sábado, 2 de diciembre de 2017

Pintura roja de Willy Gómez Migliaro Cuadros para una Exposición, Por: Joan Viva

Willy Gómez Migliaro a través de su libro de poemas Pintura roja (Paracaídas Editores, 2016) nos va describiendo el mundo que rodea al artista vanguardista que lleva dentro y va plasmando como un pintor y en cada pincelada sus más profundas emociones.

Allí el poeta va revelando el consciente del cuadro que pocos podemos descifrar al ver una pintura que quizás no tenga sentido para el común de la gente; para el autor es la representación de todo lo que él quería expresar.

Cada poeta y cada pintor, plasman en sus letras uno y en el lienzo el otro, su propio mundo, su propia vivencia sus propios recuerdos.
Cada línea del poema son trazos pintados en el lienzo, cada espacio, cada  color, es un mundo que va siendo construido en aquella pintura.

Las imágenes, unas claras y otras difusas son parte del lienzo poético que está pintando. Cada trazo e imagen son improntas emociones que llevan a que el artista vuelva a revivir momentos felices, tristes que en algún momento lo conmovieron o lo asediaron.

Todo artista es un creador, y cada obra es el hijo del artista, y en ello ponen todo su conocimiento; le enseñan todo lo bueno que desea, para que ese hijo sea a imagen y semejanza de su creador. Apollinaire decía que "Ante todo, los artistas son los hombres que quieren llegar a ser humanos”. Creo que debió decir que "los artistas son los Dioses que quieren llegar a ser humanos"

Esta exposición pictórica de Willy Gómez Migliaro es como escuchar a Muzorsky en Cuadros para una Exposición, donde el músico describe magistralmente una exposición pictórica, llegando a emocionarse con las notas del concierto.

Así Willy Gómez Migliaro describe cada cuadro como un poema de figuras, lugares y emociones en tres dimensiones, donde cada línea del poema da vida propia al lienzo.
El poeta nos entrega una vernissage de poemas que nos conduce a lo más profundo del ser y de la vida; plasma en cada verso y en cada frase el mundo que nos golpea fieramente con sus variopintas emociones.


Poemas de Pintura roja de Willy Gómez Migliaro


Aquí no hay nada que defina un horizonte.
Solo un desclasamiento en sus fines.
Aunque siempre hay alguien más,
y sostiene su rostro revelándose.
Solo a través de esos cuerpos marcados con jabón de glicerina
llegas a comprender una fila de mestizos.
Pero esa legión aplastante,
manchón de un cielo nada común al nuestro,
perfora su equivocación en galletas como pedazos de habla consagratoria.
Desespera el dominio de un objeto,
su oscilación de luces a punto de golpear
bordes de abismo protector.
Así se desviste un proyecto sin estreno y movimiento
dejando, apenas, una incrustación.
El descubrimiento de los rasgos sujeta la forma
porque el esplendor de sus silencios y de sus colores
centran posibles divisiones.
Se puede hablar, incluso, de un ladrido, de un tejido,
de una forma que sangra y borra o simula muy bien.
Definitivamente el mundo es aquí
una reunión de hombres intercambiando cuerpos,
y mientras modificas la mirada del otro y sus experiencias,
construyes una variedad de cosas que empiezas a envolver y regalar.
Rápidamente concretamos nuestro espesor deseante.
Asombramos la dimensión de un pudridero
y somos otra vez la desenvoltura, la sorpresa



GEOMETRÍA DE ALUMBRADOS o decorativa
                                   más púrpura                 
                  el valle y la posibilidad de partida

es evidente el papel que juega lo real

escaleras abajo comparten un decorado de geranios            
               cortinas de gasa como fantasmas de la derrota            
               enmarcan naturales
los fuegos o la irrelevancia de una rigidez
nunca interviene al sacar luz   
   de las repeticiones de sombra de las secoyas   
   del desgaste del reflejo de cordeles y el recorte de un valle

el tiempo de los árboles podría ser mira
                                           y los únicos felices
los niños fijados en el fondo
abrazando a las madreselvas o hiriéndolas tal vez
algo se puede distinguir desde esa sombra arriba
donde parece que la violencia arremete a tajos de colores

              hay dios de alegría y consternación en el rostro de los niños
y de sus madres paradas detrás de unos sauces
como si rogaran por sus vidas

más allá casi minervas otras mujeres
recorriendo un camino entre los árboles                 
                una línea a media luz del horizonte

es el recuerdo de la playa
                       un barco enterrado
olas de corrido atrás                                

                                          una historia compartida alrededor

          la aprehensión de los elementos creativos
ensamblados por las manos del artista

    reclama a sus contemporáneos
                                             campos para el trashumante

esa es la palabra que creemos escuchar de algunos críticos
cuando saben que el dolor entra a la pintura 

cierta reconstrucción se llena de amor desde afuera
la etapa siguiente del viaje es el mismo camino:

dimensión de un modelo encuadrado
                               variable sin sentido                            

                           hay dolor aquí dentro

la muerte aparece oculta con su belleza colorante
crece un espejo y los niños abrazan a las madreselvas

arriba donde aparece el sol uno puede definir un país sobre la hierba
la piel de algunos árboles
                                y una segunda división que habitúa la fijeza

luz sombra y mediatinta
               con un cuento de hadas se disfrazan los trazos del ocre
y un manchón oculta el valor de los agujeros
y los cuerpos sostenidos
cuando el hedor es insoportable y el rojo se disuelve en la retina

los blancos orillan el argumento de la sexualidad
de algunas mujeres en la esquina
                                el morado es claro en la hierba

ciertos hombres del tributo parecen correr

están colgados a veces

hay libros en el borde de las lanzas ensangrentadas                       

                   empalan el cuerpo del amor

líneas extrañas e inertes
líneas ya sin muerte
conducen sueños en mi propia oscuridad

desde tempranos refugios de una metrópoli
o fijación de una imagen que respira

y ya no hay necesidad de dividirse entre ellas 




MIRA CUÁNTOS CUERPOS rotos
siguen avanzando sobre un asfalto nocturno
así se desviste ese lugar sin estreno y movimiento
dejando apenas una incrustación
frágil al mundo de hiladillos y sujeciones obscenas recubierta de grasa
un prófugo existente del mito
expuesto al sol y al saludo
extiende sus desiertos
y entre piernas falos llamas y dentaduras
parece descubrir el habla
e inventar la melancolía de colorete espolvoreado
cayendo de otras bocas como un deseo
golpea cierta quietud de flores y serpientes
hecha de evidencias y escalofríos en un brochazo
el tumulto se esparce para ser otra figura
los techos son bajos
y todos entran bien a oscuras
otro es el movimiento cuando nos vamos

para estar juntos sobre un asfalto nocturno

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