Czar
Gutiérrez, invitado a la 21 Feria Internacional del Libro Cuba 2012 como
miembro de jurado del Premio ALBA Narrativa 2012, participó en la mesa-debate Lo
local y lo global en la narrativa latinoamericana y caribeña del siglo XXI organizada
en el marco del Encuentro de Jovenes Autores de América Latina y el Caribe.
En su presentación, el poeta peruano habló del sexismo como de una variante
perniciosa, al igual que lo son, según él, el racismo, la religión, el
nacionalismo y el patriotismo en cuanto, retomando al filósofo F. Savater
(2007)[1], se reclaman más deudoras de la
biología que del pacto social. Refiriéndose a los trabajos del economista y
filósofo liberal clásico F. Hayek (1994)[2],
C. Gutiérrez explicó: Así, el individuo soberano cae pulverizado al
convertirse en la expresión de un colectivo porque la pertenencia a ese
colectivo es ya un valor supremo. Asimismo, Gutiérrez afirmó una vez más su
necesidad de disolver todo tipo de frontera, aunque, según él, eso no
signifique no tomar en cuenta el encanto estético de las diferencias.
Por definición, condenar el sexismo implica cuestionar el género como sistema
de desigualdad basado en la construcción social de las diferencias biológicas
de sexo que funciona principalmente en detrimento de las mujeres y de las
minorías sexuales. Me intereso aquí en la novela 80M84RD3R0 de C. Gutiérrez,
para saber hasta que punto el autor disuelve las fronteras relacionadas con la
construcción social del sexo y en qué medida su escritura es «queerizada»; es
decir, desenvuelta en zonas que se demarcan de lo normativo y de lo dominante y
apuntan a desestabilizar categorias sexuales restrictivas.
¿Falocentrismo?
Una
lectura primaria y reductora de la novela –donde, al inicio, una tardía gota
de semen desciende cansinamente por la ingle de la protagonista,
cuyos muslos son explorados por la mano de un hombre que siente el sudor frío
de su chica después de subir a la tumba de Cesar Vallejo y separar las piernas–
parece desvelar Eros y Thanatos desde un heterocentrismo y una
heteronormatividad (régimen social hegemónico-patriarcal que impone y
naturaliza la heterosexualidad) que reifican los binarismos y que, por lo
tanto, pueden llevar a poner en duda todo futuro intento de deconstruir el
género. De hecho, el autor escribe, parafraseando a Vallejo: ¡la tumba es
todavía un sexo de mujer que atrae al hombre! Ocurre lo mismo con el
símbolo fálico que usa reiteradamente para hablar del acto sexoafectivo: Rachel:
yo te amaba como un avión cargado de pasajeros, cargado de combustible y
diluyéndome en el centro de un rascacielos poblado de espejos; es decir,
exactamente como me sentí aquella tarde en el hermoso cementerio del puteril
barrio parisino de Raspail, metro Bercy-Kléber, il est interdit de faire l’amour
dans les cimetières. Gutiérrez pregunta directamente a su lector-a: ¿Qué
haces si un avión te besa? Sigue la respuesta: El acto sexual dura
aproximadamente 8 minutos pero el orgasmo varía, el promedio de penetración del
pene en la vagina es de 30 veces por minuto, lo cual indica que en el coito hay
240 penetraciones, puesto que el pene tiene un promedio de 16 cm., en una mujer
ingresan 3,840 cm., 38.4 m. de pene por polvo, generalmente las mujeres hacen
el amor 3 veces por semana y como el año tiene 52 semanas, tiran 156 veces al
año. Resumiendo: reciben 5.990,4 m. de falo anualmente o, lo que es lo mismo,
casi 6 Km. por año. O sea: 1/2 Km. mensual: el primer avión de American llevaba
37.850 litros de combustible, cortaba el aire a una velocidad crucero de 530
Km/h con 12,250 Km. de autonomía de vuelo, miseria de la tecnología, los dos
aviones cargaban un mar de 216 mil litros de combustible, un océano de lava, un
orgasmo masculino derrama de 1,5 a 6 mililitros, la media es 100.000.000/ml de
volumen eyaculado, es decir, 2.5 a 5.0 ml, de 80 a 150 millones/ml de
espermatozoides con una motilidad en la primera hora de 75 a 100%, motilidad
claramente visible en los centenares de seres vivos que veo allí arriba, sobre
el humo, bajo el humo, entre el humo: entre la densa fumarola que transmite la
pantalla de la tele y la tímida niebla que emerge de mi lata de cerveza es
posible distinguir a muchas personas moviendo desesperadamente los brazos,
todos ellos están por encima del piso 80 donde se empotró el 767 del UA-175,
desde aquí puedo reconocer a las ciudadanas Claudia Rossi, Tera Bond y Theresa
Young cuyas fotos habrán de verse en el marco de la bonita exposición
estratégicamente ubicada en el 26 de Wooster Street (www.sep11photo.org), la
galería espontánea que se armará en la golpeada y atribulada y desgarrada y
lacerada y malherida y excoriada ciudad al conmemorarse un año de esta tragedia
que enluta a la humanidad…
No
solo se celebra aquí la heterosexualidad y la feminidad heterosexual,
considerando a las mujeres como seres «penetrables» por machos cuya identidad
de género esta basada en el mito de la masculinidad con «poder fálico» evaluado
principalmente en función del tamaño del pene y de su performance sexual, sino
que los y las aficionados-as a la pornografía habran aquí reconocido los
nombres de ciertas pornstars, colocados en estas circunstancias de la manera
más provocadora y «políticamente incorrecta» posible, en una suerte de llevar a
Eros y Thanatos a su paroxismo desde una perspectiva pro-porn. Pero más allá de
una interpretación estática y polarizada de la teoría de los opuestos
-encarnada aquí en estos dos instintos- que sólo conlleva a emitir principios
morales del bien y del mal, mostraré que, por lo contrario, 80M84RD3R0 se
distingue por presentar -desde una perspectiva masculina no tradicional- una
visión no maniquea y más bien dinámica e interactiva de lo que siempre se ha
visto como una dualidad de la naturaleza humana. Un dinamismo que, igualmente,
está impregnado de desequilibrios y fragmentaciones que rompen con el simplismo
de toda oposición binaria gracias a unos mecanismos de escritura que están
hechos de la expulsión del lenguaje español de las lenguas humanas para
crear otra cosa… Porque si tú escribes en español, en el español que hemos
creado, escribes en la lengua más cargada de machismo. Entonces, novelas como
las de César, desalojan al español de la lengua literaria…, como lo dijo el
escritor y académico Julio Ortega en 2010 (V Congreso Transatlántico, Brown
University, USA).
Todas las sangres:
aborto y menstruo
C.
Gutiérrez, quien pro-feministamente pregunta: ¿no hubiera sido mejor que
Eva, en lugar de comerse a la manzana, se hubiese comido a la serpiente?,
no teme tocar, de manera cruda y comprometida, temas de sexualidad reproductiva
como la eyaculación y el aborto, ofreciéndonos líneas feministas que no nos
cansamos de leer: (…) todos los que no apelan a durex y no quieren
reproducirse tienen que tomar en cuenta que el 61% de los animalitos blancos
siguen movilizándose después de 12 horas, felices ellos de navegar y atravesar
el ojo de un incendio blanco opalescente y viajar hasta morder la Gran Manzana,
pero si no te gusta lo cortas de cuajo: en 1995, con 23 años, Rachel viajó a
Irlanda y abordó el Langenort, barco holandés que viaja por el mundo cargado
con 20.000 preservativos, 300 píldoras anticonceptivas, 75 del día después, 100
dispositivos intrauterinos y 45 unidades de Migafine, una de las denominaciones
de la píldora abortiva RU-486 más conocida en los predios de San Pedro y Piazza
Navona como la píldora de Satán, demasiado castigo para una pastillita
infinitamente más higiénica que el diabólico curetaje (detalles más adelante),
hace años que el Langenort recorre los puertos gracias al auspicio de la ONG
Women On Waves y se desliza por el planeta agua y es recibido con huevos,
pintura roja y proyectiles de plomo que parecen balas y, efectivamente, son
balas…, en ese barco Rachel tuvo el primer y único aborto de su vida.
Además,
el autor conoce, no sin humor, el arte de preocuparse por lo que generalmente
sólo preocupa a las mujeres, llevando la poesía del deseo donde menos se
espera, o sea hacia espacios que casi siempre son explorados desde al arte por
mujeres, como por ejemplo el espacio de la menstruación: El ciudadano está
temblando y la reportera se acerca peligrosamente al micrófono, la reportera se
acerca libidinosamente al longilíneo micrófono, no te acerques demasiado,
guapa, la reportera tiene los delgados labios rosados y no usa la nueva Schick,
ella usa la nueva Kotex Ultra-Protect producida por Kimberly Clark &
Nielsen, notable nivel de succión gracias a su alta concentración de fibras
ultra-absorbentes cada una de las cuales anda feliz de la vida de maximizar su
gel interior porque es dulce y azul y tiene alas de libélula dorada y no de
avión empotrado y es muy efectiva, pruébala: succiona suave, dulce, delicada y
ardientemente, absorbe y se agota rápido…
Homo sampler-techno
sapiens : entre porno y prostitutio
A otro nivel, C. Gutiérrez es fundamentalmente un autor que respira un clima
digital porque vivimos enfrentados a las pantallas (como lo reiteró
en su discurso de la Habana), lo cual tiene consecuencias en lo que hace y
deshace desde su escritura[3] con las
relaciones de género, las prácticas sexuales y los objetos sexuales, en
escenarios donde la aceleración cronológica[4]
es provocada por la energía cinética[5] del
dispositivo literario. En 80M84RD3R0, el clima digital permite al autor
escribir desde la perspectiva queer, es decir mostrando que el cuerpo es el
efecto de una produccion disciplinaria y tecnologica multiple[6]. Se trata además de un clima digital que
explora las ruinas del consumerismo sexual de manera rizomática[7], poetizando por ejemplo la prostitución
digitalizada en la cultura japonesa, hasta hacernos entrar en el universo del techno
sapiens a través de la presencia de organismos cibernéticos (cyborgs): Putas
de colores y en grandes peceras, putas prefabricadas y embotelladas, putas
oleadas y debidamente sacramentadas porque para eso vive en nuestros corazones
y nos protege de las tentaciones nuestro Señor Seicho-No-Le, pasan una a una
centenares de mujeres largas y descafeinadas, putas vestidas como colegialas y
colegialas que son putas de verdad, enjo-kōsai, enjo-kōsai, enjo-kōsai,
enjo-kōsai, enjo-kōsai, enjo-kōsai, enjo-kōsai, es el mantra que rebota en el
plasma. Ahora los mensajes de texto han rebasado las pantallas gigantes y se
están reproduciendo en las cámaras digitales, cuatro de tres jovencitas
japonesas en edad escolar tiene un celular con acceso a internet y eso quiere
decir enjo kōsai, esto es: citas por compensación, cada cámara digital
posee un brazo sensor conectado a las prendas interiores de un turista y cada
turista está disparando un flash que no es otra cosa que una faja
transportadora de satén terso y diáfano como el agua de los manantiales que
conducen directamente a un set de grabación de películas 3X y los deposita
automáticamente junto a una tersa y sonriente muñeca inflable. Hay tantas
muñecas inflables como turistas, es decir 400 millones de muñecas infladas y
desinfladas y todas muy educadas y sonrientes con sus cinco agujeros y sus
hermosos labios de plástico y su turista incorporado y debidamente clavado…, lo
cual nos llevará a Berlín, ciudad especialmente sensible a la hora de
exhibir su artillería sadomaso, kit con 5 piezas de anillos y estranguladores
incluye el famoso aro con pestañas de cabra, inmediato acceso al nirvana,
excelente calidad de los aparejos de látex, bien por el látex, extremo y duro,
nirvanas garantizados, preciosas Barbies sadomasos animándonos a establecer
pactos de acero con terminales eléctricos en las Zonas Cero de nuestros cuerpos
antes de contraer nupcias como el Führer y la Braun…, y a Amsterdam, donde
el protagonista está trabajando el humo entre… gays, lesbs… putas salerosas…
y mirando tres equis: doble machete vertebrado, triple estimulador anillado,
finger hot y esferas anales…
Primero, el autor aquí establece una crítica del consumismo sexual capitalista
que fomentan las industrias de la prostitución, de la pornografía y del turismo
sexual, haciéndonos tomar consciencia de que son tres formas indisociables de
violencia sexual. Segundo, cuestiona también el modo en que los varones
conciben el deseo y el placer sexual, es decir instrumentalizando a las
prostitutas quienes participan de este dispositivo al ser objetos voluntarios o
no de una transacción sexual que acaba deshumanizando y despedazándolas, así
ellas tengan a veces el poder de gobernar y dominar con gracia a
sus clientes. Como lo escribe Gutiérrez refiriéndose esta vez a la pornografía:
Rocco Siffredi trabaja con pericia los ángulos de dispersión y se corre sin
recurrir a mujeres completas sino a habitaciones minimalistas llenas de
fragmentos de cuerpos de mujer…Es hondo el trastorno que generan estas imágenes
tan visualmente poderosas y especialmente inyectadas de color y belleza cuando
Rocco queda sumergido por una masa ingente y deshumanizada de mujeres que le
rodean…, el mismo protagonista, después de haber sido retratado al inicio
de la novela como un ser sádico con su novia: Y su cuello, ese cuello al que
vuelvo con frecuencia porque amo fracturar, trozar, amarrar, desgarrar, adoro
el desnuque, procede a una representación erotizada, fantasmal, fetichista,
segmentada y caricaturizada de la feminidad que quiere ver pero no encuentra:
el sonido de dos tacones destrozándose en la vereda, dos tacones sosteniendo
labios rojos, dos tacones sosteniendo el empeine de la curva perfecta y sobre
ella un par de pechos firmes, tallados en bronce y de nuevo firmes para
sostener nalgas de oro puro que pugnan bajo Ermenegildo Zegna o Dolce &
Gabbana y luego ven, voy, voy y vengo y te conviertes en Monica Bellucci… Se
vuelve más adelante un consumidor de prostitutas sin autocensura, pero, de
manera casi paródica, será a menudo recalcada por el autor la miseria sexual y
afectiva de los hombres-clientes: todas las que están encerradas conmigo en
estos momentos van a darme la razón porque… ellas me hablan con sus vocecitas
delgadas que sólo dicen ay, ay, more, more, yes, yes, increased testosterone
levels!, ellas me van a decir cositas mientras esté encerrado en este peep con
cinco pantallas pequeñas y una grande y con comandos para una sola mano, todas
ellas, digo, pienso, toco, inserto, acciono, obtain giant rock-solid more
powerful erections!..., ellas vienen gentiles y presurosas y se abren frente a
mi rostro más fiero y a mi lomo más tenso, serán tal vez las yeguas de bárbaros
Atilas…, viajo a bordo de un cuerpo fraccionado en seis colores… puedo… sentir
el incomensurable y misericordioso amor que todas ellas tienen para darnos a
nosotros los desposeídos, huérfanos y viudos con joystick…
Desde el peep show, frente a las pantallas y con aromas de vinilo, cuero
y látex, entramos a multiples sexualidades (como por ejemplo trans with
trans) y prácticas sexuales alternativas (como el gang bang, un tipo
de orgía en la que una mujer mantiene relaciones sexuales con tres o más
hombres por turnos o simultáneamente), así como intervenciones directas
sobre el cuerpo (injertos, trasplantes, cirugía plástica, mutilaciones, body
pruning, canibalismo) y enfermedades (sida, anorexia, vigorexia). La
subcultura sexual a la cual el autor más recurre es el universo BDSM (Bondage-
encordamientos, ritualizados o no, sobre el cuerpo humano e inmovilizaciones
con cadenas, esposas o pañuelos, entre otros, y Disciplina (spanking),
Dominación/Sumisión, Sadismo/Masoquismo), y con ello el fetichismo.
En su artefacto, C. Gutiérrez, equilibrista sin red, ve a Marilyn
cantando My Heart Belongs to Daddy (y se excita), deplora
las burqas descuartizadas por la guerra, militariza a La Gioconda
al retratarla con una ametralladora, humaniza a las chicas con ranura de
los peep show, selecciona eyaculación facial en los peep show,
le dice metrosexual a Rat Singer (léase Ratzinger), recuerda los
niños seminaristas sodomizados por el Cardenal y Arzobispo de Viena,
ironiza la Santa Sede que aboga por la purísima santificación de la familia
heterosexual, simpatiza con Magdalena la Feladora, compadece a las
vírgenes de Quecheslovaquia, evoca la complejísima cuestión del ombligo
de Adan y la complejísima cuestión del ombligo de Eva, corporeiza a
la gran urbe al verla con brazos sembrados de luxaciones bajo las escamas,
retrata a la Niña sin fecha pero con la piel colgando en tiras como trapos (Nagasaki),
piensa en la niña colombiana… herida por una narco-bala que le atraviesa la
columna vertebral, considera que El Cuerpo del planeta es un conjunto
fracturado, y por lo tanto sabe muy bien, sin duda alguna, abrazar la
humanidad sexuada de par en par, apuntando siempre a deconstruir el lenguaje y,
con ello, el sexo.
Al evidenciar con provocación las lacras biologizantes que -desde las
religiones, el capitalismo neoliberal y otros regímenes fundamentalistas-
construyeron, en base a una dominación patriarcal asfixiante, un pacto
social que prefiere la heteronormatividad, la homofobia y la transfobia a
la diversidad sexual LGBTQI (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgénero, Queer e
Intersexual), y donde las mujeres y las niñas se encuentran deshumanizadas al
no gozar de los mismos privilegios y espacios que los hombres, 80M84RD3R0,
desde nuevos códigos narrativos, nuevas epistemes y formas de sentir con
estructura rizomática, abre caminos hacia una fluidez de género que devuelve al
ser humano más vulnerable su dignidad, su libertad y su capacidad de silenciar
los modelos opresores del biopoder.
[1] Fernando Savater, 2007, Contra las pátrias,
TusQuets editores, Barcelona.
[2] Friedrich Hayek, 1994, The
Road to Serfdom, University of Chicago Press, Chicago.
[3] Vicente Luis Mora, 2012, El Lectoespectador, Seix Barral, Barcelona.
[4] Eloy Fernandez Porta, 2008, Homo Sampler:
Tiempo y Consumo en la Era Afterpop, Ed. Anagrama,
Barcelona.
[5] Anouk Guiné, 2 oct. 2011, 80M84RD3R0: la novela
cinética de Czar Gutiérrez, Mediapart:
http://blogs.mediapart.fr/blog/anouk-guine/021011/80m84rd3r0-la-novela-cinetica-de-czar-gutierrez
[6] Marie-Hélène Bourcier, 2005,
Sexpolitiques. Queer Zones 2, La Fabrique éditions, Paris.
[7] Gilles Deleuze y Félix
Guattari, 1980, Capitalisme et Schizophrénie 2. Mille Plateaux, Minuit,
Paris.
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