Willy Gómez Migliaro a través de su libro
de poemas Pintura roja (Paracaídas
Editores, 2016) nos va describiendo el mundo que rodea al artista vanguardista que
lleva dentro y va plasmando como un pintor y en cada pincelada sus más profundas
emociones.
Allí el poeta va revelando el
consciente del cuadro que pocos podemos descifrar al ver una pintura que quizás
no tenga sentido para el común de la gente; para el autor es la representación
de todo lo que él quería expresar.
Cada poeta y cada pintor, plasman en
sus letras uno y en el lienzo el otro, su propio mundo, su propia vivencia sus
propios recuerdos.
Cada línea del poema son trazos
pintados en el lienzo, cada espacio, cada
color, es un mundo que va siendo construido en aquella pintura.
Las imágenes, unas claras y otras
difusas son parte del lienzo poético que está pintando. Cada trazo e imagen son
improntas emociones que llevan a que el artista vuelva a revivir momentos
felices, tristes que en algún momento lo conmovieron o lo asediaron.
Todo artista es un creador, y cada
obra es el hijo del artista, y en ello ponen todo su conocimiento; le enseñan
todo lo bueno que desea, para que ese hijo sea a imagen y semejanza de su
creador. Apollinaire decía que "Ante todo, los artistas son los hombres
que quieren llegar a ser humanos”. Creo que debió decir que "los artistas
son los Dioses que quieren llegar a ser humanos"
Esta exposición pictórica de Willy
Gómez Migliaro es como escuchar a Muzorsky en Cuadros para una Exposición, donde el músico describe
magistralmente una exposición pictórica, llegando a emocionarse con las notas
del concierto.
Así Willy Gómez Migliaro describe
cada cuadro como un poema de figuras, lugares y emociones en tres dimensiones, donde
cada línea del poema da vida propia al lienzo.
El poeta nos entrega una vernissage
de poemas que nos conduce a lo más profundo del ser y de la vida; plasma en
cada verso y en cada frase el mundo que nos golpea fieramente con sus
variopintas emociones.
Poemas
de Pintura roja de Willy Gómez
Migliaro
Aquí no hay nada que defina un horizonte.
Solo un desclasamiento en sus fines.
Aunque siempre hay alguien más,
y sostiene su rostro revelándose.
Solo a través de esos cuerpos marcados con jabón de
glicerina
llegas a comprender una fila de mestizos.
Pero esa legión aplastante,
manchón de un cielo nada común al nuestro,
perfora su equivocación en galletas como pedazos de habla
consagratoria.
Desespera el dominio de un objeto,
su oscilación de luces a punto de golpear
bordes de abismo protector.
Así se desviste un proyecto sin estreno y movimiento
dejando, apenas, una incrustación.
El descubrimiento de los rasgos sujeta la forma
porque el esplendor de sus silencios y de sus colores
centran posibles divisiones.
Se puede hablar, incluso, de un ladrido, de un tejido,
de una forma que sangra y borra o simula muy bien.
Definitivamente el mundo es aquí
una reunión de hombres intercambiando cuerpos,
y mientras modificas la mirada del otro y sus experiencias,
construyes una variedad de cosas que empiezas a envolver y
regalar.
Rápidamente concretamos nuestro espesor deseante.
Asombramos la dimensión de un pudridero
y somos otra vez la desenvoltura, la sorpresa
GEOMETRÍA
DE ALUMBRADOS o decorativa
más
púrpura
el valle y la posibilidad de
partida
es
evidente el papel que juega lo real
escaleras
abajo comparten un decorado de geranios
cortinas de gasa como fantasmas
de la derrota
enmarcan naturales
los
fuegos o la irrelevancia de una rigidez
nunca
interviene al sacar luz
de las repeticiones de sombra de las
secoyas
del desgaste del reflejo de cordeles y el
recorte de un valle
el
tiempo de los árboles podría ser mira
y los
únicos felices
los
niños fijados en el fondo
abrazando
a las madreselvas o hiriéndolas tal vez
algo
se puede distinguir desde esa sombra arriba
donde
parece que la violencia arremete a tajos de colores
hay dios de alegría y
consternación en el rostro de los niños
y
de sus madres paradas detrás de unos sauces
como
si rogaran por sus vidas
más
allá casi minervas otras mujeres
recorriendo
un camino entre los árboles
una línea a media luz del horizonte
es
el recuerdo de la playa
un barco enterrado
olas
de corrido atrás
una
historia compartida alrededor
la aprehensión de los elementos creativos
ensamblados
por las manos del artista
reclama a sus contemporáneos
campos para el trashumante
esa
es la palabra que creemos escuchar de algunos críticos
cuando
saben que el dolor entra a la pintura
cierta
reconstrucción se llena de amor desde afuera
la
etapa siguiente del viaje es el mismo camino:
dimensión
de un modelo encuadrado
variable sin
sentido
hay dolor aquí
dentro
la
muerte aparece oculta con su belleza colorante
crece
un espejo y los niños abrazan a las madreselvas
arriba
donde aparece el sol uno puede definir un país sobre la hierba
la
piel de algunos árboles
y una segunda
división que habitúa la fijeza
luz
sombra y mediatinta
con un cuento de hadas se
disfrazan los trazos del ocre
y
un manchón oculta el valor de los agujeros
y
los cuerpos sostenidos
cuando
el hedor es insoportable y el rojo se disuelve en la retina
los
blancos orillan el argumento de la sexualidad
de
algunas mujeres en la esquina
el morado es
claro en la hierba
ciertos
hombres del tributo parecen correr
están
colgados a veces
hay
libros en el borde de las lanzas ensangrentadas
empalan el cuerpo del amor
líneas
extrañas e inertes
líneas
ya sin muerte
conducen
sueños en mi propia oscuridad
desde
tempranos refugios de una metrópoli
o
fijación de una imagen que respira
y
ya no hay necesidad de dividirse entre ellas
MIRA CUÁNTOS CUERPOS rotos
siguen avanzando sobre un asfalto
nocturno
así se desviste ese lugar sin estreno
y movimiento
dejando apenas una incrustación
frágil al mundo de hiladillos y
sujeciones obscenas recubierta de grasa
un prófugo existente del mito
expuesto al sol y al saludo
extiende sus desiertos
y entre piernas falos llamas y
dentaduras
parece descubrir el habla
e inventar la melancolía de colorete
espolvoreado
cayendo de otras bocas como un deseo
golpea cierta quietud de flores y
serpientes
hecha de evidencias y escalofríos en
un brochazo
el tumulto se esparce para ser otra
figura
los techos son bajos
y todos entran bien a oscuras
otro es el movimiento cuando nos
vamos
para
estar juntos sobre un asfalto nocturno
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