lunes, 29 de enero de 2018

CARTEL NUM. III (1922) POR ZSIGMOND REMENYIK

1

Ahora se levantaron las serpientes otra vez en mi cerebro, después que ya se alimentaron de mi corazón, para que salgan con mis gritos y voces extrañas a ocupar las selvas y campos vírgenes! Yo estoy muy seguro de los dolores que vendrán con la perdida de las palabras y gestos y con la salida de las serpientes que yo tenía en mi sangre, porque yo sé que con las palabras y gestos pronunciados perdemos poco a poco la fuerza para vivir, llegando siempre más cerca por el hecho y la palabra a lo que cumplir y pronunciar nacimos del plan de la materia, lo que como cumplimos y pronunciamos llegará la muerte «cruel»!

2

Pero yo sonrió no más, mis gritos levantan las polleras de las mujeres, como fueran las banderas de la vida! Oh arte, parece que fuera un jinete pálido y castrado al lado de la vida, que vivimos nosotros, con una sonrisa infeliz! Nosotros, que subimos por las cumbres, gritando la anarquía! sin ser fanáticos, porque despreciamos el fanatismo! Negamos la religión! porque no hemos visto al dios bueno, y sabemos que el dios nunca existió para la humanidad pobre e infeliz y cuando a veces se apareció nació de una cobardía desgraciada, lo que no conocemos nosotros, teniendo el valor! Tenemos un deber para con nosotros y para la humanidad: cambiar la vida, y purificarnos y purificarlos hasta que no reconozcamos la moral de la muerte, lo que puede levantarnos con un gesto feliz y dichoso hasta el suicidio!

3

Mis palabras primitivas en esta tierra donde no podía hablar yo bien, únicamente del amor y del dolor y de la miseria en que a veces me encontré, se pierden como me voy a perder una vez yo también! Porque tenía la naturaleza de los lobos, y la de los salvajes, gritando palabras, y levantando gestos, lo que no comprendió nadie! Llegué a saber sobre las colinas que toda lucha es inmoral lo que no es contra los animales y contra las gentes más primitivas, con las armas más sangrientas, en un tormento superior como lo hicieron las primeras criaturas humanas de esta tierra! En el principio era el hecho! y después nació la palabra para matarlo como un miserable, cobardemente!

4

Yo nací con tentaciones terribles y con algunos vicios de la vida, para vivir, sufrir y después perderme en ellos! Entiendo y comprendo todos los hechos de los revolucionarios criminales y amantes! Tengo dentro de mi la tristeza de los aventureros y la alegría de los inocentes! En esta tierra donde yo amé, y sufrí, se levantaron unas tentaciones en mi cerebro, y yo siento que tengo que cumplirlas! Para la vida tienen derecho únicamente los valientes, sean ellos los del crimen o los del amor! Las tierras que yo recorrí ya me saludan, y los puertos y metrópolis futuros me llaman con sus gritos desde la profundidad! El beso de mi madre me manda para que yo pueda subir por las torres de la humanidad, y el beso de mi última mujer me llama con una dulzura mentirosa para quedar en los fosos de su matriz! Yo contesto para el grito de los puertos y metrópolis futuros, y salgo hacia ellos con las antorchas sangrientas, donde tengo que cumplir mi tentación con que nací de la voluntad de la materia y de la fuerza en una noche!



                                                En: Jorge Schwartz, Las vanguardias latinoamericanas

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