martes, 31 de mayo de 2011

TERCER ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POETAS EN ECUADOR

El Tercer Encuentro Internacional de Poetas en Ecuador `POESÍA EN PARALELO CERO´ se realizará del 5 al 11 de junio de 2011. Para esta tercera edición se ha invitado a escritores de México, España, Perú, Chile, Brasil, Bolivia y Colombia así como a ecuatorianos de varias provincias del país. Esta fiesta de la palabra, que se inicia en Quito, recorrerá también otros escenarios de Ibarra, Otavalo, Atacames y Machachi.

Este evento se realiza gracias al auspicio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, el Gobierno de la Provincia de Pichincha, el Ministerio de Cultura, las Embajadas de España y México, entre otras entidades de Imbabura y Esmeraldas que se suman a las actividades que este año darán relevancia a la celebración de Quito como Capital Americana de la Cultura 2011.

El encuentro ha invitado a diez escritores extranjeros que se han distinguido por su gran calidad poética, por los premios que han recibido y por el reconocimiento de la crítica especializada, tanto de sus países de origen como de Hispanoamérica.

Roberto Echavarren, Silvia Guerra y Yudi Yudoyoko en Presentación audiovisual

Presentación audiovisual
LOS POEMAS DE NUESTRO CLIMA
Roberto Echavarren
Silvia Guerra
Yudi Yudoyoko

Colección la flauta mágica


Jueves 2 de junio 19 horas puntual
Constituyente 2046 esq. Blanes
www.soa.com.uyartcafe@soa.com.uy
tel: 2410 9763 2410 9860
www.laflautamagica.net
http://laflautamagica-editorial.blogspot.com

LA REVISTA MEXICANA METRÓPOLIS CUMPLE 3 AÑOS

Este jueves 2 de junio Metrópolis celebra tres años de vigencia poética en la Casa ITESO Clavigero a las 20:15 hrs., en el marco del Verano de la Poesía.

Con la publicación de "Momento de simetría" de Arturo Carrera presentamos a los lectores mexicanos, en primer lugar, uno de los mayores poemas latinoamericanos de los últimos cuarenta años.

Tres años, 36 números, cerca de 200 poetas contemporáneos de más de 40 países distintos en nueve lenguas diferentes, miles de ejemplares de colección distribuidos gratuitamente.

Lectura simultánea de "Momento de simetría": Blanca Valdepeña y Daniela Sánchez.

Acompáñanos y brinda con nosotros.

jueves, 26 de mayo de 2011

40 años de "Contra Natura" de Rodolfo Hinostroza. Lunes 30, 7:30 pm Centro Cultural de España‏


Lustra Editores se complace en anunciar el lanzamiento y presentación de la edición conmemorativa por los 40 años de:

Contra Natura de Rodolfo Hinostroza

Día: Lunes 30 de mayo de 2011
Lugar: Centro Cultural de España (Plaza Washington)
Hora: 7:30 pm.

La obra
Contra Natura, premio Maldoror de poesía otorgado por Barral Editores en 1970, prolonga, e intensifica, el debate entre el yo y la realidad que Rodolfo Hinostroza había desarrollado en su primer libro (Consejero del Lobo, La Habana-1965); ahora, entre el yo y el poder. El poemario es, de hecho, un tratado sobre la renuncia al poder y sobre el derrumbamiento de los sueños y las utopías. Del poder, corruptor de la Idea, hay que huir; y también de las causas, de los espejismos colectivos y sus atroces exigencias. Entre ecos de la guerra de Vietnam y de un hippismo que promueve el viaje, físico y espiritual, como liberación, y que nos lleva de París a Ibiza, de Londres a La Habana; entre invocaciones búdicas y alusiones irónicas a los conflictos ideológicos de la época; entre citas de sus poetas queridos ―Whitman, Vallejo, Pound, Perse― y exhortaciones a hacer el amor y no la guerra, la palabra de Hinostroza constituye una crítica a la centralización del poder y se revela como una de las experiencias más intensas y vivificantes en lengua española, confiriéndole el título de clásico moderno.

El autor
Rodolfo Hinostroza (Lima, 1941). Con su ópera prima Consejero del Lobo (1965), se sitúa como uno de los más destacados exponentes de la llamada generación del 60. Contra Natura (ganador del premio internacional de poesía Maldoror, organizado en 1971 por la editorial Barral de España), lo erige como uno de los clásicos modernos de poesía en lengua hispana. Ha publicado, además, en poesía: Poemas Reunidos (1986), Memorial de Casa Grande (2005), Nudo Borromeo y otros poemas perdidos y encontrados (2007) y Poesía completa (2008).. En 2009 se hizo merecedor de la Beca Guggenheim.

La edición
Son 40 años los que han pasado desde la publicación de Contra Natura de Rodolfo Hinostroza, uno de los poemarios cumbre del idioma español del s. XX. Esta edición celebratoria se ha trabajado tomando como base la edición príncipe de Barral Editores; se ha tratado de reproducir la tipografía y diseños originales, pero se han salvado los errores presentes en dicha edición, errores que se han repetido e incluso a los que se le han sumado otros en cada una de las ediciones que siguieron a la de 1971.

Este libro obtuvo el Premio Maldoror de 1970 otorgado en Barcelona por el jurado compuesto por Félix de Azúa, Carlos Barral, José María Castellet, Jaime Gil de Biedma y Octavio Paz. La presente edición intenta ser un tibio homenaje a uno de nuestros poetas universales.

Para mayor información, favor de comunicarse al E.mail: lustraeditores@gmail.com o llamar al Teléfono: 992-642-527.


Sobre Roger Santiváñez, por Jorge Frisancho

Una de las ventajas de no ser académico es que cuando me invitan a eventos como este, puedo justificar mi presencia ofreciendo no tanto un análisis de la obra de alguien como Róger Santiváñez o una evaluación de su importancia en el contexto de la poesía peruana y latinoamericana, sino más bien un testimonio de lo que ha sido mi experiencia como su amigo y compañero, sin importar las distancias, por más de veinticinco años. Puedo, en otras palabras, ser subjetivo y adyacente sin tener que dar demasiadas explicaciones.

Esta tarde, quiero sacar ventaja de esa oportunidad y empezar contándoles cómo conocí a Róger y el valor que su amistad y su ejemplo han tenido para mí.

Róger y yo nos conocimos en 1984, en Lima. No tengo que repetir la fecha y el lugar para que esta audiencia se haga una idea de lo que significan: tiempos duros, tiempos horribles de una sociedad, un país y una ciudad sumidos en el deterioro, atenazados por la violencia y la desesperación, tiempos sin consuelo y sin posibilidad. Yo tenía apenas 17 años y unos cuantos poemas bajo el brazo; Róger, algo mayor, salía de la experiencia visceral del Movimiento Kloaka y de las aulas de San Marcos y era, en la medida que esas cosas tenían y tienen en el Perú, una figura pública, uno de los poetas jóvenes más significativos y renombrados de la escena.

Nos conocimos en los bares y las calles de la ciudad, como parte de un círculo de escritores y artistas incipientes pero bulliciosos que incluía a figuras como José Antonio Mazzotti, Dalmacia Ruiz-Rosas, Raúl Mendizábal, Carlos Enrique Polanco y, entre los más jóvenes, Rodrigo Quijano y Fernando Bryce. Y muchos otros. Estos nombres suenan hoy de distintas maneras en el espacio de la cultura peruana contemporánea. Las trayectorias que han seguido difieren y sus logros son muy distintos. Pero en aquellos años, la fuerza centrípeta que nos mantenía como una constelación era, sobre todo, una manera afín de entender la poesía y el arte no como un oficio definido por sus aspectos técnicos o formales, y ni siquiera por su calidad entendida en esos términos, sino como un momento crítico de definición personal y social, como una forma de vida que sólo podía ser auténtica, y por lo tanto válida, si era total.

En otras palabras, una forma de entender la poesía y el arte emparentada con la visión romántica de mediados y finales del siglo diecinueve y con los momentos iniciales de la vanguardia de principios del siglo veinte, donde las fronteras entre “arte” y “vida” se revelan artificiales y estallan en pedazos, y donde el arte, la poesía, es concebido necesaria y exclusivamente como un profundo ejercicio de crítica de lo real, como un cuestionamiento de lo que existe y una intuición de lo posible, de lo bello, de lo absoluto, de lo verdadero, más allá de las limitaciones y las miserias impuestas por las circunstancias del mundo tal cual es. Una utopía, en suma, y una que reclama la dedicación absoluta y permanente de sus acólitos, cualquiera que sea el costo.

Hoy sé que esta visión y estas ideas emanaban, sobre todo, de la presencia fundamental de Róger entre nosotros. Y lo sé porque hoy, casi treinta años más tarde, con la perspectiva que el tiempo me otorga, puedo mirarlo y decir sin equivocarme que de entre todos nosotros Róger es quien ha cumplido a mayor cabalidad con su palabra, y que en ese sentido, de entre todos nosotros Róger es el mejor.

Esta es, pues, la primera lección que aprendí de Róger Santiváñez, y también la más profunda. Hoy, cualesquiera sean mis logros, no puedo imaginar mi propia vida sin una completa dedicación al arte de la poesía, y no puedo imaginar esa dedicación sino como el punto más central y más definitivo de mi identidad y de mi dignidad como ser humano. Eso es lo que hago, eso es lo que soy, y eso es lo que le debo al ejemplo y a la amistad de Róger Santiváñez.

Pero hay más. Esta tarde hemos tenido la ocasión de escuchar de viva voz la poesía de Róger, y a nadie se le habrá escapado una de sus características más saltantes: en los poemas que Róger ha venido escribiendo sobre todo en los últimos años, pero desde hace ya quizá más de una década, el sonido y el sentido proceden como un sólo movimiento, son una sola cosa; esta es una poesía que comunica principalmente a través de sus eufonías y sus quiebres de voz, sus aliteraciones, sus sílabas y sus ritmos, antes, por ejemplo, que de sus metáforas, sus símiles o sus imágenes. Esto, quiero decirles, no ha sido siempre así. Los primeros poemas publicados por Róger, por ejemplo “Poema para Lucha Reyes” y “Conversación con mi padre en su lecho de enfermo” —ambos, me parece, incluidos en su primer libro, Antes de la muerte, que es de 1979— fueron celebrados con justicia en esos años por su narratividad y su imaginación confesional, que los emparentaba con la tradición del conversacionalismo de los años 60 y también con el trabajo de autores como Enrique Verástegui, Jorge Pimentel o Juan Ramírez Ruiz, del movimiento Hora Zero de los años 70.

Yo veo este tránsito hacia la confluencia de sonido y sentido en la poesía de Róger como un proceso de destilación, como un viaje a las esencias del acto poético y un rescate pertinaz de aquello que distingue a la poesía de todas las demás artes, y les pudo decir, habiendo seguido con atención su trayectoria a lo largo de todos estos años, que no se trata de una ideología impuesta o de un preconcepto sobre lo que debe ser un poema, sino que es el resultado de una larga, acuciosa y devota exploración, un aprendizaje y un descubrimiento insobornablemente personales.

Pero hay riesgos. Quiero mencionar dos, relacionados entre sí. Dos riesgos, por lo demás, de los cuales soy dolorosamente consciente, habiendo caído en ellos repetidamente en mi propio trabajo. El primero es el riego del formalismo: hacer del poema una pura maquinita de formas que se comunican en su superficie pero no dicen nada y voces que sólo se oyen a sí mismas, aunque lo hagan con la apariencia de la belleza y la musicalidad. El segundo riesgo es el riesgo del solipsismo, una insistencia en la radical incomunicabilidad del mundo y sus objetos, que niega la esencia misma del lenguaje y nos deshumaniza con su áspero silencio.

La poesía de Róger Santiváñez negocia estos riesgos de muchas maneras, y quiero enfatizar una de ellas: Róger derrota al frío de la forma y al vacío del silencio gracias a una permanente atención a lo real, al momento de la experiencia, al paisaje físico y humano del cual los poemas derivan y hacia el cual se dirigen, en pareja con su capacidad para referir sus propios estados emocionales y su propia psicología. El mundo está siempre presente en los poemas de Róger, no importa cuán formalizados nos parezcan, y él mismo también lo está, y ese acto de presencia, esa afirmación de su subjetividad en la escritura convierten estos textos en actos de comunicación, y esa es la medida de su éxito.

Esa es mi segunda deuda con Róger Santiváñez. Tal cual sucedió hace veinticinco años, Róger continúa mostrándome la posibilidad de asumir la poesía como un acto de humanización en una era deshumanizada, la posibilidad de hacer de ella, con su profunda belleza, una manera de subvertir el silencio y, aunque sea por un instante, derrotar la soledad.

Muchas gracias.

[Texto leído por su autor el 17 de abril de 2011 en DePaul University Schmidt Academic Center, Chicago, durante una Mesa Redonda sobre la poesía de Santiváñez]

miércoles, 25 de mayo de 2011

6 poetas recientes del Perú (Selección e introducción de Paul Guillén)

Esta pequeña muestra poética tiene punto de continuidad con dos muestras preparadas para dos revistas, la primera fue para la revista mexicana La Nave que dirige Sergio Pitol junto a Rodolfo Mendoza Rosendo, aquella muestra lleva como título “6 voces de la última poesía peruana”, se incluyen poemas de autores nacidos entre 1976 y 1982: José Carlos Yrigoyen, Jerónimo Pimentel, Bruno Pólack, Giancarlo Huapaya, Salomón Valderrama y Víctor Ruiz; la segunda muestra ha sido preparada para la revista Un vicio absurdo que edita la Universidad de Lima, y lleva por título “Otras voces de la última poesía peruana”, y se incluye textos de autores nacidos, en la capital y en diferentes provincias del Perú (Ica, Piura, Tacna, Cajamarca), entre 1979 y 1985: José Abad, Cristian Astigueta, César Panduro, Mario Pera, Mario Morquencho y Karina Valcárcel. En esta muestra “6 poetas recientes del Perú” se publican textos de autores nacidos entre 1985 y 1992. Para situarnos en el contexto de la última poesía peruana debemos remitirnos a tres factores fundamentales: 1) La vigencia de Internet como un medio de comunicación y conocimiento entre movidas poéticas, 2) La vigencia de editoriales independientes y 3) La efervescencia de recitales poéticos en Lima, hecho que se repite en varias provincias del Perú. Además, para nadie es un secreto que han aparecido nuevas voces y colectivos, dentro de este nuevo surgimiento, un hecho notorio es la presencia de poetas mujeres, tanto en Lima como en el norte, centro y sur del país. Dos muestras colectivas se han publicado al respecto Voz orquídea (Lima: Iván Fernández-Dávila Editor, 2009)[1] y Río Luna (Lima: Toro de Trapo Editores, 2010)[2].

6 poetas recientes: En el poema de André Cazudgg el locutor siente las inclemencias y el dolor de poseer un cuerpo, dialoga con ciertas referencias del surrealismo y, especialmente, con la poesía de Alejandra Pizarnik. Noraya Ccoyure busca la maravilla dentro de lo cotidiano, desarrolla el tópico familiar como un signo positivo, pero a la vez muestra el desgaste de ese entorno, asume su voz y su cuerpo como “crueles” frente a la irradiación de ternura de la madre. María Miranda propone el ludismo de las palabras en el blanco de la página, algunos de sus vectores recorren un lirismo irracional y, en perspectiva, recuerdan ciertos experimentos gráficos de Alberto Hidalgo. Laura Rosales despliega una poesía solar, que a pesar de cantar el deterioro de una época, se sirve de ciertos símbolos para crear un lenguaje misterioso, en ciertos pasajes enjoyado, que nos remite a ciertas experiencias de la poesía peruana de los años 50 y 60, autores como Eielson, Hinostroza, Ojeda resuenan en su voz. Sinthia Calle nos habla del miedo a la existencia dentro de lo cotidiano; la rutina que ha despojado al poeta y a los hombres de tener un rostro, una identidad, y solo les ha sido conferida la capacidad de desplazamiento. Thalía Tumes propone lo cotidiano, que estaría caracterizado como caduco, a través del recuerdo de lo primordial, la única manera de recuperar el reino de la infancia es instalarse dentro del silencio. Estas 6 poetas transitan vectores similares: una poesía de la cotidianeidad tanto dentro de la maravilla como dentro de lo imperfecto y el miedo; de un lirismo irracional, de influencias surrealistas y simbolistas; del entorno familiar tanto como recuerdo o deterioro; del intimismo frente a la experiencia urbana o colectiva; de baja intensidad política, que se refugia en mundos interiores o de ensueño.


(Seguir leyendo)

[1] En esa reunión poética se incluye a Carla Astoquilca, Valia Llanos, Ángela Vera, Denise Favre, Anahí Vásquez de Velasco, Noraya Ccoyure, Karen Quintana, Janeth Marcelo, Verónica Cabanillas, Claudia Incháustegui, Mercedes Espinoza, Jennifer Castro, Lena Retamoso, Elena de Yta, Zoila Capristán, Yllari Chaska, Leydy Loayza, Lina Ágreda y Lisette Crespo.

[2] Esta muestra recoge las voces de Sinthia Calle, Sandra Enciso, Erika Nolasco, Laura Rosales, Ana Vera, Thalía Tumes, Karla Ferré, Vanessa Polo, Karina Varcárcel, Carla Astoquilca, Estefany Yaringaño, Erika Meier y Francoise Cavalié.

martes, 24 de mayo de 2011

Cajita de música, poetas hispanoamericanos del siglo XXI

La presente antología Cajita de música, Poetas de España y América del siglo XXI (AEP, Madrid, España, 2011) pretende ser un libro que muestre la vitalidad, la energía y la buena salud de la poesía de nuestra lengua. Es una breve muestra de poetas de los diferentes países de América y de España.

El título de este libro fue escogido de un poema del ecuatoriano Luis Alberto Bravo. Y pretende ser eso: Una cajita de música que suene en todos los oídos del mundo. Vienen de Nicaragua, México, Chile, Argentina. Cuba, España, Guatemala, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela, Uruguay, entre otros países. Sus nombres ya son memorizados, aceptados y seguidos en sus respectivos países por la crítica, los escritores, medios de comunicación y lectores.

Muchos de ellos han ganado varios premios locales e internacionales. Publican sus poemas en revistas, diarios, antologías y otros soportes. Algunos ya están traducidos a varios idiomas. Viajan, se comunican, debaten, dan ponencias, recitales, escriben con rabia, con apuro, con oficio literario. Sus temáticas son amplias que van desde lo histórico, lo urbano, lo surrealista, lo imaginario, la herencia de sus antepasados, la existencia humana, el humor, la ironía, el tiempo, lo político, lo social, entre otras vertientes.

Estos poetas de algún modo siguen el camino trazado por esos grandes poetas hispanoamericanos como son Lezama Lima, García Lorca, Pizarnik, Eielson, Neruda, Rojas, Vallejo, Celaya, Lihn, Borges, Teillier, Alberti, Cortázar, Cardenal, Watanabe, Juarroz, Rokha, Dávila Andrade, Panero, Huidobro, Giannuzzi, Paz, Dalton, Mistral, Parra, Rodríguez, Gangotena, Zurita, Pacheco, Goytisolo, Varela, entre otros.

Muy bien el crítico peruano Julio Ortega se preguntaba: “¿Cómo leer la poesía que vendrá? Por alguna razón, no del todo evidente, la lectura de poesía es siempre un acto de fe. Se ha dicho que presupone la suspensión de la credibilidad, y que abre un espacio alternativo a los negocios de este mundo. Pero aun si su voluntad de afincamiento nos exige muchas veces dirimir las disputas del presente; termina, no obstante, afirmando un presente proyectivo, reescrito desde la levedad del provenir. ¿Cómo explicarse de otro modo la reafirmación de individualidad y de comunicación humanizadora, de intimidad de diálogo y deseo creador en la poesía más joven de este fin de siglo, precisamente cuando el presente documenta privaciones de todo orden? Al igual que otras artes de este tránsito, la poesía se ha convertido en una de las formas de futuridad compartible. Este libro pretende leer ese provenir”.

Lo mismo creo y espero: que este libro lea el porvenir de la nueva poesía hispanoamericana. Que sea un libro obligado de investigación literaria y que sea una fuente indispensable para entender y saber lo que vive la poesía más reciente de esta América y de España. Espero que los lectores, escritores, periodistas y críticos que lean esta antología disfruten los versos de estos poetas que ya están tatuando la memoria de sus países y sobre todo el futuro del mundo.

Augusto Rodríguez
Guayaquil, febrero de 2011.


Lista de poetas:

Ecuador: Siomara España, Luis Alberto Bravo y Alexis Cuzme

Paraguay: Ernesto Centurión y Silvia R. Miranda Benítez

Bolivia: Jessica Freudenhtal y Osmar Filipovich

Colombia: Fernando Vargas y Gustavo Adolfo García

Venezuela: Freddy Ñáñez, Gladys Mendía y Dannybal Reyes

México: Yaxkin Melchy, Luis Alberto Arellano e Iván Cruz

Uruguay: Horacio Cavallo y Manuel Barrios

Brasil: Pedro Rocha

Perú: Paul Guillén y Vanessa Martínez

Argentina: Andrés Neuman, Valeria Meiller y Eugenia López

Chile: Héctor Hernández Montecinos, Ernesto González Barnert y Oscar Saavedra

Guatemala: Alan Mills

Cuba: Elio Javier Pellejero y Susana Haug Morales

El Salvador: Pablo Benítez

Nicaragua: Francisco Ruiz Udiel

España: Alfonso Berrocal, Pablo Méndez, Sergio Rodríguez

lunes, 23 de mayo de 2011

Rodolfo Ybarra: Contra la prensa basura

Atisbos del género policial EN EL PERÚ, por Carlos Batalla

“El meñique de la suegra” es el título del primer policial peruano, publicado entre 1911 y 1912. A excepción de contadas incursiones, este género ha calado poco en nuestra narrativa.

La sociedad inglesa fue la cuna del género policial hacia mediados del siglo XIX, cuando Wilkie Collins publicó en 1868 “La piedra lunar”. Más tarde el policial desembarcaría en América con una sutileza sensorial en sus bolsillos.

Del policial ortodoxo, clásico, cuyos cultores fueron Poe, Conan Doyle, Chesterton, se pasó al policial negro, más realista pero dubitativo, con personajes en su imperfecta humanidad.

El existencialismo francés habría calado en el nuevo perfil del policial en América.

Luego llegarían los íconos: Agatha Christie (1890-1976) y sus inolvidables detectives Hércules Poirot y Jane Marple; y Patricia Highsmith (1921-1995), recordada por haber creado al personaje de Tom Ripley, ex convicto, asesino y bisexual, con quien logró consagrar cuatro novelas en los años 60 y 70.

La escuela norteamericana construyó su versión del policial y se llamó novela negra.

Los maestros fueron, sin duda, Dashiell Hammett (1894-1961) y Raymond Chandler (1888-1959), pero hubo otros talentos como Horace McCoy, autor de “¿Acaso no matan a los caballos?” (1932). Un buen cultor también fue Corman McCarthy (1933), autor de “El guardián del vergel” (1965).

En Latinoamérica, Jorge Luis Borges (1899-1986) y Adolfo Bioy Casares (1914-1999) motivaron a más de uno con su colección, de fines de los años 40, “El séptimo círculo”. Pero ellos no habrían sido los primeros en estas tierras en ver el mundo a través de la sospecha y la intriga.

EL PERÚ SE ASOMA
Ricardo Sumalavia, en un artículo en “Quehacer” Nº 134, afirma, tras minuciosa investigación, que la primera “novela policial, y además colectiva, dentro de la narrativa peruana fue ‘El meñique de la suegra / (espeluznante novela policial limeña’)”. Esta fue publicada en la revista “Variedades” –dirigida por Clemente Palma– entre finales de 1911 e inicios de 1912.

Lamentablemente fue leída como un “divertimento”, dice Sumalavia. Por ello, no hubo seguidores.

Tuvimos que esperar unas décadas más, hasta que en la del 80 la producción de este género –en su vertiente novela negra– penetró en el imaginario literario. Un nuevo período se fue activando. Entre la violencia desatada en esos años y sus consecuencias, el miedo, se fue elaborando el contexto del policial peruano, aunque sin consagraciones continentales.

Ya Mario Vargas Llosa había dado el ejemplo con “¿Quién mató a Palomino Molero?” (1986), exhibiendo dotes muy convincentes. En esa senda, recordamos la novela de Mirko Lauer “Pólvora para gallinazos” (1985), y de Carlos Calderón Fajardo “La conciencia del límite último” (1990); luego “El enigma de los cuerpos” (1997) y “El fondo de las aguas” (2006), de Peter Elmore (1960); así como Goran Tocilovac (1955) y su “Trilogía parisina” (1996). En todos ellos hay una manera de ver el policial incidiendo cada vez más en la introspección de los personajes.

UN CRIMEN POR RESOLVER
Podrían sumarse novelas disímiles como “Deseo de noche” (1993) o “El vuelo de la ceniza” (1995) de Alonso Cueto y, más recientemente, “Asesinato en la gran ciudad del Cuzco” (2007), de Luis Nieto, interesante proyecto entre lo policial y lo histórico.

En estas últimas novelas hay un crimen, un exasperante suspenso y un misterio calculado, pero no son artefactos verbales aspirantes a la perfección. Alonso Cueto admite que la novela policial le ha dado una “estructura desde la cual partir”. Es exacta su observación, y es que la historia en ese esquema fluye de manera casi instintiva.

No podemos olvidar un reciente intento. Tras 30 años de labor literaria, Isaac Goldemberg (1945) presentó la novela “Acuérdate del escorpión” (2010), la cual se acerca a la novela negra en un viaje al pasado de los personajes y en un estilo cercano a lo clásico.

Escritores como Guillermo Niño de Guzmán han declarado que la novela policial, pese a su poder de atracción, “no se ha explotado lo suficiente en nuestro país”. Quizás por ello se justifique lo que sobrevino desde finales de los años 90 –salvo excepciones–: una parodia de los géneros clásicos, entre ellos la novela policial, con menos solidez formal y excesos argumentales.

LA NO FICCIÓN
No solo en el marco literario se ha vislumbrado lo policial, también en el periodismo. Prueba de ello es el libro de Luis Jochamowitz, “El descuartizador del Hotel Comercio y otras crónicas policiales” (1995), un híbrido que congrega la astucia del investigador con las mejores técnicas de la novela negra.

En la misma línea, pero más naturalista, están las obras de no ficción de Jorge Salazar, autor de “La ópera de los fantasmas” (1980) y “La medianoche del japonés” (1992), entre otros libros.

Pero este avance parece insuficiente. Es algo muy sintomático que en una antología tan importante sobre el cuento policial en lengua castellana, relativamente reciente y titulada “Variaciones en negro: relatos policiales iberoamericanos” (Norma, 2003), de Lucía López Coll, figuren autores de siete países –Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia, Cuba y España–, menos del Perú. Hay mucho camino por recorrer aún en este género.

Fuente: El Comercio

Editorial Imago anuncia la publicación de Historias de siempre. Autores para conocer

Una antología en la que los jóvenes lectores encontrarán textos de su interés. Aparecen textos de nuestro desaparecido escritor Carlos Eduardo Zavaleta. Lo acompañan los versos de Carlos Oquendo de Amat y César Vallejo. Aparece también el gran y polémico Gregorio Martínez.
Acompañan esta edición los narradores Alejandro Neyra con “Los niños del Perú, Rafael Anselmi con “Bajo la plaza” y Juan Manuel Chávez con “Mistela para dos”.
Es un libro donde además podemos pasear por la literatura peruana, la latinoamericana con relatos de Horacio Quiroga, entre otros, y encontraremos también algunos autores extranjeros como Ryunosuke Akutagawa y Franz Kafka.
La presentación se realizará en la Casa de la Literatura, el martes 24 a las 6.30 p.m. y estará a cargo de Alejandro Neyra y de Hernán Nuñez.

“Historias de siempre es una selección de cuentos y poemas orientada a convertirse en una puerta, en muchos casos seguro inicial, para ingresar al mundo maravilloso de la literatura. El libro que tiene entre manos se ofrece como un ramillete de opciones, en realidad de caminos, en que el joven lector podrá elegir cualquiera texto que sea con la seguridad de que será un disfrute seguro. Los temas de los cuentos y poemas seleccionados son variados. Está ese caro tema, celebrado y a veces herido, que es el amor. También la naturaleza, en su dimensión ubérrima, como es el cuento de Horacio Quiroga; y de emoción y orografía, en los versos de Chocano.
Asimismo, se convoca a la patria con la unción del poema de Mariano Melgar y la crónica de “La procesión de la bandera”, texto en prosa de ese poeta de voz de hierro que es Federico Barreto. No podían faltar tampoco las orillas insondables del otro mundo, la vecindad con la muerte, como, por ejemplo, “Resurrecciones”, tradición sacrosanta de Ricardo Palma.
Esta antología, que es un primer invite, también recoge textos de autores de otras latitudes, como son los relatos “La nariz” de Ryunosuke Akutagawa y “Los buitres” de Franz Kafka. Pero la verdad y la belleza de estos cuentos y poemas están en su naturaleza, que es la ficción. Ese camino no solo para conocer la realidad, sino para gozarla e interpretarla con imaginación y lucidez.
La puerta está abierta, solo hay que ingresar” Pedro Escribano (Editor cultural del diario La República).

Comunicaciones:
editorialimago@gmail.com

sábado, 21 de mayo de 2011

Juegos metafísicos en la poesía de David y Mauricio Rosenmann Taub [1], por Felipe Cussen

Felipe Cussen
Escuela de Literatura Creativa / Universidad Diego Portales
felipecussen@gmail.com

Publicado en la revista Anales de la literatura chilena, nº 14 (2010
).

Resumen:
Comienzo este articulo exponiendo la disímil recepción periodística, crítica y editorial de los poetas David y Mauricio Rosenmann Taub en el campo cultural chileno. Luego centro la atención en las singulares estrategias que ocupan, que califico como juegos metafísicos. Sus características principales son la experimentación con el lenguaje, ya sea con sus cualidades sonoras o gráficas, y el uso de un tono desenfadado o humorístico. Aunque muestran tendencias divergentes hacia una concentración o explosión de los significados, en ambos casos la poesía se convierte en un modo de conjurar la ausencia.

Palabras clave: David Rosenmann Taub – Mauricio Rosenmann Taub – Poesía chilena

Abstract:
I begin this paper exposing the uneven critical and editorial reception on the chilean cultural field of the poets David and Mauricio Rosenmann Taub. Then I focus my attention on the unique strategies they use, which I describe as metaphysical games. Their main features are that they experiment with language, either with its sound o graphical qualities, and also the use of an uninhibited or humoristic tone. Although they show divergent ways towards a concentration or explosion of meanings, in both cases poetry turns to be a way of recalling absence.

Keywords: David Rosenmann Taub – Mauricio Rosenmann Taub – Chilean Poetry


* * *

Mi interés por proponer una lectura conjunta de David Rosenmann Taub (Santiago, 1927) y su hermano Mauricio (Santiago, 1932) trasciende el detalle de un apellido en común[2] : sus proyectos poéticos me atraen porque son extremadamente elaborados y desafiantes, y porque cada uno, a su manera, ha abierto vías muy personales dentro de una posible tradición contemporánea vinculada al ámbito metafísico o espiritual. A la hora de presentarlos, sin embargo, llama la atención el modo tan opuesto en que sus obras han sido recibidas dentro de nuestro campo cultural. Esto me obliga a tomar nota de las diversas estrategias, modelos y expectativas involucradas, para así proponer un acercamiento a su poesía con la vista más despejada.

Durante los últimos años, y a pesar de su lejanía física, David Rosenmann Taub ha pasado a ocupar un lugar central dentro de nuestro panorama. Gracias al trabajo de la Fundación Corda, encargada de la difusión de su obra[3], se han editado y reeditado una serie de volúmenes a través de LOM Ediciones, que han atraído una importante atención crítica[4], casi unánimamente positiva, la que se busca aumentar mediante un concurso anual de artículos, traducciones y becas ("The Corda Foundation Awards for the Study of the Poetry of David Rosenmann-Taub"). En las contratapas de sus publicaciones no se escatiman los elogios: “un lírico que perdurará entre los valores más altos de la poesía universal” (Cortejo y Epinicio solapa izquierda); “La obra de este autor plantea, vitalmente, los términos de la poesía pura” (Los despojos del sol contratapa); “Quince nos obliga a repensar la estructura de la realidad” (Quince contratapa). Y en muchas reseñas y reportajes, se enfatiza su valía y novedad en términos absolutos, citando el temprano saludo de Alone: “un astro enteramente nuevo” (3) o el varias veces repetido y categórico dictamen del poeta Armando Uribe, quien además lo propone regularmente para el Premio Nacional de Literatura: “El poeta vivo más importante y profundo de toda la lengua castellana es David Rosenmann-Taub” (E3)[5]. Como bien repara Cristián Gómez, con juicios como éste “no avanzamos nada en absoluto en torno a la comprensión de su obra, ya que al decirlo todo, terminamos no agregando nada”. En efecto, junto con la sorpresa y admiración que provoca en muchos lectores, pareciera surgir esta inmediata necesidad de erigir su poesía como un modelo superior de creación, obstaculizando internamientos críticos más complejos. A ello se suma la atracción que provoca un perfil que incluye un precoz talento infantil, actividades artísticas múltiples (también es músico y dibujante), desvinculación total del mundillo literario criollo y un retiro exclusivo en pos de la creación. No sorprenderá, entonces, que las críticas negativas respondan con una virulencia proporcional, como ejemplifica inmejorablemente Matías Rivas en su reseña sobre Auge, al acusarlo de impostura, narcisismo, pedantería y siutiquería.

El recuento de la recepción crítica de Mauricio Rosenmann Taub en Chile resulta, por contraste, extremadamente breve. Apenas un par de reseñas en medios nacionales[6], una entrevista[7], y presentaciones a cargo de Raúl Zurita. Aunque todos sus libros (excepto el último, editado por RIL) han aparecido en Alemania[8], donde reside hace décadas, él mismo se ha preocupado de hacerlos llegar a la Biblioteca Nacional y de enviarlos (sin fortuna) a periódicos como El Mercurio[9]. Sólo la publicación de algunos fragmentos en la página web del Proyecto Patrimonio, ha permitido el descubrimiento de un grupo más amplio de nuevos lectores, y recientemente el propio autor ha lanzado una página web con una amplia selección de su obra. Paradójicamente, esta insuficiente difusión no se condice con una biografía que ofrece una trayectoria académica y musical más sostenida que la de su hermano David (sus estudios con Olivier Messiaen, por ejemplo, o su trayectoria docente en Essen), ni con con juicios tan favorables como los del poeta Eugen Gomringer a propósito de Disparación: “No hay nada más hermoso (e importante) en nuestra literatura que este libro” (“Presentación de Disparación...”), que podrían rivalizar en entusiasmo con los de Uribe... Resultaría burdo, obviamente, caer aquí en este tipo de comparaciones odiosas o elucubraciones conspirativas, pero sí creo que esta disparidad es sintomática respecto de los diversos factores que intervienen en la construcción del canon literario y que predeterminan las modalidades de recepción.

Ya he señalado que ambos autores podrían ser comparables en cuanto al riesgo que han corrido en sus respectivas empresas, pero también comparten la misma conciencia de la singularidad de sus operaciones de escritura, de las que se hacen cargo en sus entrevistas y en ensayos. En el caso de Mauricio, destacan los acabados análisis de obras propias (en Der Ort der Begegnung / El lugar del encuentro, “Lo visto se va mirando” e Invitación al garabato), donde propone una serie de categorías tomadas del análisis musical como modelos de desarrollo verbal, sonoro y gráfico; allí también menciona, además de referentes del pasado, a otros poetas experimentales contemporáneos como Ernst Jandl, Jacques Roubaud o los concretos brasileños, con los que su obra ciertamente podría vincularse. En los glosarios y notas de otros de sus libros también especifica las traducciones de términos extranjeros o referencias intertextuales de muchos de sus poemas. Podría decirse que su principal objetivo en estos textos es desmenuzar en detalle las técnicas utilizadas y las resonancias simbólicas como un modo de prevenir que sus juegos sean considerados un mero capricho. De ese modo, las continuas variaciones y derivaciones de su discurso en perpetuo movimiento deberían ser consideradas como el resultado de una programación fríamente calculada.

David, por su parte, manifiesta una actitud más distante de otros referentes literarios y plantea su creación como un proceso absolutamente ajeno al afán por congraciar a los lectores perezosos: “Creo que el arte demanda tanto del artista que no hay tiempo para pensar en lectores. Y pensar en lectores es venderse.” (“Apartado de todo...”). Al mismo tiempo, sin embargo, se ha preocupado de enfatizar que su poesía no pretende ser hermética, sino que se ofrece como un camino que, si se recorre con paciencia y concentración, permitirá alcanzar la profundidad de entendimiento. Este camino lo traza con las partituras rítmicas que crea para sus poemas (los que también graba) y con los comentarios, de los cuales tenemos una buena muestra en su última publicación, Quince, y donde demuestra, al igual que Mauricio, un rigor extremo en la selección de la carga sonora y semántica de cada sílaba:


Algunos críticos (como Paula Miranda, en su presentación de este volumen) lo han celebrado como el gesto que contribuiría a desterrar definitivamente esa acusación de hermético, mientras que Ignacio Valente descartó su utilidad: “Unos poemas de comprensión casi imposible se hacen del todo impenetrables gracias a los comentarios del propio autor” (Guerrero E4). Tmbién me ha ocurrido que tras leer esos comentarios he quedado igualmente confundido, pero a diferencia de estos críticos no considero que ese efecto sea negativo: creo que vale la pena reivindicar el apelativo de hermético para este autor, pues la estructura cerrada de sus explicaciones, con un léxico casi indiferenciable del de sus versos, refuerza el carácter cifrado, casi iniciático, de su sistema poético. La misma insistencia por grabar sus poemas no sería más que otro esfuerzo por mantener intacta su carga aurática: "Leer es decir exactamente el texto, sin traicionarlo, sin afectación, sin deformarlo” (“Identifico poesía con verdad”)[10]. Aquí querría acentuar una diferencia que me parece decisiva entre ambas estrategias poéticas: así como la poesía de David tiende progresivamente a la brevedad y la concentración, con este tono arcaico y oracular, la poesía de Mauricio podría caracterizarse como una suma de movimientos excéntricos, que se dispersan visualmente, que mezclan y aceleran las palabras y signos provenientes de distintos orígenes y registros.

Con lo que ya tenemos sobre la mesa, cabría analizar el modo en que ambos autores se hacen cargo de lo que podríamos denominar un contenido religioso, metafísico, espiritual o, incluso, místico, si lo entendemos en su acepción original de misterio. Evidentemente, no podríamos esperar de ellos una actitud simplemente imitativa de la poesía espiritual tradicional, sino que esta inspiración se integra a las poéticas que he delineado. Ambos, además, explicitan su distancia respecto de las religiones: “Para mí el término Dios es terrenal. Lo que llamo divino es la expresión terrenal absoluta. No tiene nada que ver con el concepto de las religiones, en donde no hallo ninguna divina divinidad. . . . A aquello que me satisface, que me da tranquilidad, que me da alegría, sin pedirme compensación, yo lo llamo Dios”, señala David (“Todo poema...” 7), de modo similar a Mauricio “No soy religioso o creo no serlo. Soy más bien un descreído, quizás en el sentido de la teología negativa” (“Entrevista a Mauricio Rosenmann Taub”).

Para analizar sus estrategias, consideraré una posición compartida: la actitud lúdica[11]. En el caso de David, esta característica se refleja particularmente en la personificación de la figura divina. En la sección “Sarcasmo” de Cortejo y Epinicio aparece un dios de costumbres casi humanas, que se cambia de casa, distraído, olvidadizo (64-65), o bien resfriado (67), y en un breve poema de Auge lo fotografía en calzoncillos (193). Se puede recordar el dios visitado por Juan Emar en Miltín 1934, un dios que ronca, que juega al escondite, que no se preocupa de lo que hacen los hombres y que “se aburre desesperadamente casi todas las tardes” (195). Si bien en ambos casos hay un residuo de nostalgia por la pérdida de una divinidad omnipotente, en el caso de David Rosenmann Taub adquiere, como propone María Nieves Alonso, ribetes de desafío y rebeldía (Cortejo y Epinicio 9-10). Así, hay numerosos momentos en que el poeta se homologa con Dios en sus capacidades creativas, casi a la manera huidobriana (“Autoalabanza”, Quince 207-14), o bien se confunde con su figura, como en un verso de Cortejo y Epinicio: "Era yo Dios y caminaba sin saberlo" (56) o en el poema “La Frontera”:

De súbito, el cartel:
CASA DE DIOS.
Entré.
Deslumbradores ébanos.
Evité dos sillones y tres fundas.
Me detuve ante el arco de un mesón.
- ¿Puedo hablar con el dueño?
- ¡Cómo no!
Me llamaron: -¡Te buscan!
- ¡Allá voy!
(Quince 87)

En el caso de Mauricio, esta actitud irreverente se percibe en el juego con los nombres y las fórmulas religiosas. Así se muestra en el intercambio de los vocablos “dos” y “dios":






Tal como explica el propio autor en el ensayo en que estos poemas están incluidos ("Dios es un número entre diez y dos"), la deformación refuerza la potencia polisémica de lo dicho: “se aúnan palabras semejantes en lo sonoro —dos, diez, Dios— formando un archilexema imaginario. Como nexo semántico entre diez y Dios podría pensarse en el diezmo (el diez por ciento); dos y Dios evocan el problema teológico dela dualidad; común a diez y a dos esla calidad numérica misma” (93). Lo mismo podría decirse de procedimientos similares en la sección “Misal” de Breviario que alteran fórmulas rituales, como el credo y el amén, que desembocan en graciosas variaciones como “cristo”/”cresta” o “san pan / y hallullah”:




Podría parecernos que estas actitudes están reñidas con la gravedad religiosa, pero en este punto me parece pertinente recurrir a un planteamiento del gran estudioso del sufismo Henry Corbin, en “Mística y humor”: “el humor implica la capacidad de alejarse, de retirarse, de tomar una cierta distancia, respecto de uno mismo y de las cosas; y esa retirada proporciona la capacidad de no tomarse totalmente en serio aquello que, en el fondo de uno mismo, uno se toma, de forma inevitable, terriblemente en serio; pero se hace entonces sin traicionar su secreto” (149-50). También Johan Huizinga, en Homo ludens destaca los vínculos entre el juego y la representación de lo sagrado. Roger Caillois, sin embargo, advierte riesgos:

Sin duda el secreto, el misterio y, en fin, el disfraz, se prestan a una actividad de juego, aunque al punto es conveniente agregar que esa actvidad necesariamente se ejerce en detrimento de todo secreto. La actividad de juego lo expone, lo publica y, en cierto modo, lo gasta. En pocas palabras, tiende a desviarlo de su naturaleza misma. En cambio, cuando el secreto, la máscara y el traje desempeñan una función sacramental, se puede estar seguro de que no hay un juego, sino una institución. (29)

En el caso de nuestros poetas, creo que ellos proponen exactamente lo contrario y se acercan al planteamiento de Corbin: recurriendo al humor, quieren destronar el carácter sacramental e institucional del secreto, para devolverlo al ámbito del juego. Para ellos, el secreto no se gasta, antes bien, se mantiene a salvo en el juego. El secreto que ellos indican es uno que se oculta detrás de las cáscaras desechables de un dios humanizado o de sus nombres y fórmulas estandarizadas. Y, particularmente en el caso de Mauricio, lo que se busca es una liberación, similar a la practicada en la cábala extática: “cuando uno se esfuerza por lograr una experiencia mística suprema, se debe romper el lenguaje estructurado, igual que se deben borrar las formas inscritas en la mente para dejar espacio a las entidades superiores de forma que puedan residir allí” (Idel 314).

Esta actitud lúdica precisa ser contrastada con la otra faz de sus expresiones trascendentes, que se plantea de manera mucho más cruda en términos de imposibilidad. En David, aparece la metáfora del muro:

Te alabo. Te repudio.
No discutes. No buscas.
No creces. Te derrumbas.
Honor a ti, montón en orden: muro.
(Poesiectomía 81)

Y también se suma la del abismo: “el abismo de Dios se sobresalta” (Cortejo y Epinicio 141); “Y Dios, en sus abismos, / con ombligo” (Auge 65). Esta imagen se relaciona con una de las formulaciones más poderosas del dios escondido de la teología negativa, como los formuló el poeta barroco Angelus Silesius: “el abismo de mi espíritu siempre invoca / Al abismo de Dios” (70). Pero en David Rosenmann Taub, el abismo no es privativo de la ausencia divina, pues se extiende a otras formas de la ausencia, particularmente la muerte de los seres queridos, como el niño en el poema “Abismo” de Los surcos inundados, o la “efusiva oquedad” enunciada en País Más Allá (89), que podría significar tanto la ausencia divina como la de los padres evocados en este libro. Esa falta de respuesta se ejemplifica vívidamente en esta paradoja: "Callaré a gritos, como Tú" (Los despojos del sol 33).

En Breviario, de Mauricio Rosenmann Taub, también encontramos un ciclo de poemas (“Hora sexta”) dedicados a su hermana Eva recientemente fallecida. En el poema “vespera” las derivaciones de la palabra “siesta” desembocan en el abismo de la ausencia:


Mientras que en “vigilia”, uno de sus poemas más simples y hermosos, un susto nocturno se transforma en una oscuridad definitiva, o una iluminación:





Vale la pena retornar a una de sus explicaciones sobre los efectos de la deformación de las palabras: “El pasaje deformado rechaza y niega lo no deformado ausente y, sin embargo, lo evoca al negarlo, precisamente porque la expresión ‘correcta y auténtica’ está ausente. La percepción transforma la ausencia de lo no deformado en presencia virtual” (Invitación al garabato 91). Este efecto puede ser comparado a ilusiones ópticas como los espejismos o, mejor aún, cuando al escuchar dos sonidos de diferente altura se percibe un tercer sonido "resultante" o de "combinación". No se trata de un sonido producido físicamente, sino que surge "as the result of a so-called nonlinear distortion of the acoustical signal in the ear" (Roederer 43).

Unas páginas más adelante (108), Mauricio cita un referente ineludible para cualquier poética basada en los juegos sonoros, como la suya y la de su hermano: la teoría de los anagramas de Ferdinand de Saussure. Vale la pena mirar este detallado análisis de un epitafio latino, muy similar al diagrama de las partituras de David que mostré inicialmente:


Pero además, una de las posibles explicaciones del lingüista para la recurrencia de los anagramas en la temprana lírica griega nos hará gran resonancia con las ideas de la deformación o los sonidos resultantes: “La razón pudo haber estado en la idea religiosa de que una invocación, una plegaria, un himno, sólo tenían efecto si mezclaban las sílabas del nombre divino en el texto. / [Y según esta hipótesis, el himno funerario mismo, desde el punto de vista de sus anagramas, ya es una extensión de lo que había entrado en la poesía a través de la religión.] (Starobinski 54).

La posibilidad de evocar la ausencia (sea divina o humana) mediante el encriptamiento, la combinatoria y el juego es, entonces, la clave que sustenta estas obras: el juego se convierte en el espacio capaz de abarcar la negatividad. Y bajo esa óptica, esta poesía nos parece una actividad orgullosamente infantil: “¿Qué otra cosa hacen los poetas sino prolongar más allá de la infancia el poder de cambiar el orden de las palabras y alterar la sintaxis?” (Duvignaud 33). Cristián Gómez proponía una comparación de David Rosenmann Taub con César Vallejo a partir de la coloquialidad, pero también podría ampliarse a sus poemas escritos desde la perspectiva infantil. Raúl Zurita, por su parte, señalaba: “Mauricio Rosenmann Taub nos devuelve a esa edad indiscernible en que gesto, grafía y sonido no constituían compartimentos separados” (“Presentación de Disparación...”). Estoy de acuerdo con ellos: los murmullos de David y las disparaciones de Mauricio representan un lenguaje que todavía cree en sus posibilidades mágicas para transmitirnos lo que está más allá de sus límites, y conseguir mantener a salvo el secreto.


* * *

Bibliografía citada:

- Alone. “Cortejo y epinicio, David Rosenmann-Taub”. El Mercurio, 22 de enero de 1950: 3.

- Arteche, Miguel. “Los surcos inundados de David Rosenmann-Taub”. [El Mercurio, 29 de marzo,1953: 1]. Página web:
http://www.davidrosenmann-taub.com/sp_b_surcos_arteche.htm.

- Caillois, Roger. Los juegos y los hombres. La máscara y el vértigo. Traducción de Jorge Ferreiro. México DF: Fondo de Cultura Económica, 1986.

- Corbin, Henry. El Imam oculto. Traducción de Agustín López y María Tabuyo. Madrid: Editorial Losada, 2005.

- Deleuze, Gilles. Lógica del sentido. Prólogo y traducción de Miguel Morey. Buenos Aires: Paidós, 2005.

- Díaz-Muñoz Cormatches, César. “Paraguas para lágrimas”. La Prensa (Santiago), 12/10/1971: 2.

- Duvignaud, Jean. El juego del juego. Traducción de Jorge Ferreiro. México DF: Fondo de Cultura Económica, 1982.

- Emar, Juan. Miltín 1934. Santiago: Editorial Zig-Zag, 1935.

- Gómez O., Cristián. “David Rosenmann-Taub: lectura de sus silencios”. Página web:
http://letras.s5.com/cg030709.html.

- Guerrero, Pedro y Maite Armendáriz. “Literatura y cine: los críticos dan la cara”. El Mercurio, 23 de noviembre de 2008: E4.

- Huizinga, Johan. Homo ludens. Traducción de Eugenio Imaz. Madrid: Alianza Editorial, 1990.

- Idel, Moshe. Cábala. Nuevas perspectivas. Traducción de María Tabuyo y Agustín López. México D.F.: Fondo de Cultura Económica / Ediciones Siruela, 2006.

- Labbé, Carlos. “Disparación, de Mauricio Rosenmann Taub”. 29 de mayo de 2008. Página web:
http://www.sobrelibros.cl/content/view/388/3/.

- Miomandre, Francis de. “La Poesía de David Rosenmann-Taub en Cortejo y Epinicio y en Los Surcos Inundados”. [En la sección “Lettres bériques” de Hommes et Mondes”]. Página web:
http://www.davidrosenmann-taub.com/sp_b_miomandre.htm.

- Miranda, Paula. “Quince autocomentarios de David Rosenmann-Taub: fin al hermetismo”. Revista Chilena de Literatura abril 2009, nº 74: 267-70.

- Muriel, Felipe. Hermetismo y visualidad. La Poesía Gráfica de Eduardo Scala. Madrid: Visor Libros, 2004.

- Rivas, Matías. “Un escritor de lengua muerta”. Reseña sobre Auge de David Rosenmann Taub. The Clinic, año 8, nº 211: 27.

- Roederer, Juan G. The Physics and Psycophysics of Music. An Introduction. 4ª edición. Fairbanks: Springer, 2008.

- Rosenmann-Taub, David. Los surcos inundados. Santiago: Editorial Cruz del Sur, 1952.

---. Cortejo y Epinicio. 3ª edición. Prólogo de María Nieves Alonso. Santiago: LOM Ediciones, 2002.

---. “Apartado de todo, lejos del mundo”. Entrevista por Lautaro Ortiz. [Poesía.com, Junio 2002]. Página web:
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---. “Todo poema, en mí, tiene su partitura”. Entrevista con Beatriz Berger. “Revista de Libros” de El Mercurio, 6 de julio, 2002: 6-8.

---. País Más Allá. Santiago: LOM Ediciones, 2004.

---. Poesiectomía. Santiago: LOM Ediciones, 2005.

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---. Disparación. Saarbruüken: PFAU, 2007.

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- Rubio, Alberto. “Los despojos del sol”. [Las Últimas Noticias, 31 de julio 1977: 4]. Página web:
http://www.davidrosenmann-taub.com/sp_b_despojos_rubio.htm.

- Sierra, Malú. “David el oculto altanero”, Suplemento “Revista del Domingo” de El Mercurio, 16 de agosto, 1981: 4-6.

- Silesius, Angelus. El peregrino querúbico. Edición y traducción de Lluís Duch Álvarez. Madrid: Ediciones Siruela, 2005.

- Starobinski, Jean (compilación, introducción, comentarios y notas). Las palabras bajo las palabras. La teoría de los anagramas de Ferdinand de Saussure. Traducción de Lía Varela y Patricia Willson. Barcelona: Editorial Gedisa, 1996.

- Uribe, Armando. “El mayor poeta”. El Mercurio, 27 de septiembre, 1998: E3.


* * *

Notas

[1] Este artículo forma parte de mi proyecto "La mística en los límites de la poesía contemporánea" (Proyecto Fondecyt de Iniciación a la Investigación #11080248, 2008-2011). Una versión preliminar fue leída el 29 de octubre de 2009 en el Congreso Internacional de Poesía Chilena “Chile mira a sus poetas”, en la Pontificia Universidad Católica de Chile.Agradezco a Jimena Castro por su colaboración en la investigación bibliográfica.

[2] Su hermana mayor, Eva (1924-1999), también fue escritora. Para mayor información, consultar el sitio web:
http://www.eva-rosenmann-taub.com/.

3] Como se explicita en su sitio web (http://www.cordafoundation.org/): “The Purpose of the Corda Foundation is to assemble and preserve the artistic works of David Rosenmann-Taub, and to make them available worldwide. Corda’s goals include publishing and translating his poetry, recording his music, and exhibiting his drawings”.

[4] La mayoría de las entrevistas y estudios pueden encontrarse en los sitios web del autor:
(http://www.davidrosenmann-taub.com/sp_a_articulos.htm)
de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
(http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/rosenmann/pcuartonivel.jsp?autor=rosenman&conten=estudios)
de la Universidad de Chile:
(http://www.rosenmann-taub.uchile.cl/estudios.htm)
de la página del Proyecto Patrimonio
(http://www.letras.s5.com/archivorosenmann.htm)
y algunos de ellos digitalizados en el portal Memoria Chilena
(http://www.memoriachilena.cl//temas/index.asp?id_ut=davidrosenmann-taub(1927-)).

] También suelen citarse los testimonios positivos de otros poetas que lo conocieron, como Alberto Rubio y Miguel Arteche, y los juicios favorables del crítico francés Francis de Miomandre: “Estos dos libros [Los Surcos Inundados y Cortejo y Epinicio] poseen una calidad y un acento totalmente excepcionales” y de Kenneth Douglas, profesor de literatura de la Universidad de Yale, quien lo considera “uno de los grandes de la poesía de todos los tiempos” (Sierra 4).

[6] La primera es de César Díaz-Muñoz en 1971, y la siguiente, de Carlos Labbé, aparece 37 años después.

[7] Hay otra entrevista realizada por el poeta peruano Paul Guillén, y también una transcripción del diálogo con Ramón Gorigoitía para Deutsche Welle en 1998.

[8] No se trata, por cierto, de que no haya intentado publicar antes en Chile. En el colofón de Breviario denuncia: “Breviario aparece con obligado retardo. Rechazado por las editoriales LOM y Universitaria en Santiago, su publicación fue proyectada en 1999 por Dolmen-Ediciones para Octubre del año 2000, pero en último momento la editorial desistió de realizarla” (249).

[9] Así lo detalla en la entrevista que le realicé: “Pese a haber enviado siempre mis libros a la prensa de Santiago, en especial a El Mercurio, nunca hubo un comentario, tampoco en privado. Una vez, me informaron en un e-mail de dos líneas que el crítico no consideraba necesario comentar el libro, sin mayor explicación. Mis preguntas quedaron sin respuesta. Esta actitud ha sido sistemática y equivale prácticamente a una censura o un boicot. Después de más de treinta años, creo poder permitirme esta expresión”.

[10] Es necesario señalar, sin embargo, que a muchos de sus lectores estas versiones marcadamente impostadas les han provocado risa, y que otros han preferido la interpretación del actor Héctor Noguera en su montaje "Dígame, David Rosenmann-Taub, qué es poesía".

[11] El rol del juego en ambos no se limita, obviamente, al de aquellos textos con un contenido religioso; particularmente en el caso de Mauricio, es visible en un porcentaje importante de su obra, aplicando las derivaciones de palabras de otros campos semánticos, como el político, reversionando a otros autores (en Alteration, especialmente) y utilizando el discurso oral chileno y los dichos populares como material de construcción. Una vía interesante para continuar estudiándolo sería a la luz de las relaciones entre juegos de lenguaje y sentido desarrolladas por Gilles Deleuze en Lógica del sentido, a partir de la obra de Lewis Carroll




viernes, 20 de mayo de 2011

CONTEXTUALIZACIÓN Y CARTA ABIERTA EN DEFENSA DE LA PLURALIDAD Y CONVIVENCIA DE POÉTICAS

Queridos amigos, compañeros, ciudadanos:

La campaña publicitaria desplegada recientemente en torno a la publicación, en un sello de máxima difusión editorial, del libro colectivo “Poesía ante la incertidumbre”, centrada en un burdo intento de desacreditar el trabajo ajeno, vuelve a poner de manifiesto, más allá del respeto que nos merecen sus autores y las poéticas que defienden, la pervivencia en ciertas zonas de nuestra poesía de actitudes de desprecio y displicencia hacia la gran tradición plural de la modernidad y todo lo que ella encarna. Entendemos que estas declaraciones son un síntoma, otro más, de la incapacidad de una zona de nuestra poesía para aceptar el viaje que de facto estamos realizando entre todos hacia un nuevo estado de cosas que se define, entre otros rasgos, por la libertad de elección y movimiento, la pluralidad, el respeto a lo otro, lo distinto, la curiosidad intelectual, el rechazo de la frivolidad y el repudio de cualquier tentativa de instaurar una nueva doxa excluyente…

Cansados de los maniqueísmos simplificadores que tanto daño han hecho a nuestra poesía, un grupo de lectores, críticos y poetas hemos redactado una «Carta abierta en defensa de la pluralidad y convivencia de poéticas» en la que reivindicamos una noción más amplia, inclusiva y plural de la escritura poética, así como una actitud de exigencia moral y apertura intelectual que esté a la altura de las herencias que se nos confían y nos permita reinventar, re-imaginar, nuestro futuro individual y colectivo.

Te invitamos a leer esta «Carta abierta» y, si procede, a que la suscribas.

Queremos darle la máxima difusión para que quede claro que la poesía en lengua española se mueve, que no está quieta ni guarda silencio ante cualquier intento de mantener imposturas y debates mendaces.

Os agradecemos de antemano vuestra atención.

Recibid un saludo muy cordial.

***


CARTA ABIERTA EN DEFENSA DE LA PLURALIDAD Y CONVIVENCIA DE POÉTICAS

La realidad no es legible de manera evidente. Las ideas y teorías no reflejan sino que traducen la realidad, pudiendo traducirla de manera errónea. Nuestra realidad no es otra cosa que nuestra idea de la realidad. Del mismo modo, importa no ser realista en un sentido trivial (adaptarse a lo inmediato), ni irrealista en el mismo sentido (sustraerse de las coacciones de la realidad); lo que conviene es ser realista en el sentido complejo del término: comprender la incertidumbre de lo real, saber que existe una porción de lo posible aún invisible en lo real.
Edgar Morin

El lenguaje poético es un patrimonio colectivo. Una urdimbre tejida en la arena de la diversidad. Nuestras tradiciones literarias siempre se han visto atravesadas por múltiples mutaciones que han ayudado a componer y descomponer el ovillado paisaje de la palabra. No en vano la palabra recoge la complejidad genésica de nuestra existencia. Así ha sido en el caso de la lengua española. Las literatura(s) panhispánica(s) (de acá y allá, en diálogo unas veces, aisladas otras) siempre han manifestado en su devenir histórico la riqueza de lo plural, el desborde de lo conectivo. No existe una deriva única de lo poético. Nunca se produjo una voz homogénea para toda nuestra tradición. Las tentativas de encerrar el lenguaje literario dentro de límites inamovibles han dado como resultado estructuras cerradas de pensamiento que trabajan en contra de la propia y esencial condición de la palabra.

Las personas que firmamos esta carta creemos firmemente en esta pluralidad poética heredada –a la que hemos tratado de contribuir activamente con nuestro propio trabajo– y por eso nos mostramos resistentes a cualquier forma de cierre normativo. Creemos necesario alzar un muro de contención ante actitudes que pretenden reproducir debates que «ya» no son legítimos –que, en realidad, nunca lo fueron– porque representan en sí mismos una agresión a esa misma pluralidad conquistada, al trabajo y legado creativo, teórico y vital de muchas poéticas y poetas precedentes y que recogen de manera natural el legado incuestionable de los padres de la modernidad poética: del romanticismo inglés y alemán al surrealismo pasando por Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé. Ha costado mucho desterrar de nuestro campo literario el cainismo y la exclusión. No vamos a consentir ahora que vuelvan a reproducirse estrategias envenenadas similares. El debate de poéticas es necesario, útil el contraste filosófico, intelectual, en torno a la creación, pero siempre en el marco de un respeto escrupuloso a la diversidad y el disenso.

Por todo ello queremos reivindicar como legítimo y propio de la(s) poética(s) panhispánica(s) actual(es) los siguientes elementos:

Escritura(s). En plural. Modos del lenguaje que se encuentran. Ningún programa prescriptivo. Huellas. Rescoldos a modo de conceptos, de cruces, de intuiciones. Ninguna tabla de la ley. No sabemos. Quizá sean un modo de operar, de practicar la literatura. Ese acontecimiento ignoto. No sabemos. Disparan la semilla de lo por hacer y de lo hecho. No sabemos. Mueven a la acción.

Tradicion(es). En plural. Linajes incrustados, desde siempre, en nuestra modernidad, en nuestra memoria literaria. Linajes que se activan y se iluminan desde el presente y de los que debemos hacernos merecedores. Como afirmó Eliot, la tradición «no se puede heredar, y si la deseas debes obtenerla con gran esfuerzo». Cada poeta se forja y construye su tradición, su propia cadena de ejemplos y magisterios, y este esfuerzo es en sí mismo un acto poético, una intervención en el mundo. Puede ocurrir –y de hecho ocurre– que este esfuerzo ponga a prueba nuestra capacidad de asunción cognitiva o de mera comprensión, incluso a lo largo de toda una vida de esfuerzo. La dignidad e inteligencia vitales consiste entonces en asumir esta discapacidad en vez de darle el formato autoexculpatorio de lo incomprensible, lo hermético, lo bárbaro y despreciable. Imposible simplificarla, esencializarla, despotenciarla a través de marbetes o etiquetas reductoras. Imposible normativizarla en interés propio, mediante operaciones espurias de exclusión o ninguneo. Voces habitadas para nuestro presente y nuestro futuro.

Heterodoxia(s). En plural. Nunca una lectura unívoca de lo poético, no podemos aceptar como obvio ni la desaparición del habla ni el habla homogeneizada. La palabra poética implica desborde, intersubjetividad, entramado conectivo, intersticio, complejidad. Y significa todo ello porque dialoga con lo humano.

Poética(s). En plural. No hay una poética una que convierta a las demás en otras. No hay norma, no hay centro natural o tácito. Queremos (re)afirmar y defender el deseo y la probada capacidad de convivencia de poéticas diversas que han demostrado en los últimos años su resistencia a la codificación. No precisamos para construir o apuntalar una identidad la negación del Otro. No vivimos la alteridad como amenaza, sino como nutriente y condición necesaria para la construcción de nuestra posible identidad colectiva y personal.

Hibridez y Diversidad(es). En plural. Creemos que la poesía no es mercancía, no es hija de la rentabilidad económica. Tampoco de las ideologías. La poesía es una multiplicidad de pájaros, aves raris, aves migratorias, que ponen su nido en lo alto, alejado del manoseo y voracidad de las alimañas y carroñeros. No podemos, por tanto, hablar de «una» poesía, sino de «poe-diversidad», en constante vuelo, en constante cruce, en constante mestizaje. Y no enjaulada, sino libre, puede ser del mundo, desde el mundo, con el mundo. Pero siempre «haciendo mundo».

Pensamiento(s). En plural. Desconfiamos de los falsos dualismos (razón y emoción, realismo e irracionalismo, público y privado, naturaleza y cultura…) en los que se ha querido encerrar lo poético. Se trataría, como dice Miguel Casado, de «ampliar la noción de pensamiento, extenderla a todos los movimientos de la mente, a uno y otro lado de la conciencia, a todos los movimientos interiores del lenguaje que de modo constante nos recorren y atraviesan». En definitiva: destacar el carácter desestabilizador y genésico de la palabra poética como apertura del pensamiento.

Realidad(es). En plural. La relación de lenguaje y realidad es compleja, porque ambas son complejas de por sí y más cuando se relacionan, influyen, comunican. Es simplista y equívoco detenerse en un estilo o propuesta, en una sola manera de abordar esa difícil exploración de la materia (humana y no humana) que llegará a ser poema.

Subjetividad(es). En plural. Sin menoscabo de que cada uno/a pueda o quiera llevar la voz poética adonde crea conveniente. Todas las formas de enunciación tienen sentido y no seremos nosotros quienes juzguemos la pertinencia de lo que cabe o de lo que debe desaparecer.

Emoción(es). En plural. No codificadas, no predeterminadas en un calculado ejercicio de causa-efecto practicado desde las inevitables limitaciones del poeta sino trascendidas y reveladas junto a él en un proceso que hermana escritura y lectura, que convierte al lector en agente activo y co-productor de sentido.

Lector(es). Recepciones. Por todo lo anterior reivindicamos el respeto a la inteligencia y creatividad lectoras, a la libérrima capacidad de sorprenderse y sorprendernos de aquel que generosamente se acerca a un texto para darle vida; a su derecho inalienable de que nada ni nadie se haga garante ni faro de sus emociones, su criterio, su infinita libertad.

Así, queremos reivindicar la convivencia de poéticas, la pertinencia del debate crítico, la belleza de la pluralidad como alimento de lo creativo. Y rechazamos de manera frontal cualquier estrategia de apropiación, simplificación o reduccionismo literario.

Y para que así conste lo firmamos en Madrid a 17 de mayo de 2011.

martes, 17 de mayo de 2011

TRES TEXTOS DE TALLER SUB VERSO (PARAGUAY: FELICITA CARTONERA, 2011) DE GIANCARLO HUAPAYA

A


Flexionen el abanico luminoso y mojen el pie que simula la arritmia. Víbrenlo y salpiquen, la tinta indeleble desinflamará los coágulos. Vuelvan del lado más festivo de sus torsos y únanse sin escoger. Si el peso se los permite, podrán saltar así o voltear cuando les sacudan sustancias plateadas. Ahora canten y conviértanse en un embudo, inviertan los párpados cuando sientan el conocimiento en los vellos. Sus respuestas serán autorretratos, no desatiendan lo que les baja entre los muslos y gotea desde la luz. Toda construcción será sostenida por la delación de sus medios. Mientras mutan, ejerciten el ombligo (como una retina), no lo deben desaparecer porque la dimensión y la dinámica empiezan por mirarlo. Ahora mírame y pregúntate qué posibilidades soy.

Si pueden definirlo, retiren sus inhalaciones y expulsen las vibraciones del sádico disfraz. Si no, deberán mantenerme como una extensión cruda e inerte y preguntar a cada animal su imperativo al colgarse de alguno de sus dioses. Disfrutarán sus contracturas. Tú y tú se conmoverán al comparar el poema con una película pornográfica, los demás los vestirán con la última representación que rechazaron en la intimidad. Enuncien la singularidad de lo flexible, de eso se trata el festival. Tú puedes llamarle de la forma en que lo sueñes, incluso de la forma onomatopéyica.

Nuevamente, como coro litúrgico, compongan con un ordenador de acuerdo a sus metempsicosis y trasládenme sus características hereditarias. Yo quedaré encendido con leds de cabaret y ustedes rebanarán pepinillos encima de sus rostros. Recuéstense junto a un charco orgánico, sumerjan la lengua y escriban con ella: soy un trasplante, soy un traspaso, soy un traslado y equis. Alteren el ozono e inflamen el tubo, esa máscara les procurará labios y ojos sobresalientes. Alteren su aseo, toquen el poema antes que seque y negativísense en cada parpadeo, esta inversión contribuirá con la terapia de estilización. Dilaten y piensa por dónde sería mejor tu penetración. Los objetos sexualizados recogen nuestro activismo y se frotan contra el aprendizaje. A esta distancia ya sabes qué ropas interiores huelen a multiplicación.


B

En la parte bdsm del asunto amaremos máquinas diseñadas por los pezones heridos. Rojo es el invierno y la nieve roja ilumina los nudos que sujetan las succiones cuando les aplicamos el desfibrilador, el orden lo define la temperatura de los dedos. Los colgados bocabajo recibirán las descargas en las exageradas nalgas, latan el pie como al principio, los que están boca arriba nos servirán como columpios.

El tránsito de las sondas resistirá y recordaremos el tramplin del siquiatra y al puto cura transmitiéndonos el epicureismo del Cantar de los Cantares, luego nos daremos cuenta que el shibari es el diagnóstico y el refinamiento se notará en tu epidermis. Deberás decidir que glándula masticarás al donarle un músculo al otro. Yo prestaré mi perineo. Se trata de que cada destello se disfrute al elevarse

o levitar es sus sacrificios.

Es inútil negar las lesiones.


S

Giren la letra cada vez que terminen. El reloj es la ilusión óptica del monumento. Busquen la respuesta en las próstatas de las velas encendidas. Las eses perpendiculares que gravitan biónicas en sus lunas menguantes mientras le grito a los grillos ruinas de constelaciones, ahora se adhieren a sus nubes como ráfagas de recuerdos, esta noche las historias terminarán en las desagracias de los sentenciados. Mutilarán arlequines de crímenes no resueltos, con los desechos se nombrarán y atacarán entre ustedes. En sus ganglios existen nuevos cráteres chisposos de devastadora lava soñadora.

Esa S recorrerá las vocales de tus aúllos, los terciopelos. Someterá la primera letra de tu nombre, la paseará atada, le ordenará que lama las flemas y la alimente desde su boca. Reciban las instrucciones de aguante en el hecho de trasfondo. Destrucción de sus vanidades gracias al lengüeteo de sus almendras. Voraz tacle en el viento. Escondan los códigos por descifrar en el indiscreto lector. Fugaces fósforos rugirán contra la oscuridad.

Esa S también es el látigo que caerá pesadamente en tu destino. Los animales fornicarán en el graffiti mientras se marca la seda en el interior de tus dientes. Los cerros son las curvas de los cuerpos eróticos de una cumbia guerrillera.

lunes, 16 de mayo de 2011

TUERTO REY: POESÍA Y ALREDEDORES

Tuerto rey

poesía y alrededores
www.tuertorey.com.ar


La Plata/Argentina
Sitio dedicado a publicar poesía en particular y literatura en general

Edición/Sandra Cornejo

Diseño/Laura Chuburu

…navegantes necesarios /otras coordenadas
Idea Vilariño/ Jan Erik Vold / Vasko Popa/ Michael Smith /Georg Trakl /Paulina Vinderman / Rossella Di Paolo /María Negroni / Mario Goloboff /María Teresa Andruetto/ Luisa Futoransky /Raúl Artola / Mario Alonso / Alicia Genovese /Mirella Muiá / Arturo Borra /Hugo Mujica / Niní Bernardello /…entre otros


…en el archipiélago/textos de aquí
Horacio Castillo/Mario Arteca/Horacio Preler/Osvaldo Ballina/Irina Bogdaschevski/Gustavo Caso Rosendi/César Cantoni/Mario Presas/… entre otros


…poesía, magia y alrededores / de la literatura universal

Poesía húngara / Nathalie Sarraute / Eavan Boland / Ryokan /Sogyal Rimpoché /John Berger / Cuatro notas sobre La vida secreta de las palabras /Vretakos -Pániker-Oz-Shepard- Mastoraky / Celtas / Noruegos / Sioux/…entre otros

viernes, 13 de mayo de 2011

MORGUE DE GOTTFRIED BENN

En 1912 Gottfried Benn cumple 26 años y publica sus dos primeras obras: Sobre la frecuencia de la diabetes mellitus en el ejército, tesis con la que obtiene su doctorado en medicina, y Morgue y otros poemas, un folleto («hoja volante» lo llama su editor, A. R. Meyer), con nueve poemas -seis de ellos escritos de un tirón, tras unas prácticas como forense militar en el hospital de Moabit- del que sólo se imprimen 500 ejemplares. Pese a su brevedad, aquellos textos, que desbrozaban un camino nunca hasta entonces transitado por poeta alguno, marcarían una frontera entre la poesía que se había hecho hasta entonces y buena parte de la que se escribiría en el siglo xx. Hoy, cien años después, su lectura a nadie deja indiferente, y provoca el mismo estremecimiento que sin duda suscitó entre sus contemporáneos. De hecho, aquel cuadernillo despertó reacciones vehementes, tanto a favor como en contra, y llegó a ser legalmente confiscado en 1916, pese a que la edición se había agotado en una semana, cuatro años antes.

El doctor Benn no volvió a escribir sobre temas médicos, aunque ejerció su profesión toda su vida como especialista en venéreas y enfermedades de la piel. Como poeta, en los años siguientes fueron apareciendo contados textos suyos, de parecido tono, en revistas y en libritos como Hijos, un año después, o Carne, en 1917, que en 1922 acabarían integrando Los escritos reunidos, una recopilación que agrupa toda esta primera época, la más corrosiva y determinante de su obra. En 1927 aparecen sus Poesías reunidas, y algo más tarde, en 1936, sus Poesías escogidas. Luego, un largo paréntesis, roto en 1948 con la aparición en Zúrich de sus Poesías estáticas.

Los poemas traducidos y reunidos en este libro bajo el indeleble título de Morgue agrupan, junto a los que Benn tituló así, cuantos escribió y publicó en esa década inicial que va de 1912 a 1922 manteniendo el tono aparentemente frío, objetivo, descarnado, de los seis primeros. Buscando precedentes en la pintura, tal vez podríamos emparentarlos con el «Cristo muerto» de Grünewald o con las «Lecciones de anatomía» de Rembrandt, pero entre unos y otros ha ocurrido la nietzscheana «muerte de Dios», y la carne descuartizada de los difuntos y la dolorida de los aún vivos, son en estos versos las dos caras de una humanidad de la que ha desaparecido cualquier rastro de espíritu, de lo que se había venido denominando «alma». «Habláis de alma... ¿Qué es vuestra alma?» escribe Benn. El resultado es estremecedor. Y, pese a su violencia, nos incita a la piedad, a la compasión. Esa humanidad es la nuestra.

Las dos guerras mundiales que le tocó vivir a Benn, con sus innumerables crímenes y sevicias, no le inspiraron un solo texto comparable a los de Morgue. No los necesitaba. Ya había escrito anticipadamente, en estos poemas juveniles, cuanto pensaba de la humanidad.

http://www.zut-ediciones.com/libro/3/morgue

CINCO POEMAS DE JAVIER DÁVILA DURAND (Iquitos, 1935-2024)

EPÍSTOLA A JUAN OJEDA Te recuerdo una tarde de la patria mía. Volvías del Brasil desengañado. Acababas de quemar tus naves en el Puerto...