Poemas del libro inédito El dios delirante, de Esther M. García
Obertura
Sueño que soy muchos hombres. En el ojo circular del espejo puedo ver todas mis caras. Soy la infinita concatenación de los hechos: el nombre que es todos los nombres en las variables geométricas del tiempo. Mi cerebro de estructura antropogénica me habla en la lengua de todos los hombres pero, secretamente, escucho el silbido de Dios en mi oído queriendo convertirme en mujer para copular conmigo y hacer una serie infinita de seres. Estructura antropométrica de la inconsciencia, saliva del diablo. En la repetición del hombre está su desdicha. Mira todos los cadáveres que me precedieron, su melodiosa voz, sus poemas impolutos. La blanca esmegma cayendo de sus lenguas. Soy el que sueña y al despertar escribí Kubla Khan. Vuelvo al sueño, sus naves de eterna vigía me deslumbran la memoria. Despierto en un Jardín de senderos que se bifurcan. Las noches son todas una misma. El hombre que sueña, el que lo mira soñar y el que despierta. Aquí está el tercer ojo de la noche. Aquí está vigilando la curvatura de mi pensamiento: me desdoblo. Soy el caballo de Turín, soy Nietzsche abrazándome, soy el silencio de ambos y el delirio del lenguaje ante el azote del tiempo. Fui el agua del Ganges, la misma agua que soñó Cuesta y al despertar escribí un Canto a un Dios mineral. Soy la misma agua en donde me miro Narciso y me abrazo en un sueño húmedo que nunca termina. Largas son las horas y las variaciones de las mismas. Largo es el delirio que donde termina, comienza. Esto es lo que fui, lo que soy lo que seré. Hora tras hora, mi mano empuña la misma espada, la misma pluma, la misma piedra. Perennemente muere César. Infatigable es el grito que escapa de la boca de Abel. Mientras duermo aquí, en la ensoñación del poema, estoy despierto en otro lado, leyéndolo. Vuelve el silbido. Vuelven a mi mente los labios fruncidos, dejando un pequeño hueco por donde el aire cruza ondeante, vibrando en el espacio entre la lengua y el paladar. Me volveré mujer, o maricón. Un pinche putito. Seré Cobra y Sarduy: moriré de Sida. Moriré descamado y con el veneno de mi lengua quemando mi corazón. Seré el neobarroco escribiendo entre la orina y el lodo: las cosas no son como son y el lenguaje no dice lo que es. Me convertiré en mujer por contacto del lenguaje nervioso de nuestro señor Jesucristo, Krisna, Buda, Odín sin un ojo, cubierto de grandeza, Zeus y la enorme verga de su rayo porque cada hombre es muchos hombres pero nunca una mujer y he aquí que tengo el secreto, me lo dije a mí mismo cuando era Daniel Paul Schreber. Dios me convierte en mujer para mostrar su grandeza y manda su canon de pequeños hombres, de grandes vergas, para instruirme. Castrati. Seré el único objeto sexual de Dios, el mismo que soy y al desdoblarme me llaman Sor Juana Inés de la Cruz. Vuelven los pesados párpados de la noche. El abismo. Despierta el mundo iluminado y yo escribo Primero sueño y por fin despierto: soy un error, un fantasma. Hábito en tus ojos, me estoy leyendo en estos poemas.
Viernes 26, 2020
El sol como un gran animal amarillo
me mira con sus ojos de sangre.
El vértigo de la tarde me trae
a la aurífera marea de la memoria.
Madre
Freud me habla en alemán
sobre cómo cortar en pedazos
a mi padre.
Me he engrisado.
Nos hemos atardecido ya.
El irdiscente negro cercenado
de la sangre coagulada
resbala por los dedos de mi mano.
Miércoles 11, 2020
Memoria sea la noche.
Pulo el hueso del lenguaje
hasta dejar sólo la médula.
La analista ha dicho que el delirio
se curará nombrando el vértigo.
Pequeños pájaros porosos
se abren en la carne abierta
de mi cerebro embalsamado.
Mira el agujero,
me duele ahí dentro,
papá.
Dime,
¿por qué a la casa le brotaron escamas?
¿Por qué nos has abandonado?
Escena I
Yo quería crear un poema muy macho, papá. Un poema épico del que estuvieras orgulloso. Un poema que cantaran todos los hombres, niños, jóvenes, ancianos, por todas las generaciones del mundo. Pero no, papá. No pude. Mira mis manos, su delicadeza. El dedo largo y su femenina forma. Bien dijiste papá: ¿qué podrías hacer tú, pedazo de maricón? Y he aquí el resultado: tiemblo por las noches de no tener la verga lo suficientemente grande para enorgullecerte, papá; para sobrepasar tu grandeza; para meterla, bien dura, a través del oro de la noche.
Escena VII
Parte 1
Yo fui un muchacho bello, padre. Señores de la real escuela de Fráncfort, yo fui un efebo western que cantaba Smell like teen spirit, enfundado en mi camiseta negra con leyenda de Nirvana. Querida analista: afilo los caballos de mi cerebro. Lacan, Freud: escuchen: Deseoso es aquél que huye de su madre. En el oro pútrido de mi incandescente sangre, crecen embravecidos larvarios de mis enceguecidas vísceras. Cuarto negro, luz roja. Ganesha me mira desde sus ojos fríos de Dios. Cuarto negro, luz roja. Mamá viene de nuevo a cuidarme porque un eclipse eclosionó en mi cerebro. Macho delirante. Trastorno viril de la inconsciencia. Androdelirante.
*
Antes de emascularme decidí escribir un poema
vítreo, de bordes filosos y transparentes como
el corazón de Dios.
Un poema que aullara por las noches.
Un poema animal herido que no llora,
muerde.
Un poema esfalerita de brillo submetálico,
que pudiera mover a contraluz
el lector
y encontrar lo brillante del delirio.
Esther M. García (Ciudad Juárez, Chihuahua, 1987)
Actualmente radica en la ciudad de Saltillo, en Coahuila. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA). Licenciada en Letras Españolas. Narradora, poeta, tallerista y gestora cultural mexicana.
Autora de los libros de poesía La Doncella Negra (La Regia Cartonera, 2010), Sicarii (El Quirófano Ediciones, Ecuador, 2013), (Instituto Municipal de Cultura de Saltillo, 2014); La Demoiselle Noire (Babel Cartonera, Francia-Bolivia, 2013), (Kodama Cartonera, Canadá, 2015), Bitácora de mujeres extrañas (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2014), (Nueva York Poetry Press, Estados Unidos, 2020), Mamá es un animal negro que va de largo por las alcobas blancas (UAEMEX, 2017), La destrucción del padre (El periódico de las señoras, 2019), Arco de histeria, el libro negro (CONARTE 2020), Dead Woman’s City (FlowerSong Press, Estados Unidos, 2021); el libro de cuentos Las tijeras de Átropos (UA de C, Colección Siglo XXI de Escritores Coahuilenses, 2011) y la novela juvenil Confesiones de una booktuber (Norma, 2018, 1a edición México, 2a edición, 2020; 1a edición en Colombia, 2021).
Premio Nacional de Cuento “Criaturas de la noche” (2008), Premio Estatal de Cuento “Zócalo” (2012); Premio Municipal de la Juventud (2012); Premio Nacional de Poesía Joven “Francisco Cervantes Vidal” (2014); Premio Internacional de Poesía “Gilberto Owen Estrada” (2017); Premio Estatal de Cuento Chihuahua (2018); Premio Nacional de Literatura para Jóvenes FENAL-NORMA (2018) Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín (2020).
Finalista del V Premio Internacional de Literatura Aura Estrada, 2017.
Fue becaria del PECDA Coahuila en dos ocasiones y del FONCA Jóvenes Creadores.
Antologada en diversos países como México, Perú, Estados Unidos, España, Ecuador.
Traducida al inglés, francés, portugués e italiano.
Es fundadora y directora del Mapa de Escritoras Mexicanas Contemporáneas, proyecto tecnológico y cultural en pro de la equidad de género, hecho a través de Google Maps.