miércoles, 4 de marzo de 2009

Mito, cuerpo y modernidad en la poesía de José Watanabe

Camilo Fernández Cozman. Mito, cuerpo y modernidad en la poesía de José Watanabe (CME, 2008)

Hace cuatro años, el crítico y catedrático Camilo Fernández Cozman (Lima, 1965) obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Federico Villarreal (2005) con un libro que abordaba, desde diversas perspectivas, la poesía de José Watanabe (1946-2007). A pesar del interés de la obra analizada, y del prestigio creciente de Fernández (hace poco incorporado a la Academia Peruana de la Lengua), ese libro, Mito, cuerpo y modernidad en la poesía de José Watanabe, recién acaba de ser publicado, y no por la universidad patrocinadora sino por cuenta del autor.

Como en sus anteriores textos sobre reconocidos poetas peruanos (Westphalen, Eielson, Hinostroza) y extranjeros (Octavio Paz), Fernández interpreta los textos de Watanabe combinando el análisis temático y de los recursos retóricos con amplias miradas al contexto social y cultural. Para ello se apoya en una bibliografía vasta y actualizada que abarca desde la teoría literaria hasta la antropología y la filosofía. De los seis ensayos independientes aquí reunidos, la mitad sigue fielmente ese esquema: “El huso de la palabra y el abismo de la modernidad”, “Historia natural: El Bestiario”, y “José Watanabe y los años setenta”.

En otros ensayos, Fernández incorpora a su crítica un nuevo elemento: el testimonio personal. Para ello entrevista al poeta y a su hermana Dora. Además, viaja a Laredo (La Libertad), lugar en el que Watanabe pasó su infancia, a entrevistar a los parientes más cercanos. Los resultados se presentan principalmente en el ensayo “De cómo la poesía de Watanabe nació en Laredo”, en el que Fernández incluso se deja llevar por la emoción: “La entrada a Laredo es indescriptible...acaso se escuche el fantasma del río Moche entre los surcos que bañan el cuerpo de los cañaverales”. Aunque de las 20 entrevistas se citan en el texto apenas unas cuantas líneas.

Reconociendo la importancia de estos testimonios, Fernández nunca logra integrarlos a las interpretaciones o reflexiones críticas que realiza. A ello se suma un cierto exceso de digresiones y rodeos, y que varios de los ensayos parecen apuntar más a aspectos subalternos de los poemas (la crítica de la racionalidad instrumental, el diálogo intercultural, la estética de lo grotesco) que a sus temas y motivos principales. Sin dejar de ser un valioso aporte a la difusión y comprensión de la poesía de Watanabe, este libro tiene más interés por su búsqueda de nuevos ámbitos y estrategias para la crítica literaria que por sus análisis o explicaciones.

(Artículo publicado previamente en La República)
Fuente: Javier Ágreda

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