NOTA SOBRE LA RECIENTE APARICIÓN DE LA TORTUGA ECUESTRE EN COSTA RICA
Ricardo Echávarri
César Moro, LA TORTUGA ECUESTRE, Prólogo de Omar Castillo, ilustración de Amirah Gazel y Alfonso Peña. Art Edition, San José Costa Rica, 2018.
Gracias al cuidado de Omar Castillo, Amirah Gazel y Alfonso Peña acaba de aparecer, bajo el sello de Art Edition, en San José, Costa Rica (2018), la última reedición de La Tortuga Ecuestre, del poeta peruano surrealista César Moro. Esta cuidada edición contiene dos notas distintivas: una introducción de Omar Castillo y los admirables “collages” de Amirah Gazel y Alfonso Peña.
Recién llegado a México, el poeta César Moro -el único latinoamericano que publicó en Le Surréalisme au service de la Révolution y fue partícipe activo del Círculo Surrealista de París-, quien escribía en francés, volvió a su lengua materna para escribir La Tortuga Ecuestre (1938-1939). Bajo el influjo de dos pasiones, el surrealismo, al cual “abrazó como si hubiera sido un predestinado” y su amor por Antonio Acosta, un joven cadete originario de San Luis Potosí, César Moro escribe este poemario donde se alían la libertad amorosa con la más plena libertad poética.
Inédito en vida del autor, se fue tejiendo una leyenda en torno a La Tortuga Ecuestre, de la cual se anunció en Letras de México, su aparición con un frontispicio de Manuel Álvarez Bravo, el célebre fotógrafo de rostros y paisajes aztecas. Como no se completó el escaso número de suscriptores, el libro anunciado jamás se publicó, ni se ha publicado, en México.
Hubo que esperar casi veinte años para leer los trece poemas de La Tortuga Ecueste, en una modesta edición, preparada en 1957 (como homenaje póstumo al poeta recién fallecido) por André Coyné, en Lima y bajo el sello de la Imprenta D. Miranda. Desde entonces, el libro de César Moro, escrito en el lenguaje desbordado e imposible de la escritura automática, ha fascinado a sus lectores.
La Tortuga Ecuestre fue un mentis rotundo a quienes pensaban que la escritura automática era algo propio del “genio de la lengua francesa”, pero prácticamente imposible trasladarla a la casi mística lengua española. La audacia del libro moreano lo lleva a tocar extremos del lenguaje, que sólo unos pocos poetas modernos han podido alcanzar. Quizás Lorca, en Poeta en Nueva York, Pablo Neruda en Tercera residencia en la tierra y César Vallejo en Trilce pueden parangonarse con La Tortuga Ecuestre en la audacia de llevar a los extremos el lenguaje poético en nuestro continente idiomático. Sólo que el libro de César Moro tiene la impronta de ser un surrealismo original y unir, en su imaginería, el simbolismo único de los sueños y la vida.
La edición costarricense de La Tortuga Ecuestre culmina un conjunto de hermosas ediciones del libro de César Moro en Hispanoamérica, Después de la edición “príncipe” de André Coyné, en Lima, Julio Ortega lo edita en Caracas en 1976; Ricardo Silva-Santiesteban, lo incluye en Obra Poética (Lima, 1980) y de nuevo en Prestigio de amor (Lima, 2003); Omar Castillo ya lo había publicado en Medellín, en 1989; a Américo Ferrari le debemos una edición en Madrid, en 2003. En 2017 vuelve a aparecer en la esperada edición crítica que Coyné tenía preparada desde 2005, pero que debido a avatares editoriales, apareció apenas el año pasado en Lima (N.e.: Revuelta editores/Sur librería anticuaria en 2012 publicaron La tortuga ecuestre y dos poemas anexos).
Los artistas Amirah Gazel y Alfonso Peña, encargados de ilustrar esta nueva edición de La Tortuga Ecuestre
No hay comentarios.:
Publicar un comentario