en esta línea de escritura hay mucho fraude y mentira, una buena dosis de falso experimentalismo: pero cuando esa línea es profunda, y se construye atenta a la dificultad de expresar mediante el lenguaje la compleja interioridad del ser humano, de su realidad y de la realidad del misterioso Universo, entonces se produce una poesía cuya belleza y sentido de la ulterioridad a través del lenguaje, es para todo los tiempos. Tal es la poesía de Maurizio Medo, ése su riesgo como poeta: fruto de ese riesgo y compromiso responsable con la verdad poética es la obra que viene escribiendo, y de la que Manicomio o Sparagmos son muestras señeras.
SALUDO A MAURIZIO MEDO por Eduardo Milán
La poesía de Maurizio Medo encarna una situación de la poesía latinoamericana actual: la que ve la pérdida de memoria, de entronque con la memoria de sus ancestros que le otorgan legitimidad. Un velo se ha descorrido ahora, un velo que la poesía anterior a la generación de los nacidos en los sesenta, la de Medo, parecían no querer tocar. Las excepciones bordean la épica —Zurita, Montalbetti— rara vez la lírica. La poesía de Medo viene a señalar esa ruptura. No refiere el señalamiento al hecho de una ausencia de memoria: la memoria estaba en la generación anterior a la del medio siglo, estaba, sobre todo, en el bello y enorme trabajo de construcción épico-lírico de Ernesto Cardenal. Pero en general rondaba siempre la unidimensionalidad, ya lingüística —experimentación verbal—, ya temática —el cambio social que nunca vino—. La mezcla, el trabajo de cruzar las aguas es el arte de Maurizio Medo. Se trata de rehacer el puente, de hablar las hablas no habladas: de eso se alimenta la poesía de Maurizio Medo. Sin temer la tangencialidad del recluso, la raya que cruza el cielo del loco, lo feo, lo no abordado por léxico prohibido, el feto latinoamericano, la barda que se levanta para que no se vea acá.
La poesía de Maurizio Medo es esa multivocalidad donde habla a veces un beat y al lado un dolcestilnovista hilados por un tiempo poético que parece desoir el abrumador tiempo histórico presente, muy lejos de terminar. Hablan voces venidas del costado que ladean no al canto: a la posibilidad abierta, en interrogante, del pájaro parado sobre su garganta. Hay un poema de la ciudad seca que habla con el zen lluvioso de la montaña. A la par, siempre a la par. ¿Cuál montaña? Una de Perú, una del Tibet, una de Bolivia. Lo que costea el canto en su ir de costado no es el hundimiento de un barco. Parece, mejor, un horizonte en construcción. ¿Eso está bien? Pienso que sí. Hay que recordar que la pérdida de memoria alude a la ausencia de horizonte del propio horizonte. Si lo que levanta está atravesado por el grito es porque ya no hay otra manera.
BROTHERS IN ARMS por Róger Santiváñez
Conocí a Maurizio Medo a través de la fugaz estrella del rock subterráneo del Perú Patricia Roncal, mejor presentada como María T-ta a mediados de los inmarchitables 80s. Tuve la ocasión de contribuir con algunas palabras la noche del lanzamiento de su primera colección de poemas Travesía en la calle del silencio en la taberna 1,900 en Barranco. A partir de entonces una gran amistad poética me ha unido con Maurizio Medo. Varios encuentros alrededor del cine Roma en Santa Beatriz —barrio de su hogar paterno— bajo los susurrantes árboles del Parque de la Reserva y después en el conciliábulo del grupo editorial Asalto Al Cielo en la calle Talara de Jesús María.
Viejas historias de la poesía de los 80s. Recuérdome en la cumbre de la fiesta cantando a dúo con Maurizio, el Himno de La Inmaculada, ambos exalumnos jesuitas. O con Mazzotti en el Superba o en el Colinita en un verano que antecedió a la pérdida de nuestra inocencia. Quizá de allí proviene ese excelente verso suyo de expresionista factura: “triste es el crepúsculo en los urinarios”. Memorias que nos llevan a reflexionar sobre la pasión poética de Maurizio. Pocos como él en su entrega cotidiana al fervor de la creación. Y a la búsqueda de un nuevo lenguaje, como podemos comprobarlo en esta estrofa de la mala hierba: “mariposa chuang tze lloraba tornasol sin saberse mariposa / alhajando los pétalos de madre. ella / acunaba el tallo exorcizando samsa pesadillas y espinaba al jardinero /que nos regaba obsesionado con forzarle la belleza / […] / cuánta tibieza in uterus di madre, incaricia pistilar dolce polénica.” Indudablemente estamos ante unos de los despliegues musicales más actuales de nuestra poesía.
Poseedor de vastas lecturas y enorme cultura Maurizio se apropia lúcidamente de la tradición, para devolvérnosla convertida en un nuevo canto, donde el poeta se ha fajado con la voz del lumpen, con el giro coloquial, con la imprecación urbana, la soledad de la memoria infantil, el álbum familiar; la insondable bóveda del universo como enigma metafísico, en suma. Por eso es capaz de escribir: “¿y qué es la sabiduría / sino esa vieja canción, vinilo / en 33 rpm que gira y gira / sobre un tornamesa que extravío / en alguna oreja / su volumen?”.
Hace muchos años que yo no veo a Maurizio Medo. Desde el verano de 1998 cuando coincidimos habitando entre los jardines y edificios de San Felipe. Poco después emigré. Pero siempre hemos mantenido esta férrea simpatía fundada en el amor y la devoción por la poesía, intacta, desde la primera vez. Me complace sumarme a las voces que celebran su nuevo Sparagmos y qué mejor que rodeado de los jóvenes poetas, renovada savia de los árboles del paraíso, porque como bien dijo Pound en el penúltimo de sus Cantos: “I have tried to write Paradise / Do not move / Let the wind speak / that is paradise”. En eso estamos.
PALABRAS URGENTES PARA MAURIZIO MEDO por Raúl Zurita
Maurizio acaba de publicar un libro del que lo menos que se puede decir es que se trata de algo impresionante. Reúne su obra pero es mucho más que una simple recopilación, lo que tratándose de su poesía ya sería remarcable, pero se trata de un tejido donde pareciera que todo está vuelto a crear o se vuelve a crear en ese instante. Es una poesía barroca pero que desnuda los facilismos y pseudos oscuridades de los barrocos, es poesía conversacional pero que desnuda las momificaciones del conversacionalismo para volver a otorgarle a nuestras hablas y jergas todo el poder desmembrador que éstas tienen, su fuerza siempre creadora y nueva, su subversión contra las formas anquilosadas. La obra de Maurizio es una inmensa explosión, como una supernova que estalla y cuya luminosidad final es distinta a la suma de estrellas que la componían y donde viajando a la velocidad de la luz esas esquirlas luminosas que son sus poemas alumbran porciones de este mundo, de esta realidad, de estos Perú que todos somos.
Felicidades entonces querido Maurizio, la tuya es una lección que ilumina zonas que no habían sido tocadas antes y los jóvenes poetas latinoamericanos ven en ti y en tu obra un nuevo modo del porvenir. Ellos están en la razón. Los que te admiramos y queremos estamos tan felices de que Sparagmos ya sea una realidad. Hace ya un tiempo tuviste la generosidad con Lu de invitarme a tu casa en esa bellísima Arequipa y leímos juntos. Un gran abrazo entonces, a ti, a Lu, a los sobri, y a todos los querido amigos que te acompañan.
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