miércoles, 22 de febrero de 2012

VALLEJO DOLOR, por Paul Guillén

“El tratamiento que hace Vallejo del dolor, reúne tres niveles: el dolor inagotable mestizo, el dolor cósmico de la tradición nativa y la moderna visión de un futuro que abolirá el sufrimiento innecesario. En esta intersección, cuya complejidad es la historia del Perú, Vallejo agrega un elemento nuevo: un dolor cósmico cuyo efecto resiste cualquier localización y cuya causa no puede ser identificada”.
William Rowe

Vallejo utiliza el juego de los opuestos y podemos ligar esta utilización por una conexión con la poesía de Francisco de Quevedo, rica en oxímorones, quiasmos y antítesis, como él mismo había apuntado en “Himno a los voluntarios de la República”: “Quevedo, ese abuelo instantáneo de los dinamiteros”. Todo esto para decir que Vallejo propone una poesía que reflexiona sobre sus propios límites y contenidos, esto es claro en un verso de “Intensidad y altura”, cuando dice: “Quiero escribir / pero me sale espuma”. Esta figura del salir de la espuma podemos relacionarla con la simbología de la cuchara que se despliega a lo largo de toda su obra poética, esto quiere decir que esta simbología expresa el hambre, pero también el dolor de sentirse humano, la inadecuación de sentirse en el mundo. Una poesía que interpela al otro desde su transindividualidad lo cual lo torna en una experiencia colectiva, con las reminiscencias tanto cristianas o marxistas que eso conlleva, por ejemplo la utilización de elementos sagrados como el cáliz, los arzobispos, la pila bautismal, etc. y la teleología de la solidaridad como bien común lo cual puede comprobarse en el poema “Masa”.

Por otra parte, el desarraigo que siente Vallejo se da a dos niveles, un primer nivel sería un desarraigo lingüístico y en el segundo nivel se trataría de un desarraigo físico o corporal. En la primera instancia podemos vincular esta empresa con la imposibilidad de decirlo todo a través de las palabras, la poesía en tanto circuito de comunicación –para Vallejo– estaría regida por la emoción de la expresión, esto da como resultado que la lengua no puede expresar los sentimientos cabalmente y, por ello, en Vallejo asistimos al resquebrajamiento de esa lengua, de su capacidad de comunicar. En la segunda instancia de los desarraigos podemos decir que Vallejo desarrolla a través de las sinécdoques y las metonimias la cartografía de un cuerpo disgregado, él asume el cuerpo no como una totalidad sino como una fragmentación de sus partes (camisa, codo, corbata, etc.), su cuerpo además busca la otredad, por ello es una poesía dialógica, que busca la solidaridad y la complicidad con el lector.

El dolor en Vallejo es universal. Universal porque parte de una experiencia personal mediada a través del lenguaje por una experiencia colectiva, que es en suma el laberinto del lenguaje. Pero en los poemas de “Sermón de la barbarie” y de “Nómina de huesos” este laberinto del lenguaje no tiende hacia lo hermético como en la poesía simbolista, sino que desarrolla sus capacidades comunicativas con el lector. Los mecanismos de producción estética del texto si son variados y complejos, pero la concreción comunicativa de los poemas está del lado de utilizar las palabras llanas, chirriantes, onomatopéyicas, cacofónicas para crear una nueva música o magma verbal. El dolor es un sentimiento que se sufre o se goza estando vivo o muerto, siendo de cualquier religión e incluso tal vez fuera de la condición humana como ocurre en el poema “Voy a hablar de la esperanza”, en una nota Vallejo responde a André Gide sobre una propuesta que él tenía respecto de la asunción del realismo socialista, el escritor francés pensaba que cuando se asumiera plenamente esos postulados se pasaría a un estado donde la literatura describiría y mostraría solo sentimientos de alegría, a lo que el autor de Trilce respondía que una cosa semejante sería mutilar de su condición al corazón del hombre, esto es, el dolor es parte consustancial del hombre, querer desterrar al dolor de la literatura significaría cercenar una parte del corazón del hombre. Como apunta el crítico inglés William Rowe en Vallejo el dolor se despliega a tres niveles básicos: 1) el dolor de su condición de ser mestizo, no olvidemos que en muchos poemas se da cuenta de este trauma que supone la conquista española del pueblo indígena; 2) el dolor de la tradición nativa, esto quiere decir que el dolor característico de la poesía quechua (dominio interior y contemplación exterior) se despliega en Vallejo a través de la asimilación de un español andino, pleno de regionalismos y 3) la moderna visión de un futuro que abolirá el sufrimiento innecesario, esto quiere decir que Vallejo asume el credo socialista como una posibilidad en medio de la debacle social y económica de los años 30, como hemos apuntado anteriormente esto se puede analizar a través de la máxima de la solidaridad. Finalmente, Rowe apunta que además de estos tres niveles de dolor se daría un dolor cósmico, de carácter metafísico: “Yo no sufro este dolor como César Vallejo (…) hoy sufro solamente”, la condición del dolor no solo está expresada en lo humano, sino en todo el cosmos. La característica del cosmos es el dolor. Incluso cuando Vallejo recurre al tópico del doble (hay otro que es igual a él) lo hace como una característica del dolor, ese otro también se duele por habitar el mundo en una casa, ser rutinario y vivir dentro de una multitud que lo cosifica y enajena, por eso, podemos afirmar que el dolor cósmico de Vallejo es una vía punitiva pero también de liberación de las potencias humanas y del mundo. El dolor es de todo el cosmos y al hombre solo le queda seguir sufriendo con su pequeño y pobre corazón.

Imagen: César Vallejo, creación de Yamileth Latorre.

jueves, 16 de febrero de 2012

ACTIVIDADES DE PAUL GUILLÉN EN MÉXICO

Como algunos de ustedes saben estaré viajando a México para participar en diferentes actividades, aquí una lista:

El sábado 25 de febrero a las 6:30 pm en Global Comics, vicente suárez 114, esq mazatlán, col. condesa presentó el libro de mi compatriota Kreit Vargas, la nota de prensa dice: "dislexia.net (la danza de los extraviados)" del peruano Kreit Vargas es el más reciente poemario de astrolabio editorial, está ilustrado por Lauquen; bellísimo objeto de poesía sin sosiego, elaborado artesanalmente, con papel murillo y opalina, serigrafíado; lo presentan el terriblísimo David H. Rambo conocido editor de (H)onda Nómada y Paul Guillén, conocido poeta peruano diestro en la construcción de antologías latinoamericanas, en este lugar maravilloso de la condesa que une grandes tradiciones artísticas, el comic, la ilustración, las palabras y el papel, Global Comics está ubicado en la condesa y es dirigido por Eric Martel. Banda l@s esperamos!!!!

HOMENAJE A GONZALO ROJAS. RECITAL POÉTICO Domingo 26 de febrero, 7:00 pm - Feria del Libro de Minería (Tacuba 5, Centro), Salón Manuel Tolsa. Participan: José Pérez-Espino, Víctor Cabrera, Amanda De La Garza, Paul Guillén, Rocío Cerón y Maribel Escobar Varillas y como invitado especial, ¡el propio Gonzalo Rojas!

El martes 28 de febrero a las 7:30 pm en Bar café bazar cultural L´ARROSOIR D´ARTHUR, Calle Juan Ruiz de Alarcon 13 - 1 Colonia Centro, 62000 Cuernavaca, Morelos, se presenta mi nueva plaquette Ese algo que nos es esquivo siempre en edición de La Ratona Cartonera que dirige mi amigo Raúl Silva y con la presentación de Marina Ruiz, la edición ha salido en 120 ejemplares y en julio Lustra Editores promete hacer una segunda edición en Lima.

El miércoles 29 de febrero a las 7:00 pm en el Salón de la Academia de Ingeniería del Palacio de la Minería y dentro del Enclave poéticas transversales habrá un recital denominado "Donde la línea es riesgo y detonante. Poesía, música, video, medios", recital poético interdisciplinario con Julio Serrano, Cristián Gómez, Maribel Escobar Varillas, Paul Guillén y Tanya Davis. Presenta Rocío Cerón.

El jueves 1 de marzo a las 7:00 pm en el Salón de la Academia de Ingeniería del Palacio de la Minería y dentro del Enclave poéticas transversales habrá un recital denominado "Poesía en acción. Poesía polidiscursiva", recital poético interdisciplinario con Jinn Pogy, Paul Guillén y Amanda de la Garza. Presenta Maribel Escobar Varillas.

A todos mis amigos mexicanos espero poder verlos en alguna de estas actividades.

LA RATONA CARTONERA DE CUERNAVACA MÉXICO PRESENTA ESE ALGO QUE NOS ES ESQUIVO SIEMPRE DE PAUL GUILLÉN

LA RATONA CARTONERA y su nuevo libro
Ese algo que nos es esquivo siempre, del poeta peruano Paul Guillen
Presentan: Marina Ruiz Rodríguez y el autor
Música: Marcos Miranda
Martes 28 de febrero - 7 & 30 de la noche
Bar café bazar cultural L´ARROSOIR D´ARTHUR, Calle Juan Ruiz de Alarcon 13 - 1 Colonia Centro, 62000 Cuernavaca, Morelos, México, Mesoamerica

ENCLAVE POÉTICAS TRANSVERSALES EN MÉXICO DF

ACTIVIDADES EN EX TERESA ARTE ACTUAL

Del 29 de Febrero al 2 de marzo de 11:00 a 13:00 hrs.

Clínica de imaginación poética

Con la participación de Amaranta Caballero, Tanya Davis, Cristian Gómez Olivares, Jen Hofer, Douglas Kearney, Jinn Pogy y Julio Serrano. Coordinado por Rocío Cerón y Amanda de la Garza.

Inscripción previa enviando una carta de exposición de motivos a exteresa.educativos@inba.gob.mx teniendo como fecha limite el 24 de febrero.

Sesiones de trabajo y diálogo en las que autores de distintas nacionalidades harán colectivos sus procesos creativos. El trabajo de cada autor servirá de plataforma para generar reflexiones, en conjunto con los asistentes, que interroguen sobre las prácticas escriturales vinculadas transversalmente con otras, como las prácticas sonoras, performáticas, musicales, etc. Espacio para repensar lo poético de forma expandida, abierto a escritores, artistas y personas interesadas en crear distintos despliegues de lo textual.


Viernes 2 de marzo 20:00 hrs.

Muestra poética indeterminada

Rocío Cerón (en colaboración de Bishop y Nómada), Tanya Davis, Jen Hofer, Douglas Kearney y Don Calavera y Los Grillos del Sur.
Por vía de lo escritural aparece la presencia del cuerpo y, en sentido inverso, por vía del cuerpo aparece la escritura y el poema. De este modo, esta será una sesión performática en la cual lo poético resonará en música, voces, palabras y gestos para explorar así, vía lo transversal, las posibilidades de lo literario.

ACTIVIDADES EN EL PALACIO DE MINERIA


Miércoles 29 de febrero

De 14:00 a 15:30 hrs.

El cuerpo-acción como arma poética.

Mesa de discusión con Tanya Davis, Verónica Gerber Bicecci y Jinn Pogy. Presenta Amanda de la Garza

Galería de Rectores. EBL-Colección Cielo Abierto.

De 19:00 a 20:00 hrs.

Donde la línea es riesgo y detonante. Poesía, música, video, medios

Recital poético interdisciplinario con Julio Serrano, Cristián Gómez, Maribel Escobar Varillas, Paul Guillén y Tanya Davis. Presenta Rocío Cerón.

Salón de la Academia de Ingeniería. EBL-Colección Cielo Abierto.

Jueves 1 de marzo

De 14:00 a 15:30 hrs.

Permeabilidad y frontera: traducción, trasmutación y transcreaciones en la poesía contemporánea.

Mesa de discusión con Jen Hofer, Amaranta Caballero y Cristián Gómez. Presenta Rocío Cerón.

Salón de la Academia de Ingeniería. EBL-Colección Cielo Abierto.

De 19:00 a 20:30 hrs.

Poesía en acción. Poesía polidiscursiva

Recital poético interdisciplinario con Jinn Pogy, Paul Guillén y Amanda de la Garza. Presenta Maribel Escobar Varillas.

Salón de la Academia de Ingeniería. EBL-Colección Cielo Abierto.

Viernes 2 de marzo

De 14:00 a 15:30 hrs..

Entrecruzamientos, dislocaciones, descolocaciones: Poesía que cuestiona prácticas y formatos.

Mesa de discusión con Julio Serrano, Mauricio Marcín y Douglas Kearney. Presenta Maribel Escobar Varillas.

Salón de la Academia de Ingeniería. EBL-Colección Cielo Abierto.

De 19:00 a 20:30 hrs.

Simultaneidades imagoverbosonoras: Poesía más allá del límite.

Recital poético interdisciplinario con Jen Hofer, Amaranta Caballero, Douglas Kearney y Rocío Cerón. Presenta Cristián Gómez.

Salón de la Academia de Ingeniería. EBL-Colección Cielo Abierto.

BLOG: http://enclaveglobal.wordpress.com

JUSTICIA POR MANO PROPIA, cuento de MARTÍN ALVARENGA

Al padre le quedaba su única hija, Manuela, a quien llamaba cariñosamente Lita, quien tenía el esplendor y la vitalidad de los dieciséis años. Ella era el comienzo, el desarrollo y el fin de su vida, pues había quedado viudo hace cinco años. Y no quiso volver a juntarse con otra mujer. Con vivir junto a su hija, una morocha de un desarrollo prematuro, causaba miedo a su progenitor, con mezcla de orgullo y admiración. Su amor era genuino pero ese sentimiento estaba acompañado de la posesión, expresada en desasosiego y cólera contenidos, celos por la inocente voluptuosidad de su hija. Su belleza morena no podía pasar desapercibida en ninguna parte y, eso mismo, al padre le preocupaba y, de vez en cuando, lo consumía en insomnios.
Domingo Zalazar, más conocido como Mingo, un hombre pacífico, trabajador, solidario, que realiza tareas en la estancia cercana a su rancho; él había levantado su vivienda dentro del campo, con autorización de su patrón. El estanciero le tenía aprecio por su lealtad y por su dedicación en todo lo que sea su oficio de peón de campo. ‘Vos sos hombre de una sola pieza. Todo lo que se te ordena lo hacés mejor que muchos’; eso estimulaba su obediencia a aquél que le daba un lugar para tener su sustento. Ése es el acuerdo en Corrientes, la obediencia del paisano o el asalariado urbano, a su superior, al poderoso, empresario o caudillo político.
Mingo comienza a tomar conocimiento de una situación extraña. Lita lleva en un plato maíz, tabaco, chipá y miel a cierta distancia de la casa.
−Qué pa es lo que estás haciendo m’hijita?
−Le estoy convidando al Pombero, tata. Así nos trae güena suerte.
−Si lo tenemo de nuestro lao too tranquilo, Lita. Pero chaque que no se enoje. Tratalo bien pero hasta ahí nomá. –El hombre estaba tomando mate mientras hablaba y en eso le dice a su hija con cariñosa malicia−: ¿Quién es ése muchacho que anda por acá y conversa con vo, hija.
−Es del pueblo, tata. Esté tranquilo, e’ mi amigo. Trabaja en el almacén del Turco Azar.
−Cuidate, que che hija. No quiero que te pase nada. Vos co tené que casarte virgen, chamiga, como lo hizo tu santa madre conmigo.
−Querido, tata, cómo vá a pensá mal de mí.
−No, Lita, yo le prometí a tu madre que te cuidaría. Ella me lo rogó antes de irse al cielo. Y un criollo no rompe su promesa.
−Tata, nunca te viá a lastimá.
Pasan semanas, meses. Cada día Lita tiene que hacer su ofrenda al Pombero, tabaco, caña y maíz, todos los días sin excepción, como una prueba de fidelidad cumplida al pie de la letra. En una oportunidad, lo encontró espiándola, al día siguiente de haberle llevado los habituales obsequios, flores de jacarandá y lapacho en devolución de su ofrenda el duende le dijo ‘¡Pucha que sos linda!’. Ella río y pensó ‘Este pa no se estará enamorando de mí. Porque dicen que e’ calentón por demá este bicho de otro mundo’. En el momento se dijo ‘No, la verdá, puedo está tranquila. El cumple con la gente que le hace bien con regalo’.
De vez en cuando −la muchacha, montada el caballo que le regalara su padre− va al almacén del pueblo y compra las provisiones que no puede conseguir y no tiene a mano en los alrededores del rancho. Al hacer las compras se cruza vivamente con la mirada de Julián, el ayudante del almacenero. Ella se demora hasta su salida y ambos se pierden en el galpón del negocio y luego en alguna espesura. En el galpón el encuentro no es tan secreto y se escuchan los gritos de la muchacha atrapada y embriagada por el placer. Entre el yuyal, algún jinete sorprendido observa a mediana distancia cómo se revuelcan de gozo. ‘Es la hija de Mingo Zalazar’, va corriendo suave y corriente con viento a favor esa noticia, con el pendejo que trabaja como ayudante del Turco Azar. ‘Está linda, la guainita’ dice uno de los chismosos del pueblo. ‘No hay muchas hembras así por estos pago’, afirmó otro paisano acicateado por el deseo.
Esas cosas que castigan de improviso: la murmuración llegó a oídos de Mingo por el paisano amigo que los vio a los amantes en el yuyal. De improviso, Mingo sacó a relucir su cuchillo y el otro dijo ‘Epa, compagre, yo sólo quiero ayudarte’. ‘Tenés razón, Gringo’, vos sólo querías ayudarme y volvió a meter el arma blanca en la vaina que la tenía cruzada en la cintura.
Durante una siesta calurosa espera con inquietud la llegada de Julián, pensando ‘Seguro que el Turco no lo dejó salir y lo hizo quedar fuera de horario’ se dijo a sí misma Lita. Un silbido partió el cielo en dos, la muchacha tiene un mareo y cae boca arriba pero consciente. Una sombra cae sobre ella, ve la cara de un monstruo que tira lejos su sombrero de paja y siente que le va rompiendo a pedazos toda la ropa. Siente que le abre las piernas y que un sexo de tamaño desusado la penetra hasta enloquecerla de placer y entonces ella, presa del encantamiento, le suplica que continúe, sintiendo que ese detrás de ese monstruo subyace la belleza, el agua mansa y transparente de la laguna que se vuelve torbellino que asciende por aire, la claridad del sol y el azúcar de las plantas silvestre entran a moverse en una bailanta abarrotada de frenesí. No se sabe cuántas veces gritó pero sus gritos fueron de gozo y entrega total. Su cuerpo le pertenecía a ese extraño monstruo que ahora se convertía en un ángel de cabellos dorados y cara de niño y luego volvía a tener cara de viejo y pelo hirsuto y renegrido, varias veces le pareció que Julián y el monstruo le hacía el amor, la compartían sucesiva y simultáneamente. Hasta quedó en el umbral del sueño y el ensueño, despertando sudada y semidesnuda, dudando de que aquello no fuera realidad, faltando ya poco para el atardecer como un indicio de la urgencia del regreso. Muchas veces la cara de Julián era la del sátiro que la sacaba fuera de sí y otras veces aparecía el sátiro que se transformaba mientras gemía como un canto que la llevaba al límite y a la reanudación de esa contienda de los cuerpos arracimados en una desparramada caligrafía de movimientos. ¿Ella lo soñaba o lo vivía? ¿Ella despertaba a la vigilia o despertaba hacia un sueño? Ella sintió aquello que no se podía transmitir sino sólo para ser vivido como un peligroso y placentero milagro.
Hizo posible por llegar al racho antes que su padre se le adelantara. Se bañó con la palangana en el borde de la laguna y luego cocinó unas mandiocas con carne asada. La expectativa por la llegada de su padre le aguzó los sentidos, cuando él entró la cena ya estaba servida, iluminados por el farol a kerosene.
Mingo estaba serio y silencioso. La muchacha crecía en nervios intuyendo algún enojo de su padre.
−¿Algún problema, tata?
−No hija, sin novedá
−Comé, papi, antes que se enfríe.
El hombre cenó sin decir ninguna palabra y expresaba un sentimiento preocupante a Lita, pero acicateado por las veladuras del silencio. Ella sentía que el problema podría haber surgido por algún lado y que le arrimaran al oído, a su padre, los que pudieran saber algo de lo suyo, por eso prefirió callar. Masticaban en silencio, apenas mirándose entre sí. Fue un silencioso diálogo de sordos adivinos, que se escuchaban sin palabras. Lita se sentía que, con su padre, se interponía una gruesa pared invisible.
Empezó a tener más cuidado. Su padre ordenó que no llevara más ofrendas al personaje mágico de los montes. Le prohibió que fuera a hacer compras al pueblo. Cuando iba al campo, Zalazar llevaba los dos caballos, el negro de pelo lustrado y el de ella, un equino de tonos marrones con manchas blancas. Demás está decir que esto era un castigo más que una precaución; una represalia manifiesta de que el amor de su padre hacia ella se iba convirtiendo en paulatino pero irreversible ira y rechazo.
Pero Julián escapaba hacia el rancho cuando Lita estaba sola y se apareaban entre sí, amorosamente. Cuando aquél no se hacía presente, Lita escuchaba el silbido y el canto melódico de su amante sobrenatural e iba a entregar su cuerpo y su admiración por el goce ilimitado del cual era objeto por ese semental de leyenda, que seguía siendo más real de lo que ella imaginaba.
Zalazar iba cambiando cada vez más, pues su hija lo empezaba a temer y el temor se fue convirtiendo en un pánico tensionante que la inhibía hasta la mudez. Vivía como encajonada, escondiendo sus tristezas y sus alegrías. Julián, amor y pasión; el duende, el despertador sin límites de su sexualidad, que se transformaba en Deseo y en búsqueda urgente de satisfacción.
Pasa algo raro aquí, se decía Mingo, pues su preocupación se convertía en ansiedad y angustia, que se acrecentaban. La rareza de su hija, el llanto que escuchó algunas veces, su forma de evitarlo, como avergonzada, esquivándolo con temerosa prudencia. Ese gesto le despertó una curiosidad y un peso intolerables en las espaldas que lo llevaba a su trabajo y lo tenía encima cuando llegaba y permanecía en bajo su propio techo. Hasta el patrón le dijo que andaba como ido, que no estaba haciendo bien las cosas.
Un día se acerca a la laguna. Lita está lavando la ropa, alguien nota que tiene torpes movimientos, se la ve cansada y triste. Es el ojo de su padre, con una luz de alerta. La levanta bruscamente y ve el vientre dilatado que delata su embarazo. El padre la sacude con violencia mientras ella solloza.
−Fue el Pombero, papito. Me perseguía, me enloquecía por demá. Te pido perdón y no tengo motivo para se perdonada –suplicó la muchacha, mientras recibía fuertes bofetadas de su padre.
Mingo Zalazar, un rayo vivo de furia, abandonaba su casa desplazándose, montado en su caballo, a rebencazos en el paisaje a cielo abierto, en el que estalló un sapucái de guerra y venganza.
Un hombre al acecho, detrás del tronco de un árbol frondoso, armado con un machete bien afilado, a la espera de una silueta que en seguida reconoce. El amigo íntimo de su hija se está acercando.
No lejos de allí, la muchacha embarazada teme por lo que pueda hacer su padre y su miedo a perder ese hijo que anhela, como fruto de su amor. Vencida, se acuesta boca arriba en el catre, une sus manos y comienza a rezar invocando a la Virgen de Itatí, al tiempo que sus lágrimas se secan pero luego sus ojos negros se humedecen, con el rocío de una tristeza que brota en lágrimas, desconsolada al llanto, entregada probablemente a lo inexorable.
−¡Julián, parate dónde estás, hijo de puta! –gritó Mingo mientras la interrumpía el paso.
Julián enmudeció al tener al padre de Lita con el machete tomado del mango con las dos manos, y se deshizo en disculpas, en justificaciones, en ruegos.
En un lugar familiar, Lita llora desconsoladamente como leyendo en su pensamiento el recorrido de su padre y se aprieta con cariño la panza defendiendo algo que es vida más que pecado.
El silencio y los ruegos no pudieron impedir la huracanada fuerza del arma blanca que descabezó al joven que tomó conciencia que se le iba la vida, cuando ya su conciencia no era más que un una instantánea pesadilla. Tomó la cabeza todavía palpitante y lo metió en una bolsa de arpillera. Montó con rapidez y entró a galopar con furia hasta la profundidad del bosque. Se adentró a fuerza de un soplo vital enardecido, abriendo picadas a filo de machete. Cuando estuvo, en plena siesta al lado de la laguna, camuflado por la floresta, bajó de su montura escuchando un silbido y un canto familiar.
Estaba otra vez agazapado, entre plantas multicolores en que se filtraban apenas las luces del día por la cerrada fronda del paisaje. Entonces lo vio, el enano cabezón de sombrero de paja estaba orinando contra un árbol. La cólera −sin ningún freno− le proporcionó potencia y rapidez. Dos golpes de gracia, uno para despenar al que sería el padre de su hija, otro para hacerle volar la cabeza, no sin antes tener que hacer el aguante del grito del duende libidinoso, que intuyó a medias el relámpago de la muerte.
La hija de Mingo, en la soledad de su rancho, sumida en una infinita tristeza se acaricia el vientre combado a modo de consuelo, intuyendo una desgracia.
Metió dentro en la bolsa el pene y la cabeza como trofeo tras haber hecho justicia. Y galopó una dos horas y media para llegar al pueblo. Baja de su cabalgadura, la ata a un poste y saca las cabezas y camina por todas las calles del pueblo exhibiéndolas, sonriendo, en un estado de euforia. Arroja no dos sino tres las cabezas, dos de hombre y una de una mujer. Se desploma como si estuviera exhausto por la insolación el desgaste de la violencia, rodeado de su cruel botín en la calle de tierra, que le sacaba el hueso que tenía atravesado en la garganta. Antes de perder el conocimiento, percibió que un hueso más grande le crecía en el mismo lugar y le hacía un nudo imposible de desatar que le dilataba el cuello.
Abrió los ojos y se le dilataron las pupilas, sendas linternas le latigaban los ojos. Se apagan las linternas, él parpadea, reconoce al tipo que está sentado frente a él, calvo, cincuentón, de cabeza triangular y rasgos duros y con un espeso bigote.
−¿Qué te pasó, Mingo? Vos fuiste siempre tranquilo y según tu patrón y el Turco eras un tipo laburante que no molestaba a nadie.
−Casi no recuerdo naa, comisario.
−No te veo para nada bien, chamigo. Te tengo que contar la justa. Decapitaste a Julián, al pendejo que trabajaba con el Turco Azar; hiciste lo mismo con tu compañero de trabajo, el Gringo. –Al comisario, viejo lobo de mar, le empezó a doler lo que empezaría a decirle−: Mingo, también a tu propia hija. A tu propia hija –enfatizó, esperando una respuesta imposible−: Hay muchas evidencias para probar que te convertiste en un asesino –aseveró.
El indagado se cubrió el rostro con las manos y echo a llorar ruidosamente, comenzó a temblar, le llegaron convulsiones ante los ojos atónitos de quienes lo observaban; arrojó la silla lejos y empezó a revolcarse en el piso de ladrillo totalmente fuera de sí.
Una vez que lo redujeran a golpes y lo maniataran, el comisario preguntó:
−¡Qué puta es lo que te pasa, hombre?
−Tengo metido co al monstruo dentro de mi cuerpo –gritaba sin parar−. Me está comienzo la cabeza, me está comiendo por toda parte, me está matando… Dios manté me va a ayudar. ¡Sáquenme de adentro este bicho, por favor!
Una y otra vez, desde el calabozo de la comisaria y hacia todo el pueblo, se escuchaba un sapucái de llanto y tragedia. Esa letanía de Mingo Zalazar duró una noche entera, que parecía una eternidad.

domingo, 5 de febrero de 2012

SOL NEGRO NÚMERO 5: CONVOCATORIA ABIERTA PARA LA SECCIÓN DE RESEÑAS "PABELLÓN OBSCENO"

Queridos amigos:

La revista virtual Sol negro está preparando su edición número cinco. En esta oportunidad quisiera invitarlos a participar en la sección de reseñas titulada PABELLÓN OBSCENO. La convocatoria es libre. Las reseñas deberán tener una extensión de 1000 a 2500 palabras como máximo. La fecha de cierre de edición es el 30 de marzo de 2012. Enviar sus colaboraciones a revistasolnegro@gmail.com

viernes, 3 de febrero de 2012

ESQUELETOS DEL NUNCA DE CLAUDIO DANIEL (TRADUCCIÓN DE REYNALDO JIMÉNEZ)



Esqueletos del nunca
Claudio Daniel
(traducción de Reynaldo Jiménez)

A la memoria de Wilson Bueno


CONFESIÓN

Durante mi pudrición, cangrejos copulan en mis órbitas.
(Mademoiselle Mélancolie)

INFANCIA

Calavera de mono con rubíes en las órbitas. Reproducción de mapa del siglo XVI. Estatuas de los siete sabios de China. Espátula de bronce con forma de demonio. Juegos de infancia.
(Moema, s/d)

JEUNESSE

A Renée le gustaban los revólveres, el coñac, la música de Bach, juegos de la memoria, lienzos de seda india, libros de Jung.
(Sabiá, 1985)
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AEROPUERTO

Robaba revistas de jardinería y culinaria japonesa con la calma de un coleccionista de termitas.
(Congonhas, s/d)
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ENIGMA

“Es preciso amarme hasta los huesos.” Con la intensidad de la cremallera, con el silencio de un enigma que nunca se completa.
(Delfos, era mítica)
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LAFORGUE

“Playa de huesos”, mamila que traduce a la luna; minúsculo esqueleto blanco, Schopenhauer, música esta flor que mi lengua saborea.
(¿Cuándo?)
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OSCURO

Siempre fascinación por esa carcajada, esa hambre, esa lámina, música que destruye la floresta de los peces.
(Universidad, 2011)
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OBVIO

El desprecio a lo obvio de anuncios, epitafios, crónicas, notas, memorandos, malos poemas, sociologías, tarjetas postales.
(Universidad, 2011)
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MADRE

Concierto para cuerdas, flores sintéticas, rosario en las manos magras, baja el cajón al foso, al centro de la platea mal iluminada, hasta volverse cenizas.
(Vila Alpina, 2005)
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PAPÁ

Piel fina como hoja de papel. Venas gruesas. Dedos amputados, la barba sin afeitar. Una sonrisa implorando desmemoria.
(Hospital, 2005)
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NOTA

Madame La Mort pasó por aquí.
(Allemonde, s/d.)
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FIBRA

Drenaban sus fluidos, no su furia.
(Tierra del No, s/d)
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PESSANHA

Releo Clepsidra. “Oh colores virtuales que yacéis subterráneos.” Sin opio ni cápsula para abolir la percepción del tiempo. “Fulguraciones azules, rojas, de hemoptisis.” En autopsia de mí, mapas alocados que a ninguna parte conducen.
(Aquí, 2011)
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PESSANHA (II)

“Abortos que pendéis de cidra las testas.” Hormigas salen de mi ojo izquierdo. Pienso un verso con esquifes y secuoyas. La página en blanco tacha mi completa falta de imaginación.
(Aquí, 2011)
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VISION OF PARADISE

Botas de caña larga. Medias de seda negra. Falda corta ajedrez. Trenza marrón hacia un lado. La pasante de Baudelaire, que no me mira.
(MASP, s/d.)
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VISION OF HELL

Botas de caña larga. Suspensorios. Cabeza rapada. Cruz de hierro tatuada en el brazo. Larga inmersión hasta panóptico espacio.
(MASP, s/d.)
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ARIADNE (I)

Papila, rojez, nunca de cuervos, ¿cuál es la palabra? (nutria o testículos), cíclicas ganas de tomar el té con la Muerte.
(Inicio de la página, 1994)
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ARIADNE (II)

Defoliarla hasta los maxilares, al transformarme en Laberinto.
(Fin de la página, 1984)
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ARIADNE (III)

¿Quién es la Fiera?
(Fuera de página, 1987)
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DIFAMACIÓN

Bombas de fósforo blanco sobre Gaza – y la difamación de los muertos.
(Palestina, hasta ahora)
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JERUSALÉN

Al-Quds. Pequeños restaurantes, tiendas de ropa, té, tabaco. No se permite fotografiar la paliza.
(Ethos, 2007)
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AL-NAKBA

Fieras aladas relinchan, relinchan (¡oh hijas de Jerusalén!), mientras se esparcen cabezas.
(Ethos, 2007)
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PAISAJE

Flores amarillas. Sentado en el banco del jardín, veo la danza de las tres niñas y no escribo ningún poema.
(Un septiembre cualquiera)
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METAFÍSICA

Hombro tatuado. Zapatos bajos, oscuros. Piel muy clara. Abanico madrileño. Danza de pasos breves, cortos, infinitos.
(Ídem)
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RUIDOS

Flores primitivas, las tetas son ruidos en la blancura.
(Buenos Aires, s/d. )
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LIRISMO (I)

La noche se reinventa estrella, estuco, escarabajo: permanezco vivo por una cuestión de etiqueta.
(São Paulo, la Horrible)
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LIRISMO (II)

Solo creo en la ferocidad del cuerpo, en la música epidérmica, cuando tú me desnaces.
(Apócrifo de Restiff de la Bretonne)
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REPLICANTE

Anfibiamente — o tal vez lupino, retráctil, sombra, escorpión (…). Monstruo que devora sus pedazos, como un espejo que comiese su propio vidrio.
(Refabulando a Ridley Scott)
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CRASH

Piernas mecánicas. Falda negra de cuero. Un mapa lunar dibujado en la espalda, a manera de cicatriz.
(Refabulando a Cronenberg)
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GOTHIC

Dama inglesa desoculta ojos en pezones. ¿Todo paisaje es una ficción?
(Refabulando a Ken Russell)
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DOGVILLE

La compasión dispara balas calibre 45.
(Refabulando a Lars von Trier)
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EN EL RESTAURANTE AZUL

Autopsia de una nostalgia: máscaras japonesas, delicadas tazas de laca, ojos que se apartan, aéreos, hasta tornarse palabras.
(03/12/2011)
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PALABRA INCÓGNITA

I
Replicando pedazos, desentrañado, con hambre de lobo: indescíframe, desatíname, desvirtúame, desaciértame, oscuréceme, ilumíname.
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II
Arácnida, tantalízame.
(Del Pequeño Tratado de Intertextualidad)
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RIMBAUD, MON FRÈRE

“Oisive jeunesse / A tout asservie / Par délicatesse / J’ai perdu ma vie.” Comerciar en Abisinia fue un espléndido disfraz para recuperar el anonimato.
(Madame Désolation)
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SOMBRA (I)

Muertos habitan mi poema. Defraudan la sombra. Esqueletos del nunca, mastican cada palabra, después lamen los huesos.
(Entre los párpados, ¿cuándo, mi señora?)
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SOMBRA (II)

Paul Celan vino aquí, fumó un cigarro, después se arrojó al Sena.
(París, la ciudad de las luces)
2010
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Claudio Daniel, poeta, traductor y ensayista, publicó, entre otros títulos, los libros de poesía A Sombra do Leopardo (2011), Figuras Metálicas (2004), Fera Bifronte (2010) y Letra Negra (2010). Es curador de Literatura y Poesía del Centro Cultural São Paulo y editor de la revista Zunái. Mantiene el blog Cantar a Pele de Lontra, http://cantarapeledelontra.blogspot.com

CINCO POEMAS DE JAVIER DÁVILA DURAND (Iquitos, 1935-2024)

EPÍSTOLA A JUAN OJEDA Te recuerdo una tarde de la patria mía. Volvías del Brasil desengañado. Acababas de quemar tus naves en el Puerto...